Según anuncia El País, 16-07-2013, habría un nuevo encuentro ecuménico a
gran escala que podría ser anunciado por Francisco en las Jornadas Mundiales de
la Juventud que se llevarán a cabo en Río de Janeiro.
[El País – 16-07-2013]
El papa
podría anunciar en Río la convocatoria de un “Concilio de las religiones”.
Por: Juan
Arias | 16 de julio de 2013
Según
confidencias hechas por el papa al rabino argentino, Abraham Skorka durante su
encuentro con el viejo amigo en Roma semanas atrás, su deseo es el de
llamar a Roma o a Asís a representantes de todas las religiones para “rezar
juntos” proponiendo una reconciliación universal.
No podría
llamarse canónicamente un concilio, pero en realidad lo que el papa
Francisco desea organizar en Roma es algo muy parecido y al mismo tiempo
original. Y podría anunciarlo a los jóvenes en Río la semana próxima.
Francisco
piensa convocar a líderes y fieles de todas las confesiones religiosas para,
juntos, sin ideologías marcadas, bajo el lema de la“cultura del encuentro”,
buscar nuevos caminos de reconciliación y de paz entre los creyentes del
planeta.
Y ese anuncio
podría hacerlo en Río al cerca de un millón de jóvenes que ya están
llegando de 58 países diferentes para celebrar con el papa Francisco la
Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)
Brasil
posee un sentimiento religioso plural y ecléctico, una cultura de la fe sin
fundamentalismos ni guerras de religión. Saldrán a aplaudir al papa no sólo
católicos sino también evangélicos, judíos, seguidores de las religiones
africanas del candomblé y espiritistas.
Sería un
momento propicio, según algunos obispos de Brasil, para anunciar ese encuentro
universal de religiones en Roma. El papa tiene la palabra.
Desde que el
exarzobispo de Buenos Aires Bergloglio fue elegido sucesor de
Pedro, se barajó en el ámbito de los teólogos la posibilidad de que Francisco
pudiera convocar un nuevo Concilio Ecuménico a los 50 años del
Vaticano II.
Según confidencias hechas por el papa al rabino argentino, Abraham Skorka durante su encuentro con el viejo amigo en Roma semanas atrás, su deseo es el de llamar a Roma o a Asís a representantes de todas las religiones para “rezar juntos” proponiendo una reconciliación universal.
Podría hacerlo
después de una visita que desea hacer a Tierra Santa a finales de año en busca
también de un abrazo entre Israel y Palestina.
La
originalidad de ese posible encuentro de todas las religiones concebido por
Francisco consistiría no en una discusión teórica o ideológica sobre lo que hoy
divide a los diferentes credos del mundo y a las mismas iglesias cristianas
entre sí, desgarradas un día de Roma por motivos de abusos de poder e
incomprensiones por parte del papado, que creó la infalibilidad pontifícia
y decretó la obligatoriedad del celibato eclesiástico obligatorio.
El papa le
hizo una confidencia al rabino Skorka que salió visiblemente
emocionado del encuentro con su amigo: “No ha cambiado, es el mismo
hombre sencillo, piadoso y humilde que yo conocí en Buenos Aires” dijo
a un repórter a la salida del encuentro y que en Brasil recogió un programa de Globo
News.
Según
Francisco, lo trágico de los fundamentalismos es que “se olvidan del cuerpo” en
aras de la ideología, y eso tanto en el campo religioso como en el político,
dijo.
Por eso, para
él la única vía de salida para un ecumenismo que siempre ha fracasado es lo que
él llama la “cultura del encuentro”, el mirarse a los ojos los unos a los
otros, o según expresión suya “tocar con mano que corre la misma sangre
por cristianos, judíos, musulmanos o por los seguidores de cualquier otra
religión”. Y al mismo tiempo aceptar que “todos pecamos”, y por ello,
todos necesitamos pedir pedir y alcanzar perdón.
Para el papa,
si nos convencemos de que “llevamos la misma sangre en nuestras venas” de seres
humanos e hijos de Dios, significa que “somos una sola familia”. Y
en ese caso, por qué seguir divididos, se pregunta.
Y según
Francisco hay una sola clave para ese feliz encuentro entre diferentes, pero
todos hermanos, la “humildad”.
Ningún tipo de
arrogancia, de querer ser o aparecer superior a los otros, podrá hacer avanzar
el abrazo entre religiones. La victoria estará en las manos de los que
sean capaces de perdonar y de pedirse perdón porque, según le dijo
Francisco al rabino amigo, “Dios perdona siempre a quién sabe perdonar”.
La única
experiencia parecida a la que proyecta Francisco, fue la del ya remoto
encuentro en la década de los 80, entre líderes de diferentes credos y
religiones, incluso animistas, celebrado en Asís por el entonces
Papa Juan Pablo II, que llegó a ser criticado por el que sería su
sucesor como papa, el cardenal Ratzinger, que era responsable
entonces por la Congregación de la fe.
Estuve
presente entonces a aquel encuentro y fue, en verdad, algo nuevo. Recuerdo a
grupos de fieles de religiones animistas africanas hacer sus cultos en el
interior de iglesias católicas, algo visto como una especie de profanación y
sacrilegio por monseñores y teólogos conservadores de la Curia.
En una
conversación de Francisco con Skorka, el papa defendió aquella polémica reunión
ecuménica de Asís, y llegó a decir que en aquella ocasión hubo hasta quién
“llegó a burlarse” de Juan Pablo II, refiriéndose a la parte más
fundamentalista de la Iglesia católica.
No cabe duda
de que si Francisco llevara a cabo esa idea de convocar una especie de Concilio
de las religiones, su resultado podría ser inesperado dada la
actitud con la que esta vez se presenta el líder de los católicos ante los
hermanos de fe separados: bajo el manto de la humildad y dispuesto a pedir
perdón por los pecados del pasado perpetrados por el papado que hoy él
representa.
“Donde
aparezca responsabilidad de Roma, Francisco pedirá perdón y exigirá a la
Iglesia reparaciones”, comentó Skorka después de su encuentro con el
papa. Algo muy diferente a la vieja doctrina católica de “fuera de la Iglesia
no hay salvación”, que ha siempre paralizado toda tentativa de reunificación
incluso por parte de los cristianos separados.
No acaso,
Francisco aún no se ha llamado a si mismo “papa” sino “obispo de Roma”, como
para significar que es uno más, “primus inter pares” entre los obispos del
mundo. Y así podría presentarse ante los responsables de las demás religiones
del planeta.
La teología
tradicional, fundamentalista, y exclusivista que considera a Dios como una
propiedad, puede prepararse a ser derrotada. Francisco es humilde, pero no ingenuo.
Sabe donde pisa y por ahora lo está haciendo cortando por lo vivo como en su
actitud contra las mafias del dinero que se habían adueñado del Vaticano, algo
que había hecho Jesús con la mafia del templo de Jerusalén.
A Skorka,
considerada la persona que más sabe de los sentimientos de Francisco dada su
larga amistad de años con él, le preguntaron los periodistas si no
tenía miedo de que pudieran atentar contra su vida los que ven que les
está desbaratando el viejo poder y la vieja pompa del Vaticano. “Dios lo protegerá”,
se limitó a decir el rabino que ha demostrado más esperanza en los resultados
positivos de la visita de Francisco a Israel que en todas las ya casi infinitas
tentativas político-diplomáticas, llevadas a cabo en vano hasta hoy, para
resolver el problema entre judíos y palestinos.