jueves, 19 de septiembre de 2013

El padre Pío, Pablo VI y la masonería.


Hemos recibido una revista italiana Alfa & Omega (Bimestral de análisis políticos y de orientaciones culturales, fundada en 2004, Ediciones Segno, via E. Fermi 80, Feletto Umberto, 33010 Tavagnacco, Italia, Tel. 0432-575:179; www.edizionise-gno.it).

Hemos tomado del nº 6, un artículo de 21 páginas intitulado “Santo Padre Pío y la Masonería, una batalla del espíritu que continua. He aquí el resumen:

En la época del Papa Pablo VI, el Padre Pío, se reunió con Luigi Villa, sacerdote al que impuso la tarea de dedicar su vida a combatir la Masonería Eclesiástica. Le dijo: “Coraje, coraje, porque la iglesia ya está invadida por la Masonería. La Masonería ha llegado ya hasta las pantuflas del Papa”.

Don Luigi Villa, doctor en teología dogmática, devino agente secreto del cardenal Ottaviani, jefe del Santo Oficio. En 1971, fundó su revista Chiesa Viva [1]. Para acallarla, intentaron varias veces asesinarlo, pero la revista sigue más combativa que nunca. El autor de este artículo, Franco Adessa, colabora allí desde hace muchos años.

Hace unos 12 años, fue encargado de un estudio concerniente al monumento a Pablo VI edificado sobre el Sacro Monte de Varese, y publicó en 2000 el libro: A Pablo VI un monumento masónico, un monumento que glorifica la victoria de la Masonería sobre el Catolicismo. El mismo se eleva frente a la estatua de la Santa Virgen Coronada, símbolo de la victoria de la Iglesia sobre el protestantismo y muralla contra la herejía. Representa a Pablo VI con una mitra idéntica a la del faraón Akhenaton y el mismo monograma de éste: “Dios, Pontífice y Rey". El Papa está vestido con el ephod, como el gran sacerdote Caifas, en oportunidad de la condenación de Cristo.

Al descifrar numerosos símbolos masónicos del monumento, Franco Adessa concluye que Pablo VI está representado como un ‘Pontífice hebraico’ del grado 18 de la Masonería del Rito Escocés, el grande de los Caballeros Rosa-Cruz, cuyo secreto es ¡“borrar el sacrificio de Cristo sobre la Cruz”!

Luego F. Adessa fue encargado por Don Luigi Villa de estudiar la “Nueva Iglesia” dedicada al padre Pío en San Giovanni Rotondo, inaugurada enjulio de 2004.  Si la idea directriz del monumento a Pablo VI representa el símbolo de ¡la victoria de la Masonería sobre la Iglesia Católica y sobre María, muralla contra esta “madre de todas las herejías” que enfrenta la doctrina de siempre de la Iglesia de Cristo!; en esta “Nueva Iglesia” la idea directriz es la glorificación de la Masonería y de su dios Lucifer. Un Lucifer que triunfe sobre Cristo y la Trinidad, que es reemplazada por la satánica trinidad masónica. En esta representación geométrica, Lucifer substituye al Cristo sobre la Cruz (ritual del grado 25), como “Redentor del hombre” (ver el Tabernáculo) y él fue representado como el “Rey del universo” (ver la cruz de piedra de 40 m de alto y su geometría, en medio de una creación y de una humanidad divinizada centro de una estrella de 5 puntas y de una estrella de 6 puntas). La humanidad compuesta de 70 piedras (recordando los 70 pueblos que Dios dispersó en la Torre de Babel), se eleva con orgullo para construir su segunda “Torre de Babel”.

Estamos en el centro del combate del Apocalipsis en que se sustituye el culto rendido a Dios por el culto rendido a Lucifer, lo que no es posible sino con la destrucción de la Iglesia Católica y de la Civilización Cristiana. Es el objetivo del gobierno mundial según los masones Giuseppe Mazzini y Albert Pike: “Los ciudadanos recibirán la verdadera luz a través de la manifestación universal de la pura doctrina de Lucifer, revelada al público luego de la destrucción de la Cristiandad”.

Aquella que el Padre Pío llamaba la “infame secta de la Masonería” quiso así vengarse de él. Franco Adessa recuerda el discurso pronunciado en una logia de París: “A fuerza de ultrajar a Cristo, aboliremos su gloria. Un día el Príncipe de este mundo, Satán, nuestro Maestro, triunfará sobre Cristo y será adorado como el verdadero Dios”, y esta estrategia bien conocida: “Corromperemos al pueblo a través de los sacerdotes y a los sacerdotes a través de nosotros”, “hagan que el clero marche bajo nuestras banderas pensando que lo hace bajo la de las llaves apostólicas”.

