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viernes, 30 de octubre de 2015

El triunfo de la ambigüedad: Los pasajes más polémicos de la relatio final del Sínodo.

Artículo visto en AdelanteLaFe, 25-Oct-2015.


El triunfo de la ambigüedad – Los pasajes más polémicos de la relatio final del Sínodo

Hay seis puntos en la Relatio Final que son los más controvertidos, los números 70-71, 75 y 84-86, los cuales obtuvieron menos “sí” y más “no” en las votaciones que otros puntos. Los parágrafos 84-86 (sobre los divorciados vueltos a casar) consiguieron 187, 178 y 190 votos “sí” y 72, 80 y 64 “no” respectivamente. El número mínimo de votos para que un texto sea incluido en la Relatio Final era 177, por lo que el n.85 se ha colado por un solo voto.

El pasaje 85 (que consta de dos parágrafos) es especial; cita la Familiaris Consortio 84 de Juan Pablo II pero omite la parte en que se prohíbe la comunión a los “divorciados y vueltos a casar”. También se abre un camino hacia la descentralización doctrinal al hablar de las “directrices del obispo” con respecto al “divorciado vuelto a casar”.

Nuestro comentario inicial puede encontrarse en la parte inferior de este post, el cual se ha ampliado ante el discurso del Papa contra los conservadores; un signo evidente de frustración y un vistazo aterrador de su teología (¿desde cuándo es posible oponer la “letra” y el “espíritu” de la doctrina CRISTIANA?). Seguiremos el lunes.

Situaciones complejas

69. El sacramento del matrimonio, como unión fiel e indisoluble entre un hombre y una mujer llamados a acogerse recíprocamente y a acoger la vida, es una enorme gracia para la familia humana. La Iglesia tiene la alegría y el deber de anunciar esta gracia a cada persona y en cada contexto. Se siente hoy, de modo aún más urgente, la responsabilidad de hacer redescubrir a los bautizados cómo la gracia de Dios opera en su vida – incluso en las situaciones más difíciles – para conducirlos a la plenitud del sacramento. El Sínodo, mientras que aprecia y anima a las familias que honran la belleza del matrimonio cristiano, pretende promover el discernimiento pastoral de las situaciones en las que el recibimiento de este don resulta difícil de ser apreciado, o en diversos modos comprometido. Mantener vivo el diálogo pastoral con estos fieles, para consentir la maduración de una coherente apertura al Evangelio del matrimonio y de la familia en su plenitud, es una tremenda responsabilidad. Los pastores deben identificar los elementos que puedan favorecer la evangelización y el crecimiento humano y espiritual de aquellos que se encomiendan al Señor y a su cuidado.

70. Que la pastoral proponga con claridad el mensaje evangélico y tome los elementos positivos presentes en aquellas situaciones que no correspondan aún o no más a ello. En muchos Países un creciente número de parejas conviven, sin ningún matrimonio ni canónico, ni civil. En algunos Países existe el matrimonio tradicional, concertado entre las familias e incluso celebrado en diferentes etapas. En otros Países en cambio se encuentra en aumento el número de aquellos que, después de haber vivido juntos por largo tiempo, solicitan la celebración del matrimonio en la iglesia. Se opta a menudo por la simple convivencia a causa de la mentalidad general contraria a las instituciones y al compromiso definitivo, pero también a la espera de una seguridad existencial (trabajo y salario fijo). En otros Países, finalmente, las uniones resultan de hecho siempre más numerosas, no sólo por el rechazo a los valores de la familia y del matrimonio, sino también por el hecho de que casarse es percibido como un lujo, a causa de las condiciones sociales, y es así que la miseria material orilla a vivir uniones de facto. Todas estas situaciones son confrontadas de manera constructiva, buscando transformarlas en oportunidad de camino de conversión hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio.

71. La elección del matrimonio civil o, en diferentes casos, de la simple convivencia, muy a menudo no es motivada por prejuicios o resistencia en contra de la unión sacramental, sino por situaciones culturales o contingentes. En muchas circunstancias, la decisión de vivir juntos es señal de una relación que quiere realmente orientarse hacia una perspectiva de estabilidad. Esta voluntad, que se traduce en un vínculo duradero, confiable y abierto a la vida puede considerarse como un compromiso sobre el cual implantar un camino hacia el sacramento nupcial, descubierto como el plan de Dios sobre la propia vida. El camino de crecimiento, que puede conducir al matrimonio sacramental, será animado por el reconocimiento de los rasgos propios del amor generoso y duradero: el deseo de buscar el bien del otro antes del propio; la experiencia del perdón pedido y dado; la aspiración a constituir una familia no cerrada sobre sí misma y abierta al bien de la comunidad eclesial y de la sociedad entera. A lo largo de este recorrido podrían ser valoradas aquellas señales de amor que propiamente corresponden al reflejo del amor de Dios en un auténtico proyecto conyugal.

***

75.Una dificultad particular presentan las situaciones respecto al acceso al bautismo de personas que se encuentran en una condición matrimonial compleja. Se trata de personas que han contraído una unión estable en algún momento en el cual al menos una de ellas no conocía la fe cristiana. Los Obispos están llamados a ejercer, en estos casos, un discernimiento pastoral proporcional al bien espiritual de éstas.

El discernimiento y la integración

84.- Los bautizados que están divorciados y vueltos a casar civilmente deben estar más integrados en las comunidades cristianas en los diversos modos posibles, evitando toda ocasión de escándalo. La lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral, para que no solo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, sino para que puedan tener una feliz y fecunda experiencia de ella. Son bautizados, son hermanos y hermanas, el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos.

Su participación puede expresarse en diversos servicios eclesiales: es necesario por ello discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas. Ellos no están y no deben sentirse excomulgados, y pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que los acoge siempre, los cuida con afecto y los alienta en el camino de la vida y del Evangelio.

Esta integración es necesaria también para el cuidado y la educación cristiana de sus hijos, que deben ser considerados los más importantes. Para la comunidad cristiana, cuidar a estas personas no es un debilitamiento de la propia fe y del testimonio acerca de la indisolubilidad matrimonial, sino que así la Iglesia expresa en este cuidado su caridad.

85.- San Juan Pablo II ha ofrecido un criterio integral que permanece como la base para la valoración de estas situaciones: “Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. En efecto, hay diferencia entre los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados del todo injustamente, y los que por culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido. Finalmente están los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido” (Familiaris Consortio, 84). Es entonces tarea de los presbíteros acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento según la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo. En este proceso será útil hacer un examen de conciencia, a través de momentos de reflexión y arrepentimiento.

Los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se han comportado con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis, si hubo intentos de reconciliación, cómo está la situación del compañero abandonado, qué consecuencia tiene la nueva relación sobre el resto de la familia y la comunidad de fieles, qué ejemplo ofrece a los jóvenes que se deben preparar para el matrimonio. Una sincera reflexión puede reforzar la confianza en la misericordia de Dios que no se le niega a ninguno.

Además, no se pueden negar que en algunas circunstancias “la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas” (CCC, 1735) a causa de diversos condicionamientos. Como consecuencia, el juicio sobre una situación objetiva no debe llevar a un juicio sobre la “imputabilidad subjetiva” (Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24 de junio de 2000, 2a).
En determinadas circunstancias las personas encuentran grandes dificultades para actuar de modo distinto. Por ello, mientras se sostiene una norma general, es necesario reconocer que la responsabilidad respecto a determinadas acciones o decisiones no es la misma en todos los casos. El discernimiento pastoral, teniendo en cuenta la conciencia rectamente formada por las personas, debe hacerse cargo de estas situaciones. También las consecuencias de los actos realizados no son necesariamente las mismas en todos los casos.

86.- El recorrido de acompañamiento y discernimiento orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios. El coloquio con el sacerdote, en el fuero interno, concurre con la formación de un juicio correcto sobre lo que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer. Dado que en la misma ley no hay gradualidad (FC, 34), este discernimiento no podrá nunca prescindir de las exigencias de la verdad y la caridad del Evangelio propuesta por la Iglesia. Para que esto suceda, deben garantizarse las necesarias condiciones de humildad, reserva, amor a la Iglesia y a su enseñanza, en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios y en el deseo de alcanzar una respuesta más perfecta a ella.

[Traducción de rorate]

¿Nuestro apunte?

El cristianismo siempre ha tratado sobre la Presencia y Palabra de Dios, no sobre encontrar excepciones legales, y acuerdos para no ser santo. El judaísmo post-segundo templo y el Islam siempre han sido estrictamente religiones legales. Los fariseos (los ancestros directos de la corriente dominante del Judaísmo post-segundo templo) que tanto intentaron desacreditar a nuestro Señor, llevaron a cabo precisamente ese trabajo -razón por la que es tan irónico que el papa Francisco use tanto la palabra “fariseo” como una crítica, cuando su uso de la misericordia evidentemente oculta el uso de los detalles legales, excepciones y subterfugios para rodear las claras palabras del Señor. Sucedió en el lamentable motu proprio sobre la nulidad del matrimonio, debilitando la indisolubilidad. Ahora, con esta ambigua declaración permitiendo la posibilidad del sacrilegio -que sólo fue aprobada a causa de su presión personal, con el número más bajo de votos posibles, que llegaron de sus delegados personales-, se ha debilitado de nuevo el matrimonio, el más fecundo (literalmente) de los Sacramentos, por el que nuevos hijos de cristianos nacen a la vida material para reponer la Iglesia y el cielo. Todo esto es un asunto lamentable. Pasarán siglos antes de que este lío se deshaga. Que Dios nos ayude.


El “Magisterio de la Conciencia”.


Artículo visto en Médias-Presse-Info, 26-Otc-2015.
Traducción: Non Possumus, 27-Oct-2015.

EL PAPA FRANCISCO, POR MEDIO DEL SÍNODO, ACABA DE INSTITUIR EL MAGISTERIO DE LA CONCIENCIA

El Sínodo sobre la familia ha terminado en Roma. Las ruinas están humeantes. Los ciegos voluntarios gritan la derrota de los progresistas cuando éstos últimos, a ejemplo del cardenal, exclaman “el cambio es ahora”.

En realidad este último acto del Sínodo no habrá sido más que la conclusión de una puesta en escena maquiavélica que dura desde el principio del pontificado de Francisco, siendo lo más interesante lo que se esconde detrás de las decoraciones y las vestimentas. Esta realidad cruda es que la doctrina católica fue puesta en votación de voces, la de las declaraciones heterodoxas y escandalosas de los cardenales y del mismo papa que no encontrarán ninguna sanción -¡calificándolas incluso de debates vivificantes para la Iglesia!- la realidad de una relativización total de la doctrina rebajada a los caprichos variables de los hombres.

