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sábado, 9 de febrero de 2013

La boda de la hija del Procurador: sacramento y poder.


El Dr. Alejandro Ordóñez es un viejo militante católico tradicionalista de Bogotá, Colombia. Ejerce una función altísima en el gobierno nacional, y es el número tres en la sucesión presidencial. Ha impedido de forma eficiente el avance del aborto y de otras aberraciones que se intentan instalar en los países de América del Sur. Esto explica la buena voluntad del clero para ceder la iglesia y oficiar el rito. Pero no quitemos valor al testimonio de una persona que nunca negó su filiación religiosa ni ante la perspectiva de que fuese un obstáculo para su carrera administrativa o le granjease enemistad en los círculos oficiales. Igualmente, el Dr. Ordoñez es reconocido por su rectitud y capacidad intelectual. Enhorabuena para esta familia católica fiel. Aquí la tendenciosa noticia de “El Tiempo”, diario de Bogotá.


LA BODA DE LA HIJA DEL PROCURADOR: SACRAMENTO Y PODER


Natalia Ordóñez Hernández y Daniel Palis Taua, frente al púlpito del templo de San Agustín.
Foto: Néstor Gómez / EL TIEMPO

No hay muchos antecedentes de una cita como esta a la que concurrieran élites de todos los poderes.
El matrimonio de Natalia Ordóñez Hernández, la hija del procurador general, Alejandro Ordóñez, y Beatriz Hernández, el pasado sábado en Bogotá, fue una boda colmada de símbolos. (Imágenes del matrimonio).
Una excepcional concurrencia de expresiones sacras y políticas pocas veces vista en la capital del país. Un acto de poder.
Por un lado, la boda fue marcada por la solemnidad del rito religioso, el más tradicional de la fe católica, cuyo origen se remonta al Concilio Ecuménico de Trento (Italia), celebrado entre 1545 y 1563, cuando se adoptó el latín como idioma para la celebración de la misa.
Para que el desposamiento de Natalia Ordóñez Hernández con Daniel Palis Taua se realizara de la manera como se hizo, hubo que elevar consultas a la Conferencia Episcopal Colombiana, pues hasta hace poco más de dos años se requería algo más que eso, una dispensa que solo podían otorgar el Obispo o el Papa.
El trámite ahora fue mucho más sencillo, porque Benedicto XVI autorizó recientemente este tipo de liturgia para grupos especiales de fieles que así lo soliciten.
El exquisito ritual, realizado en el histórico templo de San Agustín -una reliquia construida entre 1642 y 1668-, ubicado justo en la parte posterior de la Casa de Nariño, en el centro del poder, no es un capricho. Es una tradición que el procurador Ordóñez y su familia conservan desde hace más de 30 años, y a la que asisten con puntual devoción cada semana en la iglesia de La Fraternidad, del barrio Teusaquillo.
Fue la novia quien pidió a su padre que la ceremonia religiosa se efectuara con apego al rito tridentino. “Ella comenzó a asistir a esta santa misa desde cuando estaba en el vientre de la madre. Por eso en los videos se puede observar que ella recita toda la misa y los cantos de memoria, porque los sabe y los disfruta”, comentó el Procurador.
La misa en latín, con el sacerdote oficiante de espaldas a los fieles y mirando al Santísimo expuesto en el altar mayor fue una costumbre que el Concilio Ecuménico Vaticano II de 1965 modificó, pero que algunos católicos en distintas partes del mundo, como el Procurador y su familia, rehusaron aceptar.