lunes, 31 de marzo de 2014

Argentina: el primer bautismo para hija de matrimonio gay.

La noticia del “matrimonio igualitario” que realizará un bautismo bajo el visto bueno del obispo, ha trascendido los medios locales. La nota de Vatican Insider, 31-Marz-2014.



Argentina: el primer bautismo para hija de matrimonio gay

Un colaborador de Bergoglio en Buenos Aires explica las razones por las cuales el Papa pugna porque ningún niño quede fuera de recibir el bautismo, sin importar la situación de sus padres

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO

Se llama Umma Azul y es la hija de un “matrimonio igualitario” compuesto por dos mujeres. El próximo sábado 5 de abril será bautizada en la catedral de Córdoba, la céntrica ciudad argentina. Su madre y la pareja de ella, Soledad Ortiz y Karina Villarroel, recibirán la confirmación ese mismo día, antes del primer sacramento para la pequeña presidido por el párroco Carlos Varas.

En ese templo los bautismos se celebran los domingos, pero este será independiente, por instrucciones del obispo Carlos Ñáñez quien también dio indicaciones particulares respecto al acta bautismal. “Tuve una audiencia con el monseñor para que diera la orden y me confirmó que en la Catedral no habrá ningún problema”, dijo Karina. El clérigo también hizo recomendaciones respecto a los padrinos, un amigo de la familia y dos madrinas, una de ellas la presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner.

El caso de las mujeres ha estado envuelto en polémica, especialmente porque Villarroel, que no fue la madre gestante, pretende que la Policía de la provincia, donde trabaja, le reconozca una licencia por maternidad de cuatro meses.

Ellas se unieron hace poco más de un año gracias a la ley del “matrimonio igualitario”. Fue la primera pareja en hacerlo en el territorio de Córdoba. “Si Bergoglio no hubiese sido Papa hubiera sido más complicado (el bautismo)”, reconocieron fuentes eclesiásticas.

Ya como arzobispo de Buenos Aires, el actual pontífice pugnó porque ningún niño quedase fuera de recibir el primer sacramento, sin importar la situación de sus padres. Esa solicitud era producto de una reflexión teológica profunda, explicó al Vatican Insider el sacerdote Javier Klajner, responsable de la pastoral juvenil en tiempos de Bergoglio y cercano colaborador de él como integrante del Consejo Presbiterial.

“Si la persona viene a pedir el bautismo ¿no existe una moción del espíritu? Lo que llamamos en teología, una gracia actual que le movió el corazón. Como el etíope en los hechos de los apóstoles cuando iba caminando y dice: acá hay agua, ¿qué impide que me bautices?”, indicó.

“Si un padre pide el bautismo para su hijo. ¿Qué hacemos? ¿No se lo damos? Francisco dice que nosotros somos ministros, no administradores en el sentido burocrático. En mi parroquia cualquier día se puede bautizar, en cualquier misa. Es una locura no hacerlo. Después no vengan a criticar que la gente no se bautiza, porque eso también es una contradicción”, señaló.

Aseguró que el arzobispo Bergoglio “se ponía muy mal” y se enojaba cuando sabía que en alguna parroquia no bautizaban a un chico por alguna razón. En el caso de las madres solteras solía decir: “Se jugó por tener el hijo, no abortarlo, y nosotros no se lo bautizamos. En una cultura que promueve inmediatamente el aborto, una madre dice no aborto y cuando lo quiere bautizar no lo logra”.

Precisó que esa actitud de apertura del bautismo para todos no responde sólo a una cuestión logística sino a un “principio teológico profundo” contra el cual no se puede ir. “El principio dice: ‘Extra ecclesiam nulla salus’. Fuera de la Iglesia no hay salvación. Si no lo bautizo, ¿es parte de la Iglesia?”, recordó.

Klajner insistió que al negar el bautismo por situaciones pastorales se le quita al bebé la posibilidad de tener acceso al resto de los sacramentos y, a final de cuentas, se le impide ser parte de la Iglesia.  


“Detrás de un pedido que nos hacía como obispo, existe una reflexión profunda. Teología pastoral. Es mucho más profundo que una simple solución logística. En seis años (en Buenos Aires) casi cuadriplicamos la cantidad de bautismos. ¿Eso qué quiere decir? ¿Qué la gente no quería bautizar o que no encontraba la oportunidad?”, estableció.