miércoles, 30 de marzo de 2011

Conferencia de Mons. Fellay sobre la situación actual de la Iglesia.



Jueves 31 de marzo a las 20:00hs:

Conferencia de Mons. Fellay, Superior General de la FSSPX,
sobre la situación actual de la Iglesia.

En la Capilla Nuestra Señora de Fátima.
Rodríguez Peña 125, Martínez.

lunes, 28 de marzo de 2011

Responsabilidad tremulante.

El Dilucio Universal, Miguel Ángel.

Muchas personas hoy en día tienen una idea tan sentimentalista de Dios, o una idea tan limitada de su poder, que es casi imposible para ellos imaginarlo castigando, aun menos utilizando el universo material o su clima para castigar. Sin embargo existe un fuerte argumento que indica que la misma inestabilidad de las placas tectónicas de la tierra, que ocasiona desastres semejantes a los que hemos visto recientemente en Japón, fue resultado y castigo por los pecados de los hombres. Aquí presento el argumento (del cual yo nunca aprendí nada en la escuela):

Antes de que Adán y Eva pecaran, la naturaleza humana era una creación gloriosa de Dios, fuerte y estable, pero no inquebrantable. La revuelta en contra de Dios podía quebrantarla. Así es que cuando Adán y Eva cometieron el pecado original, todos sus descendientes (excepto Nuestro Señor y Nuestra Señora) heredaron una naturaleza herida, así que todos nosotros podemos sufrir, tenemos que morir y únicamente con dificultad controlamos nuestra naturaleza caída. De manera similar sucede con la naturaleza física de nuestro planeta. Antes del Diluvio en el tiempo de Noé, era como un jardín del paraíso, una creación gloriosa de Dios, fuerte y estable, pero no inquebrantable. La corrupción universal del hombre (Gen. VI, 11, 12) podía e iba a quebrantarla.

Tal vez muchos geólogos hoy en día no tienen fe en el Diluvio como está descrito en la Biblia, pero si creen en una convulsión prehistórica muy poderosa de la superficie de la tierra como una manera de explicar, por ejemplo, la evidencia de los fósiles de animales marinos que se encuentran hoy en día en algunas de las cordilleras de la tierra, como las Rocosas en Norte América. Originalmente, según especulan, la circunferencia rocosa de la tierra se mantenía bastante más alejada del centro de la tierra por inmensas cámaras subterráneas de agua, sobre las cuales las rocas ejercían presión debido a la gravedad. Si entonces esa concha esférica de roca comenzó a fisurarse en algún  punto, el agua fluiría hacia la superficie, inundando la superficie abierta que se encontraba arriba, y la roca se colapsaría hacia abajo para tomar su lugar. Las inmensas tensiones involucradas podrían dispersar la inundación y el colapso alrededor de todo el mundo. (Note que de las Escrituras parece claro que las aguas que ocasionaron la Inundación no solamente cayeron del cielo sino que también surgieron de la tierra: Génesis VII, 11; VIII, 2.).
Pero es obvio que si en toda la tierra, la circunferencia de roca se colapsó hacia adentro para formar una circunferencia más pequeña, habría demasiada roca para un menor espacio, así es que no solamente se fisuraría, para formar las placas tectónicas colisionantes, sino que también se desmoronaría para formar, en adición a otras características visibles de la geología de nuestro planeta hoy en día, las inmensas cordilleras, levantando a los animales marítimos mucho más por encima del nivel del mar. El Monte Everest sigue elevándose unos pocos centímetros cada año, porque la placa de India se está empujando por debajo de la placa Euroasiática de China y el Tíbet.
Entonces así como el pecado original generó desde entonces tensiones punitivas dentro de la naturaleza humana, así la corrupción prehistórica de la humanidad generó tensiones dentro de la corteza de la tierra en donde yacen los terremotos y maremotos históricos como el que acabamos de presenciar en Japón. “La Naturaleza”, dijo Nuestra Señora en La Salette en 1846, “está clamando venganza por causa del hombre, y tiembla con pavor de lo que debe de suceder a la tierra manchada de crimen. Tiembla, tierra, y ustedes que se proclaman servidores de Jesucristo y quien, en el interior, solo se adoran a sí mismos, tiemblen, porque Dios los entregará a su enemigo, porque los lugares santos están en estado de corrupción”. 

Temblemos. ¡Oremos!

Kyrie eleison.

Mons. Richard Williamson, “Comentarios Eleison”, Nº 193, 26 de marzo del 2011.

viernes, 25 de marzo de 2011

25 de marzo: Anunciación de la Santísima Virgen.


Festejamos hoy a aquélla en quien encarnó el Verbo; a aquella quien el Hijo de Dios se unió para siempre a nuestra humanidad para hacernos partícipes de su divinidad. El misterio de la Encarnación mereció a María el título más hermoso: el de madre de Dios. Por él quedó también constituida madre de los cristianos, porque somos de Cristo y vivimos de su vida. Veneremos a la Virgen María e invoquémosla como madre de Dios y madre nuestra.
La fiesta de la Anunciación es muy antigua. En Oriente la encontramos ya en el siglo V, como fiesta de la concepción de Jesús, y en Occidente, en el siglo VII. Fijada en el 25 de marzo, nueve meses antes de la Navidad, forma parte del misterio de la Encarnación y va unida a las fiestas del nacimiento del Señor.
El tema central de la misa y del oficio lo constituye el admirable relato de san Lucas, en el Evangelio. Nunca se cansarán los cristianos de oír cantar y meditar ese diálogo lleno de la manifestación de los designios divinos, en el que tan extraordinaria parte tiene la Santísima Virgen y en el que tan humilde y tan grande se nos ofrece al mismo tiempo.

Dom Gaspar Lefebvre O.S.B. y los monjes benedictinos de San Andrés, Tomado del “Misal diario”, traducción castellana P. Germán Prado y los monjes de la abadía de Silos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Castellani y el terremoto de Japón.


Una imaginaria entrevista al padre Leonardo Castellani sobre lo ocurrido en Japón. Con su visión profética de los acontecimientos,  nos respondió desde el pasado y sus luminosos escritos.

Castellani y el terremoto de Japón.


Jack Tollers entrevistó al P. Castellani con preguntas acerca de del terremoto y tsunami japonés:

¿Qué le parece lo que está pasando en Japón― y en el mundo?

Ante los desastres y las amenazas de esta época castastrófica, es natural que todos queramos saber lo porvenir. El que no sabe adónde se dirige, no puede dar un paso. ¿Adónde va el mundo?, claman todos. A esta hambre actual de profecía se le propinan profecías falsas. Es menester dar la buena profecía, que para eso la tenemos. (Cristo ¿vuelve o no vuelve?, Bs. As., 1976, Dictio, p. 20).

