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domingo, 17 de noviembre de 2013

Las razones del error en panfleto distribuido en la Catedral de Buenos Aires.


Por: Roberto López Geissmann H.

Acabo de recibir con alegría la pública petición de disculpas del autor del panfleto repartido durante el intento de desagravio por la conmemoración ecuménica de la “Noche de los Cristales Rotos” en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. El autor del panfleto reconoce haberse equivocado en la redacción del último párrafo donde se dice: “Porque has de rendir cuentas a Dios, uno y trino, EL HIJO DE LA INMACULADA”.
Admite que fue corregido por el P. Bouchacourt, quien le presentó LAS MISMAS RAZONES QUE HE VENIDO UTILIZANDO EN ARTÍCULOS ANTERIORES. En realidad, él quiso decir: “Porque has de rendir cuentas a Dios Uno y Trino. Porque tu Juez será el Hijo de la Inmaculada”.
Este público reconocimiento de haber cometido un error y querer evitar crear confusión, es una actitud muy digna, que demuestra la caballerosidad del autor, su humildad y la ausencia de cualquier tipo de obstinación errática. Como bien he venido haciendo notar, nunca pensé que esto se tratara de error formal. Agradezco de corazón esta noble actitud, y esperaría que sirviera de ejemplo para todos nosotros que nos consideramos fieles a la Tradición católica, como muestra de la grandeza de la verdadera humildad que es capaz de admitir el error y rectificarlo. Reitero a todos, especialmente a quienes participaron en el desagravio en la Catedral, que jamás publique mis críticas con afán de hacerles daño a un grupo de católicos cuyas intenciones eran las mejores, y que como ya he dicho también, más allá de si concordemos en todo lo dicho y hecho allí, muestran un espíritu generoso y combativo, el cual nos está haciendo mucha falta en nuestras filas católicas.
Mi único objetivo fue impugnar el error material contenido en la frase final del panfleto, no desprestigiar personas. Y es mi deber corresponder a este encomiable y cristiano reconocimiento, publicando las palabras del autor del panfleto, añadiendo a ello, mi adhesión total a su noble gesto, haciendo votos para que quienes lean este texto, sepan también aceptar las disculpas que ha ofrecido. Que las experiencias vividas se conviertan para nosotros en fuente de reflexión para siempre buscar mejorar lo que nos haga falta y nos enseñen también a no ser prontos para acusar y juzgar las intenciones de las personas, sin antes permitirles justificarse o aclarase. Y si tenemos la iniciativa de refutar el error, no vaya sin en el genuino deseo de hacerlo por la defensa de la fe y la fraterna corrección del errado, sabiendo que no siempre nuestros fallos son fruto de la malicia. A continuación, las palabras mismas del autor del panfleto:

Señor López G. H:

Dado que firma su artículo le escribo; sin embargo le ruego no publique esto hasta que aclare un poco el panorama. Por supuesto, es un ruego, puede aceptarlo o no.
En primer lugar debo darle la razón, en cuanto a que lo expresado, tal como está, es un error. En segundo lugar debo decirle que el autor soy yo, y no fue supervisado. En tercer lugar debo decirle que el mismo Padre Bouchacourt me llamó la atención sobre el mismo, por razones que ud. expresa, y por otras de orden prudencial.
En descargo personal puedo decirle que yo Creo en lo que Ud. expresa, tal como bien lo corrige, porque es lo que cree la Iglesia, y lo que me enseñaron mis Sacerdotes.
El error, sin embargo, es no haber transmitido con calma lo que deseaba, y mezclar en una oración tanto que quise decir. Mea culpa: gracias por la aclaración, que nadie se mueva a error por mis dichos.
Como tradicionalista, no soy inventor de proposiciones filosóficas, solo afirmo lo que la Iglesia dice. Y no fue el caso, claro.
Tal vez nuevos errores surjan de mi aclaración, ruego dispense la intención, y me crea que leo y estudio, aunque con frutos visiblemente escasos. Debí decir: “porque has de rendir cuentas a Dios Uno y Trino. Porque tu Juez será el Hijo de la Inmaculada”.
En otro orden, al tomar el micrófono, también dije una burrada: “estos actos ofenden al mundo…” El autor de Pag. católica agrega “y a Dios”, que yo no dije.. Mi lengua jugó mal papel: “estos actos ofenden al mundo porque el castigo de Dios cae sobre él, sobre justos e inocentes”.
Dado que hoy por hoy estoy a la vista de variados ataques, los cuales acepto como consecuencia de lo hecho, le ruego nuevamente a Ud., que usa su nombre y apellido, elija el momento en que esta nota que le dirijo cause menos daño a los que protagonizamos el hecho. No contribuya con su puñal, porque el beneficio no es para la causa de Dios.
Muchas gracias

Alejandro Bunge
ACM

Visto en Ecce Christianvs, 17-11-2013.