Ya hemos hablado sobre las claras
influencias masónicas en el encuentro ecuménico de Asís en sus ediciones
anteriores (ver: “¡Asís:
un acto masónico!”). Sobre el escándalo que producen estos actos públicos
(ver: “El
ecumenismo, trampa mortal para la Iglesia (I)”, “El
ecumenismo, trampa mortal para la Iglesia (II)”, “Del ecumenismo a la
apostasía silenciosa”, trabajo realizado por la FSSPX y enviado a todos los
cardenales, que se puede descargar desde nuestra sección de doctrina
antimodernista).
A
continuación, publicamos un artículo sobre la tercera edición de este encuentro
ecuménico llevada a cabo en Asís el 27 de octubre del 2011, realizado por el
R.P. Régis
de Cacqueray, actual Superior del Distrito de Francia de la FSSPX. La realidad
nos muestra que actualmente el falso ecumenismo tiene el mismo vigor que en el
pontificado del Papa Juan Pablo II, el cual, ha producido mucha confusión y graves
errores doctrinales con respecto a la relación de los católicos con las falsas
religiones, bajo el pretexto de un pedido de paz, de un pedido de paz entendido
a la manera de la secta masónica, la cual, simplemente ha predicado siempre la
paz laica, la paz que da el mundo (la
paz no-conflicto armado) y no la paz que da Cristo, que es la verdadera
paz. ¿Y cuál es la fuente de este error de igualar la Verdad con el error bajo
el pretexto pacifista? En el fondo, la pérdida de la confianza en Dios de los
hombres de Iglesia, los cuales, al temer la ofensa a los enemigos de la
Iglesia, intentan simpatizar con estos, a fuerza de someter la Verdad católica
rebajándola a la misma altura que el error. Ese es el lamentable escándalo
producido en Asís que se viene repitiendo a nivel mundial.
Para una mejor lectura e impresión, se puede descargar nuestra versión del artículo en pdf siguiendo este enlace.
LA RENOVACIÓN DEL ESCÁNDALO DE ASÍS
Errare
humanum est, perseverare diabolicum
¿Qué sucederá el 27 de octubre de 2011?,
¿una simple reunión amistosa entre hombres y mujeres de buena voluntad?, ¿un
discurso incoherente sobre la divinidad de Cristo y Su Iglesia? No, será la
renovación, por parte del papa reinante, Benedicto XVI, del escándalo sin precedente
perpetrado por su predecesor, Juan Pablo II, el 27 de octubre de 1986.
¿Qué ocurrirá el 27 de octubre de 2011?, ¿una
llamada a la conversión a la fe católica? Las declaraciones del Papa indican
con claridad lo que será este día: la reunión de los representantes de las
falsas religiones, llamados personalmente por el Papa, para unirse en un día
de reflexión donde todos están invitados a orar por la paz[1].
Ciertamente, a diferencia de la primera
reunión de Asís, la oración será en silencio, aunque intensa. Pero, ¿a qué dios
de los representantes de las falsas religiones se rezará en silencio?, ¿a qué
dios estarán rezando si no es a sus falsos dioses, ya que el Papa los ha
invitado explícitamente a vivir más profundamente «su propia fe religiosa»?[2] ¿Hacia
quién se volverán los musulmanes si no es hacia el dios de Mahoma? ¿Hacia quién
se dirigirán los animistas, si no es hacia sus ídolos? ¿Cómo puede
ser concebible que el Papa pueda llamar a los representantes de las falsas
religiones, con su capacidad oficial, para participar en un día de oración
personal? Este acto del sumo pontífice constituye, por si
mismo, una blasfemia terrible hacia Dios así como la ocasión de escándalo para
toda la tierra.
Una
ofensa en contra del Dios Trinitario y Encarnado.
¿Qué más caracterizará a este asunto
religioso, que tan gravemente se opone al Primer Mandamiento?: «Sólo al
Señor adorarás y sólo a Él servirás»[3].