Sólo hay una manera de reparar tal escándalo: la condenación de los errores. Pero como en el concilio Vaticano II los hombres de Iglesia prefirieron el consenso -si es que es posible hablar todavía de consenso- a la Verdad, este consenso que no es otro que la brecha que permite a la cola de Satanás de introducirse en los muros para tumbar el recinto.

De ahora en adelante ya no hay más Magisterio, ya no hay más disciplina. La comunión, el pecado, los sacramentos, la gracia, todo se pasa por el filtro de la consciencia individual: el papa Francisco ha instaurado un verdadero magisterio de la conciencia individual, última consecución del antropocentrismo del Vaticano II.

Recordaremos esta terrible entrevista del papa Francisco:

Santidad, ¿existe una visión del Bien única? ¿Y quién la establece?

«Cada uno de nosotros tiene una visión del Bien y también del Mal. Nosotros debemos incitarlo a proceder hacia lo que él piensa que es el Bien».

Usted, Santidad, ya lo había escrito en la carta que me dirigió. La conciencia es autónoma, dijo, y cada uno debe obedecer a la propia conciencia. Pienso que ese es uno de los pasajes más valientes dichos por un Papa.

«Y aquí lo repito. Cada uno tiene su idea del Bien y del Mal y debe elegir seguir el Bien y combatir el Mal como él los concibe. Bastaría esto para mejorar el mundo».

Comprendemos incluso por qué para el papa Francisco la Fraternidad San Pio X se ha vuelto resoluble en este gran conjunto de conciencias, siendo la de la Fraternidad una conciencia diferente entre tantas otras.

La entrevista citada en el artículo, es la realizada por el periodista ateo Eugenio Scalfari publicada por L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, n. 40, pág. 11, viernes 4 de octubre de 2013 y que se puede ver en la página de la Santa Sede, aquí.

Carta a los “conservadores” perplejos.

Artículo visto en In Expectatione, 29-Oct-2015.


CARTA A LOS “CONSERVADORES” PERPLEJOS

Apelación vibrante y, a su vez, ponderado diagnóstico de una crisis que ni los peores agoreros hubieran previsto hace unas décadas. Describe con no huraño verismo las condiciones en las que hoy se desenvuelve esa piedad ausente de los templos mayores, de las parroquias. Y propone algo concreto. 

Publicado originalmente en Radio Spada, al pie del texto original puede leerse la lista de los adherentes.

Nos dirigimos a vosotros, queridos interlocutores, ahora que ha llegado el final de este Sínodo, al tiempo que contemplamos el montón humeante de escombros de la doctrina católica sobre el matrimonio. De aquel imponente edificio sobre cuyos cimientos fue edificada durante siglos la civilización cristiana, no queda casi nada. Aligerado el divorcio, archivada la indisolubilidad, entronizada en el altar del derecho canónico la subjetividad más desenfrenada, de la antigua sacralidad de la nupcias católicas no quedan sino sombras confiadas a la buena voluntad individual y relativizadas por una pastoral que ha neutralizado la doctrina. Eso sí: todo se ha consumado con la exaltación simbólica de la doctrina pero empujándola por sus espaldas al fango de una falsa pastoral.

En esta coyuntura nos ha parecido necesario escribiros, no sin cierto temor, como se escribiría a un amigo a quien se ha dejado de frecuentar hace tiempo y con quien se ha perdido la familiaridad. Vosotros sois aquellos que han intentado en las últimas décadas "salvar lo salvable", eligiendo una y otra vez siempre un "mal menor" (que coincidía gradualmente y siempre más con el mal mayor); nosotros somos aquellos que han tratado de defender el Bien mayor, con nuestras limitaciones y con las consecuencias que esto implica.

Os escribimos desde nuestros sótanos oscuros, desde nuestros cobertizos convertidos en decorosísimas capillas, desde húmedas capillas privadas de provincia; os escribimos desde nuestros barrocos bajo-escaleras honrados por la celebración de la Misa católica, por la administración de los Sacramentos y por la enseñanza de la recta doctrina.

Os escribimos agradeciendo a Dios, que nos ha concedido la gracia y la fortuna favorable de recalar en estos pequeños espacios, en donde planeamos permanecer mucho más tiempo, y movidos por amistoso espíritu de benevolencia, a pesar de la dolorosa separación teológica que a menudo ha distinguido nuestro intercambio con vosotros.

Podríamos dirigirnos al pasado, reprochando vuestras pías ilusiones, vuestras cautelas, vuestras estudiadas prudencias, incluso, a veces, vuestro calculado desprecio hacia nosotros, pero no lo haremos: preferimos reconocer vuestro dolor sincero de hoy, la perplejidad respecto de la actual aceleración de la crisis de la Iglesia, la consternación frente a los dichos y a los hechos de Bergoglio y sus acólitos.

Aníbal no está a las puertas: se encuentra dentro de la ciudadela de Dios, Aníbal está entronizado en el castillo. Lo que os pedimos, entonces, es un acto de fe y luego, por supuesto, de coraje, y al mismo tiempo un acto de reconocimiento histórico del pasado en conformidad con una eficaz y coherente "hermenéutica de la discontinuidad". El "católico conservador" ha creído posible redimensionar el alcance revolucionario y subversivo del Concilio Vaticano II, se ha acunado con las ilusiones de la Nota Praevia,ha llorado con el Credo de Paulo VI, juró sobre la Humanae Vitae, aceptó la imposición universal del Novus Ordo, abandonando a menudo la Misa romana a la custodia de unos pocos -y libres. Cuando llegó Juan Pablo II alabó su anticomunismo restaurador, contentándose con que rigiera (al menos periodísticamente) sobre la moral, mientras la vergüenza del ecumenismo y de una eclesiología destartalada y bochinchera salpicaban de escándalos el Cuerpo Místico. Más aún, con Benedicto XVI el "católico conservador" creyó haber tenido ganada la partida, mientras los sutiles y modernistas sofismas del docto bavarés, como en una falsa restauración, insinuaban nuevas etapas del curso revolucionario.

Pensamos que la medicina de la Verdad no puede separarse de la benevolencia: por eso os escribimos hoy, pidiéndoos reflexionar sobre la realidad eclesial y que elijáis el camino angosto de la afirmación de la Verdad católica toda entera, sin simulaciones y sin alteraciones. Esta elección implica una separación, una dislocación de los católicos de hoy en pequeños grupos que se esfuercen y combatan para mantener un católico y vandeano "retorno al bosque", a la espera de poder volver a las iglesias hoy ocupadas por el culto del Hombre y de sus pasiones antes que por el Culto Divino.

¡Llegó la hora de dar el paso! ¡Llegó la hora de reconocer el árbol por sus frutos! ¡Llegó la hora de decir dónde está el problema: en el Concilio Vaticano II!

Nuestras energías están disponibles, el Buen Combate nos aguarda y nosotros os esperamos a nuestro lado.

Os damos las gracias por vuestra atención.

In Christo Rege et Maria Regina

jueves, 29 de octubre de 2015

Un sínodo fracasado: todos han quedado derrotados, empezando por la moral católica.


Al día siguiente del XIV Sínodo sobre la Familia, parecería que todos han ganado. Ha ganado el papa Francisco, porque ha conseguido elaborar un texto que pone de acuerdo a dos posturas opuestas. Han ganado los progresistas, porque el texto aprobado admite la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar. Han ganado los conservadores, porque el documento no alude en concreto a la administración de la comunión a los divorciados y rechaza el matrimonio homosexual y la teoría de género.
Para entender mejor lo sucedido, hay que partir de la tarde del 23 de octubre, cuando se encargó a los padres sinodales la redacción final, elaborada por una comisión ad hoc basándose en las enmiendas (modi) al Instrumentum laboris, propuestas por los grupos de trabajo organizados por idiomas (circuli minores).
Con gran sorpresa de los padres sinodales, el texto que se les encargó el pasado jueves por la tarde sólo estaba en lengua italiana, estando totalmente prohibido comunicarlo no sólo a la prensa, sino también a los 51 oyentes y demás participantes en la asamblea. El texto no tenía en cuenta ninguna de las 1355 enmiendas propuestas durante las tres semanas previas, y en sustancia volvía a proponer la estructura del Instrumentum laboris, que incluía los párrafos que habían suscitado tan duras críticas en el aula: los referidos a la homosexualidad y a los divorciados vueltos a casar. El debate se fijó para la mañana siguiente, con lo que sólo se podían preparar durante la noche nuevas enmiendas a un texto redactado en una lengua que sólo dominaban algunos de los padres.
Pero en la mañana del 23 de octubre, Francisco, que siempre ha seguido con atención los trabajos, se ha topado con un inesperado rechazo del documento que había redactado la comisión. Nada menos que 51 padres sinodales intervinieron en el debate, la mayor parte de los cuales se oponía al texto avalado por el Santo Padre. Entre ellos estaban el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos; Joseph Edward Kurtz, presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense; Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal italiana; Jorge Liberato Urosa Savino, arzobispo de Caracas; Carlo Caffarra, arzobispo de Bolonia; monseñor Zbigņevs Gadecki, presidente de la Conferencia Episcopal polaca; Henryk Hoser, arzobispo y obispo de Varsovia y Praga respectivamente; Ignace Stankevics, arzobispo de Riga; Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk-Mohilev; Stanisław Bessi Dogbo, obispo de Katiola (Costa de Marfil); Hlib Borys Sviatoslav Lonchyna, obispo de la Sagrada Familia de Londres de rito ucraniano bizantino, y muchos otros, todos los cuales expresaron con diversos matices su desacuerdo con el texto.
El documento no podía ciertamente volver a presentarse al día siguiente en el aula, por el riesgo de quedar en minoría y producir una grave división. La fórmula de conciliación se encontraba siguiendo la vía trazada por los teólogos del Germanicus, el círculo al que pertenecían los cardenales Kasper, icono del progresismo, y Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Entre la tarde del viernes y la mañana del sábado, la comisión redactó un nuevo texto, que se leyó en el aula en la mañana del sábado 24 y se sometió a votación por la tarde, obteniendo para cada uno de los 94 párrafos la mayoría exigida de dos tercios, que entre los 265 padres sinodales presentes era de 177 votos.
En la sección informativa del sábado, el cardenal Schönborn había anticipado la conclusión en lo relativo al punto más discutido, el de los divorciados vueltos a casar: «Se habla de ello, se habla con mucho interés, pero la palabra clave es discernimento, y os invito a todos a pensar que no es una cuestión de blanco o negro, de un simple sí o un no, sino de discernir. Y de eso habló exactamente San Juan Pablo II en Familiaris consortio: de la obligación de actuar con discernimiento, porque las situaciones varían mucho. Y la gran necesidad de ese discernimiento la ha aprendido desde joven el papa Francisco, buen jesuita: discernir es tratar de entender la situación de tal pareja o de tal persona».
Discernimiento e integración es el título que corresponde a los apartados 84, 85 y 86. El párrafo más polémico es el nº 85, que sienta las bases para una apertura con relación a los divorciados vueltos a casar y presenta la posibilidad de que se acerquen a los sacramentos. Eso sí, sin mencionar explícitamente la comunión. Fue aprobado con 178 votos a favor, 80 en contra y 7 abstenciones. Un solo voto de más sobre el quórum de dos tercios.
La imagen de Francisco no sale reforzada de la asamblea de obispos, sino empañada y debilitada. El documento que había avalado fue rechazado abiertamente por la mayoría de los padres sinodales el 23 por la mañana, que fue su jornada negra. El discurso de clausura pronunciado por Bergoglio no expresaba el menor entusiasmo por la Relatio final, sino una reiterada crítica de los padres que habían defendido las posturas tradicionales. Por dicho motivo, dijo entre otras cosas el Papa en la tarde del sábado:

«Concluir este sínodo significa también haber abierto los corazones sellados que con frecuencia se ocultan incluso tras las enseñanzas de la Iglesia, o tras buenas intenciones, para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialmente, los casos difíciles y las familias heridas. (…) Significa haber intentado abrir horizontes para superar toda hermenéutica conspirativa o cerrazón de perspectivas, para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, que a veces está cubierta por el óxido de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible».