Nosotros hemos sido criados en una cultura que celebra el progreso, sobre todo el progreso tecnológico, pero ahora… bueno, ahora estamos bastante asustados…

[No es todo más que consecuencia de...] la idolatría del Hombre: poco me importa que se concrete en la idolatría del Estado o Estatolatría, la idolatría de la Ciencia, o la idolatría del Progreso, o del Arte, o de la Belleza, o de la Fuerza, o de la Técnica. “Yo soy el Dios único. No adorarás la obra de tus manos” dice el segundo mandamiento. No crean es cosa nueva, pero ella cunde enormemente en el mundo actual, aquí también, en todas partes: ella es como el fondo común de todas las herejías. (6 Conferencias sobre la exégesis bíblica, Bs. As., 1963; Tercera Conferencia: La exégesis actual, inédito, pero se hallará en http://www.cuadernas.com.ar/miscelanea.php/castellani-6-charlas-sobre-la-exegesis).

Pero, no entiendo… ¿qué tiene que ver la idolatría con, digamos, la explosión de un reactor nuclear?

La destrucción material de árboles y yerbas, así como las siguientes destrucciones, son simples consecuencias y figuras de las destrucciones espirituales históricas que han acabado por traerlas; vistas como en transparencia. (El Apokalypsis, México, 1967, Jus, p. 350).

Eso sugiere que el demonio quiere destruir todo lo material… valiéndose de fuerzas ocultas en la materia…

[Si fuera eso nomás.] El poder del demonio será tremendo y se desatará en todas direcciones: en operaciones ocultas y nefandas de magia y espiritismo, en el poder mortífero e idolátrico de la “ciencia moderna”, que ya ahora puede arrojar fuego del cielo con la bomba atómica y hacer hablar a una imagen con la televisión combinada con la radio; en la tiranía implacable de la maquinaria política, en la crueldad de los hombres anarquizados y vueltos “fieras de la tierra”, en la seducción sutil de los falsos doctores, que usarán el mismo cristianismo contra la cruz de Cristo, una parte del cristianismo contra otra y a Jesús contra su Iglesia [...] y, en fin, terribles tormentos interiores, que, sobre los exteriores, sufrirán las almas fieles: sometidas a noches oscuras interminables que no se resolverán en esta vida, a conflictos de conciencia desgarradores. Porque la mística católica quedará reducida a su parte pasiva, habrá como una supresión provisoria de los favores divinos a las almas, mientras Satán suscitará falsas místicas y éxtasis nefandos. Habrá almas que lucharán sangrientamente toda la vida sin resultado aparente contra sus defectos o contra tentaciones supremas, sufriendo el bofetón de Satanás sin la gracia sensible; porque “el sol se oscurecerá, la luna se volverá sangre, y caerán las estrellas del cielo…”. (Los Papeles de Benjamín Benavídes, Bs. As., 1978, Dictio, p. 269-270).

Ud. no se anda con chiquitas, y da la impresión de que induce a una cierta desesperación…

Las palabras de Cristo ―más duras aun en su limpidez de acero que las del discípulo― inducirían a pánico y desesperación, si no estuviesen equilibradas por las promesas más dulces. Así como la mayor tribulación en su brevedad encierra un terror desmesurado, así la condiciones si fuera posible encierra una promesa amorosísima. “Caerían, si fuera posible, los mismos escogidos”, dice Cristo. No es posible, pues, que caigan los escogidos. Un ángel les marca la frente y los cuenta. Dios ordena suspender las grandes plagas hasta que estén todos señalados. Dios abrevia la persecución por amor de ellos. El Anticristo reinará solamente media semana de años (42 meses, 1260 días). Todos los mártires serán vengados. Los impíos serán flagelados de innúmeras plagas. Dos grandes santos defenderán a Cristo y tendrán en sus manos poderes prodigiosos. Y cuando caigan, Cristo los llamará y revivirán. Después, nosotros, los que vivimos, seremos llamados y arrebatados con Cristo en el aire. (Cristo ¿vuelve o no vuelve?, Bs. As., 1976, Dictio, p. 26).

Sí, bueno, puede que tenga razón, lo cual no quita que esté bastante asustao…

Yo no he venido para predicar la proximidad del fin del mundo como hizo San Vicente Ferrer en el s. XIV y se equivocó. Vengo solamente a traer a los males actuales la consolación del Hno. Bartfield, el cual en “El Salvador” pidió permiso para ir a la enfermería a visitar a un enfermo y le dijeron, “Sí, pero no lo aflija más, dígale palabras de consuelo”. “Osté deja eso por cuenta mía” dijo el alemán. Y en efecto, al llegar al moribundo le dijo: “No hay que desafligirse ni tomar poca pena porque todo lo que está pasando no pasará y cosas peores vendrán” (Risas). (Las profecías y el fin de los tiempos, 6 conferencias en la Parroquia del Socorro de Buenos Aires dictadas en 1969, que se hallarán en http://www.cuadernas.com.ar/miscelanea.php/las-profecias-y-el-fin-de-los-tiempos).

Visto en The Wanderer.

martes, 22 de marzo de 2011

Leopoldo Lugones y la soberanía popular.


Decía Chesterton que “el mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas”. La soberanía popular, es uno de esos “dogmas” sostenido con tanta firmeza y vehemencia por los modernos que bien podría tenérselos por “fundamentalistas”. El bombardeo mediático  al cual estamos acostumbrados, sostiene a la democracia como dogma insustituible y al que debemos rendirle culto, al menos, una vez cada dos o cuatro años.
Veamos lo que dice al respecto Leopoldo Lugones, autor nacional, y su claro sentido común para ver lo ridículo de este dogma moderno.


Leopoldo Lugones y la soberanía popular.

“¡La política! He aquí el azote nacional. Todo lo que en el país representa atraso, miseria, iniquidad, proviene de ella o ella lo explota, salvando su responsabilidad con la falacia del sufragio. La situación del gaucho ante esa libertad de pura forma cuyo fruto es la opresión legalizada del que la ejerce, Martín Fierro va a formularla:

Él nada gana en la paz,
Y es el primero en la guerra,
No le perdonan si yerra,
Que no saben perdonar,
Porque el gaucho en esta tierra
Sólo sirve pa’ votar.

En esta y en todas las tierras del mundo, para eso sirve el pueblo engañado por la política. Pobre siervo, a quien como al dormido despierto de las Mil y Una Noches, le dan por algunas horas la ilusión de la soberanía: ésta no le representa en el mejor caso, sino la libertad de forjar sus cadenas; y una vez encadenado, ya se encargan los amos de probarle lo que vale ante ellos.”

