miércoles, 20 de noviembre de 2013

Cardenal Jean-Louis Tauran: “La diversidad religiosa es una riqueza, no una amenaza”.

Discurso en un encuentro de corte masónico, el KAICIID. Relativismo, indiferentismo y, en definitiva, apostasía. Información de VIS, 19-Nov-2013.


El Cardenal Tauran en el KAICIID: evitar que las religiones engendren espíritu de superioridad o exclusión

Ciudad del Vaticano, 19 noviembre 2013 (VIS).-El cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, intervino ayer en la sesión de apertura del KAICIID, el Centro Internacional para el Diálogo Interreligioso y Cultural “Rey Abdulah Ben Abdelazid”, fundado por Arabia Saudita, España y Austria, con la Santa Sede en calidad de organismo observador y fundador y cuya sede es Viena.

La conferencia, que concluye hoy, quiere sensibilizar a las jóvenes generaciones para que tengan una imagen objetiva, honesta y correcta unas de otras. Con esa perspectiva, se abordarán tres temas a lo largo de tres años. En 2013, con el tema “La imagen del otro”, el acento cae en la educación, de ahí la presencia en Viena de numerosos ministros de educación del mundo entero, mientras que la próxima edición estará dedicada al contexto de los medios de comunicación y la última, en 2015, tendrá como protagonista a Internet.


“El diálogo interreligioso - subrayó en su intervención el cardenal- nos enseña a prestar atención para no dar de las otras religiones una imagen negativa en lugares como las escuelas y las universidades, a través de los medios de comunicación o, sobre todo, en los discursos religiosos. Nos enseña a no disminuir las convicciones religiosas de los otros, especialmente cuando están ausentes. Nos enseña a considerar la diversidad en todos sus aspectos, - étnico, cultural, o de visión del mundo- como una riqueza y no como una amenaza”.

“En el centro de nuestras preocupaciones -prosiguió- está la persona humana, hombres y mujeres. Son ellos el objeto de atención de los líderes políticos y religiosos. Cada uno de nosotros es un ciudadano y un creyente y no un ciudadano o un creyente. Todos pertenecemos a la misma familia humana. Y esto significa que compartimos la misma dignidad, afrontamos los mismos problemas, gozamos de los mismos derechos y estamos llamados a cumplir el mismo deber”.


En conclusión, reiteró que una de las tareas del KAICIID debe ser la promoción de “la inteligencia del corazón”, es decir, la que nos inspira a respetar todo lo que Dios cumple en cada ser humano y, al mismo tiempo, el misterio que cada ser humano representa. Debemos evitar, absolutamente, que las religiones engendren miedos y actitudes de superioridad o exclusión”. Para ese fin, el Centro puede representar “un lugar donde conocerse mejor y compartir capacidades para poder construir un mundo más seguro e iluminado, en el que todos sus habitantes vivan en espíritu de fraternidad”.

Una profanación y sus repulsivos pormenores.

Otra mirada de lo ocurrido en la Catedral de Buenos Aires.

Aclaración: El Sr. Beccar Varela nota que “se presentó con una boina roja en la cabeza -sabiendo que los hombres no deben estar cubiertos dentro de una iglesia”. Es comprensible que esto indigne, si no se tiene la adecuada información. Aclaremos que el Papa Pío XII autorizó la boina colorada dentro de las iglesias porque es un signo de la cruzada española (guerra civil).

Artículo aparecido en La Botella al mar, 15-Nov-2013.


UNA PROFANACIÓN Y SUS REPULSIVOS PORMENORES

Por Cosme Beccar Varela.

Considerando la publicidad que se le ha dado al acto realizado en la Catedral de Buenos Aires esta semana, no puedo evitar referirme al caso, tan clara, concisa y contundentemente como me sea posible.

1) Lo que hizo Mons. Poli en la Catedral, con la presencia aquiescente del Nuncio de Su Santidad, es decir, una ceremonia ecuménica con rabinos y pastores protestantes, es lisa y llanamente una profanación del lugar santo.
Una iglesia católica es un lugar consagrado en el cual se guarda el Santísimo Sacramento. No puede dedicarse a otra cosa que al culto legítimo del verdadero Dios. Lo que hicieron, presidido por Mons. Poli, Arzobispo de Buenos Aires, flanqueado por rabinos y pastores protestantes, es repudiable, independientemente de la intención que tuvieran. Y la conformidad del Nuncio, sentado en primera fila, es aberrante.