Palabras duras, que expresan amargura e insatisfacción. No son las palabras de un vencedor.
También han sido derrotados los progresistas, porque no sólo se ha eliminado toda referencia positiva a la homosexualidad, sino que también la apertura a los divorciados vueltos a casar es mucho menos explícita de lo que les habría gustado. Pero los conservadores no pueden cantar victoria. Si 80 padres sinodales, un tercio de los congregados, han votado contra el párrafo 86, eso quiere decir que no les satisfacía. Que este párrafo haya sido aprobado por un voto no le quita el veneno que contiene.
De acuerdo con la Relatio final, la participación de los divorciados recasados en la vida eclesial puede darse en forma de «diversos servicios»: es preciso, por tanto,

«discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional se pueden superar. Aparte de que no deben sentirse excomulgados, pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia» (nº 84);
«El itinerario de acompañamiento y discernimiento orienta a estos fieles para que tomen conciencia de su situación a los ojos de Dios. El diálogo con el sacerdote, en su fuero interno, les ayuda a formarse un juicio correcto de lo que impide una participación más plena en la vida de la Iglesia y de las medidas que pueden favorecerla y hacerla crecer» (nº 86).

Ahora bien, ¿qué significa ser «miembros vivos» de la Iglesia sino estar en gracia y recibir la Sagrada Comunión? Y para un seglar, la «más plena participación en la vida de la Iglesia», ¿no incluye participar del sacramento de la Eucaristía? Se dice que las formas de exclusión actualmente practicadas en los ámbitos litúrgico, pastoral, educativo e institucional se pueden superar «caso per caso», siguiendo una via discretionis. ¿Es posible superar la exclusión de la comunión sacramental? El texto no afirma tal cosa, pero tampoco la excluye. La puerta no está abierta de par en par, sino entreabierta, y por tanto no se puede negar que está abierta.
La Relatio no proclama que los divorciados vueltos a casar tengan derecho a recibir la comunión (y por consiguiente derecho al adulterio), pero niega de hecho a la Iglesia el derecho a definir públicamente como adulterio la situación de los divorciados vueltos a casar, dejando la responsabilidad de la valoración a la conciencia de los pastores y de los propios divorciados vueltos a casar. Retomando el lenguaje de Dignitatis Humanae, no se trata de un derecho afirmativo al adulterio, sino de un derecho negativo a que no se impida practicarlo, o sea de un derecho a la «inmunidad contra toda coerción en materia de moral». Al igual que en Dignitatis Humanae, se borra la distinción fundamental entre el fuero interno, que tiene que ver con la salvación eterna de los fieles individuales, y el foro externo, relativo al bien público de la comunidad de fieles. En realidad, la comunión no es un acto individual, sino un acto público que se realiza ante la comunidad de fieles. Sin entrar en el foro interno, la Iglesia siempre ha prohibido la comunión a los divorciados vueltos a casar porque es un pecado público; se comete en el fuero externo. La ley moral es absorbida por la conciencia, que se convierte en un nuevo lugar, no sólo teológico y moral, sino canónico. En este sentido, la Relatio finalis armoniza con los dos motu proprio del papa Francisco, cuyo significado subrayó el historiador de la escuela de Bolonia en el Corriere della Sera del pasado 23 de octubre: «Al delegar en los obispos la autoridad para juzgar sobre las nulidades, Bergoglio no ha cambiado la situación de los divorciados; lo que ha hecho es un silencioso y gigantesco acto de reforma del papado».
Atribuir a los obispos diocesanos, como jueces únicos, la facultad de instruir a su discreción procesos breves y dictar sentencia equivale a atribuirles discernimiento sobre la situación moral de los divorciados vueltos a casar. Si el obispo de la diócesis considera que ha concluido el itinerario de crecimiento espiritual y profundización de una persona que vive una nueva unión, esa persona podrá comulgar. El discurso dirigido por Francisco el 17 de octubre al Sínodo recomienda en la «descentralización» la proyección eclesiológica de la moral «caso per caso». El Papa ha afirmado:

«Más allá de las cuestiones dogmáticas bien definidas por el Magisterio de la Iglesia, hemos visto también que lo que le parece normal a un obispo de tal continente puede resultarle extraño, prácticamente un escándalo, al de otro; lo que una sociedad considera violación de un derecho, puede ser un precepto evidente e intangible en otra; y lo que para unos es libertad de conciencia, para otros no ser sino confusión. En realidad, las culturas presentan mucha diversidad entre sí, y es necesario aculturar todo principio general si se quiere que sea observado y aplicado».

La moral de la aculturación, es decir la del «caso per caso», relativiza y disuelve la ley moral que, por definición, es absoluta y universal. No hay ni buenas intenciones ni circunstancias atenuantes que puedan transformar en malo un acto bueno, y viceversa. La moral católica no admite excepciones; o bien es absoluta y universal, o no es ley moral. No se equivocan, pues, los periódicos que han presentado la Relatio final con este titular: «Desaparece la prohibición absoluta de comulgar para los divorciados vueltos a casar».
La conclusión es que nos encontramos ante un documento ambiguo y contradictorio que permite a todos cantar victoria; pero no ha ganado ninguno. Todos han quedado derrotados, empezando por la moral católica, que sale profundamente humillada del Sínodo de la Familia clausurado el 24 de octubre.

http://ssl.gstatic.com/ui/v1/icons/mail/images/cleardot.gifRoberto de Mattei


Traducido por J.E.F para Adelante la Fe, 29-Oct-2015.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Francisco: “El mundo nos mira (…) nos llama a colaborar entre nosotros”.


Foto ©EFE

Palabras de Francisco en la Audiencia General interreligiosa, 28-Oct-2015.

Queridos hermanos y hermanas:

Doy la bienvenida y agradezco a todas las personas y grupos de diversas religiones presentes en este encuentro para recordar juntos el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Con este importante documento, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en ellas. En estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los hombres. El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad.

El mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna. Debemos dejar un mundo mejor de cómo lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo lo más importante que hacer es rezar, la oración. Cada religión según su propia tradición. Con el Señor todo es posible.

El llamado “diálogo interreligioso” no es para buscar la conversión del que anda en el error, como son quienes se encuentran en las falsas religiones a las cuales Francisco les dirige la palabra, sino para “conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna.” Palabras de corte totalmente masónico donde Cristo brilla por su ausencia. Las palabras de San Pedro en los Hechos 4, 12 parecen no tener importancia dogmática.

Y la repercusión mediática e ideológica de esta audiencia interreligiosa, por ejemplo, en ABC, 28-Oct-2015.

Papa Francisco: «La prioridad del diálogo entre religiones es rezar unos por otros»

Judíos y musulmanes en la audiencia general del 50 aniversario de la declaración «Nostra aetate»

JUAN VICENTE BOO Corresponsal En El Vaticano

Ante líderes religiosos sobre todo judíos y musulmanes, pero también budistas, hindúes, jainistas y sijs, el Papa Francisco ha afirmado este miércoles que: «la prioridad del diálogo entre religiones es rezar unos por otros: ¡Somos hermanos!». La audiencia general en la plaza de San Pedro ha incluido, un extraordinario momento de oración conjunta en silencio, «cada uno según su propia tradición», terminado espontáneamente en un gran aplauso.

Los líderes de las principales religiones del mundo participan en uncongreso internacional que se está celebrando en la Pontifica Universidad Gregoriana con motivo del 50 aniversario de la declaración «Nostra aetate» del Concilio Vaticano II, que dio un cambio radical hacia el diálogo y la actitud positiva respecto a las demás religiones.

La lluvia de la mañana dio una magnÍfica tregua durante el encuentro en la plaza de San Pedro, donde se veían las más variadas vestimentas tradicionales de todo el mundo y un buen grupo de personas que agitabanramos de olivo a cada referencia a rezar por la paz.

Después de las palabras del cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Dialogo Interreligioso, tomó la palabra el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, que se ocupa también de las relaciones con el judaísmo debido a la raíz común de ambas religiones.

El cardenal Koch dirigió un saludo especial en nombre de la delegación de 150 personas del Congreso Mundial Judío, presidido por Ronald S. Lauder, que celebra en Roma la reunión de su consejo de gobierno.

«Una familia humana»

Entre los fieles se notaba, por las banderas, la presencia de judíos argentinos, en una delegación presidida por el rabino Claudio Epelman, director del Congreso Judío Latinoamericano y buen amigo de Jorge Bergoglio desde hace muchos años en Buenos Aires.

En su discurso, el Santo Padre recordó que «el Concilio Vaticano II fue un momento extraordinario de reflexión, diálogo y plegaria para renovar la mirada de la Iglesia sobre sí misma y el mundo». Añadió que el mensaje de la declaración «Nostra aetate» es absolutamente actual pues subraya «la creciente interdependencia de los pueblos», el «origen y destino común de la humanidad», la «unicidad de la familia humana» y «el aprecio de la Iglesia por los creyentes de todas las religiones, pues no rechaza nada de lo bueno y verdadero que en ellas hay».

A los encuentros interreligiosos para rezar por la paz, iniciados por san Juan Pablo II en 1986 en Asís y continuados por Benedicto XVI, el Papa Francisco ha añadido reuniones en el Vaticano para abordar problemas de la humanidad, como la realizada el año pasado para hacer frente juntos a la esclavitud contemporánea y el tráfico de seres humanos.

