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lunes, 18 de febrero de 2013

¿Un gesto revolucionario?



Con cierta perplejidad vemos la insistencia de algunos sectores que se autodenominan “tradicionalistas” (o al menos así lo pretenden) de  que “ven tras la renuncia una cuidada  estrategia  ajedrecística para asegurar la continuidad de “la misma línea”, pero en manos de un joven y vigoroso timonel. Estamos escuchando demasiado esta especie, con tanto desagrado como la de los apologistas de la responsabilidad petrina reducida no más que a la de ese hombre que cruza la calle, del que hablara Merleau Ponty, dice Antonio Caponnetto en su reciente artículo “Ante una renuncia que nos duele”. Y que “aun así, y si fuera cierta esta maniobra sucesoria tramada con un puñado de seguidores, el Santo Padre no puede ignorar que su retiro desata entonces algunos de los demonios de la democratización de la Iglesia, convirtiendo un sitial tradicionalmente monárquico en un puesto sujeto al voto arreglado. Una especie de fraude patriótico, reemplazando los atrios de Balvanera o Pompeya por los corrillos de Roma, de donde nunca se dijo que el humo de Satán se retirara. No queremos que suba Pío XIII por haber ganado las internas, tras estudiada táctica de Ratzinger. Queremos que El Espíritu Santo impere, sane, salve y vivifique” (ídem).


Y conociendo el pensamiento moderno que siempre animó (y anima) al Cardenal Ratzinger, autodenominado como “progresista moderado”, pensamos que su abdicación –obedezca a presiones insostenibles o sea motu proprio- es un acto decididamente revolucionario. Las consecuencias de este acto será la reducción y relativización del ministerio petrino, del Papado mismo, convirtiendo al Vicario de Cristo en una especie de monarca que “reina pero no gobierna” (a la manera de los reyes de la modernidad), siendo el asesor del colegio cardenalicio (o inclusive recibiendo el asesoramiento del ex-papa Benedicto) que, democráticamente e invocando la colegialidad, tomaría las decisiones tendientes a terminar de desmantelar la Iglesia católica para travestirla en la Iglesia sincrética del Nuevo Orden Mundial. A no otra cosa apuntan las presiones ahora ejercidas por los mass media, muchos cardenales y obispos incluidos, y los gobiernos que responden al nuevo paradigma mundialista. Los vítores y aplausos recibidos agradecen el gesto de hacerse a un lado para demostrar de esa forma que el Papa ya no quiere hacerse cargo de tan pesada cruz. Si Cristo Nuestro señor dijo “sobre esta piedra (Cefas-Pedro) edificaré mi Iglesia” hoy lo que se busca es apartar esa piedra, esa piedra que tanto molestó a la masonería durante siglos, porque la Nueva Iglesia sincrética de la iniquidad no debe ser de Cristo ni fundarse en su piedra.
Aquí algunas noticias referentes al nuevo estilo de Papado que se busca y que prueban nuestra visión de lo que ocurre con esta histórica abdicación:


Ratzinger podrá seguir llamándose Benedicto XVI tras su renuncia

Religión Digital

Jesús Bastante, 14 de febrero de 2013 a las 16:41

Joseph Ratzinger podría mantener el título de Benedicto XVI una vez que se haga efectiva su renuncia, según apuntó este mediodía el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi quien añadió que seguirá siendo obispo y que se está estudiando si continuará o no siendo cardenal. El primero es un sacramento mientras que lo segundo es un título jurídico.

Del mismo modo, el jesuita ha apuntado que todavía no se conoce si el actual pontífice estará presente o ausente en la ceremonia del que será su sucesor. Lo que sí se sabe es que su actual secretario, Georg Gaenswein, le acompañará en su retiro en el monasterio vaticano, junto a cuatro laicas consagradas del movimiento “Memores Domini”.

Por otro lado, ha recordado que los cardenales que lleguen a Roma para el próximo Cónclave no podrán residir en la Casa de Santa Marta hasta el próximo 1 de marzo, cuando ya se haya hecho efectiva la renuncia. En el “precónclave” participarán los  dos purpurados que cumplen 85 años.

Lombardi ha puntualizado que la fecha de este cónclave será anunciada durante la Sede Vacante -la norma establece que sea entre 15 y 20 días después- y que la determinará el decano del Colegio cardenalicio, el Camarlengo y algunos miembros de las congregaciones generales.

Mientras, ha especificado que Benedicto XVI no decide ni sugiere cuando será el cónclave porque queda fuera de su jurisdicción. Otro de los puntos que aún se desconocen es quiénes se ocuparán de la seguridad de Benedicto XVI después del 28 de febrero, aunque ha apuntado que cuando viva en el Vaticano seguramente serán los encargados de la seguridad de las autoridades en el Vaticano que son la Gendarmería Vaticana y los Guardias Suizos, pero que posteriormente se precisará.

Lo que sí ha precisado este jueves el portavoz vaticano es que el secretario personal del Papa, monseñor Georg Gänswein, acompañará a Benedicto XVI cuando se traslade a Castel Gandolfo, el próximo 28 de febrero a las 17.00 horas en helicóptero y también cuando se mude a su nueva residencia, un antiguo monasterio de clausura dentro del Vaticano, una vez concluyan las obras de rehabilitación.

