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jueves, 14 de noviembre de 2013

Crónica de lo ocurrido en la Catedral en la celebración de la Kristallnacht.

Reproducimos la interesante y fiel crónica realizada por Página Católica, 14-Nov-2013, de lo sucedido en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, en el marco de la conmemoración de la Kristallnacht.

¡Es lo que el Papa quiere!

Que se celebre esta Liturgia acatólica

Y que haya lío, mucho lío

Los invitados entre el fuego cruzado de “dos Iglesias”



No había terminado la liturgia interreligiosa de Conmemoración de la Kristallnacht que, desde hace más de quince años se realiza en el ámbito de la Iglesia Católica, cuando todos los medios de prensa de la Argentina daban cuenta de una noticia sorprendente:

Un grupo “de derechas (TN), de jóvenes fundamentalistas católicos (La Nación), de fanáticos ultraconservadores católicos (Perfil y Clarín), de exaltados (Ámbito Financiero)”, no tuvieron mejor idea que ponerse a rezar el Santo Rosario y repartir volantes en el momento en que comenzaba la ceremonia.

Esto demuestra que el diálogo interreligioso es querido por un conglomerado que dispone de inmenso poder, y cuyos tentáculos se extienden hasta el centro mismo de la Iglesia.
Así habíamos principiado la nota en la misma noche del Martes, cuando tuvimosque dejarla en este punto por razones que no merece la pena comentar aquí.

Cortando el hilo que pensábamos seguir, digamos que nos ha sorprendido un titular del diario La Nación, donde se afirma inconsecuenemente que habríamos negado “de modo explícito” el “inicio de la persecución al pueblo judío perpetrada por los nazis”.

Como flameante demostración citan nuestro texto y lo comentan:

“Un templo católico no es el lugar indicado para recordar acontecimientos pasados como la Kristallnacht; hecho extraño a nuestra historia y sobre el que se conocen versiones contradictorias, dice el posteo en este sitio web que de modo explícito pone en duda el inicio de la persecución al pueblo judío perpetrada por los nazis.”

No solamente no vemos de qué manera habríamos negado “de modo explícito” un hecho histórico que no concierne directamente al caso -el cual, como comprobará el honrado lector, está explícitamente admitido en la frase transcripta- sino que lo reinterpreta a su manera, siempre capciosa y obscura.

El objeto principal de la afirmación de PC, como está bien claro, es indicar que los templos católicos deben ser lugares exclusivos de culto católico y para nada, sitios de convocatoria multirreligiosa para recordar episodios pasados ni salones multiuso.

El Culto católico siempre es presente, nunca conmemorativo, pues es la acción de Cristo que es eterna como lo es Él. Para la Doctrina Católica la Santa Misa, el Sacramento por excelencia, no es una mera “recordación histórica” sino un hecho presente, de eterno presente, que simplemente se continua a través de los siglos en cada celebración, de la misma manera que Nuestro Señor Jesucristo está eternamente presente ante el Padre Eterno exhibiendo Sus gloriosas heridas e impetrando la continua Redención.

Se ve también el interés que tiene La Nación, de vincularnos con la Fraternidad San Pío X. De modo que hay quien nos ha escrito, luego de leer esa nota, pensando que este blog era una especie de vocero oficioso de la misma.

Sin embargo del cariño que sentimos por la obra de esa benemérita institución, hemos de decir, para hacer honor a la verdad, que no estamos vinculados institucionalmente con ella.

Y si los cronistas hubieran estado más atentos, se habrían dado cuenta de que nosotros publicamos domingo tras domingo, la Liturgia de la Palabra correspondiente al Novus Ordo (para los iniciados: la misa vigente a partir del 1º Domingo de Adviento de 1969), cosa que no haría ningún espacio vinculado a la Fraternidad.

Luego de esta necesaria digresión, volvamos ahora al tema principal de este post.
Cuando el padre Fernando Gianetti, gurú y brazo ejecutor desde hace más de 15 años del proyecto que ahora llega a su culminación, dirigía las palabras de inicio de la Liturgia Conmemorativa de la Kristallnacht, se comenzó a oír suave pero firmemente el desgranar de las cuentas del Santo Rosario, en las voces de unos cincuenta jóvenes situados en la parte central de la Catedral de la Santísima Trinidad.

