A
principios de 1848 vive en París un periodista que tiene ya dos hijas y espera
el nacimiento de un varón. Se lo participa así a un amigo: “el próximo mes
tenemos que preparar una tercera cuna. Ruegue usted a Dios que ponga un varón
en ella, y sobre todo que le conceda la más alta de las vocaciones humanas. Que
sea un sacerdote , y si es posible un religioso, y si es posible un misionero,
y si es posible un mártir. Dios hará de él lo que quiera. y cuanto haga estará
bien, pero nuestro primer varón ya le está ofrecido y consagrado en nuestros
corazones, pues lo dedicamos a la cruz que salvó al mundo. Se llamará Pedro,
para que crea, para que ame, para que su alma quede preservada de toda ponzoña
herética”.
En vez de
un varón nació una tercera niña, y luego una cuarta y una quinta, aunque los
padres seguían rogando por el nacimiento de Pedro. Cuatro años después, en
julio de 1852, pierde la menor de las hijas, y en Diciembre a la esposa, que
acaba de darle una más. En mayo de 1855 muere la mayor, en julio otra, y un mes
más tarde una más. Ante una sucesión tan impacable de desgracias, los hombres,
por firme que sea su fe, suelen a veces blasfemar de Dios. Este hombre, que
ayer no era más feliz del todo, escribe a un amigo médico esta carta que os voy
a leer:
“Mi querido Enrique. Agradezco tus palabras. Dios me envió una prueba terrible,
mas lo hizo a la manera de un padre, misericordiosamente. Han penetrado en mi
corazón más luces y consuelos que las lágrimas que lloré. La fe me enseña que
mis hijas viven, y yo lo creo. Hasta me atrevo a decir que yo lo sé. Las
contemplo en el cielo. Tengo la certidumbre que me ayudarán en lo que debo
hacer para reunirme con ellas. Ante sus tumbas niego la muerte, niego hasta la
separación. Sólo el pecado es muerte. Dolores como estos encienden en el alma
un fuego que la purifica, consumiendo al pecado. Jamás sufrí tanto, y jámas,
también, sentí en mi serenidad más celestial. Dios obra con nosotros como tú
procedes con tus enfermos. Les suministras amargos menjurjes; tajas, cortas,
quemas para curarlos. La ciencia del Señor no es limitada ni falible. Acércate,
mi querido amigo, a estas verdades divinas. Lo son todo, y el hombre no es nada
sino por ellas. Purifican la alegría, santifican el dolor, dan la solución de
todos los enigmas. Si no las tuviera, arrojaría mi fardo, o quedaría aplastado
bajo su peso. Con ellas, lo cargo. Si estuvieras aquí con nosotros
comprenderías lo que es la religión, viendo a mi hermana. Verías el colmo del
dolor y el colmo del valor. Amaba a mis hijas como una madre. Tuvo que sepultarlas,
y sus lágrimas corren desde entonces, pero no muestra al mundo sino un rostro
sereno y sonriente. No estamos aplastados, sino de rodillas, pues no tenemos
que hacer ningún esfuerzo para someternos a la voluntad de Dios, bendiciéndola
y amándola.
“Adiós, mi querido amigo. Saludo fraternalmente a tu mujer, y te abrazo con
toda la ternura de mi vieja amistad”.
Yo no
conozco en cuanto leí en mis años una página de igual sublimidad. Resplandece
de la grandeza desmesurada y humilde que Dios presta a las almas que arden de
amor por El. Es el grito de un corazón que sufre el mayor dolor de los dolores,
mas lo profiere con serenidad casi sobrenatural.
La suya
es una tremenda voz sonora que clama en Francia, desde hace años, sin miedo de
los grandes ni de los fuertes, contra los enemigos de Dios, contra los
ofensores de la Iglesia de Dios, contra los negadores de la verdad de Dios. Sus
palabras suscitan el odio de unos y el amor de otros, porque es terrible en la
polémica, ardiente en el combate, tesonero en el propósito, duro en el
desprecio, mordaz en el sarcasmo, absoluto en la afirmación, gallardo en la
apostura, tajante en la embestida, impávido ante el ataque, siendo además un
magnífico escritor en cuya prosa el estilo brilla como un infalible instrumento
de eficacia, belleza y persuasión.
Se llama
Louis Veuillot.
