viernes, 20 de noviembre de 2015

Juan Manuel de Prada: Se peleó con todos…


En mi existencia de lector he saboreado muchos deslumbramientos; pero ninguno tan gigantesco y perdurable como el que me proporcionó el argentino Leonardo Castellani. Con legítimo orgullo, puedo confesar que si hoy no soy un escritor sistémico, ni un católico chirle al uso, se lo debo a este gran maldito, que con todos se peleó salvo con Dios; también sin asomo de hipérbole, puedo añadir que, si he mantenido el entusiasmo por mi vocación en medio de tantas zancadillas y puñaladas traperas, ha sido gracias al ejemplo de este escritor duro y precioso como un diamante que supo sobreponerse a todas las penurias y animosidades. Y puede que también conserve la fe gracias a su influjo benéfico. Castellani ha sido mi faro en las noches oscuras del alma, mi consuelo en la tribulación, mi guía en la pesquisa de la verdad, mi profesor de energía, mi protección contra los sobornos mundanos y mi intercesor en el cielo; pues un pecador tan denodado como yo necesita un abogado tan pugnaz como Castellani.
Apasionado polemista, detractor implacable de la modernidad y de toda su cochambre ideológica, Castellani es sobre todo un campeón de la ortodoxia, que como ya sabemos es la única forma de heterodoxia que nuestra época repudia. Resulta, en verdad, sobrecogedor, que un escritor tan formidable haya sido confinado en los desvanes donde se pudren los escritores prescindibles; y tal confinamiento lo ha consumado la canallesca cultura sistémica, pero también -no nos engañemos- la desidia de los presuntos «buenos». Castellani se distinguió por sostener -y no enmendar- aquellas posturas estéticas, filosóficas o religiosas que los repartidores de bulas del cotarro cultural han decidido demonizar; las mismas que por respetos humanos, allanamiento ante el mundo o cobardía propia de eunucos muchos católicos (incluidos los que gastan báculo) no se atreven a defender. Aunque, para ser del todo sinceros, esta condena en muerte no es muy distinta de la que Castellani soportó en vida: expulsado de la Compañía de Jesús, sufrió todo tipo de tropelías, hasta morir viejo y achacoso, sin más refugio que unos pocos fieles que lo confortaron en la desdicha y la lealtad acérrima a sus dos vocaciones -la sacerdotal y la literaria-, íntimamente desposadas entre sí.

Terrible polemista

Nacido en 1899 en Reconquista, un pueblo santafesino, Castellani era hijo de emigrantes italianos. Su padre, un periodista librepensador, halló la muerte en una confusa trifulca con policías corruptos; es posible que este hecho marcase su carácter, misántropo y un poco neurótico. Por influjo de su piadosa madre, Castellani ingresa en la Compañía de Jesús en 1918; y la Compañía, que descubre enseguida sus dotes extraordinarias, lo envía a estudiar a Roma y a la Sorbona. En estos años de brillo y cosmopolitismo, Castellani prueba sus primeras armas literarias, que abarcan casi todos los géneros: volúmenes de relatos como «Martita Ofelia y otros cuentos de fantasmas» (con joyas que nada tienen que envidiar a los escritores más renombrados del género fantástico) o «Las muertes del padre Metri» (una especie de Padre Brown santafesinio), así como sátiras y colecciones de artículos como «El nuevo gobierno de Sancho» o «Las canciones de Militis», en las que junto a una cultura ecuménica Castellani revela dotes de apologeta consumado y temible polemista, dotado de un estilo vibrante y un humor socarrón de estirpe cervantina que le permite derribar los espesos muros de la mentira como si estuviesen hechos de alfeñique.
Son años en los que Castellani prodiga su pluma en las publicaciones más variopintas, exponiendo ideas disolventes, lúcidas hasta la imprudencia, que le van ganando una legión de enemigos, tanto entre las sotanas como entre los mandiles. Si sus comentarios políticos son tan luminosos como devastadores, sus ensayos religiosos fustigan sin melindres el vicio del fariseísmo y la sosería de una Iglesia resignada a la inanidad; y nada tan regocijante como sus artículos de crítica literaria, donde pone como chupa de dómine a todos los santones del canon, desde el tostónico James Joyce al señoritingo Borges.
En todas estas obras, Castellani muestra una hondura intelectual y una capacidad admirable paraprovocar en la inteligencia un movimiento de adhesión gozosa (o de rechazo fulminante, si la inteligencia está infestada de paparruchas políticamente correctas). Y es que nuestro autor era eso que los franceses llaman un «maître à penser», alguien que, a través de sus reflexiones, no sólo nos invita a pensar, sino que vertebra y muscula nuestros pensamientos; alguien que no sólo acicatea nuestra inteligencia, sino que la nutre, la robustece, la dota de un andamiaje robusto y, a la vez, la impulsa por caminos nunca antes transitados.
Con razón un escritor tan peligroso ha sido execrado igualmente por los impíos, los esnobs y los meapilas, y tanto en la vida como en la muerte…

Juan Manuel de Prada, visto en ABC.es, 13-Nov-2015.

martes, 17 de noviembre de 2015

Francisco y la Intercomunión: Hable con el Señor y siga adelante.