Dos casi niños se adelantaron hasta el presbiterio, donde ocho líderes religiosos (dos más que el año pasado), hacían guardia, a diestra y siniestra, al Arzobispo de Buenos Aires, Dr. Mario Aurelio Poli.

Luego de hacer una genuflexión, uno de ellos le entregó un papel, y entre los dos hicieron que el mismo llegara a los demás.

Los gestos de agradable sorpresa que al recibir el escrito adornaban las caras, se fueron transformando en risa nerviosa en la medida que el sentido de la vista informaba al cerebro el contenido de la misiva.


En ese momento, una persona subió al presbiterio, y colocándose junto a los micrófonos dirigió el siguiente mensaje:

“Les pedimos a todos, por favor, que tengan en cuenta que es un templo católico y que este es un acto de profanación que debe ser evitado. No tenemos problemas con los recordatorios históricos que se hagan en lugares históricos. En el templo santo de Dios donde vive el Santísimo, no puede haber una profanación; y los que conocen de (aquí se le quitó el micrófono) religiones saben que las profanaciones ofenden al mundo y a Dios... Adelante del Nazareno y adelante del Crucificado. Váyanse y terminen esta profanación. No es posible. Recen el Rosario y honren a Dios”.

El Arzobispo pidió, a través del padre Gianetti, que se retiraran los jóvenes que estaban rezando el Rosario. Lo que generó un aplauso, a partir del cual un ruido intenso se instaló dentro de la Catedral y duró casi media hora. Era el ruido de los reproches y las diatribas dirigidas hacia los que rezaban sin contestar.


Algunas personas entornaron a los jóvenes orantes, unos para intentar convencerlos de que cejaran en su empeño, otros para insultarlos con los más duros epítetos, locos, fundamentalistas, reaccionarios, nazis:


Otros llegando a la agresión física, como un devoto de kipá que hostilizó largamente desde atrás a uno de los sacerdotes que acompañaban al grupo:


Pero resultó particularmente sorprendente el furor demostrado por el diputado Mario Amadeo, dicen que perteneciente a la Comunidad de San Egidio, quien desplegó actos que pueden considerarse intimidatorios como sacar reiteradas fotografías a escasos centímetros de la caras, gritarle a un niño, al más caro estilo de los servicios de inteligencia: ¿De qué colegio sos, de qué colegio sos?, o gritarle a unos adolescentes “Miserables nazis”.

¿Cómo es posible que un hombre que ocupa tan alto cargo llegue a ese extremo?

Pero si en la noche del martes 12 la actitud de Amadeo fue incalificable, se superó a sí mismo ayer, cuando les dijo a los medios:

“Son marginales, son fanáticos. Yo vi en la cara de esos pibes que si los mandan a matar, matan. Si vos decís que están violando la Catedral y los mandás, matan. Son unos miserables, unos marginales” 

Menos mal que tales calificativos salen de la boca de un político... Se acuerdan en 2001, cuando el país entero gritaba que se vayan todos.
Eso sí, cuando haya que votar, los padres que aman a sus hijos, tengan presente a quien actuó contra unos niños como un energúmeno... No lo olviden, la Nación y sus hijos se lo agradecerán.


Es curioso como en el video que publicó La Nación, se han eliminado las palabras de Amedeo, con el simple expediente de anular el sonido dejando la imagen. Esos son los amantes de la verdad.

Vienen a la memoria estrofas del Salmo 22, el que Jesucristo rezó en la Cruz, que paradójicamente luego sería recitado en la ceremonia, como uno más de los elementos de analogía entre el Holocausto y la Pasión:

Me han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han cercado
Abrieron sobre mí su boca
Como león rapaz y rugiente.

Porque el poderoso diputado de la Nación, se estaba dirigiendo con esos epítetos y descalificaciones, a unos adolescentes, algunas niñas incluidas, que estaban cometiendo el pecado de rezar, y de decirles a los demás que “extra ecclesia nulla salus - fuera de la Iglesia no hay salvación”, aunque se lo hayan dicho de un modo tan directo y contundente que pudo resultar ofensivo.