Francisco insistió en que «el mundo nos mira a los creyentes, y nos exhorta a colaborar entre nosotros y también con las personas que no profesan ninguna religión para dar respuestas eficaces en numerosos terrenos: la paz, el hambre, la miseria, la crisis medioambiental, la violencia cometida en nombre de la religión, la corrupción, el deterioro moral y la crisis de la familia, la economía, la finanza y, sobre todo, la esperanza».

El Papa reconoció que «a causa de la violencia y el terrorismo se ha difundido una actitud de sospecha o incluso de condena de la religión», y recordó que cada una tiene que hacer frente a los fanáticos de sus propias filas, como ya dijo en varios grandes discursos, especialmente en sus viajes a Turquía y Estados Unidos.

Los lefebvrianos «reprueban» el Sínodo.

Nota aparecida en Vatican Insider, 28-Oct-2015.


Los lefebvrianos «reprueban» el Sínodo

Pierpaolo Petrucci, superior del distrito italiano de la Fraternidad San Pío X: escándalo inaudito, volverse a casar es adulterio
REDACCIÓN
ROMA

«Este texto, bajo ciertos aspectos, constituye un escándalo sin precedentes. En él, de hecho, se llaman ‘miembros vivos de la Iglesia’ aquellos que viven públicamente en el adulterio, afirmando que es necesario evaluar en la práctica la posibilidad para ellos de acercarse a la Santa Eucaristía ‘caso por caso’». Los lefebvrianos reprueban duramente la relación final del Sínodo sobre la familia, en particular debido a los puntos aprobados en relación con los divorciados que se han vuelto a casar. 

«Se mina de esta manera la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio como si esta pudiera variar en razón de las circunstancias. El mismo sexto mandamiento: ‘No cometerás adulterio’ sería así válido en general, pero luego habría que considerar cada caso particular, admitiendo de esta manera excepciones», afirma don Pierpaolo Petrucci, superior del distrito italiano de la Fraternidad San Pío X.

«Estamos en presencia de una técnica revolucionaria, ya utilizada en el Concilio Vaticano II, para afectar a la doctrina, introduciendo una moral de geometría variable, que ya no se refiere a principios inmutables sino que se adapta a las circunstancias -prosigue. Todo ello en perfecta continuidad con dos de los Motu proprio de Papa Francisco sobre la abreviación del procedimiento para la anulación de los matrimonios que abrieron la vía a lo que ya ha sido llamado ‘divorcio católico’».

Según Petrucci, «esta es la nueva, falsa misericordia, no para el pecador sino para el pecado. La verdadera misericordia, de hecho, no consiste en modificar la moral para justificar una conducta desordenada, sino en mostrar la gravedad del mal e impulsar al pecador a la conversión». «Como ya afirmaba nuestro fundador, monseñor Marcel Lefebvre -añadió el superior italiano de la San Pío X-, estamos viviendo la Pasión de la Iglesia que se manifiesta cada vez más con la traición de la jerarquía: es el beso de Judas; es Caifás que hace liberar a Barrabás y condena a Jesús a muerte. Callar frente a este escándalo significaría permitirlo».

La Fraternidad San Pío X difundió también una larga nota del superior general, el obispo Bernard Fellay, en la que se «insiste en la doctrina católica frente a estos errores difundidos por las mismas autoridades eclesiales», subrayando entre otras cosas que los que «deliberadamente viven juntos en una unión concubinaria o incluso adúltera, en contra de las leyes de Dios y de la Iglesia, dando un mal ejemplo de falta de justicia y caridad, no pueden ser admitidos a la eucaristía y son considerados como pecadores públicos».

FSSPX: Declaración sobre la Relación final del Sínodo de la familia.

El Superior General de la FSSPX, Mons. Bernard Fellay, emite una declaración con relación al documento omitido luego del Sínodo de los obispos sobre la familia, aparecida en DICI, 28-Oct-2015.

Foto ©DICI

Declaración sobre la Relación final del Sínodo de la familia

La Relación final de la segunda sesión del Sínodo de la familia, publicada el 24 de octubre de 2015, lejos de manifestar un consenso de los padres sinodales, constituye la expresión de un compromiso entre posturas profundamente divergentes. En ella se puede ver que se recuerdan ciertos puntos doctrinales sobre el matrimonio y la familia católica, pero también se notan lamentables ambigüedades y omisiones, y sobre todo brechas abiertas en la disciplina en nombre de una misericordia pastoral relativista. La impresión general que se desprende de este texto es la de una confusión que no dejará de ser explotada en un sentido contrario a la enseñanza constante de la Iglesia.
Por esta razón, nos parece necesario reafirmar la verdad recibida de Cristo sobre la función del Papa y de los obispos (1) y sobre la familia y el matrimonio (2), cosa que hacemos en el mismo espíritu que nos llevó a dirigir al Papa Francisco una súplica antes de la segunda sesión de este Sínodo.

1 – La función del Papa y de los obispos[1]

Como hijos de la Iglesia Católica, creemos que el obispo de Roma, sucesor de San Pedro, es el Vicario de Cristo, al mismo tiempo que es la cabeza visible de toda la Iglesia. Su poder es en sentido propio una jurisdicción a la que, tanto los pastores como los fieles de las Iglesias particulares, cada uno de ellos por separado o todos ellos reunidos, incluso en concilio, en sínodo o en conferencias episcopales, quedan obligados por un deber de subordinación jerárquica y de verdadera obediencia.
Dios ha dispuesto así las cosas para que, manteniendo con el obispo de Roma la comunión y la profesión de una misma fe, la Iglesia de Cristo no sea sino un solo rebaño bajo un solo pastor. La Santa Iglesia de Dios ha sido divinamente constituida como una sociedad jerárquica en la que la autoridad que gobierna a los fieles viene de Dios, a través del Papa y de los obispos que le están sometidos. [2]
Cuando el Magisterio pontificio supremo ha dado la expresión auténtica de la verdad revelada, tanto en materia dogmática como en materia disciplinar, no les corresponde a los organismos eclesiásticos con autoridad de rango inferior –como las conferencias episcopales– introducir modificaciones en él.
El sentido de los sagrados dogmas que ha de conservarse a perpetuidad es el que el magisterio del Papa y los obispos han enseñado de una vez por todas y del que nadie puede jamás separarse. Por consiguiente, la pastoral de la Iglesia cuando ejerce la misericordia ha de comenzar remediando la miseria de la ignorancia al dar a las almas la verdad que las salva.
En la jerarquía instituida así por Dios, en materia de fe y de magisterio, las verdades reveladas han sido confiadas como un depósito divino a los Apóstoles y a sus sucesores, el Papa y los obispos, para que lo guarden fielmente y lo enseñen con autoridad. Este depósito está contenido, como en sus fuentes, en los libros de la Sagrada Escritura y en las tradiciones no escritas que, recibidas por los Apóstoles de boca del propio Cristo o transmitidas como de mano en mano por los Apóstoles por dictado del Espíritu Santo, han llegado hasta nosotros.
Cuando la Iglesia docente declara el sentido de estas verdades contenidas en la Escritura y la Tradición, lo impone con autoridad a los fieles para que lo crean como revelado por Dios. Es erróneo decir que al Papa y a los obispos corresponde ratificar lo que les sugiere el sensus fidei o la experiencia común del Pueblo de Dios.
Como ya habíamos escrito en nuestra Súplica al Santo Padre: «Nuestra inquietud brota de la condenación que San Pío X hizo, en su encíclica Pascendi, de la acomodación del dogma a pretendidas exigencias contemporáneas. Pío X y vos, habéis recibido la plenitud del poder de enseñar, de santificar y de gobernar en la obediencia a Cristo, que es el Jefe y el Pastor del rebaño en todo tiempo y en todo lugar, y de quien el Papa debe ser el fiel vicario sobre esta tierra. Lo que ha sido objeto de una condenación dogmática no puede convertirse, con el tiempo, en una práctica pastoral autorizada».
Esto es lo que llevó a Mons. Marcel Lefebvre a escribir en su Declaración del 21 de noviembre de 1974: «Ninguna autoridad, ni siquiera la más alta en la jerarquía, puede obligarnos a abandonar o a disminuir nuestra fe católica, claramente expresada y profesada por el magisterio de la Iglesia desde hace diecinueve siglos. «Si ocurriese —dice san Pablo— que yo mismo o un Ángel bajado del cielo os enseñase otra cosa distinta a lo que yo os he enseñado, sea anatema». [3]

