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miércoles, 20 de febrero de 2013

“El cuarto secreto de Fátima”. Comentario sobre el libro de Antonio Socci.



Un importante autor italiano demuestra que el Tercer Secreto de Fátima no ha sido revelado por completo. Uno de los últimos testigos en vida, el Arzobispo Loris Capovilla, antiguo secretario del Papa Juan XXIII admite ahora que hay dos textos.

El 22 de noviembre de 2006 Il Quarto Segreto di Fatima (El cuarto secreto de Fátima) fue un éxito en las librerías de Italia. El autor, después de mucha investigación, llega a la conclusión de que el Vaticano no ha publicado formalmente el Tercer Secreto en su totalidad.
No se puede dejar de recalcar la importancia de este libro. El Sr. Socci es un famoso e importante autor y conductor de la televisión italiana, sin ninguna relación con algún grupo “tradicionalista”.  De hecho, comenzó el proyecto firmemente convencido de que el Vaticano había publicado el Secreto en su totalidad el 26 de 2000. Sin embargo, mientras más investigaba, más se convencía de que el Secreto no había sido revelado en su integridad.

El desafío de Paolini

Socci escribe en la Introducción del libro que quedó intrigado con un artículo publicado por el periodista italiano Vittorio Messori en el momento de la muerte de Sor Lucía: “El Secreto de Fátima, la celda de Sor Lucía ha sido sellada”. (Ver el informe de Christopher Ferrara en The Fatima Crusader edición 79, página 5). Aquí Messori habla de los muchos escritos y “Cartas a los Papas” que Sor Lucía habría dejado en su celda. Entonces Messori hacía mención de la revelación del secreto por parte del Vaticano, el 26 de junio de 2000, “lo cual en vez de resolver el misterio, ha creado otros: en relación a su interpretación, sus contenidos y respecto de la integridad del texto revelado”.
Esto dio lugar a un estallido de preguntas en la mente de Socci. ¿Por qué Messori, “un gran columnista, extremadamente preciso... el columnista católico más traducido en el mundo”, lanzaría tales sospechas sobre el Vaticano? ¿Cómo podría una persona como Messori, tan cercano al ambiente Vaticano, persuadirse de que la versión oficial del Tercer Secreto no era convincente?
Esto fue especialmente enigmático porque cinco años antes, con la publicación de la visión del Secreto, Messori no tenía reservas respecto de lo que el Vaticano había publicado. Ahora parecía tener dudas. Ahora parecía tener preguntas.
Socci respondió involucrándose en una disputa amistosa entre periodistas con Messori, en la cual Socci defendía la posición del Vaticano. Pero por entonces, dice Socci, “me impactó un artículo escrito por un joven escritor católico, Solideo Paolini”, que apareció en una revista tradicionalista, que entró en el debate entre Socci y Messori.
Socci dice que Paolini “hizo una lista de una serie de argumentos en contra de la versión oficial del Vaticano (que yo también defendía en aquel momento)”. Paolini argumentaba que el Vaticano aún retenía la parte principal del Tercer Secreto de modo que no fuese revelada “debido a sus contenidos explosivos”. El Sr. Paolini había investigado el tema Fátima intensamente y había escrito un libro sobre el Tercer Secreto, Fatima, Don't Despise Prophecies, que se publicó en Italia. Para su propio asombro, Socci encontró los argumentos de Paolini dignos de consideración.
El Sr. Socci relata que era su punto de vista que fue un error de la Curia y de los medios católicos ignorar el desafío de los católicos tradicionales que argumentaban que el Tercer Secreto no fue totalmente publicado. “Por ejemplo – escribe él – en el libro editado por el Padre Paul Kramer [El Postrer Combate del Diablo] que publica en conjunto los trabajos y artículos de varios autores, hay una denuncia de la negativa del Vaticano en escuchar los pedidos de Nuestra Señora, y se afirma que ‘el precio de la indecisión del Vaticano podría ser extremadamente alto y lo pagará la humanidad’”.
En conclusión Socci reconocía que había muchas preguntas que quedaban sin responder, muchos puntos respecto del Secreto que eran enigmáticos.