Leopoldo Lugones, “El Payador”, Ediciones Centurión, Bs. As., 1961, pág. 270.

“Nadie se alarme por esto ni vaya a creer que, de cerca o de lejos, tenga yo intención política. El pueblo, como entidad electoral, no me interesa lo más mínimo. Nunca le he pedido nada, nunca se lo he de pedir, y soy yo un incrédulo de la soberanía mayoritaria, demasiado conocido para que pueda despertar sospecha alguna. Tanto como me siento apegado al pueblo argentino del cual todos formamos parte, en la noble igualdad del canto glorioso, me causa repulsivo frío la clientela de la urna y del comité. Basta y sobre, me parece, para mi auto sepelio de posible candidato…”

Leopoldo Lugones, “Acción” (Las cuatro conferencias del Coliseo) 1° (6-VII-1923): “Ante la doble amenaza”. Círculo Tradición Argentino, Bs. As., 1923.

“Así el hombre actual vive yéndose con la máxima rapidez o sea huyendo instintivamente de sí mismo en el horror al hueco sobre la nada, que ha hecho de su alma el racionalismo agnóstico, la libertad incondicional, la moral sin dogmas...
La tiranía (le) resulta abominable si la constituye el dominio de un individuo superior, pero apetecible si es de patán colectivo, llámese sufragio universal o dictadura del proletariado.”

Leopoldo Lugones,La Nación”, 11/4/37, “El escritor ante el deber”.

Fuente de las citas: Almena Blog.

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Por qué sufrimiento?



El reciente movimiento de las placas tectónicas en la costa este de Japón, el cual causó en tierra el más grande terremoto que Japón ha vivido en años y a lo largo de su costa este un maremoto completamente devastador, debe estar planteando en muchas mentes la clásica pregunta: si Dios existe, si es todopoderoso y bondadoso, ¿cómo puede permitir tanto sufrimiento humano? La respuesta clásica no es muy difícil en teoría, ¡por lo menos cuando uno no lo está sufriendo en carne propia!
Primeramente, el sufrimiento es en general un castigo por el pecado. Dios si existe, el pecado si lo ofende. El pecado lleva a las almas al Infierno mientras Dios las creó para el Cielo. Si el sufrimiento en la tierra pone freno al pecado y ayuda a las almas a escoger el Cielo, entonces Dios, que ciertamente tiene control sobre las placas tectónicas puede, no gustosamente, utilizarlas para castigar el pecado. Entonces ¿era la gente de Japón especialmente pecadora? Nuestro Señor nos dice que no debemos hacer esa pregunta, sino pensar en nuestros propios pecados y hacer penitencia, de otra manera “todos pereceréis igualmente” (Lucas XIII, 4). Muy probablemente hay japoneses que hoy en día se preguntan si el materialismo y el confort al estilo Occidental son realmente de lo que se trata la vida.
En segundo lugar, el sufrimiento humano puede bien ser una advertencia para alejar a los hombres del mal y preservarlos del orgullo. En este momento todo el impío Oeste debería estar cuestionando su propio materialismo y bienestar. Por el cada día creciente porcentaje de terremotos y otros desastres naturales en todo el mundo durante los últimos años, el Señor Dios ciertamente está intentando atraer nuestra atención, tal vez en la esperanza de que no tenga que infligir sobre nosotros la “lluvia de fuego” mundial de la que fuimos prevenidos por su Madre en Akita (Japón) en 1973. Pero en estos momentos, ¿acaso no es muy probable que debido al sufrimiento por el que están pasando, los japoneses se estén beneficiando más a partir de este desastre que el lejano Oeste? De hecho los países pueden considerarse suertudos que pasan hoy en día por una muestra del Castigo que amenaza con venir.
En tercer lugar, Dios puede utilizar el sufrimiento humano para resaltar la virtud de sus siervos. Ese fue el caso con Job y con los mártires Cristianos de todos los tiempos. Puede ser que pocas personas japonesas tienen hoy en día fe sobrenatural, pero si ellos se humillan ahora debajo de lo que pueden reconocer como la mano todopoderosa de Dios, ganarán méritos naturales y por lo menos en el plano natural le darán gloria. ¿Acaso no están edificando al mundo entero?
Finalmente, tenemos la respuesta que Dios da a Job, quien hasta el capítulo 36 de su libro aún no está satisfecho con ninguna explicación que él ni cualquier miembro de su familia o amigos han podido dar acerca de su sufrimiento. Parafraseo: “¿En dónde estabas, Job, cuando establecí las bases de la tierra? ¿Acaso diseñaste tú las placas tectónicas? ¿Quién crees que mantiene al océano normalmente dentro de sus límites y lo previene de inundar la tierra firme? ¿Realmente piensas que no tenía yo buenas razones para permitirle ahora inundar la costa noreste de Japón?” Ver el Libro de Job, capítulos 38 y 39. Y Job por fin se rinde. El se encuentra satisfecho con la respuesta y confiesa que estaba equivocado al dudar de la sabiduría y bondad de Dios (Job 42, 1-7).
Hagamos nosotros mismos penitencia, estemos prevenidos por el desastre de Japón, y esperemos dar gloria a Dios en las pruebas por venir, reconociendo ante todo que ¡Dios solo es Dios!  

Kyrie eleison.

Mons. Richard Williamson, “Comentarios Eleison”, N° 192, 19 de marzo de 2011.

Apariciones de la Santísima Virgen en Akita. (Aprobadas oficialmente por la Iglesia).


La Santísima Virgen dio en 1973 tres mensajes (para la humanidad), a la hermana Agnes (Inés) Katsuko Sasagawa, religiosa de las Siervas de la Eucaristía, en Akita, Japón, por medio de una imagen de Nuestra Nuestra Señora de Todos los Pueblos.
Envuelta en una luz brillante, la imagen se volvió viva y le habló con una voz de una belleza indescriptible. La Hermana Agnes nació en 1931, había estado paralítica desde los 19 años y se curó con el agua de Lourdes. Se convirtió al Catolicismo a los veinticinco años.
Los hechos extraordinarios de Akita comenzaron en 1969. Mientras rezaba el Rosario, un ángel apareció ante la hermana Inés Sasagawa y le dijo que al final de cada misterio rezara: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados; líbranos del fuego del infierno; lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia”. Ella desconocía esta oración, que es la que la Santísima Virgen enseñó a los pastorcitos de Fátima en 1917. Los mensajes de Akita tienen relación con lo profetizado en Fátima.