Juan
P. Ramos, “Louis Veillot”, Bs. As. Adsum. 1938.
Destaco
este artículo de Marcelo González aparecido en página web, en el cual, hace una
muy sintética pero real descripción de uno de los cuantiosos “chamuyeros” de turno promovidos por los
medios de comunicación. En este caso, el comerciante y rústico pastor
protestante Bernardo Stamateas y su mujer (aunque el articulista no los nombre).
Ambos se dedican a la prédica de la religión light que tan en boga se
encuentra. En el fondo de su prédica, se encuentra la base de la falsa religión
que podemos llamar como “new age”, con algunos resabios del cristianismo más
light y progresista. La religión del Hombre llevada a su máxima consecuencia.
Estos
“falsos profetas” al decir de San Pablo, que predican doctrinas fáciles
acomodadas al gusto de la época, y venden sus libros como pan caliente, no
hacen más que recordarme la cita de San Pablo en su Carta a Timoteo cuando
decía: “Porque vendrá el tiempo en que no soportarán más la sana doctrina,
antes bien con prurito de oír se amontonarán maestros con arreglo a sus
concupiscencias. Apartarán de la verdad el oído, pero se volverán a las
fábulas” . (II Timoteo; IV, 3-4).
Engañapichanga
Cualquier semejanza no es casual
Días
atrás tuve la fortaleza de ver una entrevista del conductor Santo Biasatti a
dos “pastores” de denominación indefinida, matrimonio ellos, que tienen gran
éxito como conferencistas, autores de libros de “autoayuda” y consejeros
espirituales. El se dedica más bien a los libros y ella a los medios
televisivos. Ambos recorren América ofreciendo conferencias sobre los más
variados temas.
La
primera impresión, antes de reconocerlos, aunque me latía en el corazón la
sospecha de que eran “pastores” fue la de ser un producto comercial dirigido a
la clase media. Segunda: que bajo una apariencia “conservadora” y con esa
típica amoralidad que exhiben ciertos personajes que se intitulan “pastores”,
proclamaban más o menos abiertamente el auge de la religiosidad y la caída de
las religiones, principalmente la Iglesia, sin que les faltara algo de razón.
Y verá el
lector por que digo “amoralidad”. Según estos personajes, que si el televidente
no está preparado o carece de cierto entrenamiento en la materia, resultan nos
solo simpáticos, sino por momentos sorprenden por los consejossensatos que
dan sobre algunas materias, según estos representantes de un pensamiento
religioso que ellos niegan representar, “hay que matar al Dios de
nuestra infancia”, que nos creaba culpas. Un Dios malo, que castiga.
Liberarse para llegar al “dios” que cada uno necesita (sic) y así a la
felicidad.
Esta es
la línea argumentativa del “pastor”, principalmente, marcado por una fuerte
impronta psicologista. Matar al Dios de nuestra infancia y descubrir al dios
que necesitamos es el dogma que postula esta particular mini-religión.
Claro que
ellos nunca admitirán ser una religión, porque las religiones son obstáculos
para conocer a Dios. Tema nada novedoso, pero que hace ruido en la cabeza de
nuestra espiritualmente desastrada clase media.
La parte
esencial de su mensaje es esa: fabrícate un dios a tu medida, “el dios
que necesitas”. Notable calidad plástica y hasta casi proteica de
este “dios” que siendo uno en apariencia es muchos, tantos como necesidades
hay, y no digo como creyentes, porque los creyentes, en esta concepción de
Dios, mutan y con ellos sus “necesidades” por lo cual el “dios” a medida de hoy
puede ser muy diferente del “dios” a medida de mañana.
Esto es
el plato principal, pero sale con fritas y toda clase de acompañamientos. La
mayor parte de la conversación versó sobre consejos prácticos y experiencias de
vida, simpáticamente presentados. Todos ellos a favor de la familia, pero
rigurosamente escindidos de un código moral que de sustento a la unidad y
virtud de la familia. Apenas si algunos consejitos biensonantes a los oídos
liberales que buscan encontrar una vía trascendente sin abandonar las
ventajas de la inmanencia.
Es decir,
no hay moral objetiva, pero no se privan de dar consejos que solo pueden ser
fundamentados en una moral objetiva. Esto para la gilada. Consejos de revista
del hogar, si es que alguna queda con tal pretensión hoy en día. “Ponga límites
a sus hijos”, “compréndalos en la crisis de la adolescencia”, “procure que sean
felices”. De hecho, después de dar una ristra de consejitos, concluyeron en el
siguiente apotegma: “lo más importante es ver a nuestro hijos felices”,
Como si esto quisiera decir algo objetivo y concreto y no implicara en la
práctica la tolerancia de todo tipo de transgresiones morales, desde el
concubinato y el amor libre hasta la homosexualidad.
