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jueves, 17 de febrero de 2011

Un sueño de San Juan Bosco: Mensaje del Padre Provera 1883.


La noche del 17 de enero de 1883 soñé que me encontraba con el Padre Provera (un Santo salesiano muerto recientemente). Su rostro estaba tan hermoso y tan radiante de luz que difícilmente se podían fijar en él los ojos. Yo le pregunté:

– ¿Te has salvado? ¿Y qué gozas en la otra vida?

– Sí, me he salvado. Y gozo de todo cuanto un buen corazón pueda desear y todo cuanto una buena inteligencia pueda pensar. “Ni ojo vio ni oído oyó lo que Dios tiene reservado para los que lo aman”.

– ¿Y a mí me queda mucho tiempo todavía sobre la tierra?

– No mucho. Es más bien poco. Pero tiene que hacer todavía muchas cosas. Trabaje con todos los esfuerzos posibles como si fuera a vivir para siempre aquí. Pero esté preparado, porque a la hora menos pensada…

– ¿Y a mis religiosos qué les debo decir?

– Recomiéndeles mucho el fervor, el entusiasmo por todo lo bueno.

– ¿Y qué hacer para conservar el fervor y el buen espíritu en la comunidad?

– Hacer como hace el agricultor: podar, podar sin miedo. Toda rama seca e inútil que no produce buenos frutos hay que cortarla y echarla fuera. Así el resto del árbol adquiere fuerza y produce buenos frutos.

– ¿Y qué les digo a los que trabajan por salvar almas?

– Dígales (añadió levantando la voz) que les está reservado un gran premio, pero que Dios les concede ese premio únicamente a los que perseveran con entusiasmo y dedicándose a servir a Nuestro Señor.

– ¿Y a los jóvenes, qué les debo recomendar? – Que trabajen mucho y que estén atentos para huir de las ocasiones de pecar.

– ¿Y algo más? – Que trabajen con ánimo y que nunca dejen de evitar las ocasiones de pecar.

– ¿Y para que estén seguros de conseguir la eterna salvación, qué les debo recomendar?

Que reciban frecuentemente y con fervor la Sagrada Comunión, que asistan con frecuencia a la Santa Misa y que haga serios propósitos en la confesión y se esfuercen por cumplirlos.

– ¿Y a qué debemos dedicarnos especialmente los que estamos en este mundo? El Padre Loera se volvió en ese momento muchísimo más resplandeciente y dijo:

– Que todos cumplan lo que recomienda el Salmo 116.

Y un coro bellísimo de miles y millones de voces entonó el Salmo diciendo:

– “Alabad al Señor todas las naciones. Aclamadlo todos los pueblos. Porque es muy grande su misericordia con nosotros y su fidelidad es eterna y dura para siempre”.

Y al oír un fortísimo: Amén, me desperté. Eran las dos de la madrugada.


San Juan Bosco, 124. Mensaje del Padre Provera 1883 (MB. 16,22). Tomado de “Los Sueños de San Juan Bosco”. Extraídos de la “Vida de San Juan Bosco -Memorias Biográficas”, en 19 volúmenes.

Tomado del Blog Biblia y Tradición.