Las Apariciones de la Santísima Virgen María en Akita han sido aprobadas por la Iglesia.

El 22 de Abril de 1984, Monseñor John Shojiro Ito, Obispo de Niigata, declaró que las Apariciones de Akita, son de origen sobrenatural, y autorizó en toda la Diócesis la veneración de la Santa Madre de Akita. En Junio de 1988, el Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dió un juicio definitivo a favor de la aparición y los mensajes de Akita, considerándolos auténticos y dignos de ser creidos. También dijo: “El mensaje de Akita es el mensaje de Fátima”.
Un sacerdote alemán regaló en los años sesenta una estampa con la imagen y la oración de Nuestra Señora de Todos los Pueblos, traducida al japonés, al pequeño convento de las Siervas de la Eucaristía, en Akita, en el norte del Japón. Después de la milagrosa sanación de una novicia atribuida a esta devoción, la superiora del claustro quiso expresar su gratitud y encargó a un escultor tallar en madera una réplica de la imagen de Nuestra Nuestra Señora de Todos los Pueblos, de casi un metro de alto.
La imagen representa a María, con rasgos faciales orientales, de pie, sobre el globo terráqueo. La imagen lloró un centenar de veces en un periodo de varios años. Una herida en forma de cruz de la mano derecha sangró, y también sudó abundantemente, emanando un dulce perfume. Cientos de personas presenciaron estos sucesos. Un análisis de la sangre y las lágrimas de la imagen realizado por el profesor Sagisaka de la facultad de Medicina Legal de la Universidad de Akita, confirmó que el sudor, la sangre y las lágrimas eran humanas.
Una mujer Coreana con cáncer terminal en el cerebro sanó repentinamente cuando rezaba ante la imagen, en 1981. El milagro fue confirmado por el Dr. Tong-Woo-Kim del Hospital de San Seoul, y por el Padre Theisen, presidente del Tribunal Eclesiástico de la Archidiócesis de Seoul. El segundo milagro fué la completa curación de una sordera total que sufría la Hermana Agnes.
El día 12, 13 y 14 de Junio de 1973, sor Agnes vió unos rayos luminosos que salían del sagrario de la capilla. El 24 de Junio, domingo, la luminosidad era aún más brillante. El 28 de junio, una herida en forma de Cruz se formó en la palma de la mano izquierda de sor Agnes Sasagawa. Le causaba un dolor muy fuerte. El 5 de Julio, los dolores de la herida en la palma de sor Inés recrudecieron y sus compañeras le aconsejaron descansar un poco, sin embargo siguió trabajando y ocupándose de la sacristía de la capilla.
El 6 de Julio de 1973, primer viernes de mes, a las tres de la mañana, su ángel de la guarda se le aparece y le dice:

“No temas. Soy el que está a tu lado y te guarda. Ven y sígueme. No reces únicamente por tus pecados, sino en reparación por los pecados de la humanidad. El mundo actual hiere al Sacratísimo Corazón de Jesús con sus ingratitudes y sus ultrajes. La herida de la mano de la Santísima virgen María es mucho más profunda que la tuya. Ahora vamos hacia la capilla”.

Al llegar a la capilla el ángel desaparece. Sor Inés se arrodilla delante del altar, frente al sagrario, en adoración profunda. Luego se acerca a la estatua de la Virgen María para mirar la herida que la imagen presenta en la mano. Apenas lo hace, escucha una voz dulce proveniente de la estatua. Sor Inés era sorda, pero de una manera milagrosa recibe un primer mensaje de la Virgen:

“Hija mía, mi novicia, tú me has obedecido bien abandonándolo todo para seguirme. ¿Es penosa la enfermedad de tus oídos? Puedes estar segura que curarán. Ten paciencia. Es la última prueba. ¿Te duele la herida de la mano? Reza en reparación de los pecados de la humanidad. Cada persona en esta comunidad es mi hija. ¿Rezas bien la oración de las siervas de la Eucaristía? Entonces recémosla juntas:
“Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la Sagrada Eucaristía, Yo consagro mi cuerpo y mi alma para que sea enteramente uno con tu corazón que esta siendo sacrificado en todos los altares del mundo y dando alabanza al Padre, rogando por la venida de su Reino. Recibe este humilde ofrecimiento de mi ser. Haz de mí como Tú quieras para la Gloria del Padre y la salvación de las almas. Santísima Madre de Dios, nunca dejes que me separe de tu Divino Hijo. Defiéndeme y protégeme como hija tuya. Amen”.

“Reza mucho por el Papa, los Obispos y los Sacerdotes”.

Ese mismo día, 6 de Julio, la herida en forma de cruz que apareció en la mano derecha de la estatua de la Virgen, comienza a sangrar. El 25 de Julio, Monseñor Ito se dirige al convento para verificar el sangramiento en la mano de la estatua. Al día siguiente, la mano de la imagen sangra de nuevo. Esta vez la sangre es más abundante y oscura. Ese día sor Inés sintió un dolor violento en la herida de la palma de su mano. Al día siguiente, el viernes 27 de Julio, el ángel le dijo:


“Tus dolores terminarán hoy. Guarda con mucho celo el recuerdo de la sangre de María y grábalo en tu corazón. La herida de María tiene un significado muy importante: Ha sido hecha para obtener vuestra conversión, para implorar la paz, para reparar las ingratitudes, ofensas, ultrajes e injurias que Dios recibe. Tengan en gran estima la devoción a la preciosísima sangre de Cristo”.

Santuario de Nuestra Se;ora de Akita. 

3 de Agosto de 1973 (primer viernes), el segundo Mensaje.

“Hija mía, mi novicia, ¿amas al Señor? Si tú amas al Señor escucha lo que voy a decirte. Es muy importante.
“Lo comunicarás a tu Superior:
“Muchos hombres en el mundo afligen al Señor. Deseo almas para consolarle, para suavizar la cólera del Padre Celestial. Deseo, con mi Hijo, almas que reparen con sus sufrimientos y su pobreza, por los pecadores y los ingratos. Para que el mundo se de cuenta de su ira, el Padre Celestial se dispone a mandar un gran castigo a toda la humanidad.
“Muchas veces he intervenido con mi Hijo para apaciguar la Ira del Padre. He impedido que vinieran calamidades, ofreciéndole los sufrimientos del Hijo en la Cruz, su preciosa Sangre, las almas predilectas que le consuelan y constituyen la cohorte de las almas víctimas. Oración, Penitencia y Sacrificios animosos pueden suavizar la Ira del Padre.
“Lo deseo también de tu comunidad, que amen la pobreza, que se santifiquen y recen en reparación de la ingratitud y los ultrajes de tantos hombres. Rezad la oración de las Siervas de la Eucaristía meditando su significado, ponedla en practica. Ofrecedla en reparación de los pecados. Que cada una se esfuerce de según su capacidad y oficio, ofreciéndose enteramente al Señor”. (...)

