jueves, 31 de enero de 2013

San Juan Bosco e el sueño de la Marmota.




El sueño de la marmota 1959 (MB. 6,234).

“Vi en sueños que cuando los jóvenes debían dirigirse a la Iglesia para las confesiones, llegó al patio un hombre que llevaba una cajita. El hombre se colocó en medio de los jóvenes y abriendo la caja sacó de allí una marmota, un animalito roedor, de pelaje espeso y cabeza gruesa que vive en los montes pero que se deja domesticar y hace muchas maromas que distraen y hacen reír a la gente joven. La marmota empezó a bailar y hacer piruetas y los jóvenes le hicieron un gran corrillo para observarla. Entonces el hombre que llevaba el animalejo se fue alejando y alejando de la Iglesia, y los muchachos con él, y así logró que no fueran a confesarse”.

Nota: Don Bosco al narrar este sueño dijo en qué estado vio la conciencia de ciertos jóvenes, sin decir el nombre de ninguno, pero los interesados se sintieron perfectamente retratados en aquella descripción. Luego les insistió en que el enemigo del alma hace todos los esfuerzos posibles por obtener que la gente no se confiese y que no comulguen. 
Mientras narraba el sueño se puso a describir las piruetas que hacía la marmota, y con ello hizo reír sabrosamente a los muchachos, pero mientras tanto los hizo pensar seriamente en el estado en el que estaba su alma. Muchos jóvenes fueron privadamente a pedirle que le dijera en qué estado había visto su conciencia y se quedaron pasmados al oír de labios de Don Bosco faltas que ellos se imaginaban que nadie sabía.
Dicen las crónicas de ese tiempo que la narración de este sueño llevó a casi todos los jóvenes a confesarse con más frecuencia, y que las comuniones se volvieron más numerosas en el Oratorio o Instituto Educativo de Don Bosco en Turín.