Ninguna respuesta de Bertone

Los recelos de Socci iban en aumento cuando buscaba respuestas de la jerarquía Vaticana, especialmente del Cardenal Bertone, que fue coautor con el Cardenal Ratzinger del documento sobre el Secreto: “El mensaje de Fátima”, el 26 de junio de 2000.
Socci escribe: “Intenté contactar muchas autoridades de influencia dentro de la Curia, como el Cardenal Bertone, actual Secretario de Estado Vaticano, que jugó un papel central en la publicación del Secreto en el año 2000... El Cardenal, que antes me había favorecido con su consideración personal, habiéndome pedido dirigir conferencias en su antigua diócesis de Génova, no estimó necesario responder a mi pedido de entrevista. Él estaba en su derecho de tomar esa decisión, por supuesto, pero esto solamente aumentó el temor de la existencia de cuestiones embarazosas, y sobre todo, de que allí hay algo (extremadamente importante) que tiene que mantenerse oculto”.
Cierra su introducción diciendo que no esperaba encontrarse con un “enigma de tal magnitud” en relación al Tercer Secreto. Y aunque él no podía aprobar todas y cada una de las teorías sobre el tema contenidas en la literatura tradicionalista, “al final tuve que darme por vencido”, decía él, respecto de la conclusión de que existen dos textos del Secreto, uno de los cuales no ha sido revelado todavía al mundo.

“Pienso que hay más”

Los lectores recordarán que el 13 de mayo de 2000, mientras el Papa beatificaba a Jacinta y a Francisco Marto en Fátima, el Cardenal Angelo Sodano, luego Secretario de Estado Vaticano, anunció que el Tercer Secreto sería revelado, y divulgó lo que él afirmaba ser una parte del mismo. Sodano anunciaba que el Secreto habla de “un obispo vestido de blanco” que, mientras hace camino en medio de cuerpos de mártires, “cae en tierra, aparentemente muerto, bajo el estallido de armas de fuego”.
El Cardenal Sodano continúa indicando que esta era la predicción del atentado en contra de Juan Pablo II, de 1981.
Aunque la mayoría de la multitud aplaudió el discurso de Sodano, algunos fueron inmediatamente escépticos en relación a esto. El 13 de mayo de 2000 Associated Press citaba a Julio Esteleo, 33 años, un vendedor de autos portugués: “Lo que dijeron sucedió todo en el pasado. Eso no es una predicción. Es decepcionante; pienso que hay más”.
Ciertamente que muchos católicos dijeron: “Pienso que hay más”.
Luego, el 26 de junio de 2000, cuando la Visión del Secreto se publicó finalmente, supimos que el Cardenal Sodano no había dicho la verdad. El Secreto no dice que el Papa cae “aparentemente muerto”, sino dice que es asesinado.
Hasta el Washington Post notó la discrepancia en su informe del 1ro de julio: “El Tercer Secreto genera más preguntas: La interpretación de Fátima se aparta de la Visión”:
 “El 13 de mayo, el Cardenal Angelo Sodano, un alto funcionario vaticano, anunció la inminente publicación del texto cuidadosamente protegido. Dijo que el Tercer Secreto no predecía el final del mundo, como habían especulado algunos, sino el disparo al Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, el 13 de mayo de 1981.
“Sodano dijo que el manuscrito... habla de ‘un obispo vestido de blanco’ que, mientras hacía camino en medio de cuerpos de mártires, ‘cae en tierra, aparentemente muerto, bajo el estallido de armas de fuego’.
 “Pero el texto publicado el lunes [26 de junio] no deja dudas respecto de la suerte del obispo, diciendo que ‘era asesinado por un grupo de soldados que disparaban balas y flechas contra él’. Todos los que están con el pontífice también mueren: obispos, sacerdotes, monjes, monjas y laicos. Juan Pablo sobrevivió al disparo de manos de un solo asesino, Mehmet Ali Agca, y nadie en la multitud fue lastimado en el ataque”.
Este periódico secular no puede sino juzgar al Cardenal Sodano con una mirada tendenciosa, puesto que es claro que el Cardenal Sodano dio una descripción falsa del Tercer Secreto, al cual forzó la adecuación de una interpretación defectuosa.
Católicos preocupados contrastaron inmediatamente lo que el Vaticano reveló como el Tercer Secreto completo con lo que el Cardenal Ratzinger había dicho respecto de él en 1984. En su famosa entrevista con Vittorio Messori, el Cardenal Ratzinger dijo que el Secreto trataba de los “peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano, y por tanto del mundo. Y también de la importancia de los últimos tiempos (novissimi)”. El cardenal explicó además que “las cosas contenidas en el Tercer Secreto corresponden a lo que se anuncia en la Escritura y están confirmadas por muchas otras apariciones marianas...”
Sin embargo, la visión del Papa siendo asesinado por soldados no refleja necesariamente “los peligros que amenazan la fe”, ni tampoco corresponde necesariamente con los “últimos tiempos”. Además, se puede buscar en vano “otras apariciones marianas” en las que se pueda encontrar cualquier referencia a una profecía de un Papa que es fusilado por un grupo de soldados. Ni existe tampoco ninguna referencia a tal evento en la Escritura.
La especulación se agrava por el hecho que conocidos estudiosos de Fátima, tales como el Padre Alonso y Fray Michel de la Santa Trinidad, dedujeron en base a un estudio de gran alcance, a partir de lo que previamente se había dicho acerca del Tercer Secreto, que los contenidos se referían a la profecía de una gran crisis de fe en la Iglesia Católica.