[Secretum Meum Mihi, 15-Nov-2015]

Intercomunión: Hable con el Señor y siga adelante


Nos referimos a la visita que ha hecho hoy Francisco a la Iglesia Evangelica Luterana de Roma, en donde respondió algunas preguntas. Nos detenemos en la segunda (en el video ir al Min 20:52), referente al tema de eso que llaman communicatiopasiva (i.e., un no católico recibe de un ministro católico los sacramentos), más exactamente de la intercomunión, por cuya formulación inferimos que la persona que la realiza no cree respecto de la Sagrada Comunión lo mismo que los católicos (“...con tal de que profesen la fe católica respecto a esos sacramentos y estén bien dispuestos”, CIC 844 § 4), requisito fundamental para acceder a ella. La pregunta se refiere sólo a “la Cena del Señor”. Sobra decir que para los católicos la Sagrada Comunión no es sólo “la Cena del Señor”.

Nuestra traducción.

Me llamo Anke de Bernardinis y, como muchas personas de nuestra comunidad, estoy casada con un italiano, que es un cristiano católico romano. Vivimos felizmente juntos desde hace muchos años, compartiendo alegrías y tristezas. Y entoces duele mucho estar divididos en la fe y no poder participar juntos a la Cena del Señor. ¿Qué podemos hacer para lograr, finalmente, la comunión en este punto?

Gracias, señora. A la pregunta sobre compartir la Cena del Señor no es fácil para mí responderle, ¡sobre todo delante de un teólogo como el cardenal Kasper! ¡Tengo miedo! Pienso que el Señor lo ha dicho cuando dio este mandato: “Haced esto en memoria de mí”. Y cuando compartimos la Cena del Señor, recordamos e imitamos, hacemos lo mismo que hizo el Señor Jesús. Y la Cena del Señor será, el banquete final en la Nueva Jerusalén será, pero esta será la última. En lugar de paso, me pregunto —y no sé cómo responder, pero su pregunta la hago mía— me pregunto: ¿Compartir la Cena del Señor es el finde un camino o es el viatico para caminar juntos? Dejo la pregunta a los teólogos, a los que entienden. Es cierto que en un cierto sentido compartir es decir que no hay diferencias entre nosotros, que tenemos la mismadoctrina —subrayo la palabra, palabra difícil de entender— pero me pregunto: ¿Pero no tenemos el mismo bautismo? Y si tenemos el mismo Bautismo debemos caminar juntos. Usted es una testimonianza de un camino también profundo, porque es un camino marital, un camino propio de familia, de amor humano y de fe compartida. Tenemos el mismo bautismo. Cuando usted se siente pecadora —también yo me siento tan pecador— cuando su esposo se siente pecador, usted va ante el Señor y pide perdón; Su marido hace lo mismo y va al sacerdote y le pide la absolución. Son remedios para mantener vivo el Bautismo. Cuando ustedes oran juntos, ese Bautismo crece, se hace fuerte; cuando ustedes le enseñan a sus hijos quién es Jesús, por qué Jesús vino, lo que hizo Jesús, hacen lo mismo, sea en el lengua luterana o en lengua católica, pero es lo mismo. La pregunta: ¿Y la Cena? Hay preguntas a las que sólo si uno es sincero consigo mismo y con las pocas “luces” teológicas que tengo, debe responder lo mismo, ved. “Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre”, dijo el Señor: “Haced esto en memoria mía”, y esto es un viatico que nos ayuda a caminar. Yo tenía una gran amistad con un obispo episcopaliano [*], de 48 años, casado, dos hijos y él tenía esta inquietud: la mujer católica, los hijos católicos, él obispo. Acompañaba el domingo a su mujer y a sus hijos a Misa y luego se iba a hacer el culto con su comunidad. Era un paso de participación en la Cena del Señor. Luego él siguió adelante, el Señor lo llamó, un hombre justo. A su pregunta le respondo con una pregunta: ¿cómo puedo hacer con mi marido, por qué la Cena del Señor me acompaña en mi camino? Es un problema al que cada uno debe responder. Pero un amigo pastor me decía: “Creemos que el Señor está presente allí. Está presente. Usted cree que el Señor está presente. ¿Y cuál es la diferencia?” —“Eh, son las explicaciones, las interpretaciones...”. La vida es más grande que las explicaciones e interpretaciones. Siempre hace referencia al Bautismo: “Una fe, un bautismo, un Señor”, así dice Pablo, y desde allí se toma la consecuencia. Yo no me atrevería nunca a dar permisopara hacer esto porque no es mi competencia. Un bautismo, un Señor, una fe. Hable con el Señor y siga adelante. No me atrevo a decir más.

* A nosotros nos resulta evidente que en este pasaje Francisco se refiere a Tony Palmer. Entradas relacionadas aquí y aquí.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Leonardo Boff envía una carta en total apoyo al Papa Francisco.


El conocido teólogo tercermundista Leonardo Boff envió una carta pública en apoyo a Francisco repudiando la resistencia de los sectores conservadores. Reproducimos el contenido de dicha carta. Publicado en Religión Digital, 10-Nov-2015.

Carta de apoyo al Papa Francisco

1. Conservadores piden una vuelta al modelo de Iglesia del pasado

Querido Papa Francisco:

En América Latina, en Brasil y en el Caribe y en otras partes del mundo somos muchos los que seguimos con preocupación la cerrada oposición y los ataques que le hacen minorías conservadoras, pero poderosas, desde dentro y fuera de la Iglesia. Perplejos, hemos presenciado algo inusitado en los últimos siglos: la rebelión  de cardenales conservadores contra su modo de conducir el Sínodo y, sobre todo, la Iglesia Universal.
La carta estrictamente personal,  de un grupo de Cardenales dirigida a Usted, fué pasada a la imprenta anticipadamente a la encíclica Laudato Si' en clara violación los principios de un periodismo ético.
Tales grupos conservadores postulan una vuelta al modelo de Iglesia del pasado, concebida como una fortaleza cerrada más que como «un hospital de campaña con las puertas abiertas para acoger a quien llama»; Iglesia que deberá «buscar y acompañar a la humanidad de hoy, con las puertas abiertas, ya que con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión y, en vez de ser puente, se convierte en barrera». Estas fueron sus valientes palabras.