2) Si querían rezar por las víctimas del nazismo, podrían haber dicho una misa sin aditamentos judaicos y no sólo por las víctimas judías de Hitler sino también por los miles de católicos asesinados por ese malvado, entre los cuales recuerdo a los jóvenes héroes que editaban una hoja contra el nazismo llamada “Die weise Rose” (“La rosa blanca”) condenados a muerte por jueces serviles y prevaricadores, muy semejantes a los que hoy tenemos en este país.
Podrían haber rezado también por los miles de católicos asesinados por los musulmanes en los países que dominan. El caso más reciente es el de los católicos quemados vivos por musulmanes en Nigeria, cuyo horrendo “video” publiqué en el nro. 4514 de la sección “Correo del Lector” del 14 de Noviembre de este año.
No. Prefirieron adular al judaísmo inventando esa despreciable parodia en el interior mismo de la Catedral de Buenos Aires. Con lo cual, las desgraciadas víctimas de Hitler se vieron privadas del mérito infinito de una misa católica que sirviera de alivio a las penas del Purgatorio que sufren los que en él se encuentren. Si ellos hubieran podido opinar desde su lugar de reparación, hubieran votado unánimemente por la misa católica y el rechazo de la pantomima que organizó el indigno Arzobispo de Buenos Aires.  

3) No les importó, que a pocos metros de esa siniestra payasada, estaba Dios mismo oculto bajo las apariencias del pan en la Sagrada Eucaristía guardada en el Sagrario. El divino Redentor tuvo que sufrir la afrenta de ver campantes y triunfantes en Su iglesia a los descendientes de sus asesinos, asistidos por los descendientes de judas iscariote.

4) Los católicos debemos rezar por las víctimas del nazismo, pero también por las del comunismo y las del islamismo, por las cuales no nos consta que el Arzobispo de Buenos Aires haya organizado ceremonia alguna. Está claro que no merece el cargo que ostenta, aunque debamos acatarlo en cuanto no contradiga la fe católica.

5) Hubo un grupo de fieles católicos que estuvieron en la Catedral rezando el Rosario en reparación de la enormidad que allí se estaba cometiendo. Fueron valientes pero imprudentes, sobre todo un señor maduro que se presentó con una boina roja en la cabeza -sabiendo que los hombres no deben estar cubiertos dentro de una iglesia-. Los jóvenes, casi niños, que rezaban el Rosario son dignos de la mayor admiración pues no podían advertir la imprudencia a la que habían sido llevados. Sin querer, dieron ocasión a la prensa anticatólica en su totalidad, de insultar y ridiculizar al catolicismo y de tergiversar el significado del acto de reparación.

Quienes los invitaron a realizar ese acto heroico, gente de más edad y hasta un sacerdote, debieron saber que el poder eclesiástico lo tienen estos enemigos, como el Arzobispo Poli, y que era imposible impedir que consumaran su crimen. Ellos tienen un poder análogo al que tenían Anás y Caifás sobre Nuestro Señor Jesucristo para entregarlo al juez inicuo y prevaricador que lo condenó a muerte, a sabiendas de que era inocente.
Cuando San Pedro, en el Huerto de los Olivos sacó la espada para defender al Salvador contra las huestes de los sacerdotes apóstatas, Él le mandó envainarla, no porque estuviera mal defenderlo, sino porque debía dejar que los judíos acabarán su deicidio y de esa manera se cumpliera la obra de nuestra Redención.
En este caso ocurrió algo semejante. Los buenos católicos que valientemente fueron a rezar el Rosario, no pudieron impedir que la profanación se cometiera ni tampoco que la prensa se hiciera una fiesta negra con su difamación.
Unidos, los sacerdotes infieles, los rabinos, los pastores protestantes y los representantes del poder temporal que allí estaban, los agredieron (incluyendo un neo-judas iscariote con “kipá” que abrazó hipócritamente al sacerdote que rezaba el Rosario, como un siniestro remedo del beso en el Huerto) sin que ellos pudieran defenderse porque ni siquiera tenían la espada que tenía San Pedro.
El más repulsivo de los agresores fue ese servil adulón de lo “políticamente correcto” que se llama Eduardo Amadeo. Insultó gratuitamente a los humildes reparadores gritándoles: “¡Nazis miserables!”. Este individuo, digno del más encendido de los repudios, que imita la figura de Jorge VI de Inglaterra y la de Nicolás II de Rusia con su amanerada barba, que finge ser un aristócrata cuando no es más que un don nadie y peronista logrero que milita contra todas las jerarquías naturales, no por convicción sino por afán de lucro, se permitió insultar a los que rezaban el Rosario, sabiendo que la prensa registraba su bajeza. Esa propaganda fueron los 30 denarios de su traición, como los de judas iscariote.
El diputado aparece también en el “video” que filmaron los buenos católicos y así pude ver su degradante “show” de sumisión al “Pensamiento Único”. Allí quedó registrada su bajeza incalificable, su cobardía (porque sabía muy bien que nadie le respondería con la contundencia que se merecía) y queda grabada ad perpetuam rei memoriam.
Resumiendo: aquello fue un “show” blasfemo con diversos actores, desde el Nuncio y el Arzobispo, hasta la cucaracha diputeril mencionada.

