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miércoles, 2 de enero de 2013

Carta a ocho Cardenales antes de la reunión ecuménica de Asís en 1986.


CARTA DE MONSEÑOR LEFEBVRE A OCHO CARDENALES
ANTES DE LA REUNIÓN DE ASÍS

Êcone, 27 de agosto de 1986

Eminencia:


Ante los acontecimientos que están sucediendo en la Iglesia y de los que Juan Pablo II es autor, y frente a los que se propone realizar en Taizé y en Asís en el mes de octubre, no puedo dejar de dirigirme a ustedes para suplicarles, en nombre de muchos sacerdotes y fieles, que salven el honor de la Iglesia, humillada de forma antes nunca vista en toda su historia. 
El discurso y los actos de Juan Pablo II en Togo, en Marruecos, en la India y en la sinagoga de Roma, provocan en nuestros corazones una santa indignación. ¿Qué pensarían de esto los santos y santas del Antiguo y del Nuevo Testamento? ¿Qué haría la Santa Inquisición si aún existiera?
El que está sentado en la sede de Pedro se mofa públicamente del primer artículo de Credo y del primer mandamiento del Decálogo. Es incalculable el escándalo en las almas de los católicos. La Iglesia se tambalea desde sus cimientos. 
Si desaparece la fe en la Iglesia, única arca de salvación, desaparecerá la propia Iglesia. Toda su fuerza y toda su actividad sobrenatural tiene como base este artículo de fe.
¿Juan Pablo II seguirá destruyendo la fe católica públicamente, en particular en Asís, con el desfile de las religiones previsto por las calles de la ciudad de San Francisco, y con el reparto de las religiones en las diferentes capillas de la basílica para que celebren allí sus cultos a favor de la paz tal como la concibe la ONU? Eso es lo que anunció el Cardenal Etchegaray, encargado de ese abominable Congreso de las Religiones.
¿Es posible que no se eleve ninguna voz en la Iglesia para condenar estos pecados públicos? ¿Dónde están los Macabeos?
Eminencia, por el honor del único Dios verdadero, de Nuestro Señor Jesucristo, proteste públicamente, venga en socorro de los Obispos, sacerdotes y fieles que siguen siendo católicos.
Eminencia, si me he permitido intervenir ante Usted, es porque no puedo dudar de sus sentimientos sobre este tema.
Este llamamiento también lo dirijo a los demás Cardenales cuyos nombres encontrará más abajo, para que en dado caso pueda obrar de común acuerdo con ellos.
Que el Espíritu Santo venga en su ayuda, Eminencia. Les ruego que acepte la expresión de mis sentimientos fraternalmente sinceros in Christo et Maria.


+Marcel Lefebfvre


Arzobispo – Obispo emérito de Tulle

A Su Eminencia el Cardenal Giuseppe SIRI
Arzobispo de Génova

A Su Eminencia el Cardenal Paul ZOUNGRANA
Arzobispo de Uagadugu

A Su Eminencia el Cardenal Silvio ODDI
Con residencia en Roma

A Su Eminencia el Cardenal Marcelo Martín GONZÁLEZ
Arzobispo de Toledo

A Su Eminencia el Cardenal Pietro PALAZZINI
Con residencia en Roma

A Su Eminencia el Cardenal Hyacinthe THIANDOUM
Arzobispo de Dakar

A Su Eminencia el Cardenal Alfons STICKLER
Bibliotecario S.R.E. en Roma

A Su Eminencia el Cardenal Édouard GAGNON


Tomado de “Mons. Marcel Lefebvre. La biografía”, Mons. Tissier de Mallerais. Ediciones Río Reconquista, 2010.