El blog La
Espada de Felipe, 06-Nov-2014, publica una traducción de la entrevista completa
a Mons. Athanasius Schneider
(aquí la
original en polaco), Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santa María en
Astana, Kazakhtan.
Citando
un párrafo, Shcneider se congratula de la “ortodoxia” le la Relatio Synodi final, sin embargo “ofrece
ánimo y consuelo auténticos a las familias católicas”, aunque “hay que señalar
que se nos hace indigerible el vocabulario humanista onda Vaticano II y los
almíbares truchescos que aparecen a cada paso”, como dice Wanderer,
02-Nov-2014.
A
pesar de que Mons. Schneider cae en algunas sutiles contradicciones lógicas debido a su postura, sus afirmaciones son valientes. Esto nos lleva a
enfatizar que los miembros de la jerarquía conciliar, claramente se encuentran
en una encrucijada, una profunda división entre los “conservadores” y los
“progresistas” que intentan llevar el aggionarmiento oficializado
por el Concilio Vaticano II hasta sus últimas consecuencias. Sería una gracia que estos obispos escandalizados, que reaccionan a este claro ataque a los fundamentos mismos de
la familia cristiana, profundicen y reconozcan los principios doctrinales que
llevaron a la barca de Pedro a esta escandalosa dirección suicida, y que se den
cuenta de que las “bombas de tiempo” de las que hablaba Mons. Lefebvre –con la
clarividencia profética de un hombre que ama a la Iglesia-, están derribando lo
que queda en pie con su onda expansiva.
Contra
los Fariseos
Su
Excelencia, ¿cuál es su opinión sobre el Sínodo de la familia? ¿Cuál es su
mensaje para las familias?
Durante el
Sínodo, hubo momentos de evidente manipulación por parte de algunos clérigos
con puestos clave en la estructura editorial y rectora del Sínodo. El informe
provisional (Relatio post disceptationem) era claramente un texto prefabricado y
sin vinculación con las verdaderas intervenciones de los Padres En las
secciones sobre homosexualidad, sexualidad y los «divorciados vueltos a casar», el texto representa una ideología
neopagana radical. Esta
es la primera vez en la historia de la Iglesia en que un texto tan heterodoxo,
surgido de un encuentro oficial entre Obispos católicos y bajo la dirección de
un Papa, haya sido publicado, aun cuando tuviese carácter preliminar.
Gracias a Dios y a las plegarias de los fieles de todo el mundo, un número
considerable de padres Sinodales rechazaron decididamente esa agenda. Es una
agenda que refleja la moralidad general corrupta y pagana de nuestra época, que
está siendo impuesta mundialmente mediante la presión política y a través de
los casi todopoderosos medios de comunicación oficiales, leales a los
principios de la ideología mundial de género. Este documento sinodal, aunque
sólo fuera provisional, constituye
una auténtica vergüenza y una indicación de la medida en que el espíritu del
mundo anticristiano ha invadido niveles importantes de la vida de la Iglesia.
Este documento permanecerá para las futuras generaciones y para los
historiadores como una mancha en
el honor de la Sede Apostólica. Por fortuna, el Mensaje de los
Padres Sinodales es un documento verdaderamente católico, que esboza la verdad
divina sobre la familia sin silenciar las raíces profundas de los problemas, es
decir, la realidad del pecado. Ofrece ánimo y consuelo auténticos a las
familias católicas».
Algunas Citas
del texto:
“Tenemos
presente la carga impuesta por la vida en el sufrimiento que puede surgir por
un hijo con necesidades especiales, con enfermedades graves, o con el deterioro
por la edad avanzada, o por la muerte de algún ser querido. Admiramos la
fidelidad de aquellos que vencen estas pruebas con coraje, fe y caridad. Ellos
no lo ven como una carga impuesta sino como una forma de donación al prójimo,
viendo en la debilidad de la carne al Cristo sufriente…El amor conyugal,
que es único e indisoluble, persevera en las dificultades. Es uno de los
milagros más maravillosos y el más común. Este amor se propaga a través de la
fertilidad y la generación, que involucran no sólo la procreación de los hijos
sino el don de la vida divina en el bautismo, su catequesis, y su educación…La
presencia de la familia de Jesús, María y José permanezca sobre ustedes”. [1]
Los grupos
que han estado esperando un cambio en las enseñanzas de la Iglesia con respecto
a ciertas cuestiones morales (p.e. permitir la Comunión a las personas
“divorciadas vueltas a casar” o buscando alguna forma de aprobación a las
uniones homosexuales) probablemente se han visto decepcionados con el contenido
de la Relatio final. ¿No habría de todos modos un peligro al cuestionar y
discutir temas que son fundamentales para las enseñanzas de la Iglesia? ¿No hay
un peligro de que esta misma discusión abra la puerta a serios abusos o a
intentos de revisar estas enseñanzas en el futuro?