2. Recordamos a los que se le oponen las cosas más obvias del mensaje de Jesús

Las actitudes pastorales del tipo de Iglesia propuesto en sus discursos y en sus gestos simbólicos se caracterizan por el amor cálido, por el encuentro vivo entre las personas y con Cristo presente entre nosotros, por la misericordia sin límites, por la “revolución de la ternura” y por la conversión pastoral. Esto implica que el pastor tenga “olor a oveja”, porque convive con ella y la acompaña a lo largo del camino.
Lamentamos que tales grupos conservadores, lo que más hacen, es decir no. No a la comunión de los divorciados vueltos a casar; no al reconocimiento de los homoafectivos; no a cualquier apertura al mundo que implique cambios sustantivos. 
Tenemos que recordar a estos hermanos las cosas más obvias del mensaje de Jesús. Él no vino a decir no. Al contrario, él vino a decir sí. San Pablo, en la segunda epístola a los Corintios, nos recuerda que "en el Hijo de Dios todo ha sido sí... porque todas las promesas de Dios son sí en Jesús" (2Cor 1,20).
En el Evangelio de San Juan, Jesús dice explícitamente: "Si alguno viene a mí, yo no le rechazaré nunca" (Jn 6,37). Podía ser una prostituta, un leproso, un teólogo temeroso como Nicodemo: a todos acogió con su amor y su misericordia.

3. La característica fundamental del Dios de Jesús

La característica fundamental del Dios de Jesús, "Abba", es su misericordia sin límites (Lc 6,36) y su amor preferencial por los pobres, los enfermos y los pecadores (Lc 5,32; 6,21). Más que fundar una nueva religión con feligreses piadosos, Jesús vino a enseñarnos a vivir y a realizar los bienes de su mensaje central, el Reino de Dios, que son: el amor, la compasión, el perdón, la solidaridad, el hambre y sed de justicia y el hacernos sentir hijos e hijas amados de Dios.

4. Cuando prevalece el poder, desaparece el amor

Los intentos de deslegitimar su modo de ser Obispo de Roma y Papa de la Iglesia universal serán vanos, porque nada se resiste a la bondad y a la ternura de las que Usted nos da un ejemplo espléndido. Por la historia sabemos que cuando prevalece el poder, como a ellos les gustaría que prevaleciese, desaparece el amor y se extingue la misericordia, valores centrales de su predicación y de la de Jesús.

5. Queremos mostrar total apoyo a su persona y ministerio

En este contexto, nosotros cristianos abiertos a los desafíos del mundo actual, ante la nueva fase planetaria de la historia y las amenazas que pesan sobre el sistema-vida y el sistema-Tierra, valientemente señaladas en su encíclica Laudato Si' sobre "el cuidado de la Casa Común", queremos cerrar filas a su alrededor y mostrar nuestro total apoyo a su persona y a su ministerio, a su visión pastoral abierta de Iglesia y a la forma carismática por la cual hace que sintamos nuevamente a la Iglesia como nuestro hogar espiritual. Y tanta gente de otras Iglesias y religiones y del mundo secular lo apoyan y lo admiran por su manera de hablar y de actuar.

6. La Iglesia católica es hoy del Tercer Mundo, no euerocéntrica ni vaticanocéntrica.

No está desprovisto de significación el hecho de que la gran mayoría de los católicos viva en las Américas, en África y en Asia, donde se constata una gran vitalidad y creatividad en diálogo con las distintas culturas, mostrando múltiples rostros de la misma Iglesia de Cristo. La Iglesia católica es hoy una Iglesia del Tercer Mundo, pues sólo el 25% de católicos vive en Europa. El futuro de la Iglesia se juega en estas regiones donde el Espíritu sopla con fuerza. No darse cuenta de este hecho es seguir siendo eurocéntrico y vaticanocéntrico.
La Iglesia Católica no puede ser rehén de la cultura occidental, que es una cultura regional, por grandes que sean los méritos que haya acumulado. Es necesario que se desoccidentalice, abriéndose al proceso de mundialización que favorece el encuentro de culturas y caminos espirituales.

7. A Vd. le toca lo que al Maestro y los apóstoles: ser malentendido, calumniado y perseguido.

Querido Papa Francisco: Usted participa del destino del Maestro y de los apóstoles, que también fueron malentendidos, calumniados y perseguidos. 
Pero estamos tranquilos porque sabemos que Usted asume tales tribulaciones según el espíritu de las bienaventuranzas. Las soporta con humildad. Pide perdón por los pecados de la Iglesia y sigue los pasos del Nazareno.
Queremos estar a su lado, apoyarle en su visión evangélica y liberadora de la Iglesia, darle coraje y fuerza interior para actualizarnos, con palabras y gestos, la tradición de Jesús hecha de amor, de misericordia, de compasión, de intimidad con Dios y de solidaridad con la humanidad que sufre.