Después de un silencio le dijo:

“¿Es verdad lo que piensas en tu corazón? ¿Estás verdaderamente decidida a convertirte en piedra rechazada? Mi novicia, ¿deseas pertenecer sin reservas al Señor, ser la Esposa digna del Esposo, hacer tus votos sabiendo que debes ser adherida a la Cruz con tres clavos? Estos clavos son: pobreza, castidad y obediencia. De los tres, la obediencia es el fundamento. En total abandono, déjate guiar por tu superior. El sabrá como entenderte y dirigirte”.

El 29 de Septiembre de 1973, sábado, fiesta de san Miguel Arcángel, Patrón del Japón, los milagros se multiplicaron. Mientras sor Inés rezaba el rosario con otra hermana, la estatua resplandecía con rayos luminosos, envuelta en una luz toda blanca. Al terminar notó que la herida de la mano de la estatua había desaparecido completamente. Y un líquido espeso, como sudor, salía de la estatua. Lo secaron con gasas y algodones. Una vez seca la estatua, los algodones exhalaron un perfume inefable que olía a rosas, a lirios, o violetas... Toda la capilla se llenó de este suave olor. Este perfume duró hasta el 16 de octubre, fecha en que el ángel le había anunciado que cesaría.

13 de Octubre de 1973, el tercer mensaje.

“Mi querida hija, escucha bien lo que voy a decirte, informarás de ello a tu superior.
“Si los hombres no se arrepienten y no se mejoran, el Padre mandará un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo más grave que el diluvio, como jamás ha habido otro. Caerá fuego del cielo y aniquilará una gran parte de la humanidad, tanto malos como buenos, no perdonando a fieles ni a sacerdotes.
“Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que nos quedarán entonces serán el Rosario y el Signo dejado por mi hijo. (...) Con el rosario rogad por el Papa, los Obispos y los sacerdotes.
“La acción del diablo se infiltrará hasta la Iglesia, de tal forma que se verán cardenales oponiéndose a otros cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneren serán despreciados y combatidos por otros sacerdotes. Las iglesias y los altares serán saqueados. La Iglesia se llenará de quienes aceptan componendas, y el demonio empujará a muchos sacerdotes y almas consagradas, a abandonar el servicio del Señor.
“El demonio atacará encarnizadamente sobre todo a las almas consagradas a Dios. El pensamiento de la perdida de tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en número y en gravedad, ya no habrá perdón para ellos. Recen mucho las oraciones del Rosario. (...) Aquéllos que ponen su confianza en mi serán salvados”.

El 13 de Octubre de 1974, mientras oraba ante el Santísimo, la Hermana Agnes se curó instantáneamente de su sordera. Ella misma telefoneó a Monseñor Ito y le habló como si nunca hubiera estado sorda. El día siguiente, el médico diagnosticó: “Facultad de oír normal”. La curación duró seis meses, luego volvió a estar sorda. Dios le pidió que hiciera el ofrecimiento de ese sacrificio. El día de Pentecostés, último domingo de Mayo de 1982, sanaría definitivamente durante la bendición con el Santísimo Sacramento.
A partir del 4 de enero de 1975 comienza la lacrimación de la estatua, hasta el 15 de septiembre de 1981. (101 veces.) Monseñor Ito fue testigo ocular de las lágrimas derramadas. El día que comenzó la lacrimación, el ángel se apareció a sor Inés y le dijo:

“No te sorprendas de ver a la Santísima Virgen María llorar. Una sola alma que se convierta es preciosa a su Corazón. Ella manifiesta su dolor para avivar vuestra fe, siempre tan inclinada a debilitarse. Ahora que habéis visto sus preciosas lágrimas, y para consolarla, habla con valor, extiende esta devoción para su gloria y la de su Hijo”.

La Santísima Virgen pide almas reparadoras, almas orantes. Lágrimas y sangre derrama su imagen. Ella reveló a Ida Peerdeman, en Amsterdam, bajo la advocación de Nuestra Nuestra Señora de Todos los Pueblos, que un 31 de Mayo la Iglesia proclamaría el último dogma mariano: María Corredentora, Medianera y Abogada. Su Corazón Inmaculado es fiel reflejo del de su Divino Hijo.

sábado, 19 de marzo de 2011

El genio es una larga paciencia.


Cuando Leonardo pintaba “La Última Cena” pasaba horas enteras sentado sin hacer nada. “¡Pinte!” -le decía el prior. “No veo la cabeza de Cristo”, decía el de Vinci. ¿Creéis que estaba ocioso en esas horas? Nones. Estaba trabajando en “no ver”, en hacer en sí mismo la oscuridad creadora, en rechazar docenas de cabezas insatisfactorias que su portentosa imaginación le sugería. El genio es una larga paciencia. Hay que esperar para escribir que se forme sola en la punta de la pluma la destilada gota transparente.

Leonardo Castellani, Diario, 28-II-48.

Explicación a la devoción de treinta días a San José.

Una de las devociones más expresivas de la veneración y confianza del pueblo cristiano en el poder y bondad de San José, es la llamada de los Treinta Días en reverencia de los treinta años que vivió en la tierra en compañía de Jesús y la Virgen María. Tuvo su origen en los Estados Unidos de Norte América, donde ella ha alcanzado la más ferviente y universal popu­laridad; y de allí ha ido introduciéndose en las naciones de Europa.
Basta la lectura de la Oración para tenerla como muy cristiana y teológica, y como muy recomendable y eficaz para conmover ese poder y bondad del Santo Patriarca, y para alcanzar por su medio las gracias espirituales o temporales, las más difíciles y extraordinarias.

Las razones de esta afirmación son las si­guientes:

a. La materia doctrinal de esa Oración es la más teológica y completa.

b. El fin general de ella, el más devoto y grato al Santo: honrar la memoria de los treinta años que vivió con Jesús y María en la tierra.

c. Los títulos que se invocan, poderosísi­mos para mover el corazón del Santo.

d. La forma ferviente en que está escrita, de fe vivísima, de ternura sensible y de urgente e irresistible instancia...; es el alma toda la que en todas sus frases pide y suplica, gime y llora, conmueve y triunfa de las resistencias del mis­mo Dios.

e. Y si a todo esto se añade la insistencia y perseverancia durante treinta días en tan larga y vehemente súplica del alma, no será temerario afirmar según el dogma católico que es una ora­ción teológica y cristiana, eficaz e irresistible.

f. No hay en ella nada de superstición o revelación o infalibilidad o algo imposible o im­propio. Por lo contrario, lo que se pide y se confía conseguir es sencillamente algo muy conveniente y necesario, aunque difícil y extra­ordinario; pero nada de milagros infalibles, y a plazos fijos y por modos y prácticas supersti­ciosas. Todo está fundado en el dogma católi­co de la oración e intercesión de los Santos, y en la creencia y confianza del cristiano en el poder y bondad del Santo Patriarca. Es una No­vena, pero de treinta días, muy a propósito para promover la devoción al Santo y la confianza en El.