Un mandamiento
divino, el sexto mandamiento, y la indisolubilidad absoluta del matrimonio
sacramental, una regla de derecho divino, significan que los que se encuentran
en estado de pecado grave no pueden ser admitidos a la Sagrada Comunión. Esto
lo enseña San Pablo en su carta inspirada por el Espíritu Santo (1Co 11,27-30)
y no puede someterse a voto, igual que la divinidad de Cristo nunca se
sometería a voto. Una persona que sigue estando unida por el vínculo
indisoluble del matrimonio sacramental y que, a pesar de ello, vive en
cohabitación estable con otra persona, por precepto divino no puede ser admitida
a la Sagrada Comunión. Hacer lo
contrario sería una declaración pública por parte de la Iglesia, legitimando
perversamente la negación de la indisolubilidad del matrimonio cristiano y, al
mismo tiempo, aboliendo el sexto mandamiento de la Ley de Dios: No cometerás
adulterio. Ninguna institución humana, ni siquiera el Papa o un Concilio
Ecuménico, tiene la autoridad y la competencia para anular, ni siquiera de
forma ligera o indirecta, uno de los diez mandamientos o las palabras divinas
de Cristo: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre (Mt 19,6)
Sin consideración de que esta lúcida verdad haya sido de forma constante y sin
cambios, porque es incambiable, a través de todas las épocas por el Magisterio
de la Iglesia hasta nuestros días por ejemplo en la Familiaris Consortio de San
Juan Pabo II, en el Catecismo de la Iglesia Católica y por el Papa Benedicto
XVI, la admisibilidad a la Sagrada Eucaristía de los así llamados “divorciados
vueltos a casar” ha sido sometida a votación en el Sínodo. Este hecho es en sí
mismo muy grave y y representa una actitud de clerical arrogancia con respecto
a la Verdad divina y la Palabra de Dios.
Indigno
intento de someter a votación la Verdad divina
El intento de
someter a votación la verdad divina y la Palabra de Dios es indigno de los que, como
representantes del Magisterio, deben transmitir celosamente, como siervos
buenos y fieles (cf. Mt 24, 45) el depósito divino.
Al admitir a
los «divorciados vueltos a casar» a la Sagrada Comunión, esos obispos
establecen una nueva tradición por su
propia voluntad y vulnerando con ello el mandamiento de Dios, como
Cristo reprochaba a los fariseos y a los escribas (cf. Mt 15,3). Y lo que es
peor es el hecho de que esos obispos intentan legitimar su infidelidad a la
Palabra de Cristo mediante argumentos como la «necesidad pastoral», la
«misericordia», la «apertura al Espíritu Santo». No tienen reparo ni escrúpulo
en pervertir de forma gnóstica el verdadero significado de esas palabras,
denostando a los que se oponen a ellos y defienden el inmutable mandato divino
y la verdadera Tradición como rígidos, escrupulosos o tradicionalistas».