8. Con Vd. queremos seguir mostrando que el Evangelio es una propuesta buena para toda la humanidad. Estamos a su lado.


En fin, querido Papa Francisco, siga mostrándonos a todos que el evangelio es una propuesta buena para toda la humanidad, que el mensaje cristiano es una fuerza inspiradora en el “cuidado de la Casa Común” y generadora de una pequeña anticipación de una Tierra reconciliada consigo misma, con todos los seres humanos, con la naturaleza, y en especial con el Padre que mostró tener características de Madre de infinita bondad y ternura. Al final, juntos podremos decir: “todo es muy bueno” (Gn 1,31).

Fulton Sheen: Derechos y obligaciones.


El mal que padece el mundo se debe, más que a la aparición de ideas nuevas, al repudio de verdades antiguas. Y entre estas venerables verdades repudiadas, ninguna ha traído consecuencias más desastrosas que el abandono del verdadero concepto de la naturaleza humana. El Liberalismo, lo mismo que la doctrina Colectivista, es una deformación de la verdad del hombre. El primero engendró esclavos económicos por su egoísmo individualista, al aislar al hombre de la sociedad; la segunda engendró esclavos políticos al fomentar el egoísmo colectivo y absorber al hombre dentro de la sociedad.
Entre estos extremos, se halla el áureo término medio de la doctrina cristiana acerca del hombre, única que puede servir de base a un nuevo orden social. Ante todo, demos la verdadera definición de la libertad. La libertad no es el derecho de hacer lo que a mí se me antoje, ni la obligación de ejecutar lo que me ordene un dictador; digamos más bien que la libertad es el derecho de hacer lo que debo hacer. En estas tres palabras: “querer”, “deber” y “obligar”, están las alternativas entre las cuales ha de elegir el mundo actual. De las tres, elegimos “deber”.
Esa pequeña palabra “deber” implica que el hombre es un ser libre. El fuego está obligado a arder, el hielo a congelar, pero el hombre debe ser bueno. El verbo “deber” implica la moralidad toda, como poder moral diverso de la potencia física. La libertad no es un derecho a ejecutar lo que queramos, como suele decir tan a menudo la juventud moderna: “Si quiero, puedo hacer esto o lo otro, ¿no es así? ¿Quién me lo va a impedir?” Ciertamente, puede usted hacer cualquier cosa si se le antoja: robar a su prójimo, apalear a su esposa, rellenar colchones con hojas de afeitar usadas y ametrallar las gallinas de su vecino, pero no debe hacerlo, porque el deber implica la moralidad, los derechos y deberes recíprocos.
La doctrina cristiana sobre el hombre afirma, además, que no hay derecho que no engendre su correspondiente deber. Derechos y deberes son correlativos, como el lado cóncavo de una taza para el convexo. Tengo derecho a la vida, pero ello mismo me obliga al deber de respetar la vida de los demás. Y, desde el momento en que no existen derechos sin obligaciones, ambos han de poseer un carácter social. Por ello, en el Cristianismo la más elevada expresión moral no está en defender con egoísmo nuestros derechos, sino en servir a nuestros semejantes. Económica y políticamente, esto implica que cada “derecho” origina una “función” o un “papel”. He aquí la solución propuesta por la Iglesia: reconstruir la sociedad, pero no sobre “derechos” egoístas, sino sobre la base de la “función”, porque “los hombres han de estar ligados, pero no según la posición que ocupen en la bolsa o mercado de trabajo (es decir, de acuerdo con sus respectivos emolumentos) sino según las diferentes funciones que desempeñen en el seno de la sociedad”.
La diversidad entre la sociedad basada en derechos y la que se funda sobre la función es decisiva. En el sentido moderno, los derechos pertenecen al individuo; las funciones, en cambio, son sociales, puesto que están encaminadas al bien común, y sin embargo, ambos son inseparables, pues muchos derechos dependen de la función misma, por ejemplo, mis ojos tienen derecho a ver, pero no pueden ejercitarlo sin antes reconocer su deber de formar parte de mi organismo. Mientras el ojo funciona en el cuerpo, disfruta de sus derechos. Mi corazón tiene derecho a su provisión de sangre, pero no puede ejercitar esa función a menos que demuestre su amor al bien del organismo entero, cumpliendo con su deber de enviar sangre a todos los demás miembros que lo integran. Pues bien, lo que afirmo como verdadero en el orden físico, es igualmente cierto en el orden social, vocacionalmente, desde este punto de vista, el Capital y el Trabajo se relacionan en forma inseparable con el bien común de la sociedad. Este es el fundamento de la justicia social.
Por fin, la doctrina cristiana acerca del hombre está intrínsecamente ligada con el problema de la propiedad. Para este problema se ofrecen tres soluciones posibles. La primera quiere colocar todos los huevos en unos pocos cestos: es el capitalismo; la segunda quiere hacer una tortilla con todos, para que nadie sea dueño de ellos: es el comunismo; la tercera quiere distribuir los huevos en el mayor número posible de canastas: ésta es la solución de la Iglesia Católica.
El derecho de la propiedad fluye de mi personalidad directamente, y cuanto más íntima sea la relación entre los diversos objetos y mi propia persona, tanto más personal será mi derecho a poseerlos; serán más míos cuanto más honradamente les imprima el sello de mi naturaleza racional. Por este motivo los escritos, creación directa de la inteligencia, y los hijos, productos inmediatos del cuerpo, son tan nuestros. Por eso el Estado salvaguarda los derechos de autor mediante leyes de propiedad intelectual, y reconoce que el derecho a la educación pertenece más a los padres que a él mismo. Por consiguiente, el derecho del hombre a poseer, emana de su derecho a ser quien es y a vivir su existencia.
La personalidad es, pues, un núcleo en torno del cual se concentran numerosas zonas de propiedad: muy próximas algunas y otras muy alejadas; dentro de las primeras se hallan el cuerpo, el alimento, la indumentaria, la vivienda, las creaciones literarias y artísticas de nuestra mente y nuestras manos, etc. en las zonas remotas se hallan los elementos superfluos, los lujos de la vida. Por consiguiente, el derecho de propiedad no se aplica igualmente a todo; por el contrario, varía en razón directa de la cercanía o alejamiento del objeto respecto a la persona humana; cuanto más cerca esté de nuestra persona, más profundo el derecho de posesión; cuanto más unido a nuestra responsabilidad interna, más fuerte nuestro derecho a adueñarnos de él, del mismo modo que cuanto más nos aproximemos a una hoguera, sufriremos más su calor. Por eso un millonario no tiene el mismo derecho a su segundo millón que un trabajador pobre a participar en las ganancias, administración o propiedad de la industria para la cual trabaja, por eso también, un hombre no tiene el derecho primario de poseer yate, pero sí el de ganar un salario que le permita vivir. El capitalista que invoca el derecho de propiedad cuando el Estado le obliga a pagar impuestos sobre sus riquezas superfluas a fin de ayudar con ese dinero a los necesitados, no apela al mismo derecho fundamental que invoca el granjero cuando dice que sus vacas le pertenecen. Puesto que la propiedad es extensión de la responsabilidad personal, se deduce lógicamente que cinco acciones en una Compañía que opera con billones de dólares no constituyen la misma suerte de propiedad, ni es tan sagrado nuestro título a esas acciones, como el de la pobre viuda a las cinco bolsas de patatas que ha cultivado en su terrenito. En otros términos, el derecho de propiedad no es absoluto e invariable: se acrecienta de acuerdo con su relación a la personalidad, disminuye cuando esta relación es más remota.
No existe incompatibilidad alguna entre la filosofía social de la Iglesia y el mundo actual; lo que existe es ignorancia, falta de información. El objetivo es restablecer la antigua verdad que afirma que es menester volver a descubrir al hombre, no al hombre-animal del cual tanto sabemos, sino al hombre racional del que tanto ignoramos. Y ese descubrimiento sólo se logrará cuando conozcamos a Aquél a cuya imagen y semejanza fue creado el hombre, pues comenzamos a ser libres cuando Dios comienza a ser importante.

