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miércoles, 19 de septiembre de 2012

¡Paz, amor y aborto!




La Ciudad de Buenos Aires ha entrado ya en la mayor corrupción, en el plano religioso y moral, que se pueda conocer, si es que aún le toca caer más abajo. Aquí un artículo de Marcelo González editor de la publicación Panorama Católico Internacional, que hace un resumen de la situación actual.



¡Paz, amor y aborto!

1) El Jefe de Gabinete del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,  convalidando en un gesto político con su presencia la emisión de una partida de  nacimiento y documento de identidad de un niño que supuestamente tiene dos padres (hombres). La fotografía está en todos los medios.

2) Mauricio Macri bendiciendo las jornadas por la  “paz” en las que participan buena parte los personajes payasescos que circulan  por el mundo bajo el título de “maestros espirituales”. Desde el Sri Sri Raví  Shankar hasta Claudio María Domínguez, a quien Odol Pregunta le hizo tanto mal.  Desde cierta incierta Suprema Sacerdotisa Maya (yo creía que los mayas se habían  extinguido antes del descubrimiento de América) hasta no sé qué brujo, auto-titulado  así, brujo.


¡Qué mal estamos!

Macri los recibe, los bendice y consagra la  ciudad de Buenos Aires a sus delirios pseudos-religiosos. Hay que agradecer que  no haya habido presencia oficial católica entre los chamanes y consejeros de la  paz allí reunidos (realmente, no se sabe por qué, y habría que investigarlo).  Los judíos fueron representados (o no) por el  Rabino Bergman, que declara que su Gran Rabino es Mons. Bergoglio… (A lo mejor  no hubo curas porque ya estaba Bergman allí…). Recordemos que el Rabino Bergman es  diputado por el PRO en la legislatura de la Ciudad Autónoma.

2) La tercera desgracia para esta ya  desgraciada Ciudad de Buenos Aires, que supo “estar en Gracia de Dios” allá por  1934, cuando el más grande congreso eucarístico de la historia  bendijo sus calles; la tercera y espantosa  desgracia es la aprobación de un  protocolo de aborto no punible en la  Ciudad, que como se sabe, es un estado o ciudad-estado  autónomo.

Maricas, chamanes y aborto, todo en pocos días,  todo legalizado e institucionalizado. Todo bendecido por el partido de la “derecha”  argentina, el PRO y su jefe indiscutible, Mauricio Macri.
Sin querer pecar de injusticia por meter a  todos en la misma bolsa, es necesario recordar que esto, aunque en silencio,  está aceptado por los sectores “católicos” del PRO, muy vinculados al  Card.Bergoglio. Ya mencionamos al rabino Bergman, la pata judeo-liberal del  partido, “hombre” muy resistido dentro del judaísmo tradicional, discípulo rebelde de Marshall Mayer,  (recordado por su condena por pederastía) pero rebelde para peor, lo que es  decir. Por el lado católico, Mauricio cuenta con el apoyo de Gabriela Michetti, en  cuyos equipos milita gente “muy católica”.

Leamos lo que dice Wikipedia sobre Gabriela: Durante la campaña  de las elecciones  legislativas de 2009, Michetti apoyó el matrimonio entre personas  del mismo sexo en un diálogo que mantuvo con la flogger Cumbio,  quien es bisexual

1. Cumbio: Quiero saber qué pensás vos y qué planes tenés para los  jóvenes homosexuales del país.

2. Michetti: Mirá, yo creo en la igualación de todos los derechos de  las parejas homosexuales con las heterosexuales, es absolutamente necesaria. Yo  tengo una sola duda y es el tema de la adopción...

3. Cumbio: Si yo te voto Michetti, ¿me voy a poder casar con mi  novia?

4. Michetti: Sí, obviamente.

5. Cumbio: ¿Segura?

6. Michetti: Obviamente.

Tras la decisión de Mauricio Macri de no apelar un fallo judicial que  autorizaba un matrimonio entre dos hombres, Michetti, de estrecha relación con  el cardenal Jorge Bergoglio, sostuvo que el  matrimonio homosexual y el heterosexual no son lo mismo, y las posiciones de  Mauricio y el jefe del Episcopado, Bergoglio son incompatibles, por lo  que manifestó que ella no hubiese autorizado el matrimonio en cuestión. Cuando le  hicieron saber a Michetti del video en que declaraba su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, manifestó: Estoy absolutamente tranquila porque cuando le contesté que iban a poder casarse  nunca se me ocurrió otra cosa que la ‘unión civil ampliada’.

Michetti ha  aclarado su posición acerca del tema declarando que cree que el casamiento en  la pareja homosexual es la unión civil y que el casamiento en la pareja  heterosexual es el matrimonio, considerándolas como dos instituciones jurídicas  distintas que en realidad tienen como común todos los derechos civiles para  ambas parejas salvo lo que hace a la cuestión de la adopción. En este sentido  sostiene que “la discusión en cuanto a la adopción en parejas homosexuales  aún no ha sido dada, y que allí se avanza sobre el derecho de un tercero por lo  cual el Estado tiene que previamente reflexionar profundamente acerca de estas  cuestiones antes de tomar una decisión al respecto y que, de hecho, en muchísimos países del mundo no se ha avanzado en este sentido”. Michetti, a su vez, sostuvo: Muchas veces escuché a parejas homosexuales  decir: ‘nos casamos’ y habían hecho una unión civil. Soy de las que creen que  hay que ampliarla. De hecho es el proyecto de nuestro bloque en diputados.  Todos sabemos que los propios gays hablan de 'casamiento' con la unión civil.

Como se ve, tiran la piedra y tratan de esconder la mano. Y  a veces lo logran. El propio Bergoglio pasa ahora a condenar el protocolo que  nunca quiso evitar, lo mismo que con una maestría maquivélica evitó  pronunciarse sobre el  bautismo de los “hijos” de un transexual “casado”, conocido bajo el alias de  Florencia de la V.



El cardenal sabe que una cosa es la realidad y otra la  declaración para la gilada.  En el caso del bautismo en la Basílica del Santísimo  Sacramento, la piloteó con una incomprensible reconvención  a los curas que se niegan a administrar el bautismo a los hijos ilegítimos.  Incomprensible si no se analiza la posible, casi segura, intención: aprobar  indirectamente lo actuado y amenazar al clero renuente. Al mejor estilo de  Cristina Fernández, aunque con mayor sutileza, supo decir a los curas  escandalizados: “no se atrevan a hacer comentarios en contra de lo que pasó”. O sea, “yo lo banco”, pasa usar su  propio lenguaje.
El resultado de estas terribles historias, aparentemente no  relacionadas entre sí es la mayor corrupción de la Ciudad, en sus  instituciones y en su población. Y el lazo común es el silencio aprobatorio, la amenaza para impedir la reacción o la  operación política de delegados del Cardenal Primado. Algo que Roma se  niega a ver, o ve y se niega a actuar. O vaya a saber qué…