Durante la gran crisis Arriana en el s IV los defensores de la Divinidad del
Hijo de Dios también fueron llamados “intransigentes” y “tradicionalistas”. San
Atanasio llegó a ser excomulgado por el Papa Liberio y el Papa justificó el
hecho con el argumento de que San Atanasio no estaba en comunión con los
Obispos de Oriente que eran mayoritariamente heréticos o semi-heréticos. San
Basilio el Grande afirmó frente a esa situación que: “Solamente un pecado es
severamente castigado en estos días: la atenta observancia de las tradiciones
de nuestros Padres. Por esa razón los buenos son arrojados fuera y llevados al
desierto” (Ep. 243)
La realidad es que estos Obispos que alientan
la admisión a la Comunión a los “divorciados vueltos a casar” son los nuevos
Fariseos y Escribas porque rechazan el mandamiento de Dios
contribuyendo al hecho de que del cuerpo y el corazón de los “divorciados
vueltos a casar” continúen “procediendo adulterios” (Mat. 15:19), porque
ellos quieren una solución que “limpie”exteriormente para aparecer “limpios”
frente a los que detentan el poder (los medios, la opinión pública). Pero de
todos modos cuendo eventualmente se presenten ante el tribunal de Cristo,
escucharán sin dudas para su propio desmayo estas palabras de Cristo: “¿Quién
eres tú para enumerar mis mandamientos y tomar en tu boca mi alianza?. Tú que
aborreces la disciplina y echas a la espalda mis palabras…y tienes tu
parte con el adúltero?” (Ps 50
(49): 16: 18).
La Relatio
final del Sínodo también contiene, desafortunadamente, el parágrafo con el voto
sobre el tema de la Santa Eucaristía para los “divorciados vueltos a casar”.
Aun cuando no haya conseguido los dos tercios requeridos, permanece allí el
hecho preocupante y asombroso de que la mayoría absoluta de los Obispos
presentes hayan votado a favor de la Comunión para los “divorciados vueltos a
casar”, un triste reflejo de la calidad
espiritual del episcopado en nuestros días. Y es más triste aún que
este parágrafo que no obtuvo la aprobación requerida por la mayoría calificada,
permanezca a pesar de todo en el texto final de la Relatio y vaya a ser enviada
a todas las diócesis para su discusión. Sólo aumentará la confusión doctrinal
entre los sacerdotes y los fieles, al quedar en el aire que los mandamientos
divinos, la Palabra de Cristo y la enseñanza del Apóstol Pablo están al albur
de los distintos grupos de decisión. Un Cardenal que abierta y vehementemente
apoyó el asunto de la admisión a la Santa Comunión de los “divorciados vueltos
a casar” y aún la vergonzosa declaración sobre las “parejas” homosexuales de la
Relatio preliminar estaba disconforme con la Relatio final, y terminó
declarando que “El vaso está medio lleno”, que esperaba que había que trabajar para
que esté lleno el año que viene. Debemos creer firmemente que Dios disipará los
planes de engaño, infidelidad y traición. Cristo maneja infaliblemente el timón
de la barca de su Iglesia en medio de tal tormenta. Creemos y confiamos en el
que dirige la Iglesia, Nuestro Señor Jesucristo, que es la Verdad».
Estamos
atravesando en estos días una cima en la agresión a la familia; esta agresión
está acompañada por una tremenda confusión en el área de las ciencias sobre el
hombre y la identidad del hombre. Desafortunadamente pareciera haber ciertos
miembros de la jerarquía eclesiástica que al discutir estos asuntos expresan
opiniones que contradicen las enseñanzas de Nuestro señor Jesucristo. ¿Cómo
deberíamos dirigirnos a las personas que son víctimas de esta confusión, para
que fortalezcan su fe y ayudarlos hacia su salvación?
Cristo
purifica la fe a través de la prueba
En este tiempo
extraordinariamente difícil, Cristo
está purificando nuestra fe católica, de modo que, a través de la
prueba, la Iglesia brille aún más y sea realmente luz y sal para un mundo
neopagano insípido, gracias a la fidelidad y a la fe simple y pura en primer
lugar de los fieles, de los pequeños de la Iglesia, de la «ecclesia docta» (la
Iglesia que aprende), que en nuestros días fortalecerá a la «ecclesia docens»
(la Iglesia que enseña, es decir, el Magisterio), de forma similar a lo que ya
ocurrió en el siglo IV.