Mons. Fulton J. Sheen

Capilla de arquitectura moderna para la FSSPX.


Un conglomerado de construcciones gigantes y pesadas es la Iglesia de la Santísima Trinidad, Viena (también conocida como iglesia Wotruba).

Hemos hablado en varias ocasiones de la arquitectura moderna, funcional, utilizada en Iglesias conciliares. Nos hemos referido también a la fealdad y a la inconformidad que tienen estas nuevas Iglesias con la liturgia, la teología y en consecuencia con el dogma católico, haciéndose más acordes a la nueva teología y a la nueva liturgia. El mismo Mons. Lefebvre, en su Carta abierta a los católicos perplejos, decía:

Los católicos están también desorientados por la trivialidad y hasta por la vulgaridad que se les impone en los lugares de culto de manera sistemática. Se tildó de triunfalismo todo aquello que contribuía a la belleza de los edificios y al esplendor de la ceremonia...
La unión con Dios se obtiene por obra de un canto religioso y celestial, por obra de un ambiente general de la acción litúrgica, por la piedad y el recogimiento del lugar, por su belleza arquitectónica, por el fervor de la comunidad cristiana, por la nobleza y la piedad del celebrante, la decoración simbólica, el perfume del incienso, etcétera.

El Padre Gerald Goesche, sacerdote alemán que se unió a la FSSPX aproximadamente hace once años, “especializado en el estudio del arte religioso, mostró el lazo íntimo entre liturgia y el arte, el cual se expresa necesariamente por la armonía entre estas dos realidades. La consecuencia que se deriva de esto, es que el arte arquitectural cristiano no está marcado solamente por la misa, sino que ésta misma produce, construye sus iglesias. En resumen: la diferencia entre la verdadera y la nueva misa, es toda la diferencia entre una iglesia gótica y los bunkers de cemento [Iglesias funcionales] que se nos dice que son iglesias. Estos son dos mundos, porque son dos artes diametralmente opuestos, porque son dos misas incompatibles.” (Cfr. DICI, 04-08-2009.)
Volviendo al tema de la arquitectura moderna y funcionalista de las nuevas Iglesias, cuando nos referimos al término “funcionalista”, queremos decir que esta “desprecia la distinción entre lo sagrado y lo profano y tiende a reducir el templo a una especie de “sum” (salón de usos múltiples). Por eso no extraña encontrarse con iglesias construidas en las últimas décadas cuyas fachadas parecen hospitales, edificios de oficina, restaurantes o “boliches”. Y otras que ni siquiera respetan el más mínimo criterio de belleza y a las que no les cabe otro calificativo que el de “feas””. (Augusto del Río, El Drama Litúrgico, 2ª Edición).


Una de las más feas y espantosas Iglesias modernas que hay en España. Se trata de la parroquia de Santa Mónica ubicada en el municipio madrileño de Rivas Vaciamadrid, España. Una obra de la modernidad bien alejada del espíritu católico.