La práctica de esta devoción ha de ser muy sencilla. Récese la oración treinta días consecu­tivos; y será más eficaz rezarla ante la imagen o altar del Santo; pero cuando esto no sea posible, puede rezarse en la casa particular. Se reco­mienda mucho la comunión, al menos los miércoles de esos treinta días. Finalmente se ruega la comunicación de las gracias obtenidas para su publicación en la Revista “San José”.
Se edita esta Hoja de Acción de Gracias por una gracias extraordinaria pedida urgentemente al Santo Patriarca durante los Treinta Días, y recibida con singulares señales de manifiesta providencia el mismo día de la última fiesta de su Patrocinio; y por eso mismo con el fin de invitar a todas las personas necesitadas espiri­tual o temporalmente (¿Quién no lo está alguna vez en la vida?) a impetrar del Santo alguna gra­cia extraordinaria por medio de esa práctica piadosa de los treinta días. Quién duda de ello, pruébelo por sí mismo, diremos con Santa Teresa: y será un propagador de esta devoción.

Devoción de los treinta días a San José.


¡Oh amabilísimo Patriarca San José! Desde el abismo de mi pequeñez y miseria os contemplo con emoción y alegría de mi alma en vuestro trono del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, auxiliador de los Ángeles y Santos ante el trono de Dios, de vuestro Jesús y de vuestra santa Esposa.
Por eso yo pobre, desvalido, triste y necesitado, a Vos dirijo hoy y siempre mis lágrimas y penas, mis ruegos y clamores del alma, mis arrepentimientos y mis esperanzas; y hoy especialmente os traigo ante vuestro altar y vuestra imagen una pena que consoléis, un mal que remediéis, una desgracia que impidáis, una necesidad que socorráis, una gracia que obtengáis para mí y para mis seres queridos. Y, para conmoveros y obligaros a oírme y conseguírmelo, os lo pediré y demandaré durante treinta días continuos, en reverencia a los treinta años, que vivisteis en la tierra con Jesús y María: y os lo pediré, urgente, y confiadamente, Invocando todos los títulos que tenéis para compadeceros de mí, y todos los motivos que tengo para esperar que no dilataréis el oír mi petición, y remediar mi necesidad; siendo tan cierta mi fe en vuestra bondad y poder, que al sentirla os sentiréis también obligado a obtener y darme más aún de lo que os pido y deseo.

1) Os lo pido por la bondad divina que obligó al Verbo Eterno a encarnarse y nacer en la pobre naturaleza humana, como Hijo de Dios, Dios Hombre y Dios del hombre.

2) Os lo suplico por vuestra ansiedad inmensa al sentiros obligado a abandonar a vuestra santa Esposa.

3) Os lo ruego por vuestra resignación dolorosísima para buscar un establo y un pesebre para palacio y cuna de Dios nacido entre los hombres.

4) Os imploro por la dolorosa y humillante Circuncisión de vuestro Jesús, y por el santo, glorioso y dulcísimo nombre que le impusisteis por orden del Eterno.

5) Os lo demando por vuestro sobresalto al oír del Ángel la muerte decretada contra vuestro Hijo Dios, por vuestra obedientísima huida a Egipto, por las penalidades y peligros del camino, por la pobreza extrema del destierro y por vuestras ansiedades al volver de Egipto a Nazaret.

6) Os lo pido por vuestra aflicción dolorosísima de tres días, al perder a Vuestro Hijo, y por vuestra consolación suavísima al encontrarle en el templo, y por vuestra felicidad inefable de los treinta años que tuvisteis en Nazaret con Jesús y María sujetos a vuestra autoridad y providencia.

7) Os lo ruego y espero por el heroico sacrificio, con que ofrecisteis la víctima de vuestro Jesús al Dios Eterno para la cruz y para la muerte por nuestros pecados y nuestra redención.

8) Os lo demando por la dolorosa previsión que os hacía todos los días contemplar aquellas manos infantiles, taladradas después en la cruz por agudos clavos; aquélla cabeza que se reclinaba dulcísimamente sobre vuestro pecho, coronada de espinas; aquel cuerpo divino que estrechabais contra vuestro corazón, desnudo, ensangrentado y extendido sobre los brazos de la Cruz, aquel último momento en que le veíais expirar y morir.

9) Os lo pido por vuestro dulcísimo tránsito de esta vida en los brazos de Jesús y María y vuestra entrada en el Limbo de los Justos y al fin en el cielo.

10) Os lo suplico por vuestro gozo y vuestra gloria, cuando contemplasteis la Resurrección de vuestro Jesús, su subida y entrada en los cielos y su trono de Rey inmortal de los Siglos.

11) Os lo demando por vuestra dicha inefable cuando visteis salir del sepulcro a vuestra santísima esposa resucitada, y ser subida a los cielos por los Ángeles y coronada por el Eterno, y entronizada en un solio junto al vuestro.

12) Os lo pido y ruego y espero confiadamente por vuestros trabajos, penalidades y sacrificios en la tierra, y por vuestros triunfos y glorias y feliz bienaventuranza en el cielo con vuestro Hijo Jesús y vuestra esposa Santa María.

¡Oh mi buen Patriarca San José! Yo, inspirado en las enseñanzas de la Iglesia Santa y de sus Doctores y Teólogos, y en el sentido universal del pueblo cristiano, siento en mí una fuerza misteriosa, que me alienta y obliga a pediros y suplicaros y esperar me obtengáis de Dios la grande y extraordinaria gracia que voy a poner ante vuestra imagen y ante vuestro trono de bondad y poder en el cielo:

Aquí, levantando el corazón a lo alto, se le pedirá al Santo,
con amorosa instancia la gracia que se desea

Obtenedme también para los míos y los que me han pedido ruegue por ellos, todo cuanto desean y les es conveniente. San José rogad por nosotros; Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración: Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos qué, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como intercesor en los cielos. Oh Dios, que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén

A Vos  recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado San José, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro Patrocinio. Por el afecto que os unió la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que  volváis benigno los ojos a la herencia que con su que Jesucristo conquistó con su Sangre y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades.  Proteged, oh prudentísimo Custodio de la Sagrada Familia, el linaje escogido de Jesucristo; preservadnos Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción, sednos propicio y asistidnos desde el Cielo, poderosísimo Protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas. Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad. Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio; a fin de  que, siguiendo vuestros ejemplos  y sostenidos por vuestro auxilio, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del Cielo. Amén 

(Rezar un Padrenuestros, tres avemarías y un Gloriapatri.)

