El sueño de la
marmota 1959 (MB. 6,234).
“Vi en sueños que cuando los
jóvenes debían dirigirse a la Iglesia para las confesiones, llegó al patio un
hombre que llevaba una cajita. El hombre se colocó
en medio de los jóvenes y abriendo la caja sacó de allí una marmota, un
animalito roedor, de pelaje espeso y cabeza gruesa que vive en los montes pero
que se deja domesticar y hace muchas maromas que distraen y hacen reír a la
gente joven. La marmota empezó a bailar y hacer piruetas y los jóvenes le
hicieron un gran corrillo para observarla. Entonces el hombre que llevaba el
animalejo se fue alejando y alejando de la Iglesia, y los muchachos con él, y
así logró que no fueran a confesarse”.
Nota: Don Bosco al narrar este sueño dijo en qué
estado vio la conciencia de ciertos jóvenes, sin decir el nombre de ninguno,
pero los interesados se sintieron perfectamente retratados en aquella
descripción. Luego les insistió en que el enemigo del alma hace todos los
esfuerzos posibles por obtener que la gente no se confiese y que no comulguen.
Mientras narraba el sueño se
puso a describir las piruetas que hacía la marmota, y con ello hizo reír
sabrosamente a los muchachos, pero mientras tanto los hizo pensar seriamente en
el estado en el que estaba su alma. Muchos jóvenes fueron privadamente a
pedirle que le dijera en qué estado había visto su conciencia y se quedaron
pasmados al oír de labios de Don Bosco faltas que ellos se imaginaban que nadie
sabía.
Dicen las crónicas de ese tiempo que la narración
de este sueño llevó a casi todos los jóvenes a confesarse con más frecuencia, y
que las comuniones se volvieron más numerosas en el Oratorio o Instituto
Educativo de Don Bosco en Turín.
Fuente: Juventud Católica Tradicionalista.