¡Bien por los jóvenes valientes que rezaban el Rosario!  Mal para los mayores que no supieron discernir la situación en que se ponían.  El Rosario valía igual rezado en la puerta de la Catedral o en otra iglesia o en su casa. Hubieran dejado que dentro de la Catedral “los muertos enterraran a los muertos”.... No podían evitarlo.

¿Arzobispo quiere que desaparezca gente?

Comentario de las declaraciones de Gianetti y “Tucho” en la sinagoga. Página Católica, 18-Nov-2013.

¿Arzobispo quiere que desaparezca gente?

La Iglesia pide disculpas a la Sinagoga

Por lo acontecido el Martes 12



“¿Tucho quiere que desaparezcan los tradis?”

En el marco de la presentación del libro “Un Evangelio según Francisco”, del rabino Bergman, hijo espiritual del Cardenal Bergoglio a quien llamaba mi gran rabino, acaecida en la Sinagoga que él lidera, el padre Fernando Giannetti pidió disculpas en nombre de la Iglesia, “por lo que pasó el Martes (12)” antes de la Liturgia de Conmemoración de la Kristallnacht.

Allí dijo el padre Giannetti:

Por lo que pasó el martes, quiero en nombre de la Iglesia, pedir perdón. Y sobre todo a los sobrevivientes de la Shoá, supongo que habrá sido muy duro y feo para ellos.
Es importante esto de construir juntos y pacificarnos, y al mismo tiempo no perder nuestra individualidad. Sigamos trabajando por el bien común, el de la humanidad, para no sólo respetarnos, sino querernos siendo diferentes, valorando lo que es el otro.

Según la Agencia Judía de Noticias (AJN), consultado el padre Giannetti sobre lo ocurrido en la Catedral, les dijo:

Fue escandaloso lo que pasó, pero al mismo tiempo es prueba de que estamos haciendo las cosas bien. Sino no hubieran reaccionado como lo hicieron. 

Los jóvenes que fueron a rezar el Santo Rosario a la Catedral, lo hicieron para desagraviar a su Dueño por la profanación que presidió el Arzobispo Poli.
No han hecho nada que pudiera ofender a los sobrevivientes de la Shoá. ¿Por qué, entonces, el padre Giannetti les pidió perdón en forma especial?
¿No ha actuado como nueva sirvienta de Caifás, puesto que su comentario puede sugerir que estos muchachos tienen simpatíasnon sanctas? ¿Acaso no dijo en la ceremonia que actuaron al modo de los nazis durante la Kristallnacht? Quien lo dude vea el Video que presentamos (AQUÍ)

Por otro lado, ¿qué significa “no perder nuestra individualidad”? ¿No será una renuncia al mandato de Jesucristo de bautizar a todas las gentes? Permanecer en la individualidad, puede significar el infierno para un no bautizado.

Eso es hacer todo lo contrario a lo que pidió al decir: “Sigamos trabajando por el bien común, el de la humanidad, para no sólo respetarnos, sino querernos siendo diferentes, valorando lo que es el otro”.
Pues quien no le dice a un no bautizado, por respeto humano o por lo que sea, que no se puede entrar en el Cielo sin el agua regeneradora del Bautismo, palabra de Dios, lo quiere bien poco.

Finalmente, claro que lo están haciendo muy bien padre. Con toda precisión, y desde hace más de 15 años, Uds. están desarrollando un plan para implantar la herejía judeo cristiana. Por eso los fieles apegados a la Tradición de la Iglesia, denuncian y se oponen a esos proyectos que están causando la ruina de la fe y confundiendo a muchas almas.