En este sentido, ha especificado que, en todo caso, Gänswein mantendrá el cargo de prefecto de la Casa Pontifica al iniciar la sede vacante y durante el Cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI desenvolverá las funciones de prefecto de la casa pontificia.

Igualmente, acompañará al Pontífice en sus nuevas residencias las cuatro laicas italianas consagradas “Memores Domini” que forman parte de la familia pontificia y que han estado atendiéndole durante su Pontificado. Por otro lado, el padre Lombardi ha destacado la "lucidez y serenidad" que ha demostrado el Papa durante su encuentro con el clero de Roma este jueves, en la que ha sido su despedida personal de los sacerdotes de Roma por parte de su obispo.

Además, ha calificado su discurso de “pieza histórica”, que enriquece lo que había escrito en un prefacio de un número especial dedicado al 50 aniversario del Concilio de L’Osservatore Romano. Igualmente, la sonrisa con la cual el Papa concluyó la celebración en la Basílica de San Pedro en el miércoles de ceniza.

Por otra parte, el padre Lombardi ha confirmado que durante el viaje en México en marzo de 2012, el Papa sufrió una caída, aunque ha remarcado que este episodio no ha sido el motivo para la decisión de la renuncia ni ha sido relevante para el desarrollo del viaje.(RD/Ep)


02/15/2013 

Algunos teólogos definen el perfil de nuevo Papa


Un documento aprobado por más de 2 mil personas de todo el mundo traza el “identikit” del sucesor de Ratzinger: «No importa la proveniencia, con tal que no se “curialice”»


Vatican Insider

02/15/2013

Giacomo Galeazzi

Ciudad del Vaticano

Proyecto de reforma de la Iglesia. ¿Cómo debe ser el nuevo Papa? Lo indica un documento de varios teólogos que, hasta ahora, ha recibido la aprobación de 2 mil personas en todo el mundo. Los primeros que lo aprobaron son algunos de los nombres más famosos de la teología: Paul Knitter, monseñor Calsaldáliga, Hans Küng, Leonardo Boff, Peter Phan, Paul Collins. En contra de la «estación actual», se pide que el próximo Pontífice logre vencer las resistencias de algunos sectores de la jerarquía eclesiástica que impiden que se lleve a cabo profundamente el Concilio Vaticano II. «El papel del papado necesita una clara redefinición en línea con las intenciones de Cristo. Como supremo pastor, elemento unificante y principal testimonio de fe, el Papa contribuye de manera esencial al bien de la Iglesia universal –escriben los teólogos. Pero su autoridad no debería oscurecer nunca, disminuir o suprimir la auténtica autoridad que Cristo ha dado directamente a todos los miembros del pueblo de Dios».

Además, «los obispos son vicarios de Cristo y no vicarios del Papa. Ellos tienen la directa responsabilidad del pueblo de sus diócesis, y una compartida responsabilidad con los demás obispos y con el Papa, en el ámbito de la universal comunidad de fe».

El sínodo central de los obispos, se lee en el documento, «debería asumir un papel más decisivo al planificar y guiar el mantenimiento y el crecimiento de fe en nuestro mundo tan complejo». El Concilio Vaticano II «ha prescrito la colegialidad y la corresponsabilidad en todos los niveles. Esto nunca ha sido puesto en práctica. Los diferentes organismos presbiteriales y los consejos pastorales, previstos por el Concilio, deberían involucrar a los fieles de forma más directa en las decisiones relacionadas con la formulación de la doctrina, el ejercicio del ministerio pastoral y la evangelización en el ámbito de la sociedad secular». Por ello, el abuso de poner en puestos de guía en la Iglesia solo a «candidatos de una determinada mentalidad es una decisión que debería ser arrancada. En su lugar, se deberían formular y monitorear nuevas normas que garanticen que las elecciones a estos puestos sean conducidas correcta, transparentemente y de la forma más democrática posible».

También se lee que «la Curia romana necesita una reforma más radical, en línea con las instrucciones y la visión del Vaticano II. La Curia debería limitarse a sus útiles labores administrativas y ejecutivas». La Congregación para la Doctrina de la Fe debería recibir la ayuda y los consejos de comisiones internacionales de expertos, elegidos independientemente y según sus competencias profesionales. «El ejercicio de la autoridad en nuestra Iglesia debería emular los estándares de apertura, responsabilidad y democracia que ha alcanzado la sociedad moderna. El liderazgo debería ser correcto y creíble; inspirado por la humildad y el servicio; con una preocupación transparente por el pueblo, en lugar de preocuparse por las reglas y la disciplina; irradiar a Cristo, que nos hace libres; escuchar el Espíritu de Cristo, que habla y actúa a través de todos y de cada uno».

No todos estos cambios son necesarios, indica el documento: «nos damos cuenta de que poner en práctica estas revisiones estructurales requiere una elaboración detallada en línea con las posibilidades y con las limitaciones de las circunstancias presentes y futuras. Pero subrayamos que las reformas, aquí sintetizadas, son urgentes y que su puesta en práctica debería partir inmediatamente». Al margen del documento, Hans Kung indica que «no importa la provenciencia geográfica del próximo Pontífice». Por lo que lo que verdaderamente cuenta es que «no termine por “romanizarse” o “curializarse”. Ratzinger no era Romano, pero al final fue más romano que los romanos de la Curia. Si un Papa alemán o de color termina integrándose en el sistema de la Curia, su origen no sirve».

Fuente: Vatican Insider.