2 – El matrimonio y la familia católica

Acerca del matrimonio, Dios ha provisto al crecimiento del género humano instituyendo el matrimonio, que es la unión estable y perpetua de un hombre y de una mujer [4]. El matrimonio de los bautizados es un sacramento, ya que Cristo lo elevó a esta dignidad; por lo tanto, el matrimonio y la familia son de institución divina y natural.
El fin primario del matrimonio es la procreación y la educación de los hijos, que ninguna voluntad humana podría excluir realizando actos que le son opuestos. El fin secundario del matrimonio es la ayuda mutua que se dan los cónyuges, así como el remedio de la concupiscencia.
Cristo estableció que la unidad del matrimonio sería definitiva, tanto para los cristianos como para todos los hombres. Esta unidad goza de tal indisolubilidad que no puede romperse nunca, ni por la voluntad de ambas partes ni por ninguna autoridad humana: «lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre».[5] En el caso del matrimonio sacramental entre bautizados, la unidad e indisolubilidad se explican, además, por el hecho de ser el signo de la unión de Cristo con su esposa.
Todo lo que los hombres puedan decretar o hacer contra la unidad e indisolubilidad del matrimonio no corresponde ni a lo que exige la naturaleza ni al bien de la sociedad humana. Además, los fieles católicos tienen el deber grave de no unirse únicamente por el vínculo del matrimonio civil, sin tener en cuenta el matrimonio religioso prescrito por la Iglesia.
La recepción de la eucaristía (o comunión sacramental) requiere el estado de gracia santificante y la unión con Cristo mediante la caridad; la comunión aumenta esta caridad y significa al propio tiempo el amor de Cristo por la Iglesia, que le está unida como Esposa única. Por consiguiente, las personas que deliberadamente viven juntas en una unión de concubinato o incluso adúltera van contra las leyes de Dios y de la Iglesia, porque dan el mal ejemplo de una falta de justicia y de caridad, no pueden ser admitidas a la comunión eucarística y son consideradas como pecadores públicos: «El que se casa con la repudiada por el marido, comete adulterio». [6]
Para recibir la absolución de los pecados en el ámbito del sacramento de la penitencia, se requiere tener el firme propósito de no pecar más y, consiguientemente, los que se niegan a poner término a su situación irregular no pueden recibir una absolución válida.[7]
En conformidad con la ley natural, el hombre no tiene derecho a usar su sexualidad sino en el matrimonio legítimo y respetando las leyes fijadas por la moral. Por lo tanto, la homosexualidad contradice el derecho divino natural. Las uniones realizadas fuera del matrimonio, de concubinato, de adulterio e incluso homosexuales, son un desorden contrario a las exigencias de la ley divina natural y por lo tanto constituyen un pecado. No puede reconocerse en ellas parte alguna de bondad moral, ni siquiera disminuida.
Ante los errores actuales y las legislaciones civiles contra la santidad del matrimonio y la pureza de las costumbres, la ley natural no admite excepciones, pues Dios, en su sabiduría infinita, al darnos su ley ha previsto todos los casos y circunstancias, a diferencia de los legisladores humanos. Por ello no puede admitirse una moral denominada de situación, que se propone adaptar las reglas de conducta dictadas por la ley natural a las diferentes culturas. La solución de los problemas de orden moral no ha de someterse tan sólo a la conciencia de los esposos o de los pastores, y la ley natural se impone a la conciencia como regla del obrar.
La solicitud del Buen Samaritano con el pecador se manifiesta por medio de la misericordia que no transige con su pecado, lo mismo que el médico que quiere ayudar eficazmente a un enfermo a recuperar la salud no transige con su enfermedad, sino que le ayuda a deshacerse de ella. Es imposible liberarse de la ley evangélica en nombre de una pastoral subjetiva que, aunque recordara universalmente tal ley, la aboliría caso por caso. Nadie puede conceder a los obispos la facultad de suspender la ley de la indisolubilidad del matrimonio ad casum sin exponerse a que se vuelva sosa la doctrina del Evangelio y quede troceada la autoridad de la Iglesia. Pues, en esta perspectiva errónea, lo que se afirma doctrinalmente podría negarse pastoralmente, y lo que está prohibido de jure podría estar autorizado de facto.
En esta confusión extrema, le corresponde en adelante al Papa –conforme a su cargo y en los límites que le ha fijado Cristo– volver a expresar con claridad y firmeza la verdad católica quod semper, quod ubique, quod ab omnibus [8], e impedir que esta verdad universal sea práctica y localmente contradicha.
Siguiendo el consejo de Cristo: orate et vigilate, rezamos por el Papa: oremus pro pontifice nostro Francisco,y permanecemos vigilantes: non tradat eum in manus inimicorum ejus[9], para que Dios no lo entregue en manos de sus enemigos. Suplicamos a María, Madre de Iglesia, que le conceda las gracias que le permitan ser el fiel intendente de los tesoros de su divino Hijo.

Menzingen, 27 de octubre de 2015
+ Bernard FELLAY
Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X

__________________________
[1] Concilio de Trento, sesión 4ª; concilio Vaticano I, constitución Dei Filius; decreto Lamentabili, n° 6.
[2] Mt 16, 18-19; Jn 21, 15-17; constitución Pastor aeternus del concilio Vatican I.
[3] Gál 1, 8.
[4] Gén 2, 18-25
[5] Mt 19, 6.
[6] Lc 16, 18.
[7] León XIII, Arcanum divinae sapientiae; Pío XI, Casti connubii.
[8] San Vicente de Lerins, Commonitorium.
[9] Oración pro summo Pontifice.

martes, 27 de octubre de 2015

Cuando el resultado del Sínodo le guste al card. Kasper es cuando Tú deberías empezar a preocuparte.


[SMM, 25-Otc-2015]

Hemorragia de análisis desde que se conoció la Relatio Finalis del Sínodo sobre la familia (todavía no nos merecemos el privilegio de que los sres. traductores se dignen darnos una traducción al español). Pero, ¿y el creador de todo este lío qué dice con respecto a cómo la relación contempla la posibilidad por él engendrada de la Sagrada Comunión para los divorciados vueltos a casar? Pues, con sus propias palabras, “satisfecho”.

Lo afirma en una entrevista publicada por Il Giornale, Oct-26-2015. Traducimos el aparte correspondiente (copia facsimilar en la imagen).

Eminencia, en el Sínodo ha prevalecido su línea, o la posibilidad de admitir a la comunión a los divorciados vueltos a casar, valorando «caso por caso». ¿Cómo valora la discusión de los padres sinodales sobre este tema?

«Estoy satisfecho, se ha abierto la puerta a la posibilidad de conceder la comunión a los divorciados vueltos a casar. Hay una cierta apertura sí, pero todavía no se menciona las consecuencias. Y ahora todo está en las manos del Papa que decidirá qué hacer. El Sínodo ha dado las sugerencias. Hubo una apertura, pero el tema aún no se ha resuelto del todo y se debe profundizar posteriormente».

Allí lo tienes, no el análisis de cualquiera, el teólogo rodillístico sale a cobrar victoria.

¿No estabas preocupado por el resultado? Bueno, ahora sí tienes un verdadero motivo para estarlo.

martes, 20 de octubre de 2015

Entrevista: La ideología detrás de las autoconvocadas.


Debido a los recientes acontecimientos ocurridos en la Catedral de Mar del Plata con relación al XXX Encuentro Nacional de “Mujeres Autoconvocadas”, realizado en octubre de 2015, y de una charla que hemos mantenido con el Prof. Juan Carlos Monedero (h), decidimos hacerle esta entrevista que a continuación publicamos.
Como material complementario de lo ocurrido, recomendamos a nuestros lectores, los videos que publicamos en esta entrada (13-Oct-2015).

–Muy buenos días, estimado Juan Carlos, antes de comenzar con el tema que nos llevó a esta entrevista, contános un poco de vos. A qué te dedicás, qué edad tenés, cuáles son tus estudios…

–Soy docente en el Nivel Primario y Secundario de un colegio católico. Además, soy Profesor de Filosofía en la Universidad. Tengo 30 años, recién cumplidos. Me recibí de Bachiller en Filosofía (UNSTA) y estoy cerca de licenciarme.

–¿Hace cuánto que trabajás en la docencia?

–Desde los 22, 23 años trabajé como preceptor en colegios secundarios. Y desde el 2011 estoy frente a curso.

–¿Qué materias dictas?

–Dicto Catequesis, Formación Doctrinal, Metodología del Estudio y además soy Tutor de chicos de primaria y secundaria. En la Universidad, me desempeño como profesor adscripto de dos materias filosóficas en la carrera de Psicopedagogía. Me intereso por las temáticas vinculadas a la lingüística, la semántica, la cultura de la vida y las ideologías, entre otras cosas.

–Bien. Vayamos a nuestro tema. Fue noticia toda la semana pasada, además de que hubo mucho material rondando por las redes, el Encuentro de Mujeres Autoconvocadas y, especialmente, el ataque a la Catedral de Mar del Plata el domingo 11 de octubre por la tarde/noche. ¿Qué comentarios podrías hacernos al respecto? ¿Cómo se arman estos encuentros?

–Todavía falta mucho por salir a la luz. Sin embargo, hay algunas cosas que pueden afirmarse con seguridad. Este fue el encuentro N° 30 de una seguidilla que arrancó en 1986. Hay cosas que pasaron que se vieron por televisión e Internet, especialmente YouTube. Pero hay otros elementos, no tan difundidos ni evidentes, que son de mayor interés. El encuentro se pone en marcha y se ejecuta mediante una llamada Comisión Organizadora y digo “llamada” porque se da la paradoja de que el encuentro, al mismo tiempo que reconoce esta Comisión, se plantea a sí mismo como horizontal y sin jerarquías. En la ciudad en donde se desarrolla, distintas entidades (colegios, universidades, centros de estudio, etc.) prestan sus instalaciones para que allí tengan lugar los “talleres”. Los talleres son espacios donde se reúnen las mujeres y debaten sobre distintos temas. Suele haber unos 50 talleres por cada encuentro.

–¿Qué hacen en esos talleres? ¿Cómo trabajan?

–En teoría, los talleres son “soberanos”: el temario propuesto para cada uno es indicativo y son los participantes quienes resuelven los temas y el alcance de los mismos. Cada taller cuenta con una coordinadora designada por la Comisión Organizadora; su rol principal es impulsar la participación de todas las mujeres del taller. Se nombran dos o más secretarias que registran las opiniones y debates. En el desarrollo de la discusión prevalece la controversia, manifestándose casi siempre resentimiento y agresividad. Por eso, está prevista la acción de lo que podemos llamar “las mujeres rotativas”: chicas que ingresan sorpresivamente en un taller a pudrir la discusión. La coordinadora, junto a las secretarias y todas las chicas que lo deseen, redactan las conclusiones del taller donde se consignan las diferentes opiniones de cada tema, aún las opiniones individuales. Esta redacción debe ser aprobada por todas las participantes por consenso. No se vota. El documento final es entregado a la Comisión Organizadora el último día del Encuentro. Este es el procedimiento en teoría; en la práctica, incontables talleres no presencian una discusión que “termina” a los gritos. Presencian un griterío interminable, de principio a fin. Ni se puede llamar “debate”. Es pura agresividad verbal en el inicio y en la culminación del taller, que no pocas veces es finalizado también abruptamente.

–Si los encuentros fueron organizados por gente que, en principio, piensa lo mismo sobre un abanico de temas, ¿cómo surgen las discusiones y los debates?

–En lo que a nosotros nos interesa, abortistas y feministas presentan un frente común y monolítico. Puertas adentro, ellas tienen diferencias. Sin embargo, el punto de ignición en los debates se da por la presencia de otras mujeres, de distintas edades, que desde hace años ingresan en los talleres a fin de discutir y presentar una cierta resistencia a los planteos abortistas. Ya no pueden decir las abortistas que sus conclusiones representan a todas las argentinas. Muy por el contrario, existen incontables mujeres provida que impugnan, de plano, el aborto y todo tipo de atentado a la vida humana. Muchas de esas mujeres son conocidas y amigas nuestras, a quienes aprovecho la oportunidad para manifestar mi respeto y admiración por plantar cara a estos desórdenes mentales y morales.

–¿Dónde tienen lugar estos talleres?

–En las instalaciones que los gobiernos provinciales y locales, así como otras entidades privadas, les prestan a la Comisión Organizadora. Esto merece también un comentario aparte. ¿En qué condiciones dejan los colegios y demás instituciones que la gobernación de la ciudad pone en sus manos? En su momento, las autoridades forzaron a la Directora de un Colegio a que prestara sus instalaciones para estas mujeres. En otra ocasión, ocuparon un comedor para niños carenciados y terminaron robándose sus cosas. Ensucian, roban, destruyen, destrozan.

–¿Sólo se discute el tema del aborto?