Para esta
simpática parejita que chapea con sus 24 años de casados, no
hay un Dios que SEA, sino tantos dioses como nos hagan falta. Ese dios que Ud.
necesita nunca entrará en su vida si no mata al Dios de su infancia (es
decir, principalmente, la noción católica de Dios). El gran obstáculo
para alcanzar la vida espiritual es la religión, que por cierto, nos impone
normas ajenas a nosotros mismos y cuya trasgresión nos genera “culpa”. ¡Salud
viejo Freud! Nunca seremos felices si no nos liberamos de la “culpa”, así que,
muchachos, haced lo que os venga en gana y a no sentir remordimientos.
Claro,
esto suena un poco fuerte para la clase media, entonces no se lo plantea con
tanta crudeza. Se lo almibara con los consejitos insustanciales en general,
sobre todo porque carecen de un marco moral objetivo, como queda dicho, pero el
veneno de fondo está igual.
Bien,
nada nuevo bajo el sol, esto es en lo que ha devenido el protestantismo sea en
sus versiones “religiosas” como en las “políticas”. Haz lo que quieras.
Cree lo que quieras, y cambia tus creencias todas las veces que quieras, porque
Dios es tan grande y bueno que acepta convertirse en un ser informe, en una
masa para ser despedazada y moldeada a gusto, cuantas veces se nos ocurra.
Pero
algún día, y esto no lo dicen los amables pastores de este cuento, Dios nos
pondrá ante hechos que no serán tan fáciles de superar. Frustraciones, muertes,
enfermedades, el mero paso del tiempo, o la inevitable decrepitud del cuerpo,
más sentida y vivida cuando más vanas ilusiones se tenían en la vida presente.
Entonces
la culpa será de Dios, que, si existe, es un ser malvado. Esta vez sí
encontrarán un personaje objetivo a quien maldecir porque han vivido en una
nube de ilusiones y la nube se disipó. Extraña y demoníaca objetivación de ese
dios subjetivo en el que se han empeñado en creer para adornar una vida de
viva la pepa.
Algún amable lector dirá,
a esta altura, que para qué tanto apuntar la escopeta a un par de pajarones
vivillos. No, amigo lector, no son estos pajarones vivillos los que más me
preocupan. Sino que su “doctrina” se parece tanto, TANTO, tanto a lo que se predica
en las iglesias católicas dominicalmente, que el espanto hiela la sangre.
Los actos que reflejan un espíritu totalmente
acomodado con las máximas del poder mundial, de la globalización y de toda esta
ideología masónica del “fraternal” igualitarismo a ultranza (ecumenismo), son
actos claros de la perdida de la fe de quiénes presiden y oirganizan dichas
ceremonias. Tal es el caso del Arzobispo Primado de Buenos Aires, quién, vaya a
saber si por el temor de lo “políticamente correcto” o por simpatizar con las
ideología masónicas, ha concedido a una logia de la masonería judía, la
realización de un acto litúrgico dentro mismo de la Catedral Metropolitana de
Buenos Aires, ahora transformada en galería de nuevos cultos ajenos a la
Iglesia católica.
Reproducimos una triste noticia del Blog Página
Católica, quién ha cubierto y documentado todo el sacrílego evento.
FUE PROFANADA
LA CATEDRAL DE BUENOS AIRES
Se celebró en su presbiterio una liturgia
espuria
para
conmemorar la Kristallnacht
La B’nai
B’rith es una asociación de estructura masónica que, habiendo sido fundada en
los EEUU en 1843, hace adeptos exclusivamente entre personas de religión judía.
Los
rabinos ortodoxos actuales, una de las tres ramas en que en líneas generales se
pueden dividir (liberales, conservadores y ortodoxos), no aceptan que sus
fieles se afilien a esa entidad, más o menos por la misma razón que un católico
no puede unirse a la masonería.
Son ellos
los que, entre otras cosas, difunden la falsedad de que Pío XII tiene culpa por
no haber denunciado públicamente la persecución nazi, oponiéndose tenazmente a
su beatificación (no le perdonan la conversión del Gran Rabino de Roma Eugenio
Zolli).