Hablan los expertos

El Cardenal Oddi comentó respecto del Tercer Secreto de Fátima:

“No tiene nada que ver con Gorbachov. La Santísima Virgen nos está alertando contra la apostasía en la Iglesia”.

El difunto Padre Joaquín Alonso (+1981), que por dieciséis años fue el archivista oficial en Fátima, y quien había tenido muchas entrevistas con Sor Lucía, testificó lo siguiente:

“Es por tanto completamente probable que el texto haga referencias concretas a la crisis de fe dentro de la Iglesia y a la negligencia de los mismos pastores [y de] luchas internas en el mismo seno de la Iglesia y respecto de la grave negligencia pastoral de la más alta jerarquía...
“En el periodo precedente al gran triunfo del Corazón Inmaculado de María, sucederán cosas terribles. Esto forma parte del contenido de la tercera parte del Secreto. ¿Cuáles son? Si ‘en Portugal el dogma de la fe se preservará siempre’, ...claramente se puede deducir de esto que en otras partes de la Iglesia esos dogmas se están tornando oscuros o hasta se han perdido totalmente. ...
“¿Habla de circunstancias concretas el texto no publicado? Es muy posible que hable no sólo de una crisis real de fe en la Iglesia durante este período de transición, pero como el secreto de La Salette, por ejemplo, puede que haya referencias más concretas a las luchas internas de los católicos o a la caída de sacerdotes y religiosos.  Tal vez hasta se refiere a las fallas en la más alta jerarquía de la Iglesia. En todo caso nada de esto es ajeno a otras cosas que Sor Lucía ha dicho sobre este tema”.

El Obispo Amaral, el tercer Obispo de Fátima, dijo lo siguiente respecto del Secreto en un discurso el 10 de septiembre de 1984, en Viena, Austria.

“Su contenido concierne solamente a nuestra fe. Identificar el [Tercer] Secreto con anuncios catastróficos o con un holocausto nuclear es deformar el sentido del mensaje. La pérdida de fe de un continente es peor que la aniquilación de una nación; y es verdad que la fe está disminuyendo continuamente en Europa”.

Además está la famosa cita del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal de cuatro Papas, incluyendo el Papa Juan Pablo II:

“En el Tercer Secreto se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comienza por lo más alto”.

Los católicos serían más que justificados en creer que todavía hay una parte del Secreto, un segundo texto todavía no revelado, que contiene “contenidos explosivos” en relación a la apostasía masiva en la Iglesia.