¿Cómo puede alguien entretenerse con el pensamiento de que Dios estará
complacido con los judíos quienes son fieles a sus padres que crucificaron al
Hijo de Dios y negaron a Dios Uno y Trino? ¿Cómo puede Él aceptar las oraciones
de todos los herejes, cismáticos y apóstatas, quienes han repudiado a su
Iglesia, la cual surgió del costado de Su Hijo? ¿Cómo podría ser Él honrado por
la adoración ofrecida a los (dolos de los animistas, panteístas y otros
idólatras? ¿Cómo podría Él escuchar estas oraciones cuando Su Hijo claramente
nos ha dicho lo contrario: «Ningún hombre va hacia el Padre, sino por mi»?[4]
Que las almas oren de buena fe mientras
están en la herejía o la incredulidad, es una cosa; Dios reconocerá a los suyos
y los guiará hacia la única Iglesia, pero invitar a estos hombres a orar como
representantes de las falsas religiones, según «su propia fe religiosa», seguramente
indica que están siendo invitados a orar según el espíritu y las formas de las
falsas religiones.
¿Cómo puede no verse este supremo insulto a
Dios tres veces santo? ¿Cómo podemos fallar en indignarnos profundamente a la
vista de tal escándalo? ¿Cómo podemos permanecer en silencio sino sólo con
complicidad?
La
Paz de Cristo desnaturalizada.
Este grave y excesivo pecado igualmente
ofende a la paz de Jesucristo. El Papa está llamando a la oración por la paz,
pero, ¿qué naturaleza tiene la paz que el Papa busca? ¿Es la terminación de los
conflictos que sangran al mundo? Pero, ¿realmente hemos de creer que el rezarle
a los falsos dioses será meritorio en nosotros y no nos atraerá castigos sino
la bendición de la paz entre los hombres?, ¿ya hemos olvidado el Gran Diluvio
Universal?, ¿ya hemos olvidado el recuerdo de la destrucción de Sodoma y
Gomorra, cuyos crímenes fueron menos graves que el de la
incredulidad?[5]
¿Han sido alterados los registros en los Evangelios y en la historia sobre la
sangrienta destrucción de Jerusalén y la cuota de pecados de Su pueblo?
Más aún, ¿cuál es el objetivo de conseguir
paz temporal mientras se pierde el alma? «No temáis a los que matan el
cuerpo y después de esto nada más pueden hacer. Voy a deciros a quien debéis
temer: temed a Aquel que, después de haber dado la muerte, tiene el poder de
arrojar en la gehena»[6].
Desde otro punto de vista, ¿cómo podemos dejar de ver en esta oración por la
paz una desviación, sin duda inconsciente, pero aún así pérfida, con fines
ecuménicos de legitimar la aspiración humana de la paz civil? No, la paz traída
por Cristo no puede ser una paz mundana, esta es la paz masónica sellada con la
libertad de conciencia [o la libertad de elección, véase la raíz griega de la
palabra herejía].
En realidad la paz por la que el actual
pontífice está orando no es una paz meramente temporal, es especialmente por
la libertad religiosa [libertad de cultos, propiamente] y la libertad de
conciencia[7]
que frecuentemente fue condenada por los papas[8].
Esta es la intención establecida por el Papa, esta es la paz por la que el
Papa ora: la paz temporal obtenida por medio de la libertad de conciencia.
¿Es esta la paz de Cristo?, ¿la de Aquel que
murió en la cruz para afirmar Su divinidad? La paz de Cristo es muy diferente,
y lo es más en la medida en que la caridad haya sido separada de la hermandad
en esta idea de paz masónica. La paz de Cristo es paz con Dios, fruto de la
redención de las almas por la Sangre de Su Hijo y por el rechazo del hombre al
pecado. En cuanto a la paz civil comunicada por Cristo, no es nada más que el
fruto de la Civilización cristiana, moldeada por la fe y la caridad católicas.
Una odiosa humillación de la Iglesia.
Pero si Dios Uno y Trino y la Sagrada
Humanidad de Cristo son gravemente ofendidos por esta imitación al pecado, la
Esposa Inmaculada de Cristo, Su única Iglesia católica es humillada en público.