Disculpas en la Sinagoga


En el mismo acto estuvo el Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires, nuestro afamado “Tucho”, quien dijo haber sentido:

Indignación, angustia y un poco de bronca, por el acto de violencia del martes en la Catedral. Son grupos minoritarios que no tienen representatividad en la sociedad Argentina. Pero me perturba pensar que han tenido durante un largo tiempo mucho poder en nuestro país y no terminan de desaparecer. A mí también me han perseguido y mucho.

¿No estará sugiriendo, esta segunda fámula de Caifás, que los pobres jóvenes que pusieron el cuero en la Catedral para defender a Cristo de la traición de un episcopado apóstata, tienen alguna relación con el Proceso Militar? Pues: ¿Quiénes otros pudieron tener tanto poder en el País como para perseguir... al inefable Tucho?

Pero además, el inefable Tucho desea que ¡DESAPAREZCAN!, “pues no terminan de desaparecer”, dijo.
Perdón por la pregunta Sr. Arzobispo ¿Ud. tomó algo antes de asistir a la cita? ¿Cómo se atreve, de otro modo, a decir que desea que desaparezca gente? ¿No es esto incitación a la violencia? ¿No hay un fiscal que actúe de oficio, como lo hizo el Inadi contra estos pobres jóvenes?

Lo que esta “angustia”, esta “indignación” y esta “bronca” quieren decir, es que el plan de la herejía judeo cristiana ha recibido el martes un golpe duro, muy duro; que ha sacado de sus cabales a más de una de estas sirvientas.
Vuelvan sobre el video que presentamos y verán allí su descontrol, inexplicable para el que no sabe de qué se trata.

Ahora ha quedado claro que en la Iglesia no todo está en calma, que hay una resistencia cuya extensión y profundidad nadie puede medir con seguridad; y es probable que, en el futuro, los invitados piensen dos veces antes de asistir al lugar del convite, cuando los anfitriones han demostrado no poder controlar a toda su gente.

Pero Tucho no derrapó sólo al mostrar su bronca deseando la desaparición de gente, sino que se despachó con una flagrante herejía. Hablando de las diferencias entre judíos y cristianos, dijo que:

Son dos maneras de ver el mesianismo. Ambos esperamos que el Mesías venga a establecer su Reino, pero para unos será la primera venida, y para otros la segunda.

O sea que, según Tucho, el que está presente en Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad en todos los sagrarios del mundo, no reina desde allí; pues debe todavía venir a establecer su Reino.
¿Qué significará para el Rector Magnífico la solemnidad del Domingo que viene, que recuerda y celebra la Reyecía de Jesucristo? ¿Qué opinará la Congregación para la Doctrina de la Fe de esta afirmación?

Pero claro, destronaron a Jesucristo para que se cumpla lo que el rabino Bergman sintetizó, en el libro que se presentaba, con las siguientes palabras:

Francisco predica en términos universales, es tanto ecuménico como interreligioso. Les habla a los católicos, pero también a los cristianos. Además, se dirige a los judíos y a nuestros hermanos musulmanes, a los no creyentes y a los agnósticos.
Se comunica con todos desde la posición de Papa, porque hay una visión de evangelizar el mundo, pero no creo que el papa Francisco, que es el Bergoglio de siempre, tenga la pretensión de reclutar a la humanidad para el catolicismo, sino desde el catolicismo reclutar a la humanidad para que sea más humana.

Es decir que el Francisco de Bergman no reclutará la humanidad para Cristo (no para el Catolicismo), sino para el Hombre (para el humanismo); que es exactamente lo que hará la Segunda Fiera del Apocalipsis, el Profeta del Anticristo.

Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison.

martes, 19 de noviembre de 2013

Monja budista en la Catedral de Seúl.

Noticia aparecida en Ecce Christianvs, 19-Nov-2013.

«Ellos construían una gran iglesia, extraña y extravagante; todo el mundo tenía que entrar en ella para unirse y poseer allí los mismos derechos; evangélicos, católicos, sectas de todo tipo: lo que debía ser una verdadera comunión de los profanos donde no habría más que un pastor y un rebaño. Tenía que haber también un Papa pero que no poseyera nada y fuera asalariado. Todo estaba preparado de antemano y muchas cosas estaban ya hechas: pero en el lugar del altar, no había más que desolación y abominación». (AA.III.188)
Ana Catalina Emmerich


El 30 de mayo de 2012, la Arquidiócesis de Seúl -en la Catedral de Myeongdong- organizó una celebración “interreligiosa” para recordar el nacimiento de Buda. De la misma participó la monja Yung Yul Sunim, quien durante la misa, cantó el Ave María y después un himno budista.


