Mons. Bokalic: ¿el viejo
truco?
Permitir la corrupción, para
luego lamentar
¿Tuviste cortejo? –Sí,
una nena llevaba los anillos, otras tres nenas tiraban flores y un nene llevaba
la luz:
un candelabro con una vela.
(De “Luisa” Paz durante un
reportaje)
El Obispo de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic,
emitió un nuevo comunicado, firmado también por su auxiliar, en el que advierte
a los sacerdotes que no pueden “efectuar ceremonias de cualquier tipo
que contradigan esta concepción del matrimonio”; en clara alusión al “casamiento
gay” realizado en la parroquia del Espíritu Santo; y sobre el que ya se había
manifestado anteriormente.
¿A qué vendrá ahora ese comunicado extemporáneo, cuando ya el sacrilegio que él
pudo impedir, es decir, que permitió, ha sido consumado?
En nuestra opinión, la táctica
aplicada podría ser el viejo truco utilizado frecuentemente por la Jerarquía
modernista: hacer gestos que marquen a fuego a la opinión pública, y luego
lanzar algún tipo de "aclaración" para tranquilizar
a los incautos, y disminuir la exposición en la que se han colocado al
traspasar "la línea de no ceder".
Pues puede haber algún obispo que
no tolere “quedar pegado” a su colega si se mantiene en silencio, e
incluso pudiera alguien escribir a Roma (por las dudas, aunque más no sea),
cosa que ya ocurrió; (sabemos a ciencia cierta que una carta que denuncia el
caso vuela hacia la Congregación para la Doctrina de la Fe).
Sospecha que es respaldada por el
mismo enunciado de la afirmación episcopal: “Ante lo acontecido en esta
diócesis de Santiago del Estero afirmamos lo siguiente:...”.
¡No te das cuenta, excelencia,
que eres el Obispo del lugar, no el almacenero de la esquina; y que estás
hablado como si lo "acontecido" no hubiera estado
bajo tu jurisdicción? ¿Por qué lo permitiste. Por qué no haces justicia
castigando al culpable, para escarmiento de los que pudieran venir en adelante,
y desagraviando el templo execrado por el sacrilegio que has permitido?
Lamentamos decir que mientras
esta gravísima ofensa quede sin ejemplar castigo, las palabras de Mons. Bokalic
suenan a complicidad e hipócrita cobardía, que no pueden ser disimuladas por
una mal pretendida caridad para con el cura sacrílego y hereje.
Lo que el ordinario no dice en
este caso es que, más allá de la confusión que pudiera suscitar el casamiento
religioso de los homosexuales, el padre Lamberti ha bendecido el mal que clama
al cielo. Es decir, niega la maldad intrínseca del pecado de sodomía,
contradiciendo nuestra Fe y cometiendo, a nuestro modo de ver, no solamente
sacrilegio sino también herejía.
Por eso, es muy de lamentar que
el comunicado de marras no incluya ninguna referencia a la insolencia que
cometen los que pretenden que la Iglesia, por el poder de sus pastores
significado en la estola sacerdotal que vistió el padre Lamberti, bendiga un
nexo condenado explícitamente en las Sagradas Escrituras y en la Moral
católica.
En lugar de eso, se nos recuerdan “que
la Iglesia enseña que toda persona deberá ser acogida con respeto, compasión y
delicadeza.”, frase frecuentemente utilizada cuando se habla de los
homosexuales y adulterinos, y que ha sido tomada en general como un mandato de
aceptación sin más, que vulnera el deber de corregir al que yerra.
Frente a lo cual, y para evitar
confusiones, nosotros también recordamos lo que enseñó el Señor respecto de
quien contraviene la Ley Divina y persiste en ignorar la corrección fraterna: “Considéralo
como un pagano o un publicano” (Mt 18, 17); es decir, como alguien que
está fuera de la Iglesia.
Mons. Bokalic, las “periferias
existenciales”, en la iglesia modernista que tenemos ante nuestros ojos, no
son los homosexuales, no. Son los cristianos sinceros que buscan la buena
doctrina y la buena liturgia, sistemáticamente negada por una parte cada vez
mayor del clero católico.
Desde esa periferia le pedimos
que explique su inconcebible conducta de haber permitido lo que sabía a ciencia
cierta que iba a ocurrir, que repare la ofensa castigando al o a los culpables,
y que desagravie el templo del Espíritu Santo execrado a partir del sábado
pasado.
Mientras esto no ocurra, de poco
valdrán mil comunicados como el que acaba de firmar, como no sea de burla a los
creyentes de corazón. Pues como publicó un importante diario el pasado viernes
19: “Aunque el obispado dio una marcha atrás retórica, nadie le
quita lo bendecido”.
Texto del Nuevo Comunicado
Ante lo
acontecido en esta diócesis de Santiago del Estero afirmamos lo siguiente:
La íntima
comunidad de vida y amor conyugal, que ha sido fundada por el Creador y
provista de leyes propias, se establece sobre la alianza del matrimonio, que es
un vínculo sagrado que no depende del arbitrio humano, sino que el mismo Dios
es el autor del matrimonio.
El matrimonio
cristiano consiste en el acto de la voluntad por el cual el varón y la mujer,
naturalmente concebidos como tales desde el seno materno, se entregan y aceptan
mutuamente en alianza irrevocable por la que constituyen entre sí un consorcio
para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges
y a la generación y educación de los hijos. Esta alianza matrimonial fue
elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados.
Ésta es la
única concepción de matrimonio entre bautizados; y es inválida e ilícita toda
otra forma de unión. Por lo cual no es posible hacer ninguna celebración
religiosa que no corresponda a esta naturaleza del matrimonio.
Se recuerda
que por el respeto debido al sacramento del matrimonio y a la comunidad de los
fieles está prohibido a los pastores, por cualquier motivo o pretexto incluso
pastoral, efectuar ceremonias de cualquier tipo que contradigan esta concepción
del matrimonio. En efecto, tales ceremonias podrían dar la impresión de que se
celebran nupcias sacramentales válidas y como consecuencia inducirían al error
sobre la concepción cristiana del matrimonio.
También
recordamos que la Iglesia enseña que toda persona deberá ser acogida con
respeto, compasión y delicadeza. Se evitará todo signo de discriminación
injusta. Se invitará a todos los bautizados a fundamentar su vida de fe en la
Palabra de Dios que nos ofrece la salvación y nos llama a la conversión. Para
vivir, perseverar y crecer en la fe debemos recurrir a la oración, los
sacramentos y la caridad.
Actuando de
este modo, la Iglesia católica profesa la propia fidelidad a Cristo y a su
verdad; al mismo tiempo se comporta con espíritu materno hacia todos sus hijos,
en particular con los que están en las periferias existenciales.
Santiago del Estero, 21 de septiembre de 2014
+ Vicente
BOKALIC, obispo de Santiago del Estero
+ Ariel
TORRADO MOSCONI, obispo auxiliar de Santiago del Estero.