El interior de Santa Mónica


Como podemos ver, las imágenes que adornan el templo, no tienen mucho que ver con la teología católica.


Recordamos la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza en Puerto Madero, Buenos Aires, que nos recuerda más a un lugar para estacionar automóviles que a una Iglesia.

Las imágenes también han sufrido transformaciones:


Un crucifijo moderno y realmente feo


Un Crucifijo modernista bendecido por Francisco



La Capilla de Santiago Apóstol de la FSSPX en Madrid:

Lamentablemente y aunque nos parezca algo insólito (teniendo en cuenta el estilo de arquitectura católico al que nos tenía bien acostumbrados), que esta arquitectura moderna carente de espíritu católico (como ya hemos señalado) ha penetrado en la elección para la construcción de una capilla de la Fraternidad San Pío X en Madrid, como podemos observar en el sitio oficial de España.  No pretendemos tocar el tema desde las intenciones particulares (seguramente muy buenas) de las personas que están bajo este proyecto, sino solo desde el punto de vista artístico, estético y de las influencias que esto puede acarrear si lo vinculamos a la liturgia.
Aquí algunas imágenes:




La fachada nos trae reminiscencias de la arquitectura japonesa, con los detalles en madera.
Pero que a su vez, también podría ser un Sushi Bar de esos que encontramos en Palermo Soho.



Aquí la fachada de un restaurante japonés de sushi.


También nos recuerda a los boliches y pubs de la misma zona que nombramos más arriba.


Esta es la imagen que encabeza la capilla


En la imagen (que suponemos dentro de la ambigüedad puede referirse a la Virgen María) está realizada bajo los mismos conceptos del arte moderno. Esta escultura realizada en hierro pertenece a lo que se puede llamar el nuevo arte de las imágenes con sus figuras “insólitas” o el intento casi de su supresión lisa y llana hasta llegar a las formas geométricas.

En la confección de las imágenes religiosas debe evitarse con un prudente equilibrio el excesivo realismo, por una par­te, y el exagerado simbolismo, por otra. Se deben tener en cuenta las exigencias de la fe católica más bien que el juicio y gusto personal de los artistas, como ocurría en la Edad Media, en la cual, los artistas no acostumbraban firmar sus obras. Por lo tanto el arte sagrado debe hallarse en dependencia absoluta de las verdades de la fe. Y si esas obras no las expresan claramente no deben ser introducidas en las iglesias. La imagen “insólita” no de­be ser incluida en el templo.

En esta época en que las verdades de la fe se ven profundamente amenazadas por todas partes, la Iglesia debería redoblar con ahínco sus esfuerzos para detectar las deformaciones doctrinales que pueden encon­trarse implicadas en algunas obras de arte destinadas para el uso litúrgico, sea cual fuere, por otra parte, su valor estético y las emociones saludables que puedan suscitar aquí o allá, y sea cual fuere la piedad, la fe, la profundidad de vida espiritual, la rectitud de intención del artista que las ha producido.


La imagen que vemos nos trae reminiscencias a un Dementor de Askaban (personaje oscuro de Harry Potter) que a lo que pretende demostrar.


Toni Marí, el artista contratado para la realización de dicha imagen con una de sus creaciones.
En su sitio web puede verse que todas sus obras tiene el mismo estilo.


Otra obra del mismo autor realizada con el mismo material, la misma ambigüedad y el mismo vacío que produce el arte moderno. No sabemos si se trata de un santo, una santa, un mártir, todo junto o ninguna de esas cosas.

Recordemos lo que decía Pío XII en la Encíclica Mediator Dei al referirse a las primeras manifestaciones de arte moderno que comenzaban a hacerse visibles en algunos templos: “[...] obligados por nuestra conciencia y oficio, nos sentimos precisados a tener que reprobar y condenar ciertas imágenes y formas últimamente introducidas por algunos, que, a su extravagancia y degeneración estética, unen el ofender claramente más de una vez al decoro, a la piedad y a la modestia cristiana, y ofenden el mismo sentimiento religioso; todo eso debe alejarse y desterrarse en absoluto de nuestras iglesias, y en general todo lo que desdice de la santidad del lugar.”

Y seguimos con más fotos de la capilla dedicada a Santiago Apóstol en Madrid:


El interior de la nave principal en construcción


Esperemos que le interior no termine pareciéndose a este otro interior: el de la vanguardista Santa Mónica


La visita de Mons. De Galarreta y los padres




Vemos con verdadera preocupación que la forma que va tomando el templo desde fuera, sobre todo, recordando lo que se ha venido haciendo anteriormente, y que este tipo de construcción moderna no se condice con la liturgia que se pretende celebrar dentro. Que no refleja la “funcionalidad” real a la que debe llevar un templo que se pretende católico. Esperemos que los responsables de esta obra, más allá de sus buenas intenciones, entiendan sobre el error que puede producir esta penetración cultural moderna dentro de donde no debería ser.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Francisco vuelve a telefonear a Scalfari.


EL PAPA FRANCISCO VUELVE A TELEFONEAR A SCALFARI

Nuevamente volvemos a los dichos de la prensa que “Scalfari dice que el Papa Francisco dijo…”. Pero con algunas diferencias. Innumerables titulares reprodujeron lo que Scalfari dice que el Papa Francisco dijo:

“Todos los divorciados que lo pidan serán admitidos” a los sacramentos.