La Arquidiócesis de Seúl había puesto un cartel de bienvenida al cumpleaños de Buda en la puerta frontal de la Catedral desde el día 25

www.koreabang.com

lunes, 18 de noviembre de 2013

Si la sal se vuelve insípida...


Dietrich von Hildebrand

La naturaleza de la Pastoral.

El desconocimiento de la verdadera naturaleza del aspecto pastoral va acompañado de la preponderancia de lo pastoral con relación a lo dogmático. Si debemos pensar que toda alteración de la Revelación de Cristo, escudada en motivos pastorales, es una ofensa a Dios, hemos de pensar también que la pastoral pierde su sentido y su justificación cuando se la coloca más alto que la verdad divina de la Revelación. El objetivo de cualquier pastoral es, en efecto, que cada alma llegue a un encuentro real con Cristo, y que se llene de la fe en la verdad divina inalterada: que reciba la vida sobrenatural por los sacramentos y que se santifique por la imitación auténtica de Cristo. Cualquier compromiso por razones pastorales en la transmisión de la verdad divina imposibilita conseguir el objetivo al que debe tender la pastoral; de ese modo la pastoral pierde su sentido.
Al primado funesto de lo pastoral mal entendido está ligado el desinterés en relación a la Verdad Divina, el olvido de nuestro primer deber hacia Dios: darle Gloria. La salvación se convierte en el único tema -como ya reprochaba Kierkegaard a Lutero- y la glorificación de Dios –que es el sentido y la razón de nuestra existencia y lo que objetivamente interesa antes que nada- se encuentra relegada a un segundo plano. ¿Acaso no ha declarado expresamente la Iglesia que el fin último primordial del hombre es la asimilación –similitudo- con Dios y que la beatitud –beatitudo- es el fin último secundario?

Amor al prójimo y comunidad humana.

Otro error es la confusión entre el amor al prójimo y comunidad religiosa. En efecto, la caridad con el prójimo se extiende también a aquellos con los que no tenemos ni el derecho ni el deber de entrar en comunidad, entendiendo ese término de comunidad en sentido estricto. Si entendemos de ese modo comunidad –comunicación, relacionarse establemente, formar una unidad-, hay que concluir que eso, en determinados casos, no es solo imposible, sino que es un mal. Yo no puedo ni debo tener comunidad con los malos. No tengo derecho a comportarme como si su desviación moral no tuviese importancia; no puedo pasar por encima de eso y entrar en una comunidad personal con él, como puedo y debo hacerlo con otros. Hablando de malos no pienso, evidentemente, en el pecador. Eso sería un increíble fariseísmo: querer alejarse del pecador sería hacer lo contrario de lo que ha hecho Cristo. El malo al que me refiero aquí no es el débil que cae, el publicano, la mujer adúltera; es el enemigo declarado de Dios, el que odia a Dios y se dedica a envenenar las almas de los demás. También a éste se extiende la caridad, pero no tenemos derecho a entrar en comunidad con él. Esto se expresa claramente cuando el gran Apóstol de la caridad nos dice: “Si un herético viene a nosotros, hemos de abstenernos incluso de saludarlos” (2 Juan, 10, 11).
La comunidad en la que nos alegramos de estar con alguien, o aquella otra en la que nos sentimos simplemente relacionados con otro de una forma más general –intercambio de ideas, diálogo…- no ha de extenderse al malo, al enemigo de Dios. No debemos actuar como si su posición y su actuación –que hacen de él un instrumento de Satanás- no tuvieran la menor importancia para nosotros. Algunos, piensan, sin embargo, que comportarse de ese modo –no darle importancia- es un signo privilegiado de su ausencia de prejuicios; imaginan así que son tolerantes, aprecian su propia bondad, se vanaglorian de haber superado las oposiciones.
Es preciso hacer otra distinción. La comunidad de la que hablamos aquí abarca algo que va desde la conciencia profunda de estar relacionados, pasando por la simple colaboración, hasta el amable comer juntos. Este tipo de comunidad implica que yo supero esa separación: la que, en el caso del malo, arranca de su enemistad con Dios. Implica que yo ignoro ese abismo, que trato al otro como si fuera un buen hijo de Dios y no ya a ese malo del que dice San Pablo que no le debemos tolerar en nuestra comunidad religiosa.
Las cosas son muy diversas cuando alguien se acerca al malo, con la esperanza de conducirlo a Dios. El contacto que entonces se intenta para cumplir ese acto eminente de amor al prójimo, no reviste el carácter de aceptación del otro en una comunidad que quiera ignorar que él es enemigo de Dios o pase olímpicamente por encima de ese hecho. Al contrario: el motivo del contacto con un hombre así es precisamente el profundo dolor que se experimenta ante su enemistad con Dios, el deseo ardiente, que se origina en la caridad, de conducir a ese hombre, con la ayuda de Dios, a la conversión. En este caso no se pasa por alto el hecho de la aversión a Dios y a la verdad; se trata de hacer del enemigo de Dios, un servidor de Dios. Este contacto está motivado por el celo de la gloria de Dios, por el amor a Dios y al prójimo. La comunidad que no tenemos ni el derecho ni el permiso de establecer con él es, al contrario, esa pseudo-magnanimidad a expensas de los intereses de Dios. Es lo opuesto a la caridad, indiferencia profunda hacia la salvación eterna del prójimo. Estamos aquí en presencia de una especie de honradez burguesa: se trata simplemente de malearse juntamente con el otro. Y para esto se cita –horribile dictu- la palabra de Cristo. Ut sint unum.
Hemos visto que el amor al prójimo –a diferencia de la comunidad con él- debe extenderse a cada ser humano, también a los enemigos de Dios. Un amor así presupone en nuestra alma mucho más que el consentimiento de establecer una comunidad con él. Sólo es posible con fruto de un amor ardiente a Cristo, de una comunidad personal de Tú y Yo con Cristo, que llena nuestros corazones de su amor santo. Pero no presupone nada en el prójimo al que va nuestro amor. Estar en comunidad con alguno presupone mucho menos en nosotros, pero mucho más en la persona con la que nos relacionamos: cuanto más profunda y más íntima es la comunidad, más dignidad presupone en la persona con la que establecemos esa comunidad.