Los
mismos que se rasgan las vestiduras ante la posibilidad de que la FSSPX arregle
con Roma; los que pusieron el grito en el cielo porque al ser liberada la Misa
Tradicional (Summorum Pontificum), fue rehabilitada la oración del
Viernes Santo que reza por ellos; y, finalmente, son los que le hicieron
la guerra a Mel Gibson por La Pasión, donde tan bien se retrata el rol cumplido
por el fariseísmo, enemigo mortal de Jesucristo.
A pesar
de estos antecedentes, el Arzobispado de Buenos Aires se asoció a la B’nai B’rith
para invitar a una Liturgia de Conmemoración de la Kristallnacht (la Noche de
los Cristales Rotos), celebrada en la Catedral Metropolitana el pasado 12 de
Noviembre.
Se
da el título de Iglesia a los protestantes
Hay
historiadores que objetan la versión conocida de la Kristallnacht pero, aún si
hubiera sido como dice el Judaísmo y hasta el mismo Papa, no deja de ser una
persecución política del Estado Alemán que veía en los hebreos un enemigo
nacional, pero no a causa de su religión.
Cabe
preguntarse entonces la razón por la cual el Cardenal Bergoglio ha cedido la
Catedral para recordar un hecho de esas características, cuando jamás se han
conmemorado las luchas y persecuciones sufridas por los cristianos a causa del
nombre de Cristo.
¿Cuándo
se han recordado allí a los mártires de la masonería en México, o las matanzas
provocadas por el marxismo internacional y apátrida, que tiene entre sus
fundadores y ejecutores innúmeros apellidos judaicos, en España, o en los
países de la Europa Oriental?
¿Se ha
dicho algo de nuestros mártires Genta y Sacheri, como no sea impedir el inicio
de sus causa de beatificación?
Guión
de la liturgia - Página 1
Pero la
cosa es más grave aún, porque no ha sido un simple recuerdo el acto de la
Catedral, sino una verdadera LITURGIA DE CONMEMORACIÓN, creada por la
Comisión de Diálogo Interconfesional de la B’nai B’rith, en base a unos
escritos del rabino León Klenicki y del teólogo católico Eugene Fischer,
denominada (Liturgia) “De la muerte a la esperanza”.
Queda
claro entonces que la ceremonia desarrollada sobre el presbiterio de la
Catedral y presidida por el Cardenal Bergoglio, fue aportada por una
organización masónica integrada por judíos liberales. Nótese que en la gran
mayoría de los casos, son los rabinos progresistas los que asisten a reuniones
interreligiosas.
Pero, si
aún pudiera agravarse más lo acontecido, esta liturgia tiene el claro objetivo
de reemplazar el Sacrifico de Cristo por el Holocausto (etimológicamente:
quemar por completo una víctima ofrecida a Dios) del pueblo judío perseguido
por los Nazis. Así el judaísmo laicista da por cumplidas las profecías del
Siervo Sufriente, no en Cristo naturalmente, sino en el pueblo de Israel
convertido en víctima.
¿Será por
eso que insisten en denominar Shoá-Holocausto a lo que se debe llamar
genocidio? ¿Por qué se llama Holocausto a la muerte de los judíos por razones
políticas y Genocidio al martirio de los armenios por su fidelidad a Cristo?
Guerra semántica que se llama.
Al final
de esta entrada publicamos un video (dividido en dos partes) de la ceremonia a
que nos estamos refiriendo (que incluye breves comentarios nuestros).
Ahí se
verá al padre Fernando Giannetti intentando analogar la Shoá con el Seder
(Pascua judía) y la Santa Misa. Ahí se verá también a la pastora Mariel Pons
asimilar la persecución Nazi a la Shoá bíblica. Ahí, se podrá contemplar como,
luego de hacer litúrgicamente presente esa persecución por su recuerdo y por el
encendido de velas (líturgicas), la asamblea toda recita el Salmo 21/22 que
Jesucristo dijo desde la Cruz en su agonía. ¡Más claro imposible!
El
Cardenal, ayudado por el rabino Avruj, enciende la sexta vela litúrgica representativa
del último millón de víctimas.
La
Catedral ha quedado más que profanada, execrada, porque un culto herético fue
celebrado en el presbiterio que sólo admite el Verdadero y Perpetuo Holocausto
de Nuestro Señor Jesucristo.
¿Qué podrá llevar a un cardenal de la Iglesia Católica, cuya púrpura es símbolo
de su disposición a derrarmar su sangre por fidelidad a Cristo, a estos extremos
propios de un apóstata?
Años atrás, el Dr. Caponnetto en una conferencia sobre Cristo Rey que se puede
oír Aquí dijo:
“Hoy los apóstatas, peores que los laicistas, están dentro de la Iglesia.