–Es uno de los temas principales pero, hasta donde sé, no es el único. También se intenta implantar la temática de género –la famosa ideología de género–, la ideología antidiscriminatoria, la educación sexual, entre otros. En una palabra, la cultura de la muerte como la llamó el Papa Juan Pablo II. Esta presencia disonante, que se plantea en favor del orden natural y sobrenatural, explica la reacción de las abortistas. La temática oficial de un taller puede principiar –por ejemplo– en “Mujer y Turismo, Salud de la mujer, atención sanitaria, discriminación” y desembocar en el debate sobre el aborto en un abrir y cerrar de ojos.

–¿Y cómo es esa reacción de los abortistas?

–Reaccionan con la violencia verbal y física. Así, directamente. En incontables casos no resisten los argumentos y su única vía de escape es la agresión. Esto nos dice algo desde el punto de vista psicológico. La violencia no es el punto culminante del debate: el taller, como dijimos, está atravesado por la violencia. Incluso entre las mismas abortistas.

–¿Qué nos dice esto desde el punto de vista psicológico?

–Que la mente de estas mujeres no es capaz de encontrar una respuesta satisfactoria a los argumentos que nuestras amigas les formulan. Que los pocos argumentos que tienen no las satisfacen y que sus almas, en vez de abrazar dócilmente la verdad –o, al menos, retirarse y dudar– reaccionan bajo el influjo del resentimiento ideológico.

–Algo lejos de lo que debería ser la atmósfera del debate…

–Exacto. En vez de prevalecer un ámbito de discusión y argumento, la atmósfera de situación se enrarece hasta volverse peligrosa. Nervios. Griterío. Agresividad. Caos. Por eso quiero destacar el sacrificio, la voluntad y el esfuerzo de nuestras chicas que se oponen a la ideología abortista. Muchas vienen de muy lejos para hacerlo, dejando atrás no sólo las comodidades sino legítimas aspiraciones.

–Los que defienden el aborto siempre argumentan que es la Iglesia la que practica la intolerancia, silenciando el disenso de quienes no concuerdan con sus enseñanzas.

–Es un argumento muy repetido, como decís. La paradoja es que los abortistas cuestionan a la Iglesia por algo que, cuando les toca a ellos, también hacen. La diferencia es que la Iglesia responde con argumentos y ellos con palos e insultos. La otra diferencia, principal, es que la Iglesia protege la vida del inocente y ellos sólo persiguen su eliminación directa. No somos lo mismo, no hay comparación.

–Entre nosotros, en el campo católico, también se sabe que no sólo las mujeres sino también los varones acompañan esta escaramuza que forma parte de la batalla cultural.

–Sí, también los varones. Mientras tienen lugar los talleres, algunos permanecen en oración. Otros, incluso, suman a esa oración la adoración del Smo. Sacramento. Jóvenes de todo el país viajan para defender la vida. Muchos custodian a las chicas cuando salen de los talleres porque saben que fuera de los mismos las abortistas suelen tomarse sus venganzas. En Posadas, la noche anterior a la defensa de la catedral varios grupos de varones salimos a hacer propaganda en defensa de la vida humana y de la familia.

–¿Sabemos algo de cómo se financian estos encuentros?

–Se sabe más de los resultados concretos y visibles. Es más fácil, a mi parecer, encarar este tema desde los efectos observables. Existe, sin duda, un enorme caudal de dinero que hace posible la logística que está a la vista de todos. Los encuentros se declaran autofinanciados. Sin embargo, reciben aportes en mayor medida de entes gubernamentales (municipales, provinciales, nacionales) como también de ciertas empresas y comercios. La verdad es que los grupos abortistas y feministas manejan muchísimo dinero.

–¿Existen antecedentes de este tipo de reuniones? ¿Cuáles son las influencias?

–Entre los antecedentes inmediatos, podemos mencionar una reunión que tuvo lugar en Kenya, 1985. Foro de ONGs. Tampoco puede omitirse la primera Conferencia Internacional sobre Mujer y Desarrollo (México, 1975); le siguen las Conferencias de Copenhague en 1980, la de Nairobi en 1985 y, por último, la de Beijing en 1995.

–¿Y qué tienen en común estas conferencias y encuentros internacionales?

–Son todas usinas e instancias internacionales ligadas a las Naciones Unidas. Ligadas en lo económico, en lo político y en lo cultural. Eso significa que promueven la ideología de los derechos humanos, el feminismo, la mentalidad anticonceptiva, el aborto y el homosexualismo político. En suma, el conjunto de falacias que desde hace más de 50 años tiene en jaque a Occidente.

–La pregunta del millón. ¿Para qué se hacen estos encuentros? ¿Qué fin se persigue? Se habla de “femicidio”, de “violencia de género”, machismo, “violencia heteropatriarcal”, “micromachismos”. ¿Qué significa todo esto?

–Estos encuentros se realizan, desde el principio, con un objetivo muy claro que no es conseguir la satisfacción de los derechos de las mujeres sino implantar la naturalización y despenalización del aborto, bajo la apariencia de que es un deseo de todas. Los términos “violencia de género” responden a la estrategia de decir una verdad para defender una mentira. ¿Cuál es la verdad? Que es absolutamente reprobable todo tipo de discriminación injusta contra la mujer; que es absolutamente reprochable que el varón le levante la mano, que cobre menos que el hombre por el mismo trabajo, etc. Pero, ¿cuál es la mentira? La mentira es que impedir un aborto sea “violentar” a la mujer. Es mentira que salvar la vida del embrión sea “violentar sus derechos” porque no hay derecho a la ejecución de un inocente.

–“Violencia de género” no es lo único que se menciona. También se habla de femicidio.

–Hablemos claro de una vez. “Femicidio” no existe. Existe el homicidio. Lo mismo lo que decías recién; hablabas de machismo, micromachismos, violencia heteropatriarcal. La verdad es que todas estas palabras son el resultado de un cambio de óptica: cosas que son naturales y propias de la buena educación –como dejar pasar primero a una mujer, cederle el asiento, ahorrarle algún esfuerzo físico, etc.– son considerados por estos grupos como “micromachismos”. Hay toda una enfermiza concepción que responsabiliza al varón, al sexo masculino, del 100% de cosas malas que le ocurren a la mujer. Se fomenta el resentimiento contra el sexo masculino de una manera absolutamente desembozada, cubriéndose de “razones” y “argumentos”. Reconocer a una mujer como diferente y tratarla distinto es “machismo”. Un acto de amabilidad en un colectivo es objeto de controversia. Están convirtiendo muchas cosas buenas en algo odioso. Estamos en un punto en que esto es demencial.

–También se habla de estereotipos de género, interrupción del embarazo, “yo decido”, etc.

–La locura ha llegado a tal punto que el hecho de regalar a un sobrino un juguete de guerra y a una sobrina una muñeca es tildado de “imposición de estereotipos de género”. Para ellos, todo es construcción. Lo social es construcción y aspiran a construir un nuevo ser humano a partir de una nueva sociedad en la que ellos serán los que decidan qué puede enseñarse, escribirse y decirse. Y qué no. Llegamos a la paradoja de que para obtener la plena libertad que ellos nos prometen en un futuro, debemos entregar nuestra propia libertad en el presente. Interrupción del embarazo es otro ‘caballito de batalla’ del aborto: abortar no es interrumpir. Abortar es matar, asesinar, destruir. El término género es parte de la ideologización de la sexualidad. Por eso es que no debemos adoptar un vocabulario que es solidario de una mentalidad que rechazamos. Me gusta mucho la frase del Profesor Jorge Ferro al respecto: “El lenguaje es un inapreciable instrumento de penetración y dominio. Es la savia misma de la vida social y cultural. Quien imponga un determinado lenguaje impondrá junto con éste un modo de entender la realidad, una cosmovisión subyacente, valores morales, culturales y políticos, pautas de conducta”.

–A la luz de los hechos, ¿qué pensar de estas mujeres que hablan y hablan y hablan contra “la violencia de género”, aún sabiendo que el término género es, como dijiste, engañoso y funcional a la ideologización del sexo?

–Los hechos, que están a la vista de todos, demuestran que la consigna “contra la violencia de género” es sólo un canto de sirena. Quienes más se llenan la boca contra la violencia, quienes más patalean para erradicar la “violencia contra la mujer” son los primeros que destruyen, incendian, delinquen, maltratan, agreden, etcétera. El objetivo es que nosotros perdamos el tiempo discutiendo sus palabras cuando en realidad deberíamos tener en cuenta, en primer lugar, los hechos. La consigna de “Erradicar la violencia de género” es pura distracción. Fuegos artificiales. Lo que realmente piensan puede comprobarse observando lo que hacen. No lo que dicen.


Una de las pintadas que dejaron las feministas en Mar del Plata
–Estas mujeres se autotitulan feministas. ¿Existe un auténtico feminismo, con ideales y proyectos nobles? ¿Se puede hablar de dos feminismos, uno “bueno” y otro malo?

–Estrictamente hablando, existen verdades sobre la mujer, sobre su dignidad, sobre su femineidad. La mujer como misterio, la esencia de la mujer como algo noble, superior, llamado a complementarse y a cooperar con el varón. El feminismo, por el contrario, es la ideologización de esta verdad. La verdad de la dignidad de la mujer es tomada por la ideología feminista y puesta en contradicción con otras verdades de la misma mujer; por ejemplo, contra la verdad de la Maternidad.

–¿Hay dos feminismos?

–No. Sostener un feminismo hipotéticamente bueno y otro feminismo “malo” es hacerle el juego al único feminismo que existe. No existe un feminismo bueno como no existen un comunismo o liberalismo “sano”. Existen, ciertamente, verdades deformadas por el feminismo. Existen verdades desnaturalizadas por el comunismo y por el liberalismo. Y es cierto, como se ha enseñado clásicamente, que todo error no es otra cosa que una desfiguración de la verdad. Eso es cierto. También puede admitirse que todo error toma una verdad y la enloquece (algo de esto escribió Chesterton). Pero una cosa es reconocer esto y otra cosa es “salvar” al feminismo deslizando la existencia de un hipotético feminismo bueno. Esto hay que decirlo con toda claridad.

–Dejando de lado la cuestión semántica y volviendo al campo de los hechos noticiados. Pregunta. Los destrozos que podemos observar, ¿fueron una parte de las mujeres del encuentro o fueron todas? ¿Es una actividad prevista?