La unidad no está por encima de la verdad.

Una tendencia muy extendida es la que pone la comunidad por encima de la verdad; eso lleva a considerar la unidad más importante que la verdad y a temer más el cisma que la invasión del error y de la herejía en la Iglesia.Considerando esencial la paz de los creyentes, si verdaderos discípulos de Cristo alzan la voz, para defender el depósito de la fe católica contra las falacias de nuevas interpretaciones que despojan de su contenido sobrenatural el mensaje del Verbo encarnado, son considerados por muchos prelados como perturbadores incómodos.
Poner la unidad por encima de la verdad es un error de raíz. Por lo demás, una unidad real y verdaderamente humana no puede encontrarse sino en la verdad. Toda comunidad presupone un bien común que hace la unidad. Sólo cuando ese bien tiene un valor auténtico –y no ilusorio o incluso un anti valor- puede nacer una verdadera unidad, una concordia que es también un valor. Aristóteles lo había visto claramente en su capítulo sobre la amistad –libro VII y IX de la Ética a Nicómaco-. La unidad fundada sobre la enemistad con Dios no es una unidad verdadera. No unifica verdaderamente el corazón: lo unifica tan poco como la unidad que existe entre los miembros de una banda de criminales. El valor de la unidad está indisolublemente ligado al valor del bien que unifica.
Toda unidad verdadera presupone, como acabamos de decir, que el bien unificador sea un bien de verdad y no una ilusión o un pseudo-bien, y mucho menos el ídolo mentiroso de un valor negativo. El P. Werenfried Van Straaten afirma con razón: “Todos se preocupan por la unidad; pero muchos prefieren la unidad a la verdad y olvidan que la verdadera unidad no puede ser obtenida sino en la verdad. La oración de Jesús: Que todos sean una sola cosa, implica que los hombres sean uno con El; por eso esas palabras no pueden separarse de estas otras: “El que no entra por la puerta en el rebaño, ése es un ladrón y un salteador…Yo soy la puerta”.
Toda unidad entre creyentes, si se obtiene a expensas de la verdad, no es sólo una pseudo-unidad; en su esencia más profunda es una traición a Dios. Se coloca la fraternidad social, el vivir bien juntos y el no molestar a nadie por encima de la fidelidad a Dios. Esa es precisamente la actitud contraria a la de todos los grandes adversarios del arrianismo: de un San Atanasio, de un San Hilario de Poitiers.
Nadie, como Pascal, ha desenmascarado tan clara y profundamente el falso irenismo que pone la unidad por encima de la verdad. Escribe: “¿No se ve con claridad que, como es un crimen perturbar la paz cuando reina la verdad, también lo es permanecer en paz cuando se destruye la verdad? Hay, pues, un tiempo en el que la paz es justa y otro en el que es injusta. Está escrito que ‘Hay tiempo de paz y tiempo de guerra’: es el interés de la verdad el que los disciernePero no hay tiempo de verdad y tiempo de error; está escrito, al contrario, que ‘la verdad de Dios permanece eternamente’ Por eso Jesucristo, que dice que ha venido a traer la paz, dice también que ha venido a traer la guerra; pero no dice que ha venido a traer la verdad y la mentira. La verdad es, por tanto, la primera regla y el último fin de todas las cosas (Pensées, 949)”. 