Pero aunque no parezca ésto no es lo esencial. Por favor, no nos detengamos en el contenido. Focalicemos en el acto de reiterar la comunicación con un periodista ateo y las preguntas que se genera. ¿Por qué el Papa Francisco vuelve a llamar a Scalfari?

Recordemos: la primera entrevista que hizo Eugenio Scalfari a Francisco fue en octubre de 2013. Allí, el Papa habría sostenido –según el periodista– la doctrina de la “autonomía de la conciencia”, entre otros errores graves que aparecen. Luego de idas y vueltas, esta entrevista, actualmente, está publicada en la página oficial del Vaticano. En su momento, dicho reportaje produjo algunas reacciones en los sectores conservadores y ortodoxos –a causa de las heterodoxias que aparecen en el reportaje, atribuidas al Papa Francisco–; entonces, el vocero oficial de la Santa Sede intervino. Las palabras del vocero, Federico Lombardi, fueron “tranquilizadoras” para ciertos sectores ortodoxos y conservadores, dado que de alguna manera relativizan el contenido de la entrevista al Papa. Leámoslo nosotros mismos. Dijo Lombardi:

«Lo que Scalfari atribuye al Papa, refiriendo “entre comillas” sus palabras, es fruto de su memoria de experto periodista, pero no de transcripción precisa de una grabación y mucho menos de revisión por parte del interesado, al cual son atribuidas las afirmaciones.» (Radio Vaticana, 13-Jul-2014)

Primera observación: Lombardi no dice que el contenido sea falso. Lo que dice es que Scalfari realiza simples “atribuciones”, fruto de su memoria. También dice que no fue una “transcripción precisa” y, finalmente, que el contenido no fue “revisado”. Pero no se niega el contenido.
Segunda observación. Todos los hechos en torno a la intermitente entrevista según son  enumerados aquí:

1- Francisco concede entrevista a Eugenio Scalfari para el periódico La Repubblica, 1 de Octubre de 2013. También publicada por la edición diaria en italiano del periódico semioficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, 2 de Octubre de 2013, págs. 1, 4 y 5.

2- El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, señala respecto de esa entrevista que “el sentido de lo que se ha expresado es de confianza”, porque quien lo ha escrito [Scalfari] “es una persona autorizada y responsable que ha publicado el contenido de una conversación, autorizada por el Papa”; 04 de Octubre de 2013.

3- 15 de Noviembre de 2013, la entrevista desaparece del sitio de internet de la Santa Sede.

4- 15 de Julio de 2014, el sitio de internet de la Santa Sede rehabilita la entrevista, la cual para la fecha es consultable allí.

5- 17 de Julio de 2014, le duró poco la rehabilitación a la entrevista, porque para esa fecha había vuelto a ser retirada del sitio de internet de la Santa Sede.

6 – Hasta el día de hoy, nuevamente, la entrevista –trucha o imprecisa, está a la vista– puede consultarse en la página web del Vaticano en varios idiomas (ver aquí la versión en español).

En resumen, dicho reportaje fue publicado oficialmente, luego quitado, luego vuelto a publicar, luego vuelto a quitar para finalmente quedar en éter cibernético. Esto fue lo que ocurrió con la primera entrevista de Scalfari al Papa Francisco. Lo menos que se puede decir: TURBIO.

La llamada y la última entrevista:

La llamada tiene su origen en el Papa. No es el periodista, Eugenio Scalfari, el que toma la iniciativa en llamar. Es el Pontífice. Por lo tanto, nos preguntamos, ¿para qué volver a llamar al mismo hombre que tergiversó/no reflejó correctamente (redondear lo que os parezca) las palabras del Papa Francisco? Es imposible pensar que, quizás, no hubo una “transcripción imprecisa” ni una “tergiversación”. Pero eso es el terreno de las hipótesis. Los hechos: el mismo Francisco, con su acostumbrado accionar mediático, vuelve a llamar al director de La Reppublica, el mismo que Lombardi –diplomáticamente, cierto– descalificó/relativizó. ¿Para qué?

Cuantas más veces pase esto, más difícil es creer que no haya culpabilidad.

El observador que conoce todas las piezas no puede evitar dudar acerca de si el Papa Francisco está “jugando” con las personas. En privado, parecería que dice algo para que se filtre a los medios de comunicación, lo que obviamente da aires y envalentona a los enemigos de la Iglesia al tiempo que otorga visibilidad a las posturas más reñidas con la doctrina católica. Todas cosas que efectivamente ocurren; en público –a veces– hace otra cosa: entrega migajas de doctrina, porque tiene que darle “algo de comer” a la gran cantidad de conservadores que esperan que el Papa se porte como “defensor de la fe”.
Estos procedimientos turbios pueden llevar a pensar  que la idea es: que Scalfari diga lo que Francisco no puede decir públicamente, pero que en realidad, es lo que Francisco quiere que la gente piense de sus ideas.

¿Qué queda de esto? Más de lo mismo, más indefinición, más confusión y más indisciplina.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Francisco: “Todos los divorciados que lo pidan serán admitidos” a los sacramentos.

Noticia aparecida en SecretumMeum Mihi, 01-Nov-2015.


Eugenio Scalfari, el creador de La Repubblica, el periódico favorito de Francisco, revela hoy en su editorial en el mismo diario (págs. 1 y 27) que el pasado 28 de Octubre Francisco lo llamó por teléfono y hablaron por cerca de quince minutos.