Estamos padeciendo la gravísima situación de templos profanados ya no por las
hordas rojas o por las hordas bolcheviques o por las manadas de socialistas o
de masones, sino con la anuencia y complicidad de nuestros pastores que
permiten que ciertos templos sean profanados... son desertores de la eternidad,
sirven al reino de Satanás y la potestad de las tinieblas”.
Pensar
que hace pocos días un grupo de valientes arriesgó el cuero para impedir que
los abortistas pintaran el edificio de la Catedral...
Durante
la Liturgia de Conmemoración de la Kristallnacht, una condena pasó de boca en
boca incluyendo la del Cardenal: si el Holocausto tuvo lugar fue por el
silencio de los que pudiendo hablar no hablaron. Inclusive el Arzobispo pidió
perdón por las faltas de sus mayores: ¿Pío XII incluido según la versión
del judaísmo sionista?
Es fácil
hacer declaraciones de valentía ahora que los nazis no existen y Hitler está
muerto. Pero, qué han dicho o qué dicen todos los que allí se rasgaron las
vestiduras por el supuesto silencio de gentes quizá más santas que ellos,
frente a las monstruosidades del presente: el genocidio del aborto, las
crueldades de Israel con los palestinos, las persecuciones de los cristianos en
el mundo entero, la desaparición provocada por los EEUU del catoliscismo en
Irak luego de 2000 años de presencia ininterrumpida, el sistema vigente en
China, o, más cerca, los 200 presos políticos muertos recientemente en
Argentina víctimas de una justicia de doble estandar.
Disculpen nuestros lectores el fuerte calificativo, pero parecen simples
hipócritas que cuidad su propio interés.
Dos menciones finales:
El rector de la Catedral,
Pbro. Alejandro Russo, no estuvo presente, siendo suplantado en esa función por
el padre Fernando Giannetti. ¿Casualidad o causalidad?
Por otro
lado, el rabino Alejandro Avruj, quien apoyó en su momento la legalización
de las uniones homosexuales, dijo en su discurso que se puede oír completo
abajo, que el Judaísmo no es una religión ¿?.
Pasando luego a referirse al presente conflicto militar de la zona de Gaza, y
mencionando específicamente a Irán (con quien la Santa Sede mantiene relaciones
diplomáticas desde hace seis décadas), como enemigo de Israel.
Es decir,
aprovechó el presbiterio de la Catedral para mezclar a la Iglesia en los
asuntos políticos de un estado extranjero. ¿Le habrá dicho algo el cardenal
sobre los asesinatos selectivos en curso, o habrá preferido guardar el mismo
SILENCIO que él denostó?
Los que
tenemos que acabar con nuestro silencio somos los escandalizados católicos que
vemos instalarse la abominación en el lugar santo. Dios nos dé las gracias y
los medios necesarios para intentar que esto no se repita.
(*) En el presbiterio de la Catedral, desde el cual se dirigió la
profanación, fueron colocados 7 asientos (el número perfecto) centímetros por
delante del altar. De izquierda a derecha se sentaron Padre Fernando Giannetti,
Comisión de Ecumenismo del Arzobispado; Mariel Pons, pastora
metodista; Julio López, pastor prebiteriano; el Cardenal Bergoglio
presidiendo la ceremonia, el rabino Alejandro Avruj de la Comunidad NCI-Emanu
El; padre Rubén Bergliaffa, SSP; y David Calvo, pastor luterano.
“No pongamos el pie
en el campo adversario porque le daríamos al enemigo una prueba de nuestra
debilidad y ellos tratarían de interpretarlo como un signo y una señal de
complicidad”.
Un retrato notable de nuestro
mundo contemporáneo apareció hace unos meses en el sitio de internet 321gold.
El título es intimidatorio: “Decadencia, Descomposición, Denegación y Desesperación”,
pero el contenido es ciertamente bien realista. Comenzando con una escena de la
calle que puede encontrarse sin duda en todo el este de Estados Unidos, el
autor concluye que dentro de unos 15 años una dictadura Orwelliana (cf. Rebelión
en la Granja) descenderá sobre su país como resultado de efectos indeseados
a partir de causas deseadas. Pero los Estados Unidos, ¿no son típicos de todo
el mundo? ¿El mundo entero no está comprando la forma de vida norteamericana?
“¡Que el comprador tenga cuidado!”