Dietrich von HildebrandPublicado en France Catholique, 21-4-1972 y en “Iglesia-Mundo” 8-12-1973. Visto en Syllabus, 17-11-2013.

Conferencia: “La autopsia de Creso”.


Dr. Emilio Hardoy

Kristallnacht/Catedral: La iglesia pidió disculpas en una sinagoga.


El pedido de disculpas, en nombre de la Iglesia, realizado dentro en una sinagoga. Noticia de Itogadol, 15-Nov-2013.

Kristallnacht/Catedral. La iglesia pidió disculpas en una sinagoga y calificó como “escandaloso” lo ocurrido

Itongadol.- En el marco la presentación del libro “Un Evangelio según Francisco”, del rabino Sergio Bergman en el tradicional Templo Libertad, el sacerdote Fernando Giannetti pidió “perdón en nombre de la Iglesia” por los incidentes ocurridos el martes en la Catedral metropolitana durante la conmemoración del 75 aniversario de la Noche de los Cristales Rotos y en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN) calificó lo ocurrido como “escandaloso”.

“Por lo que pasó el martes, quiero en nombre de la Iglesia, pedir perdón. Y sobre todo a los sobrevivientes de la Shoá, supongo que habrá sido muy duro y feo para ellos”, expresó Giannetti ni bien comenzó su discurso en el púlpito de la sinagoga.

El acto fue organizado para la presentación de la obra en la cual Bergman presenta una semblanza de su amigo Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, en términos de su liderazgo y de la agenda que promueve tanto en Argentina como en el mundo.

La sinagoga, colmada e incluso con gente de pie, pronto se convirtió en un escenario interreligioso, donde participaron también el Sheikh Salíh Ieziliurt y el rector de la UCA, obispo Víctor Manuel Fernández, quien estuvo a cargo de la presentación del libro. Por ello, Giannetti destacó: “Es importante esto de construir juntos y pacificarnos, y al mismo tiempo no perder nuestra individualidad. Sigamos trabajando por el bien común, el de la humanidad, para no sólo respetarnos, sino querernos siendo diferentes, valorando lo que es el otro”. 

Con respecto a lo ocurrido en la Catedral metropolitana, Giannetti, que estaba a cargo de la ceremonia de la Kristallnacht reflexionó a AJN: “Fue escandaloso lo que pasó, pero al mismo tiempo es prueba de que estamos haciendo las cosas bien. Sino no hubieran reaccionado como lo hicieron”.

Además, consultado sobre si creía que los incidentes fueron realizados para perjudicar al Papa Francisco, indicó: “Es lógico que no haya gente que está de acuerdo con él, por ello tampoco hay que magnificar el tema. Dios nos ha puesto un lugar a cada uno. Hay que seguirlo a Francisco pero, como él mismo dijo, no hay que idolatrar a nadie”. 

Asimismo, el obispo Fernández también expresó su “indignación, angustia y un poco de bronca, por el acto de violencia del martes en la Catedral”. “Son grupos minoritarios que no tienen representatividad en la sociedad Argentina. Pero me perturba pensar que han tenido durante un largo tiempo mucho poder en nuestro país y no terminan de desaparecer. A mí también me han perseguido y mucho”, añadió.

