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viernes, 6 de julio de 2012

¿Las teologías deicidas de Gerhard Ludwig Müller?




La crisis profunda que hoy sacude violentamente a la barca de Pedro, se refleja en los últimos acontecimientos.
Críticas, como las incluidas en el mensaje cuyo contenido publicamos a continuación, con nuestros lectores, se refieren al recientemente nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Arzobispo de Regensburb (Ratisbona), Gerhard Ludwig Müller (¿impuesto al Papa o impuesto por el Papa?), quién es denunciado por su teología heterodoxa. Se trata de un correo electrónico (en italiano, inglés y alemán) que desde hace meses circula no sólo entre los periodistas acreditados en Roma sino también en diversas oficinas de la Santa Sede.
Sobre su postura anti FSSPX, recordamos su amenaza de excomulgar a quien ordenase a los subdiáconos del seminario de Zaitkofen, en Alemania, poco después del levantamiento de las excomuniones a los obispo de la FSSPX. Finalmente, Mons. Fellay suspendió esas ordenaciones y las realizó en Ecône un par de meses después.
Vínculado en su pensamiento con los teólogos de la nueva corriente teológica modernista, como Hans Urs Von Baltashar, Jean Daniélou y Henri de Lubac. Discípulo del creador de la Teología de la Liberación, el peruano Gutiérrez. Este, teólogo que es ahora “el custodio de la Fe de los católicos”, ha llegado a decir que el bautismo nos proporciona “una unión fundamental con los evangélicos”, afirmación que a continuación veremos en el correo de advertencia que mencionamos más arriba.
Para los modernistas, las afirmaciones del obispo reportadas abajo no constituyen problema alguno, como es de esperar, pero son afirmaciones que rayan en la herejía. Basta decir que Müller es, hoy por hoy, un teólogo de fama internacional, como también lo son otros autores de dudosa ortodoxia.

Aquí el nombramiento oficial:

Actos pontificios
Ciudad del Vaticano, 2 de julio (VIS).- El Santo Padre:
-Ha nombrado al obispo Gerhard Ludwig Müller, hasta ahora de Regensburg (Alemania), como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Presidente de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”; de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional; elevándolo al mismo tiempo a la dignidad de arzobispo. Sucede en todas esas funciones al cardenal William Joseph Levada, cuya renuncia fue aceptada por límite de edad.
Vatican Information Service.

A continuación el correo que advierte de los escritos y teología de Müller:


El obispo de Ratisbona, ¿nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe?

Parece que el Santo Padre tiene intención de nombrar al obispo Gerhard Ludwig Müller de Ratisbona como próximo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Müller ya ha declarado públicamente que no rechazaría el nombramiento. Es un ex profesor de teología dogmática en la facultad teológica de Munich. Como maestro y como obispo ha demostrado ampliamente no tener una segura doctrina.

1. Ninguna virginidad de María.

En su libro “Dogmática católica: estudio y práctica de la teología” (Friburgo, 2003, quinta edición), Müller niega el dogma de la virginidad de María. Para él la virginidad no tiene que ver con las “características fisiológicas en el proceso natural del nacimiento de Jesús (como la no-apertura del útero, la incolumidad del himen o la ausencia de las contracciones), sino con el influjo salvífico y redentor de la gracia de Cristo para la naturaleza humana”.

2. Ninguna transubstanciación.

En 2002 Müller publicó el libro “La Misa, fuente de la vida cristiana” (St. Ulrich Verlag, Ausburg) en el cual habla del Santísimo Sacramento. Pero desaconseja el uso de términos “cuerpo y sangre” para los dones eucarísticos. Según Müller estos términos podrían producir “malentendidos”:
Cuerpo y sangre de Cristo no significan las partes físicas del hombre Jesús durante su vida o en su cuerpo glorificado”, el obispo explica: “Cuerpo y sangre significan aquí específicamente una presencia de Cristo en el signo mediato del pan y del vino”.
La Santa Comunión expresa, según Müller, “la comunión con Jesucristo, mediante la consumación de pan y vino”.
Él compara esto con una carta que puede significar una amistad entre dos personas: “Ante el destinatario puede, por así decir, representar e indicar el afecto del emisor”. Müller explica el pan y el vino eucarísticos como simples “signos de la presencia salvífica de Jesús”.
Monseñor Müller ilustra el concepto de “transubstanciación” así:
“La esencia del pan y del vino debe ser definida en un sentido antropológico. El carácter natural de estos dones (pan y vino) como frutos de la tierra y del trabajo humano, como productos naturales y culturales, consiste en la designación del alimento de las personas y de la comunidad humana en el signo de una comida común (…). El ser natural del pan y del vino es transformado por Dios en el sentido que este ahora demuestra y realiza la comunión salvífica”.

3. Los protestantes “ya son parte de la Iglesia”.

Durante un discurso en honor del obispo luterano Johannes Friedrich, el 11 de octubre de 2011, monseñor Müller presentó un texto de su eclesiología. (El original alemán se encuentra aquí). Mons. Müller dijo en esa ocasión:
“El Bautismo es el carácter fundamental que nos une sacramentalmente en Cristo, ante el mundo en una sola Iglesia visible. Nosotros como cristianos, católicos y protestantes, estamos por lo tanto ya unidos en aquello que llamamos la Iglesia visible. En un sentido estricto existen, por lo tanto, no muchas Iglesias, es decir una junto a la otra, más bien existen divisiones y desuniones al interior de un único pueblo y de una única casa de Dios”.
La comprensión común que la “Dominus Iesus” haya confirmado que los protestantes no son propiamente una iglesia, es para monseñor Müller un “malentendido”:
“Es teológicamente incorrecto traducir la afirmación que las [communitates ecclesiales] que no han preservado un episcopado válido (…) no son iglesias (¡plural!) en un sentido propio, con: ‘La iglesia evangélica no es propiamente una iglesia’. Porque el plural significa las iglesias como iglesias locales, constituidas en torno a un obispo”.
Müller continúa: “El punto no es el carácter eclesial de las iglesias salidas de la Reforma sino la pregunta si el oficio sacramental episcopal es constitutivo para la conformación de una iglesia local, es decir de una diócesis, o no. Aquí, la diferencia entre una iglesia territorial protestante y una diócesis católica está descrita, no evaluada. El magisterio católico está lejos de negar a las ‘iglesias separadas y a las comunidades eclesiales de occidente’ la eclesialidad o su ser iglesia”.
Según Müller, la esencia del ecumenismo consiste en lo siguiente: “Nosotros definimos nuestra relación recíproca ya no sobre la base de las diferencias efectivamente existentes en la doctrina, en la vida y en la constitución de la Iglesia, sino sobre la base de cuánto tenemos en común. Este es el fundamente sobre el cual nos movemos”.

Texto del correo originalmente publicado por Sacro&Profano.