Este otoño en Wildwood, New
Jersey, el autor observó calles llenas de una hueste de hombres y mujeres
menores de 50 años, con extraordinario sobrepeso, paseándose por la ciudad en
sillas motorizadas subsidiadas por el gobierno, visitando un sitio de comida
rápida tras otro para hartarse con golosinas cargadas de azúcar que darían a
sus vehiculitos último modelo más trabajo que nunca. ¿Y cuál es la graciosa
descripción que él da a este fenómeno? – “El desafío del peso vencido por
sillas motorizadas de movilidad superior”. Tal es hoy día el lenguaje de lo
“políticamente correcto”, que busca disfrazar la realidad fea con palabras
bellas, para fingir que todos los hombres son gentiles, bellos, iguales,
jóvenes – ¡fuera los neo-Nazis!
El autor busca causas para este
efecto tragicómico: ¿como pudo el pueblo americano que alguna vez ahorraba el 12%
de sus ingresos, haber sido persuadido al extremo de hacer explotar las
estadísticas de obesidad, la curva saliéndose por fuera del gráfico, con una
deuda abrumadora, una forma de vida saturada de comodidades, incapaces de
ahorrar nada para ellos mismos, y agobiando a sus hijos y nietos con una insoportable
carga de deuda e intereses? Ciertamente hay carencia de temperancia de parte de
ellos, dice el autor, pero debe haber algo más siniestro, alguna mente entre
bambalinas detrás de tan insensata realidad. El dice que la masa de ciudadanos
está siendo manipulada por un gobierno invisible que ha dominado las técnicas
modernas de manipulación de masas.
Cita a un pionero de estos amos
de los años 1920, Edward Bernays: “La manipulación consciente e inteligente de
las masas es un elemento importante de la sociedad democrática...Vastos números
de seres humanos deben cooperar de esta manera si es que van a vivir juntos
como una sociedad que funcione sin enfrentamiento...Sea en política, negocios,
conducta social o pensamiento ético, estamos dominados por un número
relativamente pequeño de personas...que comprenden los procesos mentales y los
patrones sociales de las masas”. Ellos son “el verdadero poder gobernante del
país” y ellos “manejan los hilos que controlan la mente pública”. ¿Con que
propósito? Para su propia riqueza y poder.
Son ellos los que han organizado
la crisis económica y financiera para su propio beneficio. Ellos han “demolido
la economía mundial...han cargado su deuda sin respaldo sobre los hombros de
los contribuyentes y de las generaciones venideras, tirando bajo las ruedas del
tren a los ancianos y a los ahorristas, robándoles US$400 billones por año en
intereses para enriquecerse a sí mismos con ganancias a nivel de burbuja y con
bonificaciones fraudulentas”. Y cuando el tapón tenga que ponerse finalmente
sobre esta forma de vida insostenible, cuando se derrumbe el castillo de
naipes, entonces nuestros amos invisibles ya tienen preparado para nosotros un 1984
Orwelliano, una “dictadura de lágrimas” con policía militarizada equipada
con millones de balas, cámaras de vigilancia y aviones teledirigidos por todos
lados, encarcelamientos sin cargos, y así sucesivamente. Con todo, dice el
autor, es la propia culpa de los ciudadanos que han preferido la ignorancia
voluntaria a la verdad, la enfermedad a la salud, las mentiras de los medios al
pensamiento crítico, la seguridad a la libertad.
Una sola cosa falta en este admirable
análisis: ¿Acaso nuestra elite gobernante podría haber tenido tanta rienda
suelta, y/o nuestras masas haberse vuelto tan tontas, si cualquiera de las dos
hubiera retenido el mínimo sentido de un Dios que nos juzga a todos a la hora
de la muerte, según Sus Diez Mandamientos? Por supuesto que no. Católicos,
¡despierten!
Kyrie Eleison
Mons. Richard
Williamson, “Comentarios Eleison”
nº 280, 24 de Noviembre de 2012.
“Para practicar la política de la conciliación cueste lo que
costare con los adversarios y a veces con los peores enemigos, los
conciliadores recurren a métodos muy amplios, a exposiciones complacientes. Es
conocida su terminología: tregua a las divisiones (...) comprensiva
flexibilidad, silencio sobre los puntos discutibles (...). Y nada corrige sus
ingenuas ilusiones, ni las mofas ni los chascos ni los fracasos. Casi han
perdido el sentido de la afirmación y del hablar francamente, y el miedo de
chocar y de desagradar al adversario (...) les impide decir un no categórico”.