Se hace mofa de la enseñanza de los Apóstoles, los Papas, los Padres de la
Iglesia, los santos, los mártires y los príncipes y héroes católicos. Se hace
mofa de la enseñanza del Salmista, quien dice: «todos los
dioses de los gentiles son demonios»[9]; se hace mofa de la orden de
San Juan de no saludar a los herejes[10];
se hace mofa de la enseñanza de Gregorio XVI o de Pío IX[11], para quienes la libertad de
conciencia es un “delirio”; se hace mofa de la prohibición formal de las Papas
León XIII[12] y Pío XII[13] para organizar o participar en
congresos interreligiosos; se hace mofa del ejemplo de San Francisco de Sales y
de sus escritos en «Las Controversias» sobre la conversión de los
herejes protestantes; se hace mofa de los miles de misioneros quienes dieron
todo por la salvación de las almas de los infieles; se hace mofa de la gesta
heroica de Carlos Martel al detener a los musulmanes en Poitiers, o de
Godofredo de Bouillon, forzando su entrada a Jerusalén con lanzas y espadas; se
hace mofa de San Luis de Francia que castigó la blasfemia. ¿Cómo puede un
católico que suscribe el dogma «Fuera de la Iglesia no hay
salvación» imbuirse
del espíritu de Asís? ¿Cómo puede ver ya a la Iglesia católica como la única
arca de salvación? Lo que es más, este escándalo viene de la autoridad sagrada
más alta sobre la tierra, del Vicario de Cristo mismo, como si la gravedad de
tal reunión no fuese suficiente por sí misma. ¿Esto hace al Papa, quien
preside esta reunión, no la cabeza de la Iglesia católica, sino la
cabeza de una “Iglesia” de Naciones Unidas, el primus inter pares de la
religión de todas las religiones, esencialmente idéntica al culto masónico del
Gran Arquitecto del Universo? ¿No es esta una perversión satánica de la misión
de Pedro? Mientras que Cristo solemnemente mandó a Pedro: «confirma a tus
hermanos en la fe» y a apacentar a Sus ovejas, el sucesor de Pedro de hecho
está confirmando a sus hermanos en el indiferentismo y el relativismo.
El Papa saluda al profesor Wande Abimbola, fundador del Instituto Ifa Heritage, un centro de educación en Nigeria basado en falsa religión pagana africana Yoruba. |
Porque, más allá de esta terrible blasfemia,
esta decisión personal del Papa engendrará un inmenso escándalo en las almas,
tanto de católicos como de no-católicos. Ante la imagen de un Papa uniendo
a los representativos de todas las falsas religiones, la reacción de la mayoría
de los hombres será la de relativizar aún más la verdad y la religión. ¿Qué
individuo, poco familiarizado con la religión católica, no estará tentado en
dudar del destino de los no-católicos cuando observa al Papa invitándolos a
orar por la libertad de conciencia? ¿Qué persona, que no profese el
cristianismo, verá en la religión católica la única religión verdadera que se
destaca de las otras, cuando ha aprendido que la cabeza de la Iglesia católica
ha convocado al panteón de las religiones? ¿Cómo interpretará la exhortación
del Papa a no rendirse ante el relativismo si no es pensando que este es un asunto
ajeno al sostenimiento de la verdad y ajeno a la sinceridad?
¿Cómo podría no interpretarse en un sentido
relativista la invitación del Papa a practicar la propia religión, tan bien
como sea posible?:
«Iré como peregrino a la ciudad de San Francisco, invitando a mis hermanos cristianos de varias denominaciones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo a unirse a esta peregrinación, e idealmente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad... para renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de toda religión para vivir su propia fe religiosa al servicio de la causa de la paz»[14].
En 1986 un periodista publicó esta
conclusión:
«El Papa está innovando y presidiendo las Naciones Unidas de las Religiones: aquellos que creen en el Eterno, aquellos que creen en miles de dioses, aquellos que no creen en un dios en particular. ¡Una sorprendente visión! Juan Pablo II admite con espectacularidad la relativización de la fe cristiana, la cual ahora sólo es una entre otras»[15].
¿Cómo imaginar que este juicio no sea
compartido por muchos en la víspera del 27 de octubre de 2011?
Esta es la razón por la que nos parece
singularmente extraño excusar al Papa de tal pecado diciendo que Asís del 2011
es diferente al Asís de 1986. Por el contrario, todo concurre para
convencernos de la sorpresiva continuidad entre la reunión de Asís de 1986 y
la de 2011:
• La naturaleza de la reunión: una
invitación a los representantes de las falsas religiones a reunirse para reflexionar
y orar por la paz.
• El motivo: la paz cívica promovida
por las Naciones Unidas. En 1986 Juan Pablo II invitó a todas las religiones «en este año
de 1986, designado por Naciones Unidas como el Año de la Paz, para promover una
reunión especial para rezar por la paz en la ciudad de Asís»[16]. Durante este mensaje por la paz del 1 de
enero de 2011, fecha en la cual él anunció la reunión en Asís para el 27 de
octubre de 2011, Benedicto XVI suscribió estas líneas reveladoras:
«Sin esta fundamental
experiencia [de
las grandes religiones] se vuelve difícil guiar a las sociedades hacia los
principios de la ética universal y establecer a nivel nacional e internacional
el orden legal por el cual se reconozca y respete derechos y libertades fundamentales,
cuando fueron planteados como objetivos de la Declaración Universal de 1948 de
los derechos Humanos (tristemente ignorados y rechazados todavía)... Todo esto
es necesario y coherente con el respeto por la dignidad y valoración de la
persona humana consagrados por los pueblos del mundo en la Carta de Naciones
Unidas de 1945...» [17].
