[Wanderer,
29-Ago-2015]
Es verdad lo que dicen algunos
comentadores del blog: hay temas mucho más importantes que las correrías del
papa Francisco. En absoluto los hay perorelativamente a
las circunstancias actuales, el tema de Bergoglio no puede dejar de discutirse
y, en conciencia, debemos estar alertas y alertar. El daño que está causando
esté personaje no es fácil de medir.
La ilustración del post es una
miniatura de una manuscrito renacentista: Livre de la Vigne nostre
Seigneur, France ca. 1450-1470 (Bodleian, MS. Douce 134, fol. 85r).
Representa el infierno donde, en un caldero, se hierven un papa, cardenales,
obispos y frailes. En tiempos actuales, el monje ilustrador habría sido
piadosamente misericordiado. Los hombres de otros tiempo, en cambio, tenían
bastante claro cómo eran las cosas.
Yo no sé si merece el infierno.
Eso lo sabrá Dios. Pero sí puedo afirmar la gravedad de una de las últimas
travesuras pontificias.
En Italia, como en muchos otros
países europeos, se organiza el Family Day, una enorme
manifestación de la que participan movimientos de laicos, diócesis, colegios
católicos, etc., a fin de reafirmar el valor de la familia tradicional (un papá
y una mamá) y rechazar el matrimonio gay y la implementación de la teoría del
género. Estos grupos no solamente se reúnen en el gran día (ver aquí)
sino que también organizan campañas alertando a los padres de los peligros que
aparecen para la educación de sus hijos en este sentido. Y así, una de las
alertas era acerca de dos libros que habían aparecido: Piccolo uovo,
que cuenta la historia de un huevo que no quiere nacer porque no sabe qué vida
y qué familia le tocará en suerte. Para poder entenderlo, parte en un viaje a
fin de conocer diversos tipos de familia: un papá y una mamá; dos papás, dos
mamás, etc. La historia del libro se presentó en forma de obra de teatro a la
que asistían alumnos de escuelas primarias italianas. Por supuesto, Family
Day y otras organizaciones pusieron el grito en el cielo por este
escándalo. Y algo similar ocurrió con el segundo libro de la misma autora: Jean
tiene dos mamás. El alcalde Venecia ordenó retirar ambos libros de las
escuelas.
La escritora de ambas obras se
llama Francesca Pardi y vive en Venecia “en pareja” con otra mujer y sus cuatro
hijos. La señora Pardi es una lesbiana militante por los derechos de los homosexuales
que se ofendió por el ataque que sus obras literarias recibían por parte de los
católicos. Y no tuvo mejor idea que escribirle al Papa Francisco relatándole la
situación y enviándole copia de sus dos libros para que el Pontífice viera lo
bueno que eran para la educación de la juventud.
Lo grave del caso es que el
bondadoso Papa Bergoglio le respondió a doña Pardi a través de uno de sus
secretarios. En la respuesta, el Santo Padre le agradece por el delicado gesto
y por los sentimientos que los han provocado, y le desea una cada vez
más fructuosa actividad al servicio de las jóvenes generaciones y de la
difusión de los auténticos valores humanos y cristianos. Pueden
chequear la noticia en varios sitios de Internet, por ejemplo acá y acá.
Por cierto, al rato tuvo que
salir el Padre Lombardi a decir que la carta del Papa no pretendía promover
enseñanzas contrarias al Evangelio.
Yo me pregunto: ¿se dá cuenta el
Papa Francisco lo que está haciendo? ¿Se da cuenta del escándalo que produce?
¿Cómo quedan los miles de laicos y sacerdotes que hacen lo imposible para
defender la doctrina católica en materia tan sensible como el matrimonio y la
educación de los hijos, cuando el jefe de la Iglesia envía la bendición y el
aliento a sus enemigos? Y recordemos que el Francisco en ningún momento envió
su bendición y cercanía a Family Day o a Manif pour
tous.
Si esto no merece el infierno,
yo no sé qué lo merece.