Tal como el
beato cardenal Newman afirmó: “Es este un hecho muy remarcable, pero
hay una enseñanza en él. Quizás fue permitido con el objeto de imprimir sobre
esa Iglesia que salía de la persecución la gran lección evangélica de que
no el sabio y poderoso, sino el obscuro, el falto de instrucción y el débil,
son su verdadera fuerza. Fue principalmente por el pueblo fiel que el Paganismo
fue erradicado, y fue por el pueblo fiel bajo la guía de Atanasio y los Obispos
de Egipto, y en algunos lugares con el apoyo de de sus Obispos y
Sacerdotes que la peor de las herejías fue resistida y echada del
territorio sagrado…En ese tiempo de inmensa confusión el dogma divino de la
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo fue proclamado, mantenido y (humanamente
hablando) preservado, mucho más por la “Ecclesia Docta” que por la “Ecclesia
Docens”, en el que el cuerpo del Episcopado fue infiel a su misión
mientras el cuerpo de los laicos fue fiel a su Bautismo, en el tiempo en que a
veces el Papa, otras algún patriarca o metropolitano u otras grandes Sedes, o
Concilios generales dijeron lo que no debían o hicieron lo que oscureció o comprometió
la Verdad revelada; mientras por otro lado fue el pueblo cristiano el que bajo
la Providencia constituyó la fuerza eclesiástica de Atanasio, Hilario, Eusebio
de Vercellae y otros grandes confesores solitarios, que hubieran fallado sin
él” (Arrianos del s IV, pp.446, 466)
Anima a los
católicos a ser fieles al Catecismo
Tenemos que
animar a los católicos ordinarios a que sean fieles al Catecismo que han
recibido, a que sean fieles a las claras palabras de Cristo en el Evangelio, a
que sean fieles a la fe que sus padres y antepasados les transmitieron. Tenemos
que organizar grupos de estudios y conferencias sobre la doctrina perenne de la
Iglesia sobre el matrimonio y la castidad, invitando especialmente a los
jóvenes y a las parejas casadas. Tenemos
que mostrar la auténtica belleza de una vida en castidad, la auténtica belleza
del matrimonio y la familia cristianos, el gran valor de la Cruz y del
sacrificio en nuestras vidas. Tenemos que presentar más ejemplos de
los santos y de personas ejemplares que, a pesar de que sufrían las mismas
tentaciones de la carne, la misma hostilidad y burlas del mundo pagano, con la
gracia de Cristo tuvieron una vida feliz en castidad, en un matrimonio
cristiano y en una familia. La Fe, la fe Católica y Apostólica, pura e íntegra
vencerá al mundo (cf. 1 Jn 5:4)
Formar grupos
de ayuda para la conversión y la santidad
Tenemos que
crear y promover grupos juveniles con el corazón puro, grupos de familias,
grupos de esposos católicos, fieles a sus votos matrimoniales. Tenemos que
organizar grupos que ayuden a las familias moral y materialmente rotas, grupos
que asistan con su oración y buenos consejos a las parejas separadas, grupos y
personas que ayuden a los «divorciados vueltos a casar» a comenzar una
conversión seria, reconociendo con humildad su situación pecaminosa y
abandonando con la gracia de Dios los pecados que vulneran el mandamiento de
Dios y la santidad del sacramento del matrimonio. Tenemos que crear grupos que
ayuden cuidadosamente a las personas con tendencias homosexuales a emprender el
camino de la conversión cristiana, el camino feliz y hermoso de una vida casta,
y en un momento dado les ofrezcan discretamente un remedio psicológico. Tenemos
que mostrar y predicar a nuestros contemporáneos, en el mundo neopagano, la
Buena Noticia liberadora de la enseñanza de Cristo: que los mandatos de Dios y
el sexto mandamiento en particular son sabios y hermosos: La Ley del Señor es
perfecta y es descanso del alma: el precepto del Señor es fiel e instruye al
ignorante. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón. La norma del
Señor es límpida y da luz a los ojos (Sal 19 (18), 7-8)».
Durante el
Sínodo el Arzobispo Gadecki de Poznan y algunos otros distinguidos prelados
expresaron públicamente su disconformidad con el hecho de que los resultados de
la discusión se apartaran de las enseñanzas perennes de la Iglesia. ¿Existe la
posibilidad de que por esta discusión haya un despertar de miembros del clero y
de fieles que hasta ahora desconocían el hecho de que en el mismo seno de la
Iglesia hubiera personas que socavaran las enseñanzas de Nuestro Señor?