Él lo miró al trasluz

Los católicos tienen también buenas razones para sospechar la existencia de un segundo texto en razón de la evidencia del Obispo Venancio en Fátima.
En 1957, cuando el Santo Oficio del Cardenal Ottaviani pidió al Obispo de Fátima que enviase el Secreto al Vaticano, el Obispo de Fátima, da Silva, confió la tarea al Obispo auxiliar Venancio. En un momento cuando el Obispo Venancio estaba solo con el Secreto, miró el sobre al trasluz. Pudo distinguir que dentro del sobre grande del obispo había uno más pequeño de Sor Lucía. Y dentro de este sobre había una hoja de papel ordinaria con márgenes de cada lado de tres cuartos de centímetro. Frère Michel señala que el Obispo Venancio “se tomó la molestia de anotar el tamaño de todo”. Es por el Obispo Venancio que sabemos que el Secreto final se escribió sobre una pequeña hoja de papel que tiene de 25 a 30 líneas.
Sin embargo el Tercer Secreto del 26 de junio del Vaticano fue escrito por Sor Lucía en cuatro hojas de papel y contenía 62 líneas. De nuevo encontramos aquí la evidencia de dos textos del Secreto.
Esta evidencia se confirmó de modo contundente el verano pasado.

“Aunque conociese más en relación a esto”

El Sr. Socci estuvo en contacto con el Sr. Solideo Paolini, el joven periodista que inicialmente había desafiado a Socci respecto del Secreto. Paolini generosamente envió al Sr. Socci sus descubrimientos respecto del Tercer Secreto que provenían del antiguo secretario del Papa Juan XXIII, el Arzobispo Loris Francesco Capovilla.
Nos ceñiremos estrictamente a la cronología de los eventos como aparecen en el libro del Sr. Socci.
Solideo Paolini visitó a Capovilla el 5 de julio de 2006 en su casa archiepiscopal en Sotto il Monte. Después de una conversación preliminar, Paolini le dijo a Capovilla que la razón de su visita derivaba de su investigación periodística sobre Fátima. “Dado que usted es una fuente de información de primer grado”, decía Paolini, “Me gustaría hacerle algunas preguntas”, particularmente sobre el Tercer Secreto.
El Arzobispo Capovilla respondió inicialmente: “No, en realidad, para evitar confusiones, dado que ha sido revelado oficialmente, adhiero a lo que se ha dicho. Aunque conociese más en relación a esto, debemos atenernos a lo que se ha dicho en los documentos oficiales”.
Esta es una confesión fascinante que da un atisbo de cómo opera el Vaticano. El Vaticano presentó su “revelación oficial” sobre el tema, y un prelado del Vaticano insiste que él debe adherir a los documentos oficiales, “aunque conociese más en relación a esto”. Esta es la política que se aplica normalmente en tales materias, dice el Sr. Paolini, y también se levanta un velo sobre el tema. Es una insinuación del Arzobispo: “Sí, ¡conozco mucho más al respecto!”
El Arzobispo sonrío en ese momento y dijo: “Por favor escríbame sus preguntas y yo las responderé”. Le dijo que le gustaría revisar sus papeles, si todavía los tenía, dado que ya había donado prácticamente todo a un museo. Le dijo a Paolini: “Le enviaré algo, tal vez una frase... simplemente escriba y espere”.
¿Una frase?, pensó Paolini, ¿qué querría decir con “le envío una frase”?
Tres días después Paolini le envió al Arzobispo Capovilla una lista de preguntas. El 18 de julio Paolini recibió un paquete de Capovilla que contenía sus respuestas y algunos papeles de sus archivos.
Paolini escribe: “Al lado de mis preguntas en relación a la existencia de un texto no publicado sobre el Tercer Secreto, que todavía debería revelarse, y que su existencia es altamente probable debido a la cantidad masiva de indicios, Mons. Capovilla (quien, como es sabido, leyó el Tercer Secreto), escribió literalmente: “No sé nada”.
Paolini estaba atónito. El Arzobispo Capovilla había leído el Secreto, conocía su contenido, y estaba en posición de establecer inequívocamente que el Tercer Secreto se había publicado en el año 2000 y que no había nada más para ser revelado. Sin embargo dijo: “¡No sé nada!”
Esta expresión, opinaba Paolini, era “irónicamente insinuante de una cierta ‘omertà siciliana’” ...un cierto código de silencio mafioso.
Aquí no terminaban las sorpresas.
El paquete enviado por Capovilla contenía algunos documentos oficiales y una pequeña tarjeta autografiada en la que se leía lo siguiente:

