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domingo, 13 de octubre de 2013

Si yo fuera niño, me sentiría agraviado.

Otra aberración litúrgica, otro acto de profanación, de parte de una jerarquía católica que ha perdido fe sobre el santo sacrificio de la misa.

Nuevamente, la misa anual “de los niños” muestra las consecuencias del Novus Ordo

San Agustín dice que cuando somos más, somos más Iglesia. La Iglesia necesita una vez en el año visibilizarse. ¡¡Mirá que somos muchos!! Nos viene muy bien cantar y hacer lío juntos en algún momento, como dice el Papa”. Mons. Poli, Arzobispo de Buenos Aires.


Para colmo de males, además de las tonterías sentimentales que se les predica a los niños (ni un concepto de doctrina, todo blá, blá, blá sobre el amor) parece que fueran tontos incapaces de asistir y aprender la liturgia que prescribe la Iglesia. Los niños educados en el rito tradicional aprenden desde antes del uso de razón el debido comportamiento, no necesitan de payasadas y si se les dirige un sermón a ellos, será para poner en términos sencillos los contenidos de la fe y los deberes de conducta que Dios exige. Así como los instrumentos de la misericordia divina: la confesión que lava las culpas y la comunión que nos permite recibir a Nuestro Señor en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. 
Los niños lo van aprendiendo, respetando y venerando. Así educó siempre la Iglesia y dio miles de santos y millones de buenos católicos. Así pretende educar ahora el clero, y los resultados están a la vista.

Visto en PCI, 10-10-2013.