–Hay gente que considera imposible que la destrucción de la propiedad privada sea algo llevado a cabo por la totalidad de las mujeres que participaron en este encuentro. Personalmente, no me consta que el 100% de las mismas haya convalidado –directa o indirectamente– toda la gama de agresiones. No me consta ni me puede constar. Es imposible saberlo. Pero aun así, pienso: si estás a favor de matar a tu propio hijo, indefenso e inocente, en tu mismo vientre; si considerás un “derecho” eliminarlo por medio de un inyección o destrozarlo con unas tijeras, si sos capaz de derramar su sangre, ¿por qué no vas a pintar una pared de un comercio? ¿Por qué no vas a arrojar materia fecal?
Ahora bien, también vale aclarar que en otro sentido es muy cierto que esta mentalidad no está presente en todas las mujeres que participan. Pero esto no lo digo para “salvar” el encuentro. Todo lo contrario. Me consta por testimonios de amigas y conocidas que muchísimas mujeres llegan a los talleres sin tener idea de para qué se hacen. Hay chicas que llegan ahí como “en paracaídas” y lejos de pedir el aborto viajan con la esperanza de solucionar sus problemas, que son muy concretos y atendibles. En concreto, en el 2007, en el taller de “Mujer y Acceso a la Justicia” la mayoría de las mujeres estaban ahí por un motivo muy concreto: no les pegaban los alimentos y sus hijos no estaban reconocidos. Estas chicas son claramente manipuladas y llevadas para amontonar, para hacer número. Este sector no ideologizado pero vulnerable desde el punto de vista social responde a esta convocatoria dado que a cambio se les paga. Entonces, vuelvo. Sí, en un sentido muy particular, no fueron “todas” las mujeres las que estaban de acuerdo con todos los episodios ligados al vandalismo, al caos. No, no fueron todas. Hubo muchas que fueron manipuladas por los abortistas.

–Muy fuerte lo que decís.

–Es que realmente hay planteos que asombran. Porque más grave que tirar palos, botellas, encender bengalas, graffitear, etc., es el aborto. Y el que puede lo más, puede lo menos. Por eso, yo no les creo. No les creo que la responsabilidad de los incidentes sea de un grupo “minoritario”. No fue una marcha que “accidentalmente” terminó en incidentes. Fue un incidente planeado y planificado, que se repite hace años. Cuando desde los MMCC se distingue entre una gran mayoría que “no hizo disturbios”, se pretende salvar el buen nombre de los abortistas. Es propaganda “para la gilada”. En el fondo, todos coincidían en lo central: matar a un hijo es un derecho. Y frente a eso, pintar o no una pared se convierte en algo absolutamente secundario. De todas maneras, estamos hablando de delitos y contravenciones cuyos responsables no tardarían en ser detenidos si no estuviesen parapetados en estas consignas.

–Los que defienden el “derecho” al aborto sostienen, entre sus argumentos, que el ser que se gesta en el vientre no está vivo hasta tal o cual semana. O, si admiten que está vivo, reconocen que es un ser humano pero no una “persona humana”. Recuerdo un debate con una abortista que me hablaba de “parásito humano”, algo similar a la “lombriz solitaria”, al referirse al feto. ¿Qué pensás de esto?

–Tales planteos, tales giros lingüísticos, son una cosa indignante. No deben ser discutidos como posición teórica pasible de razones sino denunciados y desenmascarados como obra maestra de la perversión del lenguaje. Mientras el hombre envía una expedición a lejanos planetas y asegura que la mera posibilidad de existencia de los elementos químicos del agua sería un probable indicador de vida extraterrestre, las pruebas incontrastables de vida intrauterina se ignoran. Y si la madre tiene en su seno “una vida humana que no es persona humana”, ¿entonces qué es?

–Estamos ante algo que cada vez es más demencial.

–Sencillo: si la madre no lleva dentro una persona, entonces ni es madre ni está embarazada.

–¿Cómo explicás esta agresividad, esta violencia y este odio?

–Considero que son varias causas, es un conjunto de causas, pero deseo destacar una: la ideologización. Todo esto no sería posible sin el lavado de cerebro, cultural e intelectual, que se hace en tantas cátedras y universidades. Lo cierto es que la agresividad no fue eliminada. Cambió de objeto. Por eso, la respuesta a la agresividad no puede ser el pacifismo. La principal diferencia entre los abortistas–feministas y nosotros, los católicos, no pasa por la energía que pongamos para defender lo que creemos. Pasa por lo que creemos.

–A ver, explicate un poco más.

–Dios es Amor, ¿cierto? Es Amor Infinito. Nos creó por amor y para el amor. Sin embargo, pocos saben que unos de los efectos del amor es oponerse a aquello que atenta lo que amamos. Luchar. Oponerse. Combatir. El médico ama el paciente y odia su enfermedad; y la combate. No lograremos desentrañar este tema hasta que podamos ver con claridad que el problema del odio feminista está en que es feminista y no en que es odio. Porque, efectivamente, hay un odio legítimo.

–¿Cuál?

–El odio al mal. Efectivamente, odiar la injusticia es bueno. Dice el salmo 97 (96): “Tú amas, Señor, a los que odian el mal, proteges la vida de tus fieles y los libras del poder de los malvados”. Esto es importantísimo. Importantísimo entenderlo, si no confundimos todo. El problema del uso de la fuerza en los abortistas está en que son abortistas y no en que usen fuerza. La fuerza es energía y se especifica en orden al fin para el cual se utilice. Un policía que defienda a una mujer de un ataque haciendo uso de la fuerza es noble. Es heroico.

–En los videos, puede escucharse que la agresividad verbal va escalando. Entre las consignas, me llamó la atención “Iglesia/basura/vos sos la dictadura”.

–Como otras, esta consigna responde a la ideologización que la izquierda viene realizando desde hace décadas. Pero no sólo la izquierda sino principalmente el oficialismo. El mismo hecho de llamar “dictadura” al gobierno militar nos dice algo. Desde que asumió el kirchnerismo en el 2003, el oficialismo no deja de abanderarse con planteos históricos que generan consignas como esa.

–¿Qué otros grupos están involucrados en esto?

–No sólo los abortistas y los feministas. También los grupos de todas las gamas de la izquierda, el socialismo y el marxismo. Todos estos grupos –y las ideas que sostienen– son causa directa de incontables muertes en todas partes del mundo. Rusia, China, Cuba. Parece que el asesinato es el hilo conductor entre las ideologías de izquierda y el aborto. Pensemos también sino en PlannedParenthood, empresa promotora del aborto en todo el mundo. PlannedParenthood, en este momento, enfrenta la situación más difícil de su existencia: sus principales líderes fueron grabados en una cámara oculta. Lo que se supo fue espantoso[1].

–Es evidente que todos participan de la misma mentalidad y producen los mismos actos. Ahora bien, volviendo a las Autoconvocadas, ¿qué pretendieron hacer estas mujeres en Mar del Plata y en las demás ciudades?

–Atacar la Catedral y profanarla. Ese era su objetivo, el cual viene siendo evitado por grupos de fieles católicos que, a lo largo de estos años, se vienen apersonando delante de los templos, poniendo –literalmente– el cuerpo. Rosario en mano y con el Avemaría en sus bocas.

–¿Qué hay de los que piensan que estar allí presentes es “una provocación”? Si no se hace la defensa, ¿igualmente habría ataque?

–Primero, en sí mismo, el argumento es una idiotez. Y digo que es una idiotez porque no resiste el menor análisis. Pero además, es falso, porque la organización de la defensa de catedral empezó tras el feroz ataque y profanación de la Catedral de Rosario, también en el marco de Autoconvocadas. En ese entonces, las feministas entraron al templo, violaron el sagrario, rompieron imágenes, etc. O sea: ya sabemos lo que son capaces de hacer.

–¿Es suficiente resistir de esa manera pasiva?

–Con esta pregunta entramos en un terreno delicado. Quiero subrayar que respeto a todos los católicos que sucesivamente y a lo largo de los años han defendido las distintas catedrales que vienen siendo atacadas. Pienso, asimismo, que en todos los casos se hizo lo mejor que se pudo con los elementos que en ese momento estaban disponibles. Lo que debemos pensar es cómo fortalecernos aún más para que, llegado el momento, tengamos más de una variante.

–¿A qué te referís?

–A que ya tenemos experiencia en lo que pasa. Y que una cosa es juntar, contra viento y marea, a 60, 100, 200, 250 personas para vernos reducidos a interponernos entre los agresores y la Catedral; y otra es trabajar sistemática y sostenidamente durante todo un año, preparar a las personas, conocerse, delinear un plan común, etc. pudiendo juntar el día de la defensa varios miles de católicos. Las posibilidades de lo que se haga el día del ataque están en directa dependencia con la calidad y cantidad del trabajo previo.

–Hay quienes piensan que la defensa no sólo puede ser pasiva sino que debe serlo.

–La legítima defensa es una “pata” de la doctrina que se conoce bastante poco y mal. Ante un ataque, existe la posibilidad legítima de defenderse. ¿Cómo? Todo depende de la magnitud del ataque. Cómo debamos los católicos defender la Catedral guarda relación con el ataque. Por eso es que, sabiendo lo que ha ocurrido, tenemos que prepararnos para lo que viene ocurriendo. Ni más ni menos. Si nos preparamos para menos, nos exponemos a reaccionar de manera deficiente. Si nos preparamos para más, nos exponemos a reaccionar de manera excesiva.

–¿Qué otros elementos habría que tener en cuenta?

–Es indispensable tener en cuenta la historia. Porque el ataque a los templos y catedrales no es algo nuevo. Pensemos en la España del 30’: los ataques a la fe en el marco de la Guerra Civil. La Guerra Cristera en México, años 20’. La misma Argentina en el 55’ con la quema de las iglesias. En todos los casos, la resistencia fue enérgica. Y siempre ella debe guardar, si quiere ser legítima, la proporción entre el ataque y la defensa. No hay que inventar nada. Tampoco preocuparse de que los MMCC nos tergiversen “si resistimos activamente”. ¡Ya nos están tergiversando!

–He escuchado que uno de los argumentos por los que se viene realizando una defensa “pacífica” de la Catedral, ante los encuentros de Autoconvocadas, es por aquello que dijo Nuestro Señor: si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra (Mt. 5, 39). ¿Qué pensas al respecto?

–Como te dije antes, guardo un respeto y un reconocimiento por quienes a lo largo de los años han defendido los templos y catedrales, cosa que no sólo tiene lugar en el marco de Autoconvocadas sino también en el marco de la “Marcha del Orgullo Gay”, llevada a cabo en Buenos Aires los primeros días de los meses de noviembre. Yo mismo he asistido a varias de esas defensas y, en concreto, estuve en la catedral de Posadas en el 2012, frente a Autoconvocadas. Por lo tanto, sé que es un momento de enorme tensión; los caminos y las posibilidades son muchas, no todas son claras; lo que debe hacerse y lo que no puede llegar a ser, en parte, discutible, hay un margen de opinión; no es todo blanco y negro. Todo eso lo he vivido y lo entiendo. En particular, esta respuesta –lo subrayo– quiero hacerla en el marco del respeto por todos los que asistieron y asisten, más allá de las lógicas diferencias que pueden llegar a surgir. Cuando Nuestro Señor habla de “poner la otra mejilla” se refería a las ofensas que nos hagan a nosotros. A las ofensas que podamos recibir en el plano personal vos y yo, Juan, Pedro, María, etc. En los ataques a las catedrales y templos, ocurre otra cosa.

