“Siempre la Verdad ha sido difícil, su patria no parece ser la tierra,
pero en nuestros días han surgido fenómenos nuevos, obstáculos enormes, grandes
maquinarias de obstrucción y de falsificación: el Estado que se vuelve
totalitario, la educación monopolizada, las propagandas de guerra o
de paz, la irrupción de los mediocres engreídos y de los ignorantes y de
los estultos en los púlpitos; es decir, en los lugares desde donde puede uno
hacerse oír de muchos; y los que llama el Evangelio ‘falsos cristos y falsos
profetas’ La obstrucción a la difusión de la Verdad es uno de los crímenes más
grandes que se pueden cometer: es uno de los pecados contra el Espíritu Santo.”