En un su editorial, y de la parte que de esa conversación trató sobre las conclusiones del Sínodo sobre la familia recientemente concluido, Scalfari cita (entrecomilla) a Francisco, quien dijo que todos los divorciados que lo pidan serán admitidos a los sacramentos (en la imágen hemos recortado y subrayado la frase textual que Scalfari atribuye a Francisco). Ello contradice lo que algunos de los participantes han estado sosteniéndo desde que se conoció la Relatio Finalis(nueve días después de publicada no conocemos una traducción al español de la misma), a saber, que como en los puntos controversiales (del 84 al 86) no se menciona la palabra comunión, por ello no se debe entender que el Sínodo ahora garantice el acceso de los divorciados vueltos a casar a la Sagrada Comunión. El caso más reciente, y que nos viene muy bien como ejemplo, es el del card. Jorge Urosa, quien en una entrevista hoy a El Nacional de Caracas afirma lo que acabamos de decir. Ya en días pasados habíamos hecho notar que al impulsor principal de la idea de garantizar a los divorciados vueltos a casar el acceso a la Sagrada Comunión, el card. Walter Kasper, le había gustado el resultado del Sínodo y también él, como lo hace ahora Francisco, había interpretado que el Sínodo había abierto la puerta para que los divorciados vueltos a casar tengan acceso a la comunión.

Al momento de redactar esta entrada no sabemos si, el portavoz vaticano o alguien de la Oficina de Prensa, al respecto haya salido en la tarde o noche del Domingo a hacer uno de los tradicionales desmentidos con reserva mental, pero es de esperarse uno. Como el que ocurrió con la primera entrevista que Francisco concedió al mismo Scalfari; la cual en principio el P. Lombardi salió a certificar como veráz porque Scalfari, según él, era una persona confiable, para más tarde, cuando la entrevista desapareció de la web del Vaticano, afirmar que ya no lo era tanto, sin embargo la entrevista se rehabilitó dos veces y sigue siendo consultable en el sitio de internet vaticano (ver aquí). Por cuanto se entiende que, como ocurrió con ese caso, cuando Scalfari entrecomilla a Francisco, o dice que Francisco dice lo que dijo, es así como ocurrió.

Como nota adjunta, Francisco revela a Scalfari que en Marzo escribirá un ensayo sobre la Iglesia misionera y sus objetivos.

Esta es una traducción al español de Secretum Meum Mihi de los pasajes del editorial de Scalfari referentes al intercambio que este tuvo con Francisco sobre las conclusiones del Sínodo.

[...]

Hay una frase que el Papa ha pronunciado y ha subrayado escribiéndola en el texto de su discurso conclusivo y en su Audiencia del 28 [de Octubre] pasado. Justo ese día el papa Francisco ha tenido la bondad de telefonearme a las 18 de la tarde y hemos conversado por cerca de un cuarto de hora. Dejo a Uds. Imaginar mi felicidad de no creyente privilegiado de la amistad de Francisco. La frase es esta: “Dios quiere que todos los hombres se salven”.

[...]

En la misma conversación telefónica del miércoles pasado, él se dijo muy interesado sobre el artículo dedicado a él que yo había escrito dos domingos antes. Me preguntó lo que yo pensaba de las conclusiones del Sínodo sobre la familia. Respondí —como he escrito— que el compromiso que el Sínodo había alcanzado no me parecía tuviera en cuenta los cambios tenidos por la familia en los últimos cincuenta años, por lo que apuntar a una recuperación de la familia tradicional era un objetivo del todo impensable. Añadí la Iglesia abierta por él se enfrenta a una familia igualmente abierta en su bien y en su mal y es esta a la cual la Iglesia se encuentra de frente.

“Es verdad —respondió Francisco— es una verdad y de resto la familia que es la base de cualquier sociedad cambia continuamente como todo cambia a nuestro alrededor. Nosotros no debemos pensar que la familia ya no existe más, siempre existirá porque la nuestra es una especie sociable y la familia es el pilar de la sociabilidad, pero definitivamente sabemos que la familia actual, abierta como dice usted, contiene algunos aspectos positivos y otros negativos. ¿Y cómo se manifiesta esta diversidad? Los aspectos negativos son la antipatía o incluso el odio entre los nuevos cónyuges y eso es lo que prima, si ha habido un divorcio; el escaso sentimiento de fraternidad especialmente entre los hijos de padres parcial o totalmente diferentes; un contenido diferente de la paternidad que oscila entre la indiferencia recíproca o recíproca amistad. La Iglesia debe operar de modo que los elementos positivos prevalezcan sobre los negativos. Esto es posible, y esto lo haremos. Los diferentes pareceres de los obispos hacen parte de la modernidad de la Iglesia y de las distintas sociedades en las que opera, pero el objetivo es común y por cuanto concierne a la admisión de los divorciados a los Sacramentos confirma que aquel principio ha sido aceptado por el Sínodo. Esto es el resultado de fondo, las valoraciones de hechos están confiadas a los confesores, pero al final de vías más rápidas o más lentas todos los divorciados que lo pidan serán admitidos”.

Este ha sido el contenido de nuestra llamada telefónica. Con otra información de Francisco que me dijo: en marzo escribiré un largo ensayo sobre la Iglesia misionera y sus objetivos. Después, telefónicamente, nos abrazamos.


Y si es cierto que el card. Parolin parece haber confirmado que sí habrá una exhortación apostólica postsinodal, allí tienen un adelanto de lo que dirá sobre el, ahora casi seguro, acceso a la Sagrada Comunión para los divorciados vueltos a casar.