Sobre la fiesta de San José.


Esposo de la Santísima Virgen y padre nutricio del Niño Jesús, san José se ha convertido, por su fidelidad en cumplir humildemente la delicada y bella misión que Dios le había confiado, en el modelo de las virtudes domésticas y de los humildes quehaceres cotidianos, en el guardián de las lamas puras y en el protector de los hogares cristianos. Su culto se ha desarrollado bastante tarde en la liturgia. Su fiesta, que existía en diversos lugares y en fechas diferentes, se fijó durante el siglo XV en el 19 de marzo y luego se extendió a la Iglesia Universal, como fiesta de precepto, en 1621. Pío IX le nombró en 1847 Patrono de la Iglesia Universal.
Las antífonas de vísperas y el Evangelio de la misa están tomadas de los relatos evangélicos sobre la infancia de Jesús; lo esencial nos han dicho los evangelistas sobre san José está contenido en esos pocos hechos, en que aparece maravillosamente fiel y discreto. Aludiendo a él, evoca la epístola la figura de justo, cuya alma, orientada totalmente hacia Dios y colmada de bendiciones, se eleva robusta y poderosa, glorificada por Dios y bendecida por los hombres.


Dom Gaspar Lefebvre O.S.B. y los monjes benedictinos de San Andrés, Tomado del “Misal diario”, traducción castellana P. Germán Prado y los monjes de la abadía de Silos.

19 de marzo: fiesta de San José.


Esposo de la Bienaventurada Virgen María.

Patrono de la Iglesia Católica; trabajadores; carpinteros; artesanos; personas en trance de muerte; familia; padres de familia; mujeres embarazadas; matrimonios; niños por nacer; tesoreros; emigrantes e inmigrantes; viajeros; ingenieros; justicia social; quienes luchan contra el comunismo. Se lo invoca cuando se quiere comprar o vender una propiedad; en los momentos de duda; para pedir, por su intercesión, una buena y santa muerte.


San José fue esposo legal de María y padre nutricio de Jesús. Bastan estas dos palabras para su elogio. La gran humildad de que dio pruebas ejerciendo el oficio de carpintero, la solicitud con que rodeó la infancia del Salvador, su respeto para con la Madre de Dios, lo hicieron digno de morir en los brazos de Jesús y de María. ¡Oh dulce muerte! ¿Quieres tú morir como él? Imita sus virtudes e invoca su protección.

Meditación sobre la vida de San José.

I. San José mereció, por su pureza, el honor de ser elegido por Dios para ser el esposo de su Madre. ¡Qué gloria para ti, oh gran santo, mandar a una esposa omnipotente en el cielo y en la tierra! Imita la pureza, la humildad y la modestia de José, y María se mostrará contigo llena de ternura. Para que llegues a ser un gran santo, haz, siguiendo el ejemplo de San José, todas tus acciones pensando que Dios te ve.

II. Fue el padre nutricio de Jesús, y Jesús le estaba sometido. Admira la humildad del Salvador, que, pudiendo nacer en el palacio de Augusto o de Herodes, prefiere elegirse un padre pobre y desconocido, un padre que debe trabajar con sus manos para procurarle alimento y vestido. A ejemplo de San José, nunca te separes de Jesús: que en todos tus actos sea tu compañero, conversa a menudo con Él. Haz un lugar a Jesús en medio de tus hijos: que tu Señor venga a tu familia, que tu Creador se acerque a su creatura (San Agustín).

III. San José murió en brazos de Jesús y de María. Tú también quieres terminar tu existencia con una muerte dichosa y santa: ten una gran devoción a San José. Nos asegura Santa Teresa que ha obtenido todo lo que ha pedido por los méritos de San José. Pídele esta última gracia que debe coronar tu vida y hacerte comenzar una eternidad de dicha. Con frecuencia durante tu vida, y sobre todo en la hora de tu muerte, pronuncia los tres hermosos nombres de Jesús, María y José.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Convocatoria a marcha Pro-vida.


Sábado 26 de marzo de 2011 a las 16:00 hs Plaza de Los Dos Congresos.
Caminaremos hacia Plaza Houssay - Comprometete y sumate.
Recibiremos donaciones de pañales y leche materno-infantil para Grávida (Centro de Asistencia a la Vida Naciente) y otras instituciones de ayuda a embarazadas y madres de todo el país. Agradecemos tu aporte.
¡La Vida y la Familia Pilares de Nuestra Sociedad!
Sumate, sé parte de la Convocatoria, informáte y participá, ayudanos en la difusión, juntos podremos más.
Conmemoramos el Día del Niño por Nacer, según Decreto 1406/98, declarase cada 25 de marzo de cada año.

Si podes y querés colaborar en la difusión comunicate con nosotros.

Lucha contra la perversión política.

Esta es una invitación a todos aquellos que se sientan llamados a la actividad política para defender al país de aquellos que pretenden la matanza de aquellos que no tienen voz, de aquellos niños inocentes.
Los próximos meses se incrementará esta actividad, a la par que la de los enemigos de la cristiandad y de todo vestigio de cristianismo. En breve enviaremos una circular invitando a todos a firmar un proyecto de ley que protege a la vida y a la familia. Su aprobación impedirá –al menos por un tiempo– la instauración del aborto “legal”.
Desde Stat Veritas, creemos que todos tenemos algo por hacer –no solo hablar y debatir– en este primer combate de este año, precursor de combates de años venideros.
Que los enemigos de Cristo Rey no crean que estamos dormimos, que sepan que ya no hay paz, que no estamos dispuestos a dejarlos avanzar.
Y que los amigos sepan que frente a la satanización de la sociedad alzaremos las banderas de la Virgen María, que invocaremos a Nuestra Señora, la llamada a aplastar con su talón la cabeza de la serpiente.
Los católicos tradicionales –llamados tradicionalistas– no resignaremos en esta lucha esa bandera.

martes, 15 de marzo de 2011

Sobre la Lectura.