¿Quién es el verdadero autor del proyecto de construcción de esta “Nueva Iglesia”, en la que la presencia de la simbología masónica y las significaciones ocultas son de una importancia capital?

La masonería, por esencia, es una sociedad secreta, con altos iniciados. El escultor Floriano Badini, autor del monumento a Pablo VI en el Sacro Monte, hizo también la puerta del Tabernáculo de esta nueva iglesia.

Todos los símbolos no aparecen a los ojos del profano. ¡Pero para los altos iniciados, son suficientes algunos indicios para descubrir lo que deben encontrar allí! “Los profesionales que trabajan para el 3o milenio”, tales como el arquitecto Renzo Piano, obedientes a las órdenes precisas de los “hermanos”, decían “alegrarse al recibir indicaciones precisas de parte de los especialistas del Vaticano”, sobre todo de Monseñor Crispino Valenziano que recibía directrices de su superior, el Cardenal Virgilio Noé, masón notorio.

El Observatorio Romano del 1 de octubre de 1893 dice: “La Masonería es satánica en todo: en su origen, en su organización, en su acción, en su fin, en sus medios, en sus códigos y en su gobierno, porque ella ha llegado a ser una sola y misma cosa con el judaísmo”. Satánica, sí; ¡pero no estúpida!

F. Adessa publicó su trabajo sobre la “Nueva Iglesia” dedicada al Santo Padre Pío, pero el mismo no provocó ninguna reacción oficial de parte de los eclesiásticos que colaboraron en el proyecto; “quien calla, otorga”...

A la pregunta: “¿Cómo es posible que el Vaticano haya podido hacer construir un templo satánico a expensas de millones de fieles católicos del mundo entero que han colaborado de buena fe?”. La respuesta es inquietante: ¡o se trata de personas que se dejaron engañar de manera colosal; o se trata de personas que sabían lo que hacían! Preste atención a las advertencias dadas por el Padre Pío en los años 60.

Al final este artículo presenta elementos de la correspondencia entre el Venerable gran Maestro del Gran Oriente de Italia y el Cardenal Baggio, donde son nombrados el Vicario general del Vaticano, el Cardenal Francesco Marchisano, el secretario personal de Pablo VI, Pasquale Macchi, el abate Marsili Salvatores, Monseñor Aníbal Bugnini [2], el rector del Letrán, Franco Biffi, el Cardenal Virgilio Noé, y otros, en calidad de “hermanos”, respecto al tema de la muerte de Pablo VI y la elección de su sucesor.

Estos textos dan lamentablemente razón a las acusaciones del Padre Pío y de su ‘‘delegado”: Don Luigi Villa, como, también de nuestro autor Franco Adessa.

Fueron asimismo publicadas tres cartas de 1961 del Cardenal Marchisano al Gran Maestro que detallan el plan de demolición de los seminarios italianos, piden la participación de la Masonería, y terminan con una “salutación de afecto servicial” al Gran Maestro. La publicación de esta correspondencia, difundida entre el clero italiano, no provocó protestas ni desmentidas.

Don Luigi Villa publicó en 1992 la “lista Pecorelli” conteniendo los nombres de más de una centena de prelados con la fecha de su inscripción en la Masonería, su número de matrícula y su apodo. También publicó dos libros: “Pablo VI, ¿Bienaventurado? Pablo VI, proceso a un Papa, que hablan de “su apertura a la Masonería” y de sus documentos secretos recuperados por su secretario, luego de su deceso, que se encontraban en su escritorio.

Nuestro autor concluye que, de todo esto, resulta que “quien manda en el Vaticano es la Masonería”.

Recuerda las palabras de la Virgen de La Salette: “Roma perderá la Fe y llegará a ser la sede del Anticristo”, y también de sor Lucía de Fátima: “Cardenal contra cardenal, obispo contra obispo, y Satán marchará en medio de ellos...Satán se introducirá finalmente en la cima de la Iglesia...Lo que se pudrió en Roma caerá y lo que baya caído no se levantará más...

Finalmente, se recuerda la advertencia del Santo Padre Pío, antes de morir: “Yo armaré más jaleo muerto que vivo

Notas:
[1] Aparece hasta hoy: Via G. Galilei 121,1- 25123 Brescia (Italia)
[2] Monseñor Aníbal Bugnini, por entonces sólo padre Bugnini fue el responsable hacedor de la “misa nueva”, como presidente de la comisión que la dio a luz. Más tarde, cuando trascendió su filiación masónica al público, fue apartado y enviado a Irán; donde dicen que murió de “muerte natural provocada”. Es sabido que los masones se comen a sus hijos.


Jacques Villemonais, publicado en “Patria Argentina” Nº 232, 11 de abril de 2007. Tomado de “Lectures Françaises”, Nro598, febrero de 2007, Págs. 11, 12 y 13. Visto en Syllabus.