Monseñor Fellay escribió a Juan Pablo II
con ocasión del segundo
escándalo de Asís en 1999:
«Los temas humanistas,
terrenales y naturalistas abordados en estas reuniones causan que la Iglesia
sea despojada de toda su misión divina, eterna y sobrenatural y se pone el
nivel de los ideales de la Francmasonería con su paz mundial ajena al único
Príncipe de la Paz, Nuestro Señor Jesucristo»[18].
• La fecha: Benedicto XVI escogió para emprender su
iniciativa una fecha que marca el 25 aniversario de la primera celebración en
Asís:
«En el año 2011 se cumple el 25
aniversario del Día Mundial de Oración por la Paz convocado en Asís el año de 1986
por el Papa Juan Pablo II... El recuerdo de esta experiencia ofrece una razón
de esperanza para el futuro en el cual todos los creyentes se vean a sí mismos
y sean realmente agentes de la justicia y la paz»[19].
¿No es este un claro signo de continuidad?
¿No es esta una forma de hacemos revivir ese doloroso recuerdo de escándalos
de un Buda en el tabernáculo, en la Iglesia de San Pedro; de las gallinas
sacrificadas a los dioses en el altar de Santa Clara; del Vicario de Cristo
flanqueado por el Dalai Lama y el Patriarca Ortodoxo controlado por la KGB? ¿Es
necesario conmemorar el aniversario de un acontecimiento, cuando el objetivo
debe ser distanciarse de éste? ¿Por qué proclamar urbi et orbi que «el
recuerdo de esta experiencia ofrece una razón de esperanza»? Sólo la
traición al recto pensamiento podría haber dado lugar a tal fuga de la realidad[20].
• El recuerdo de su predecesor. Como
si deseara disipar cualquier malentendido y para recordar a todos y cada uno su
fidelidad al espíritu de la primera reunión en Asís: «Este año de 2011 se
cumple el 25 aniversario del Día Mundial de Oración por la Paz, el cual fue
convocado por el Venerable Juan Pablo II, en Asís, el año de 1986»[21].
No sólo son los leales defensores del Papa
quienes utilizan estos mismos argumentos para intentar justificar lo injustificable.
El primer Asís fue defendido realizando una sutil distinción entre “reunirse
para orar” y “orar juntos”. ¿Ahora se dirá que no habrá oración común, sino
sólo un día de oración en común? En lugar de negar la simultaneidad de las
oraciones en silencio, ¿diremos que todos oran separadamente según su propia
religión? Como si estas distinciones engañosas no fuesen elaboradas según las
necesidades de la causa. Como si todas estas sutilezas fueran inmediatamente
entendidas por la mayoría de los hombres, quienes sólo se quedarán con una
cosa: la reunión de todas las religiones para orar juntos a la divinidad ajena
de cualquier Revelación.
Finalmente, y como todos los gestos del
actual Papa comparados con los de sus predecesores, el escándalo de Asís del
2011 será sustancialmente el mismo, pero menos espectacular que el Asís del año
1986. Esta es la razón por la que todos aquellos quienes nos acusan una vez
más de una falta de caridad debido a la vehemencia de estas líneas, les recordamos
las palabras de Cristo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu alma y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo.» ¿Hemos
mostrado un amor ardiente a Cristo cuando fallamos en censurar la blasfemia o
criticar la actitud de aquellos que son sorprendidos por ésta? ¿Amamos a
nuestro prójimo cuando fallamos en advertirle sobre los escándalos que se
avecinan? ¿Es este el amor que Cristo quiere para nosotros? No, como San Pío X
recordó en una hora
oscura:
«Ahora bien, la doctrina
católica nos enseña que el primer deber de la caridad no está en la tolerancia
de las opiniones erróneas, por muy sinceras que sean, ni en ¡a indiferencia
teórica o práctica ante el error o el vicio en que vemos caídos a nuestros
hermanos, sino en el celo por su mejoramiento intelectual y moral no menos que
en el celo por su bienestar material. Esta misma doctrina católica nos enseña
también que la fuente del amor al prójimo se halla en el amor de Dios, Padre
común y fin común de toda la familia humana, y en el amor de Jesucristo. [...]