Porque lo que hay que advertir aquí, es que los invitados, tanto cristianos disidentes como judíos, quedaron sin querer en el medio de una discusión interna de la Iglesia. Debate tan intenso y agudo que está llevando a la conformación de dos “partidos”, con doctrinas y liturgias diversas, que son cada vez más extraños el uno del otro. Una es la Iglesia de las promesas, y la otra la “iglesia” de la publicidad, como las llamó hace muchos años el padre Meinvielle, maestro del actual Arzobispo de Buenos Aires.

La una cree, como ha creído invariablemente desde el principio, que el único camino de salvación es el Bautismo; pues el mismo Maestro se lo ha enseñado infaliblemente: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todos los hombres. El que creyere y se bautizare se salvará, el que no creyere se condenará” (Mt: 16, 15).

Sin embargo de estas palabras, contra las que nada hay por hacer, y del dogma antes referido, “fuera de la Iglesia no hay salvación”, la iglesia de la publicidad, ha desarrolado en los hechos la doctrina no escrita de las múltiples vías de salvación. Cada uno se salva en su religión y aún, por qué no, sin creer en Dios. Lo cual está absolutamente condenado por la doctrina católica.

Los invitados del Arzobispo de Buenos Aires merecían ser recibidos con respeto y cordialidad; pero el error consistió en invitarlos para el menester de una liturgia acatólica, que en modo alguno puede ser celebrada en una Iglesia, a no ser que pertenezca... a la iglesia de la publicidad.

Es seguro que un judío ortodoxo comprendería muy bien a un católico que no aceptara una liturgia interreligiosa, pues él tampoco la aceptaría. Pero la mayoría de los invitados del Sr. Arzobispo, pertenecían al reformismo judío, que piensa distinto.

Convendría disculparse con ellos por el mal rato, intentando hacerles comprender que, in extremis, el respeto de los derechos de Dios está por arriba de los respetos humanos.

Siguiendo con nuestra crónica, los jóvenes de la Catedral finalizaron el Santo Rosario, a pesar de la presión del entorno, y luego de eso se retiraron por su propia iniciativa, no como dijeron algunos medios, policía mediante.

Ocurrió incluso el milagro de que el P. Gianetti, pidiendo la paz para los presentes desde el ambón de la catedral, rezó un par de Ave María por el micrófono, lo que no estaba previsto en la Liturgia de Conmemoración.

Esta liturgia, lo hemos dicho ya, es evidentemente religiosa, con el aditamento de que en ella subyace la herética creencia de que el Holocausto puede equipararse al Sacrificio de la Cruz, uno para la salvación de los judíos y el otro para los cristianos; por eso algunos pensadores la llaman herejía Judeo Cristiana.

Idea que se evidencia del análisis de los textos, pero que no todos pueden captar. No nos equivocaríamos por mucho si pensáramos que la mayoría de las personas que estaban en la Catedral, no son conscientes de esta realidad, que hace totalmente inaceptable su desarrollo en el lugar santo.

Al retomarse la ceremonia, luego del rezo del Rosario rebelde, el Arzobispo de Buenos Aires dijo que la celebración de esta liturgia “es lo que el Papa quiere”. De ahí el título del presente post.

En el video de abajo, que ponemos a consideración de nuestros lectores, mostramos lo que pasaba en el presbiterio de la catedral, además de todo lo otro que publicaron medios.

Recemos para que estas experiencias interreligiosas dejen de hacerse en el ámbito sagrado; a nadie se le ocurre hacer una Misa en una sinagoga o en una mezquita. Esa es la mejor forma de garantizar la paz; dándole a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

p/d:

¿Y que tal si el año que viene invitamos a los judíos y protestantes a una Santa Misa que sea rezada por el eterno descanso del alma de los que murieron durante la Kristallnacht? Eso es lo verdaderamente caritativo y católico.

Video:


GUIÓN LITÚRGICO PARA LA KRISTALLNACHT