“14 de julio de 2006
Estimado Solideo Paolini,
Le envío algunos de los papeles de mi archivo. Le sugiero comprar el folleto del Mensaje de Fátima, publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, del año 2000.
Bendiciones
Loris Capovilla”

¡Qué extraña sugerencia! Seguramente el Arzobispo Capovilla era conciente que el Sr. Paolini había investigado el tema del Tercer Secreto a fondo y ya poseía el documento del 26 de junio.  Era claro para Paolini que aquello era todavía otra insinuación del Arzobispo. Era como si Capovilla dijese: “Lea el documento del 26 de junio de nuevo, ¡pero esta vez a la luz de los documentos que le estoy enviando ahora!”
Paolini, como esperaba, encontró una bomba activada dentro de los documentos. 
“Comparando el folleto publicado por el Vaticano con los documentos de archivo que el secretario de Juan XXIII me envió”, decía Paolini, “una contradicción muy patente salta inmediatamente a la vista del autor en ‘las notas reservadas’, con sellos de conformidad en ellas [sellos oficiales]. Está certificado que el Papa Pablo VI leyó el Secreto en la tarde del jueves 27 de junio de 1963, mientras que el documento oficial vaticano del 26 de junio de 2000 afirma que: ‘Pablo VI leyó el contenido el 27 de Marzo de 1965 y envió el sobre a los archivos del Sant’Uffizio, decidiendo no publicar el texto’”.
De modo que tenemos una discrepancia de fechas. Los documentos vaticanos oficiales de Capovilla decían que Pablo VI leyó el Secreto el 27 de junio de 1963, mientras el documento vaticano oficial del 26 de junio afirmaba que el mismo Papa leyó el Secreto el 27 de marzo de 1965.
Paolini telefoneó inmediatamente al Arzobispo Capovilla para pedir una explicación sobre la contradicción de las fechas. Capovilla fue un poco evasivo en su respuesta, con afirmaciones tales como “no estamos hablando respecto de la Escritura”. Paolini respondió inmediatamente: “Sí, Excelencia, ¡pero mi punto de referencia es un texto oficial escrito (un documento oficial vaticano), que es claro y se basa en otros documentos de archivo!” Mons. Capovilla respondía, “Bien, tal vez el paquete Bertone [documento del 26 de junio] no es el mismo que el paquete Capovilla...”
En ese momento brilló una luz en la mente de Paolini y aventuró la pregunta del millón: “¿De modo que ambas fechas son correctas porque hay dos textos del Tercer Secreto?”
Después de una breve pausa, respondió el Arzobispo Capovilla: “¡Exactamente!”.
Esta prueba de candente actualidad, publicada por primera vez en el libro del Sr. Socci, marca la primera vez que un funcionario vaticano, aunque retirado, admitía que sí existe, en palabras de Socci, “un Cuarto Secreto, o mejor dicho una segunda parte del Tercer Secreto (evidentemente la continuación de las palabras de Nuestra Señora interrumpidas por aquel ‘etc.’), que todavía no ha sido revelada, y que se fue por otro camino dentro de las paredes del Vaticano”.
Aquellos católicos que durante los últimos seis años han soportado el ridículo y el desprecio por haber insistido que el Vaticano no había publicado el Secreto entero y que había dos textos, son reivindicados por los descubrimientos publicados en el Cuarto Secreto de Fátima de Socci.