No, venerables hermanos, no hay verdadera fraternidad fuera de la caridad
cristiana»[22].
Así, entonces, ¿a qué Iglesia pertenecemos?
¿A la Iglesia de San Policarpo de Esmirna, quien replicó al hereje Marción
cuando le preguntó si lo reconocía: «Sí, te reconozco como el hijo mayor del
diablo?».
¿Pertenecemos a la Iglesia de San Martín quien
destrozó los ídolos y derribó los árboles sagrados de Francia?
¿Pertenecemos a la Iglesia de San Bernardo,
quien predicó la cruzada a nuestros antepasados?
¿Pertenecemos a la Iglesia de los santos y mártires,
o a la Iglesia de Pila tos, a la de Pierre Cauchon, a la de
Lamenais, a la de Teilhard de Chardin, siempre lista para adular al mundo y
para entregar a Cristo y Sus discípulos a sus perseguidores?
¿Juzgaremos a Asís con los ojos de la fe, de
los papas y mártires, o con los ojos mundanos, liberales y modernistas?
Esta es la razón por la que no podemos
quedarnos callados, y mientras el Papa se prepara para uno de los actos más
serios de su pontificado, nosotros vigorosa y públicamente proclamamos nuestra
indignación, esperando y suplicando al Cielo que esta calamidad preparada tan
meticulosamente no se lleve a su realización. Por último, ¿cómo podemos dejar
de pensar en las palabras de Monseñor Lefebvre recordadas por Monseñor Fellay
en 1999 en su carta al Papa?
“Monseñor Lefebvre vio en este desastroso
acontecimiento de Asís “uno de los signos de los tiempos” que le permitieron
proceder legítimamente con las consagraciones episcopales sin Su
consentimiento, y escribiéndole que “el tiempo para una colaboración abierta no
había llegado aún”»[23].
El tiempo ha llegado, sin embargo, para
realizar la reparación por este escándalo, para realizar penitencia, mientras
en nuestros corazones mantenemos la firme esperanza de que a pesar del progreso
del Misterio de Iniquidad, «las puertas del infierno no prevalecerán contra
la Iglesia».
P. Régis de
Cacqueray, 12 de septiembre de 2011, Festividad del Dulce Nombre de María,
aniversario de la victoria de los ejércitos católicos sobre los
turcos en Viena el 12 de septiembre de 1683.
[1] El desarrollo de la jornada y
el comunicado de la Santa Sede no permiten ninguna duda sobre la dimensión
religiosa del acontecimiento: “El Santo
Padre ha convocado para el próximo 27 de octubre una “Jornada de reflexión,
diálogo y oración por la par, y la justicia en el mundo” [...] Después se
dejará un tiempo de silencio pura la reflexión de cada uno y la oración. Por lo
larde, todos los presentes en Asís irán a pie a la basílica de San Francisco.
Será una peregrinación en la que, en el último tramo, tomarán parte también los
miembros de las delegaciones; con esta se pretende simbolizar el camino de
cada ser humano en la búsqueda constante de ¡a verdad y de la construcción
activa de la justicia y de la paz. Se desarrollará en silencio, dejando un
espacio a la oración y a ¡a meditación personal”. (Comunicado de la Santa Sede del 2 de
abril de 2011: En Asís peregrinos de
la verdad y la paz).
[2] El fin anunciado por el Papa es
el de «renovar solemnemente el compromiso
de los
creyentes de todas las religiones de vivir la propia fe religiosa como
servicio a la causa de la paz» (Ángelus del Papa, 1 de enero de 2011).
[3] Deut. 6, 13; Mt. 4, 10.
[4] Jn. 14, 6. Igualmente: I
Jn. 2, 23: Todo el que niega al
Hijo, tampoco tiene al Padre.
[5] Sí no os
reciben o no escuchan vuestras palabras, saliendo de aquella casa o de aquella
ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que más tolerable
suerte tendrá la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio que aquella
ciudad (Mt. 10, 14-15).
[6] Lc. 12, 4-5.