La Iglesia en
Polonia defendió la verdad en el Sínodo
«Es un honor
para el catolicismo polaco que el Presidente del episcopado, Su Excelencia el
Arzobispo Gądecki, haya defendido con claridad y valor la verdad de Cristo
sobre el matrimonio y la sexualidad humana, mostrándose como un verdadero hijo
espiritual de San Juan Pablo II. El cardenal George Pell habló muy
adecuadamente de la agenda progresista sobre la sexualidad y la supuesta
motivación misericordiosa y pastoral para dar la Sagrada comunión a los
«divorciados vueltos a casar» durante el Sínodo, diciendo que sólo es la punta
del iceberg y una especie de caballo
de Troya en la Iglesia».
Periodista y
blogueros católicos, soldados de Cristo.
Que en el
mismo seno de la Iglesia hay personas que socavan la enseñanza de Nuestro Señor
se hizo evidente ante el mundo entero gracias al Internet y al trabajo de
algunos periodistas católicos que no permanecieron impasibles ante lo que
estaba ocurriendo con el tesoro de la fe católica. Me alegró comprobar que
algunos periodistas católicos y
blogueros de Internet se comportaban como buenos soldados de Cristo
y alertaban de la agenda clerical
que buscaba socavar la doctrina perenne de Nuestro Señor. Los
cardenales, obispos, sacerdotes, familias católicas y jóvenes católicos tienen
que decirse: me niego a ajustarme al espíritu neopagano de este mundo, aunque
sean obispos y sacerdotes los que lo difundan; no aceptaré su uso falaz y
perverso de la misericordia divina y del «nuevo Pentecostés»; me niego a
ofrecer granos de incienso ante la estatua del ídolo de la ideología de género,
ante el ídolo de los segundos matrimonios, de la cohabitación; aunque mi obispo
lo haga, yo no lo haré; con la gracia de Dios, elegiré sufrir en lugar de
traicionar la verdad plena de Cristo sobre la sexualidad humana y el
matrimonio.
Obispos y
cardenales que ofrecen incienso a ídolos neopaganos
«Es el
testimonio lo que convencerá al mundo, no los maestros, como dijo el Beato
Pablo VI en Evangelii Nuntiandi. La Iglesia y el mundo necesitan
urgentemente testigos intrépidos y francos de la verdad plena de los
mandamientos y de la voluntad de Dios, de la verdad plena de las palabras de
Cristo sobre el matrimonio. Los
fariseos y escribas clericales modernos, esos obispos y cardenales que ofrecen
granos de incienso ante los ídolos neopaganos de la ideología de género y la
cohabitación, no convencerán a nadie para que crean en Cristo y ofrezcan sus
vidas por Cristo.
Realmente
“veritas Domini manet in aeternum” (Ps 116: la verdad del Señor permanece para
siempre) y “Jesucristo es el mismo hoy y ayer y por los siglos” (Hebr. 13:8) y
“la Verdad os hará libres” (Juan 8:32) Esta última frase bíblica era una de las
favoritas de San juan Pablo II, el Papa de la Familia. Podríamos agregar:
la Verdad divina revelada e incambiable sobre la sexualidad humana traerá
libertad a las almas dentro y fuera de la Iglesia. En medio de la crisis de la
Iglesia y el mal ejemplo moral y doctrinal de algunos Obispos de su tiempo, San
Agustín confortó a los simples fieles con estas palabras: “No importa lo que
nosotros los Obispos seamos, vosotros estáis a salvo, los que tenéis a Dios por
Padre y a su Iglesia como Madre” (Contra litteras Petiliani III, 9,
10).
[1] Traducción propia. El texto
del Documento Final (Relatio Synodi) continúa sin traducirse al español,
estando solamente en italiano y en inglés.
La “vergonzosa” e
“inaceptable” (card. Müller) Relatio Post Disceptationem, por el
contrario, estuvo lista en cinco idiomas en 48 hs., implicando una sorprendente
velocidad de transcripción, edición y traducción de cientos de discursos e
intervenciones.