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jueves, 6 de octubre de 2016

Segunda edición de: “Lenguaje, ideología y poder.


LENGUAJE, IDEOLOGÍA Y PODER
La palabra como arma de persuasión ideológica:
cultura y legislación

Por Juan Carlos Monedero (h)

Las escuchamos todos los días. Y nos aturden, nos aturden con las palabras interrupción voluntaria del embarazo, violencia de género, homofobia, pre-embrión, derecho al aborto, derecho al consumo de estupefacientes. Se nos atropella y arrincona con los términos abierto, cerrado, tolerante, extremista, retrógrado, medieval, progresista, derechos humanos, discriminación, femicidio y tantos otros.
¿Qué significa cada uno de estos vocablos? ¿Qué hay detrás de este uso mediático que hoy por hoy –y hasta la náusea– se les da? ¿Qué papel juega este vocabulario en esta auténtica revolución cultural, al servicio de la cultura de la muerte, en expresión del Papa Juan Pablo II? ¿Qué oscuros intereses enmascara estos vocablos?
El libro LENGUAJE, IDEOLOGÍA Y PODER (2° edición, Ediciones Castilla, 2016), prologado por el Padre Alfredo Sáenz y el Dr. Antonio Caponnetto, nos da una clara y certera respuesta a todas esas preguntas.
Parado en la auténtica filosofía cristiana y ejercitando el noble arte de las definiciones, el autor desmenuza las motivaciones ocultas de los ideólogos promotores del aborto, la anticoncepción, la naturalización de la homosexualidad, la banalización de las drogas, etcétera. Despliega asimismo no sólo una crítica feroz de tales presupuestos ideológicos sino también una sólida fundamentación de las verdades del Orden Natural, hoy puesto en tela de juicio –todos los días– por innumerables comunicadores sociales. Asimismo, Juan Carlos no sólo toma ejemplos del campo filosófico sino también del periodístico, cultural, político, histórico y hasta del eclesiástico. Quienes consideraron su formación personal signada por la Apologética, han visto un renacer de la misma en la primera edición de este libro.


Reseña del prof. Pablo Grossi

Repárese en que, en ninguna otra época de la Historia Universal,
se han prodigado tanto las palabras como la presente:
 torrentes inagotables de palabras por medio de la prensa, del libro, de la radiotelefonía,
de la cátedra, de la tribuna, en una proporción jamás soportada antes,
invaden, penetran y cubren la vida entera de los hombres y de los pueblos...
Jordán Bruno Genta

Desde las páginas de El Filósofo y los sofistas, nuestro mártir sostuvo que “Saber pensar o saber hablar es la tarea principal del hombre, la que hace que el hombre sea hombre”. Y en acertada paradoja, explicará que “Es notorio que se requieren muchas más palabras para condenar a la palabra que para hacer su apología; el mayor gasto y derroche de mala retórica está siempre a cargo de los enemigos de la retórica. La palabra tiene tanta autoridad, tanta fuerza persuasiva que hasta es capaz de convencer sobre su falta de autoridad y sobre su impotencia persuasiva”. Por eso, la retórica –“hasta en sus formas viciosas y corrompidas”– sigue siendo, con todo, “una parte de la metafísica y de la teología”. La lectura del presente libro ha logrado evocar estas palabras inmortales.
A batallar se aprende batallando. Ahora bien, quien cae en un campo de combate sin más armas que la buena disposición del espíritu, corre con pocas posibilidades de alcanzar la victoria. Es cierto que en el final de todos los finales rendiremos cuenta ante el Señor por las cicatrices recibidas, no por los éxitos alcanzados. Pero no es menos cierto que esta benevolencia de la Divina Providencia –por la que se nos exige el combate, mas no la victoria– no nos exonera de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para alcanzar el triunfo.
La presente obra es un manual de combate. En su primera parte (“Fundamentos de la cuestión”), Juan Carlos presenta las armas: traza un breve pero completo bosquejo sobre la relación existente entre las palabras, los conceptos y la realidad. Su subversión es la raíz última de esta guerra, respecto de la cual el libro no deja de pronunciarse una y otra vez.
Luego, queda retratado el estado del campo de batalla: en la segunda parte (“Palabras en guerra”), se estudia qué alcances y qué tipo de consecuencias han traído el triunfo de la guerra cultural, que perdurará mientras Dios lo permita.
Pero el autor no se detiene allí. No se trata de algo puramente teórico pues la guerra semántica –como cualquier otro tipo de contienda– es algo eminentemente práctico. Tampoco son páginas quejosas, repletas de letanías de lamentos. Lejos del derrotismo, luego de observar y diagnosticar adecuadamente la situación, es entonces cuando Juan Carlos entra en acción y contraataca; así, desafía los tótems de los adversarios de la fe y de la patria, al tiempo que acaba saliendo al rescate del lenguaje, desenmascarando sofismas y rescatando palabras nobles que han sido estigmatizadas, echando luz sobre las tinieblas del oscuro panorama cultural.

Una obra para releer varias veces, que podríamos considerar una verdadera “teoría y práctica” de la presente guerra contrarrevolucionaria en su aspecto semántico, necesaria para la interpretación de la realidad actual de nuestro país y, por qué no, del habla hispana.