[7] Es la
Jornada mundial de la paz, ocasión propicia para reflexionar juntos sobre los
grandes desafíos que nuestra época plantea a la humanidad. Uno de ellos,
dramáticamente urgente en nuestros días, es el de la libertad religiosa; por
eso, este año he querido dedicar mi Mensaje a este tema: Libertad religiosa,
camino para la paz. [...] En el mensaje para la Jornada de la paz de hoy
subrayé que las grandes religiones pueden constituir un importante factor de
unidad y de paz para la familia humana, y recordé, al respecto, que en este
año 2011 se celebrará el 25 aniversario de la Jornada mundial de oración por la
paz que el venerable Juan Pablo II convocó en Asís en 1986.
Por eso, el próximo mes de octubre, iré como peregrino a la ciudad de San
Francisco, invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las
distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo» (Benedicto XVI, Angelus del 1 de enero de 2011).
[8] «De
esta fuente envenenada del indiferentismo brota aquella máxima falsa y
absurda, o más bien delirio: que a todos se les
debe procurar y garantizar la libertad de conciencia» (Gregorio XVI.
Mirari Vos, 1832).
[9] Sal. 95, 5.
[10] II Jn 10-11: Si alguno
viene a vosotros y no lleva esa doctrina, no le recibáis en casa ni le
saludéis, pues el que le saluda comunica en sus malas obras.
[11] Syllabus. 1864. proposición condenada nº
79, DS 2979.
[12] Con ocasión del Congreso de religiones de Chicago en 1893.
[12] Con ocasión del Congreso de religiones de Chicago en 1893.
[13] Esto podrá hacerse “sin renunciar a la propia identidad o recurrir a formas de
sincretismo” (Comunicado de prensa de la Santa Sede, 2 de abril de
2011).
[14] Benedicto XVI. Angelus del 1 de enero de 2011.
[15] Le Figuro
Magazine, 31 de octubre 1986, p.69.
[16] L’Osservorore Romano, 27-28
enero 1986.
[17] Mensaje de Benedicto XVI para la celebración de la Jomada
mundial por la paz, 1 enero 2011, nº 12.
[18] Carta de Mons. Fellay a Juan
Pablo II protestando
solemnemente contra la renovación del escándalo de Asís en Roma el 28 de
octubre de 1999.
[19] Mensaje de Benedicto XVI para la celebración de la
Jornada mundial por la paz, 1 enero 2011, n° 7 y 11.
[20] «Es hermoso
levantarse por encima del orgullo. Aunque aún hay que tenerlo. No puedo hablar
libremente del honor según el mundo, no es un tema de conversación para un
sacerdote como yo, pero me parece que a veces el honor se lo valora muy poco.
Por desgracia, somos todos capaces de
tendernos en el barro, el barro parece fresco para los corazones agotados. Y en
cuanto a la vergüenza, fíjense, es una ilusión como cualquier otra, una
ilusión pesada, una ebriedad sin sueños. Si un último resto de orgullo es el
que tiene que volver a levantar a un desgraciado, ¿por qué considerarlo tan de cerca?» (Bernanos. Diario de un cura
rural).
[21] Benedicto XVI, Angelus del 1 enero 2011 Igualmente el
Comunicado de prensa de la Santa Sede,
2 de abril de 2011: «La imagen de la peregrinación resume el
sentido del acontecimiento que se celebrará, se hará memoria de las etapas
recorridas, desde el primer encuentro de Asís, al posterior de enero de 2003 y,
al mismo tiempo, se mirará al futuro, con el
propósito de continuar recorriendo con todos los hombres y las mujeres de buena
voluntad el camino del diálogo y de la fraternidad, en el contexto de un mundo
en rápida transformación».
Ya en 2007, con
ocasión de las jornadas intrreligiosas en Nápoles, Benedicto XVI disipaba cualquier ilusión que
hiciera pensar en un arrepentimiento por la primera reunión de Asís: esta reunión «nos lleva en espíritu a 1986,
cuando mi venerado predecesor Juan Pablo II invitó sobrela
colina de San Francisco a los grandes representantes religiosos a rezar por la
paz, subrayando en esta circunstancia el lazo intrínseco que une una auténtica
actititud religiosa con una viva sensibilidad por ese bien fundamental de la
humanidad [...]
En el respeto de las diferencias de las distintas religiones, estamos todos
llamados a trabajar por la paz» (Benedicto XVI, Discurso a los jefes religiosos participantes
en el encuentro internacional por la paz, el 21 de octubre de 2007).
[22] San Pío X, Carta encíclica Notre Charge
Apostolique, al episcopado francés, 25 agosto 1910.
[23] Carta de Mons. Fellay a Juan
Pablo II protestando
solemnemente contra la renovación del escándalo de Asís en Roma el 28 de
octubre de 1999.