La mayor utilidad de los grandes maestros de la literatura no es la literaria; está fuera de su soberbio estilo y aun de su inspiración emotiva. La primera utilidad de la buena literatura reside en que impide que un hombre sea puramente moderno. Ser puramente moderno es condenarse a una estrechez final; así como gastar nuestro último dinero terreno en el sombrero más nuevo es condenarnos a lo pasado de moda. El camino de los siglos pasados está empedrado con méritos modernos. La literatura, clásica y permanente, cumple su mejor misión al recordarnos perpetuamente la vuelta completa de la verdad y al balancear ideas más antiguas con ideas a las cuales, por un momento, podemos estar dispuestos a inclinarnos. El modo como lo hace, sin embargo, es lo bastante peculiar como para que valga la pena tratar de comprenderlo.
En la historia de la humanidad, aparecen de tiempo en tiempo, de de manera especial en épocas muy agitadas, como la nuestra, ciertas cosas. En el mundo antiguo, se las llamaba herejías.
En el mundo moderno, se las llama modas. A veces, resultan útiles durante cierto tiempo; otras, son completamente dañinas. Pero siempre se conforman gracias a una concentración indebida en torno a una verdad, o una verdad a medias. Así resulta verdad insistir en el conocimiento de Dios, pero es herético insistir en ello como lo hizo Calvino, a costa del amor de Dios; de esa manera, es verdad desear una vida sencilla, pero es una herejía desearla a expensas de los buenos sentimientos y de las buenas conductas.
El hereje (que también es el fanático) no es un hombre que ama demasiado la verdad; nadie puede amar demasiado la verdad. El hereje es un hombre que ama su verdad más que la verdad misma. Prefiere la verdad a medias que él ha descubierto, a la verdad completa que ha encontrado la humanidad. No le gusta ver su pequeña y preciosa paradoja atada con veinte perogrulladas en el paquete de la sabiduría del mundo.
A veces, tales innovaciones tienen una sombría sinceridad, como Tolstoi; otras, una sensitiva y femenina elocuencia como Nietzsche y, a veces, un admirable humor, ánimo y espíritu público, como Bernard Shaw. En todos los casos, provocan una pequeña conmoción y tal vez crean una escuela. Pero siempre se comete el mismo error fundamental: se supone que el hombre en cuestión ha descubierto una nueva idea. Pero, en realidad, lo nuevo no es la idea sino la separación de la idea. Es muy probable que la idea misma se encuentre repartida en todos los grandes libros de un carácter más clásico e imparcial, desde Homero y Virgilio a Fielding y Dickens. Se pueden encontrar todas las nuevas ideas en los libros viejos, sólo que allí se las encontrará equilibradas, en el lugar que les corresponde y a veces con otras ideas mejores que las contradicen y las superan. Los grandes escritores no dejaban de lado una moda porque no habían pensado en ello, sino porque habían pensado también en todas las respuestas.
En el caso de que esto no resulte claro, tomaré dos ejemplos, ambos en referencia a nociones de moda entre algunos de los teorizadores más imaginativos y jóvenes.
Nietzsche, corno todos saben, predicó una doctrina que él y sus discípulos consideraron aparentemente muy revolucionaria; sostuvo que la moral comúnmente altruista había sido la invención de una clase esclava para evitar la emergencia de que tipos superiores la combatan y la dirijan. Los modernos, estén o no de acuerdo con ello, siempre se refieren a esa idea como a algo nuevo y jamás visto.
Con calma y persistencia, se supone que los grandes escritores del pasado, digamos Shakespeare, por ejemplo, no sostuvieron esa idea porque jamás se les ocurrió, porque jamás la habían imaginado. Recorramos el último acto de Ricardo III de Shakespeare y encontraremos no sólo todo lo que Nietzsche tenía que decir, resumido en dos líneas, sino también las mismas palabras de Nietzsche. Ricardo el Jorobado dice a sus nobles:

Conciencia es sólo una palabra que usan los cobardes, creada al principio para infundir terror a los fuertes.

Como ya he dicho, el hecho es evidente. Shakespeare había pensado en Nietzsche y en el Jefe de la Moralidad; pero le dio su propio valor y lo colocó en el lugar que le corresponde. Este lugar es la boca de un jorobado medio loco en vísperas de la derrota. Esa rabia contra los débiles es sólo posible en un hombre morbosamente valiente pero fundamentalmente enfermo: un hombre como Ricardo, un hombre como Nietzsche. Este caso sólo debía destruir la absurda idea de que estas filosofías son modernas en el sentido de que los grandes hombres del pasado no pensaron en ellas. Pensaron en ellas, sí, sólo que no pensaron demasiado. No se trata de que Shakespeare no viera la idea de Nietzsche; la vio, pero también vio a través de ella.
Tomaré otro ejemplo: Bernard Shaw, en su sorprendente y sincera obra de teatro llamada Mayor Bárbara, arroja uno de sus desafíos verbales más violentos a la moral proverbial. La gente dice: “La pobreza no es un crimen”. “Sí -dice Bernard Shaw-, la pobreza es un crimen y la madre de los crímenes. Es un crimen ser pobre cuando es posible rebelarse o enriquecerse. Ser pobre significa ser pobre de espíritu, servil o falso”.
Shaw muestra señales de querer concentrarse en esta doctrina, y muchos de sus discípulos hacen lo mismo. Pero sólo la concentración es nueva, no la doctrina. Thackeray hace decir a Becky Sharp que es fácil ser moral con mil libras al año y muy difícil serlo con cien. Pero, como en el caso de Shakespeare que antes mencioné, lo importante no es solamente que Thackeray conocía esta doctrina, sino que también sabía exactamente su valor. No sólo se le ocurrió, sino que supo dónde colocarla. Debía hacerlo en una conversación de Becky Sharp, una mujer astuta y no carente de sinceridad, pero que desconocía totalmente las emociones más profundas que hacen que valga la pena vivir. El cinismo de Becky, con Lady Jane y Dobbin para equilibrarlo, tiene cierto aire de verdad. El cinismo del Undershaft de Bernard Shaw, presentado con la austeridad de un predicador de campaña, simplemente no resulta verdadero. No es verdad, en absoluto, decir que los pobres son en su conjunto menos sinceros o más serviles que los ricos. La verdad a medias de Becky Sharp se convirtió primero en una locura, después en un credo y, finalmente, en una mentira. En el caso de Thackeray, como en el de Shakespeare, la conclusión que nos concierne es la misma. Lo que llamamos ideas nuevas son, generalmente, fragmentos de las viejas ideas. No es que una idea particular no se le ocurriera a Shakespeare. Es que, simplemente, encontró muchas otras aguardando para quitarles toda la tontería.

G. K. Chesteron, tomado del libro de ensayos “El Hombre Común”.