CARTA DE MONSEÑOR LEFEBVRE A OCHO
CARDENALES
ANTES DE LA REUNIÓN DE ASÍS
Êcone, 27 de agosto de
1986
Eminencia:
Ante los acontecimientos que
están sucediendo en la Iglesia y de los que Juan Pablo II es autor, y frente a
los que se propone realizar en Taizé y en Asís en el mes de octubre, no puedo
dejar de dirigirme a ustedes para suplicarles, en nombre de muchos sacerdotes y
fieles, que salven el honor de la Iglesia, humillada de forma antes nunca vista
en toda su historia.
El discurso y los actos de Juan
Pablo II en Togo, en Marruecos, en la India y en la sinagoga de Roma, provocan
en nuestros corazones una santa indignación. ¿Qué pensarían de esto los santos
y santas del Antiguo y del Nuevo Testamento? ¿Qué haría la Santa Inquisición si
aún existiera?
El que está sentado en la sede de
Pedro se mofa públicamente del primer artículo de Credo y del
primer mandamiento del Decálogo. Es incalculable el escándalo en las almas de
los católicos. La Iglesia se tambalea desde sus cimientos.
Si desaparece la fe en la
Iglesia, única arca de salvación, desaparecerá la propia Iglesia. Toda su
fuerza y toda su actividad sobrenatural tiene como base este artículo de fe.
¿Juan Pablo II seguirá
destruyendo la fe católica públicamente, en particular en Asís, con el desfile
de las religiones previsto por las calles de la ciudad de San Francisco, y con
el reparto de las religiones en las diferentes capillas de la basílica para que
celebren allí sus cultos a favor de la paz tal como la concibe la ONU? Eso es
lo que anunció el Cardenal Etchegaray, encargado de ese abominable Congreso de
las Religiones.
¿Es posible que no se eleve
ninguna voz en la Iglesia para condenar estos pecados públicos? ¿Dónde están
los Macabeos?
Eminencia, por el honor del único
Dios verdadero, de Nuestro Señor Jesucristo, proteste públicamente, venga en
socorro de los Obispos, sacerdotes y fieles que siguen siendo católicos.
Eminencia, si me he permitido
intervenir ante Usted, es porque no puedo dudar de sus sentimientos sobre este
tema.
Este llamamiento también lo
dirijo a los demás Cardenales cuyos nombres encontrará más abajo, para que en
dado caso pueda obrar de común acuerdo con ellos.
Que el Espíritu Santo venga en su
ayuda, Eminencia. Les ruego que acepte la expresión de mis sentimientos
fraternalmente sinceros in Christo et Maria.
+Marcel Lefebfvre
Arzobispo – Obispo emérito de Tulle
A Su Eminencia el Cardenal Giuseppe SIRI
Arzobispo de Génova
A Su Eminencia el Cardenal Paul ZOUNGRANA
Arzobispo de Uagadugu
A Su Eminencia el Cardenal Silvio ODDI
Con residencia en Roma
A Su Eminencia el Cardenal Marcelo Martín GONZÁLEZ
Arzobispo de Toledo
A Su Eminencia el Cardenal Pietro PALAZZINI
Con residencia en Roma
A Su Eminencia el Cardenal Hyacinthe THIANDOUM
Arzobispo de Dakar
A Su Eminencia el Cardenal Alfons STICKLER
Bibliotecario
S.R.E. en Roma
A Su Eminencia el Cardenal Édouard GAGNON
Tomado de “Mons. Marcel Lefebvre. La biografía”,
Mons. Tissier de Mallerais. Ediciones Río Reconquista, 2010.