Otra discrepancia: 

“Expresiones del dialecto portugués”

En el mismo capítulo, Socci plantea otros puntos que sugieren dos textos diferentes del Secreto. Uno de los más impactantes tiene que ver con las conocidas “expresiones dialectales portuguesas” que contiene el Secreto.
Socci nota que el Cardenal Ottaviani había dicho que cuando Juan XXIII abrió el sobre [conteniendo el Secreto] y lo leyó, lo entendió completamente a pesar de que estaba escrito en portugués. Sin embargo, Fray Michel de la Santa Trinidad, autor de The Whole Truth About Fatima, señala que el Papa había hecho partícipe a cierto Mons. Tavares para ayudarlo a entender ciertas expresiones portuguesas. El Arzobispo Capovilla también testifica que, dado que el texto contenía expresiones dialectales portuguesas, “trajeron a un sacerdote llamado Mons. Tavares”.
Socci insiste que esta discrepancia solamente puede entenderse si hay dos textos del Secreto, uno que Juan XXIII pudo leer sin la ayuda de Mons. Tavares, y otro que requería su ayuda.
El Sr. Socci puso a prueba su teoría consultando a Mariagrazia Russo, una experta en lengua portuguesa, que realizó un preciso análisis de la Visión del Secreto publicado por el Vaticano el año 2000. Russo no sólo concluyó que hay muchas imprecisiones en la traducción oficial del Vaticano de las cuatro páginas de texto portugués de Sor Lucía (lo cual es curioso en un documento vaticano de tal importancia), sino que no se encuentran “expresiones dialectales” o regionales. Esto sólo puede significar que lo que el Vaticano reveló es diferente del texto leído por Juan XXIII que contenía “expresiones dialectales” por lo cual requirió de un asistente portugués.

¿Cómo pudo suceder?

El Sr. Socci construye un relato hipotético de lo que sucedió en el año 2000 detrás de las paredes del Vaticano. Socci cree que cuando Juan Pablo II decidió publicar el Secreto, una lucha de poderes de algún tipo estalló en el Vaticano. Supone que Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger querían publicar el Secreto en su integridad, pero el Cardenal Sodano, entonces Secretario de Estado Vaticano, se opuso a la idea. Y la oposición de un Secretario de Estado Vaticano es algo formidable.
Se llegó a una solución de compromiso que lamentablemente revela la inexistencia de un grado de virtud heroico en los principales protagonistas.
La visión del “Obispo vestido de blanco”, que son las cuatro páginas escritas por Sor Lucía y que serían inicialmente reveladas por el Cardenal Sodano, junto con su ridícula interpretación de que el secreto no es nada más que la predicción del atentado contra el Papa Juan Pablo II en 1981.
Al mismo tiempo, en la ceremonia de beatificación de Jacinta y Francisco el 13 de mayo de 2000, el Papa Juan Pablo II quería “revelar” indirectamente la otra parte - la “parte más terrible” - del secreto en su sermón. Fue allí que Juan Pablo II habló sobre el Apocalipsis: “Apareció otra señal en el cielo: un gran dragón rojo”.  (Apoc. 12, 3) Estas palabras de la primera lectura de la misa nos hacen pensar en una gran batalla entre el bien y el mal, mostrando cómo, cuando el hombre deja de lado a Dios, no puede lograr la felicidad, sino que termina por destruirse a sí mismo... El Mensaje de Fátima es una llamada a la conversión, alertando a la humanidad a no tener nada que ver con el “dragón” que con “la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra” (Apoc. 12, 4).
Los Padres de la Iglesia han interpretado siempre que las estrellas son el clero, y que las estrellas arrastradas por la cola del dragón indican el gran número de hombres de iglesia que se encuentran bajo la influencia del diablo. Este es el modo del Papa Juan Pablo II de explicar que el Tercer Secreto también predice una gran apostasía.
Esto estaba implícito en la revelación del Secreto. De este modo, el Vaticano, y el mismo Papa, no podrían ser acusados de mentir respecto de preguntas directas como: “¿El tercer secreto ha sido revelado en su totalidad?” Respuesta: “Sí, ha sido totalmente revelado”.
Hay algunos que pueden encontrar esta hipótesis difícil y rebuscada. Pueden objetar que las personas normales simplemente que no actúan de ese modo. De todos modos encuentro esta hipótesis creíble.
En primer lugar tenemos la declaración reciente del Obispo Williamson de la Sociedad San Pío X, que relata que un sacerdote conocido de Austria le dijo que el Cardenal Ratzinger le había confidenciado (al sacerdote austriaco) que tenía dos cosas que le pesaban en su conciencia. Una era el mal manejo del Mensaje de Fátima del 26 de junio, y la otra su mal manejo del Arzobispo Lefebvre en 1988. Se informa que el Cardenal Ratzinger dijo en el caso del Arzobispo Lefebvre: “fallé”, y en el caso Fátima: “mi mano fue forzada”. La hipótesis de Socci se apoya en la supuesta declaración del Cardenal Ratzinger de que su mano fue forzada.
En segundo lugar, cualquiera familiarizado con la Romanità vaticana, no debería tener dificultad en aceptar la verosimilitud de tales hipótesis.
El Vaticano es una burocracia romana que remonta a los tiempos de Carlomagno. Puede ser la más prudente y discreta en su mejor faceta, pero puede ser la más evasiva y astuta en su peor rostro. La Romanità es un tipo de poder que es maestro en eufemismos. Experto en pasar desapercibido en situaciones embarazosas. Ni afirma ni desmiente. Responde a preguntas haciendo sus propias preguntas. Se escurre con un encanto irresistible.
Como sabemos vivimos en un periodo en el que “el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia”, dolorosamente debemos admitir que el Vaticano post-conciliar, en la mayoría de los casos, ha abandonado hace mucho tiempo la sentencia evangélica: “tus palabras sean sí sí, no no” (Mat. 5, 37). Esta es una de las razones por las que la contundente publicación tradicionalista en Italia se llama Si Si No No, dado que obtener un sí o un no directo hoy en día de los funcionarios del Vaticano -dejando al descubierto lo que verdaderamente piensa un funcionario del Vaticano- puede volverse una tarea imposible.