–¿Qué ocurre?

–Ocurre la ofensa a Dios y a sus recintos. Y la ofensa a nosotros sólo en cuanto somos personas que nos identificamos o queremos identificarnos con la fe católica y con Cristo. Cuando nos insultan y agreden, no lo hacen en tanto personas con tal nombre y tal apellido; de hecho, no conocen nuestro nombre ni nuestro apellido. Nos ofenden en tanto somos representantes de la Iglesia Católica. Nadie está ahí para representarse a sí mismo. Por tanto, si es lícito defender los templos porque ellos son un signo de Cristo donde Él habita, también es lícito defenderse a uno mismo. Porque también, uno mismo, es, por la gracia, recinto de Cristo.

–¿Podrías darnos un ejemplo que nos ayude a entender mejor esto?

–Sí. Me gusta mucho el ejemplo de la conversión de San Pablo. Cuando leemos en Hechos de los Apóstoles, cap. 9, que Saulo, “al acercarse a Damasco”, es alcanzado “de improviso” por “una luz que venía del cielo”, envolviéndolo “con su resplandor”, ¿qué le dice Cristo? Son palabras antológicas. Cristo le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hc. 9, 4). El que persigue a los cristianos, persigue a Cristo. Las abortistas y feministas persiguen a los cristianos. Luego, persiguen a Cristo. Por eso es que cabe distinguir entre ser pacífico y pacifista. El pacifismo, como dijo el Papa Pablo VI, “no es ni cristiano ni católico”. Mientras que sí hay una Bienaventuranza para los pacíficos, que es algo muy distinto. En conclusión, la defensa de las catedrales y templos no puede ser pacifista.

–¿Qué es necesario para lograr esa defensa?

–Ante todo, prepararla. En esta oportunidad, en Mar del Plata –la verdad sea dicha–, los católicos que defendieron la Catedral hicieron lo que pudieron con el poco tiempo que disponían. Me explico: según el testimonio de personas radicadas en Mar del Plata, el obispo de la ciudad, Antonio Marino, había prometido que el día de la marcha la Catedral estaría custodiada por la Policía, la Infantería y la Prefectura. Incluso, suspendería las tres misas que se dan ese día, modificaría el lugar de su celebración, a fin de no exponer a los asistentes. Tres horas antes –me consta, como dije, por testimonio de un amigo que estuvo en la defensa el pasado 11 de octubre–, apenas tres horas antes, los católicos se enteran de que el obispo: 1) No había llamado a la Policía; 2) No había llamado a la Infantería; 3) No había llamado a la Prefectura; 4) Autorizaría la celebración de las tres misas. Aun sabiendo todo esto, hubo un grupo de católicos que, exponiéndose, se apersonó en la catedral. La resistencia que, con todo en contra, impidió la profanación del templo se formó en apenas 3 horas. Ni al obispo ni al párroco se los vio en los peores momentos de la defensa de la Catedral.

–¿Hubo heridos en la defensa?

–Hasta donde yo sé, hubo 7 personas nuestras heridas. Por eso conviene remarcar y destacar que todo lo que se ha visto en cámara son delitos y contravenciones que no serían toleradas si fuesen realizadas por otras personas. En un partido de fútbol, por ejemplo, por mucho menos se arrestan a los que generan disturbios. Parece que la defensa del aborto es la carta de la inmunidad, es el escudo legal para delinquir sin ser molestado. Y no se trata solamente de este encuentro. También hubo heridos en los anteriores. Por testimonios de personas que estuvieron presentes, tengo que decir que, en Mar del Plata, la agresión fue de tal magnitud que pudo haber habido algún muerto.

–Tanto el encuentro como la marcha se proponen, entre otras cosas, erradicar la “violencia de género”. Hay gente que se sorprende que un reclamo que, en principio, sería bueno, termine en estos actos delictivos y vandálicos.

–Bajo la capa de la erradicación de la llamada violencia de género se busca instalar, primero, el debate por el derecho al aborto. Aunque no parezca, muchos abortistas se conforman con el simple hecho de debatir este tema. Ni siquiera con imponer su posición: simplemente, debatir.

¿Por qué?

–Porque saben que si el ser humano termina debatiendo ésto, tarde o temprano, lo aceptará. Es una estrategia que se compone de pequeños pasos. Cuando se empieza por debatir lo obvio, lo obvio deja de ser obvio. Por eso, hace años, somos testigos en la Argentina de un permanente cuestionamiento de lo evidente, que paulatinamente deja de ser considerado tal: “¡Eso no es un ser humano, es un embrión, es un conjunto de células!”. El efecto propio de este poner “en tela de juicio” lo obvio es naturalizar la negación de lo básico. A toda costa nos quieren acostumbrar a escuchar –simplemente escuchar– que la vida del niño por nacer puede ser objeto de debate.

–Me parece muy importante enfatizar que uno de los objetivos es instalar el mero hecho de “debatir”.

–Es que al principio, ni siquiera nos exigen que aceptemos, de plano, el aborto. Sólo nos exigen que aceptemos “el debate”; esto es, que admitamos que “habría razones” en ambos lados. Bajo el temor de ser señalado como “cerrado”, la gente termina aceptando debatir cualquier cosa aunque su sentido común, su elemental honestidad y hasta su vergüenza se vean ultrajadas hasta la náusea. Ahí tenemos el nudo de la batalla cultural: el sentido común. Debemos decir con todas letras que existen cosas que no están sujetas a discusión. Cosas que no deben ser objeto de controversia intelectual.

–“Cambiar el sentido común” es Gramsci puro.

–Así es. Hay que alterar la percepción que el hombre tiene naturalmente de las cosas. Por eso es que, hoy por hoy, las ideologías han convertido la mente humana en una arena de combate. El agresivo ariete de los abortistas impacta en el intelecto antes que en el templo. Por eso no debe sorprender a nadie que estos encuentros terminen con tal grado de violencia. La violencia yace en la mente, antes que en la mano. La violencia se gesta primero en la conciencia, antes que en el puño.

–¿Qué grado de aceptación tiene este tipo de encuentros, definitivamente signados por la violencia?

–Gracias a Dios, todavía queda mucha gente que advierte que el caos y la defensa del asesinato no son el camino. Puedo contar por testimonios de amigos y conocidos que hubo pueblos en donde las personas se negaban a colaborar con estas mujeres en cuanto las identificaban. Tal cosa pasó en Tucumán, por ejemplo; remiseros que no las trasladaban, confiterías que no las atendían, almacenes cerrados para no abastecerles de nada, etc.

–¿Hubo alguna declaración, antes o después, por parte del obispo de Mar del Plata o de algún jerarca de la Iglesia?

–Sí, hubo declaraciones. Pero las palabras pueden decirle algo a quien no conoce la realidad más de cerca. Cuando sabés lo que ocurrió dejás de atender a las palabras y discursos para concentrarte en los hechos. Y todo se vuelve claro aunque también doloroso e indignante. Más allá de lo que puedan haber dicho, la verdad es que la Catedral quedó absolutamente desprotegida, a merced de los enemigos de la fe. Cero Policía, cero Prefectura y cero Infantería. Y no sólo la Catedral sino principalmente el grupo de católicos que, en un acto de testimonio de la fe, se apersonaron para no dejar solo el Sagrario.

–¿En qué sentido la actitud del obispo influye en el comportamiento de los fieles?

–Los obispos son la jerarquía de la Iglesia. Con respecto a estos temas, su comportamiento es determinante. Generalmente, la actitud oscila entre el silencio y una suerte de pacifismo humanista y tolerante, el cual termina desgastando a los fieles que sienten que deben defender el templo. En España, a pesar de su gobierno laicista y de izquierda, realizar un atentado similar a lo que hacen estas mujeres, es equivalente a años de cárcel; por eso no ocurren estas cosas allá, a pesar de que crece el ambiente hostil al catolicismo. Hay excepciones, sin embargo. Y creo que es justo consignarlas. En el año 2006, Mons. Palentini estaba en primera fila frente a la Catedral, en la defensa. Había custodia policial y sin embargo él estuvo allí rezando con los fieles que se apersonaron para defender el templo. En Tucumán, Mons. Villalba convocó a toda la diócesis a defender la vida; se notó muchísimo, me han contado. La participación en los talleres fue notable. Mons. Aguer también propicia la participación para resistir a estos planteos abortistas. Deseamos mucho más. Corresponde mucho más.

–¿Cómo relataron los MMCC estas noticias?

–En general, predominó la distorsión. Tal es el hilo conductor entre publicaciones tan diversas como Clarín, La Nación y Página/12. El colmo de este engaño puede leerse en la acusación que reproduce –con estudiado candor– el diario La Nación[2]. Es tramposo el retrato de la noticia. Leemos que el encuentro “culminó en enfrentamientos entre manifestantes y la policía bonaerense”, razón por la cual la Comisión “acusó a las fuerzas de seguridad de ‘reprimir’”. ¿Se puede mentir tanto? La verdad es: estas hordas hicieron todo el mal que pudieron –todo: insultar, golpear, escupir, arrojar materia fecal, quemar, destruir propiedad privada, etcétera– y en un momento era tan pero tan obsceno y absurdo permitirlo que la Policía reaccionó. Reaccionó tarde, muy tarde. Y esas se quejan incluso de eso. ¿Por qué? Porque están tan sumergidas en la ideología y en el resentimiento que no quieren verse a sí mismas. Y es más fácil blandir la carta de la represión que reconocer lo propio, ¿no es así? La mejor defensa es un buen ataque. Quien desee apreciar la cantidad de mentiras que se dijeron, no tiene más que comparar los videos con las notas periodísticas. Está todo al revés: los delincuentes acusan a las fuerzas de orden.

Decía Chesterton que “llegará el día en que se blandirán espadas por demostrar que las hojas son verdes en verano”. Creo que hemos llegado a ese día. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto?

–Ante nuestros ojos se despliegan ejércitos de sofistas, de manipuladores, de apologistas de asesinos. Todos tienen en común una cosa: la tergiversación de la palabra. Y por tanto de la verdad. Es exactamente ahí donde debe librarse la batalla: en el terreno del lenguaje. Hablar bien. Decir verdad. Señalar lo que es natural y lo que no. Afirmar la legitimidad de discernir, distinguir, discriminar. Defender a capa y espada la vida del niño inocente. Atestiguar la condición creatural del hombre: como soy creatura, no soy dueño absoluto de mí mismo. Dar testimonio de la verdad, en el Nombre de Cristo. Esto es así. Hasta que no tengamos el coraje de decir las cosas como son, las cosas nunca serán lo que deben ser.

–Muchas gracias, Juan Carlos.

–Gracias a vos.