Reseñas importantes

El libro de Socci contiene muchos otros puntos demasiado numerosos de detallar en este lugar. Habla de un moderado desprecio por Sor Lucía por parte de Juan XXIII y Pablo VI; el hecho es que la parte oculta del secreto predice una grave crisis de fe y probablemente contiene advertencias negativas respecto del Vaticano II; la absurda entrevista a puertas cerradas del 17 de noviembre de 2001 con Sor Lucía por el entonces Arzobispo Bertone, en la cual afirma que Sor Lucía estaba de acuerdo con todo en el documento del 26 de junio, aunque el documento minaba Fátima tan severamente que Los Angeles Times titulaba un artículo al respecto: “El máximo teólogo del Vaticano amablemente desacredita el culto de Fátima”.
Socci dice además que el texto no publicado del Secreto muy probablemente contiene advertencias de desastres naturales inmensos.
En lo que se refiere a la consagración de Rusia, Socci concluye que es algo que todavía debe realizarse. Esto se pone en evidencia con una simple mirada al estado de decadencia de Rusia. Solamente podemos aplaudir el sentido común de Socci. Tan sólo los comentadores más irreligiosos y de sesos secos podrían insistir que la Rusia de hoy en día, ahora desenfrenada con el divorcio, el aborto, los cultos y la homosexualidad, da testimonio del triunfo prometido del Corazón Inmaculado.
Hay mucho más contenido en las 252 páginas del libro. Como fue publicado por una importante casa editorial en Italia, probablemente gozará de una amplia circulación y generará mucha discusión. Un contacto en Roma de The Fatima Crusader nos dice que el libro recibió reseñas importantes en todos los más grandes periódicos italianos (incluyendo Il Corriere della Sera, La Stampa, Libero y Il Giornale) y esto parece estar causando una buena cantidad de agitación dentro del Vaticano.  Hasta el momento de comenzar la edición, el Vaticano no había emitido ningún comentario.
Ojala que el libro sea publicado en español y en los otros lenguajes principales lo más pronto posible.

John Vennari, tomado de The Fatima Crusader.