En el histórico gran templo de la calle Libertad, también estuvieron representantes del PRO, partido por el cual Bergman fue elegido en los últimos comicios del 27 de octubre diputado nacional por la Ciudad de Buenas Aires. Entre ellos participaron el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri; el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la diputada Laura Alonso y el diputado Federico Sturzenegger. 

Luego de la presentación, Macri definió a AJN lo acontecido en la Catedral como un hecho “muy desafortunado”.

Video del pedido de perdón:

domingo, 17 de noviembre de 2013

Las Sirvientas de Caifás.


Francisco ha sido más duro que los jóvenes de la Catedral


Este hombre andaba con Jesús de Nazaret”

Ilustra esta entrada: “La Negación de San Pedro” (1610), óleo sobre lienzo de Caravaggio, que se conserva en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York. 


Hay quienes han pensado, y nosotros entre ellos, que a causa de su mención a dioses falsos y a la idolatría, los mensajes distribuidos por los jóvenes que rezaron el Santo Rosario en la Catedral de Buenos Aires el martes pasado, eran demasiado fuertes.

Sin embargo el Papa Francisco ha dicho: “quien no le reza a Jesucristo le reza al diablo”, algo igual o más duro todavía, y sobre lo que reflexiona el Dr. Antonio Caponnetto en la carta que sigue:


Las Sirvientas de Caifás

Por Antonio Caponnetto

Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio. Una sirvienta se acercó y le dijo: «Tú también estabas con Jesús, el Galileo»...  Y como Pedro se dirigiera hacia la salida, lo vio otra sirvienta, que dijo a los presentes: «Este hombre andaba con Jesús de Nazaret.» (Mt 26 - 69,71)


Sr. Director de Página Católica:
Mucho se ha dicho y se seguirá diciendo sobre la profanación de la Catedral de Buenos Aires con el acto litúrgico judeo-cristiano del pasado 12 de noviembre; y demasiado ha dicho ya el mundo contra quienes dieron testimonio de fe católica, tratando de impedir aquella tenebrosa profanación.

Hace varios años que vengo denunciando la comisión de este tipo de aquelarres, y dos capítulos de mi libro “La Iglesia Traicionada” están dedicados a la llamada “Noche de los Cristales”, con la consiguiente protesta dirigida a los jerarcas eclesiales que toman la impía iniciativa de organizar estas celebraciones masónicas, a todas luces sacrílegas y falaces. Quiero decir que el hecho no me es ajeno ni indiferente.

Pero si me permite acercarme a su valiosa prédica, y dado el desenlace todavía en curso que han tomado los episodios, quisiera sumar dos breves comentarios. Ya habrá tiempo para más:

1º) Según conocida y divulgada expresión de Francisco, al comienzo de su pontificado, "el que no le reza a Jesucristo, le reza al demonio". La frase, originada en un concepto de León Bloy, establece una línea divisoria irreconciliable.
Pues bien, el grueso de los judíos invitados a ocupar la Catedral, no le reza a Jesucristo; esto es evidente. Y muchos de los otros invitados procedentes de falsas iglesias y sectas varias, tampoco le rezan a Jesucristo en tanto Dios y Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Ergo, los responsables de tal convite y de tamaña mixtura en la Catedral Metropolitana, permitieron la invasión de nuestro mayor templo católico por adoradores del demonio, según ha recordado el Papa.
No le rezan a Jesucristo en cuya divinidad no creen; y son múltiples los casos constatables de que además de no rezarle lo ultrajan.

Todo el clero católico comprometido en esta activa, obsecuente y servil invitación a que la Catedral fuera ocupada por quienes no le rezan a Jesucristo, tendrán que rendir cuentas de haber servido a quienes le rezan al demonio. La disyuntiva, reitero, fue planteada en tan tajantes términos por el mismo Francisco.

2º) También ha dicho Francisco -y esta segunda frase a la que aludiré es tan conocida como la anterior- que él desea “una iglesia pobre, para los pobres y de los pobres”. Pues bien; resulta que entre aquellos cultores de Mandinga insensatamente convocados a tomar un templo católico, había muchos personajes correspondientes a la plana mayor del capitalismo sionista, a la oligarquía judaica, a los monopolios plutocráticos hebreos. No se ve cómo puede condecirse tamaña promoción impúdica de los servidores del becerro de oro con el ideario del Poverello de Asis, supuestamente revalorizado a partir de este pontificado.

La conclusión parece trágicamente sencilla. Si el Papa promueve estos actos -y todo indica que sí, pues ya lo hacía activamente cuando sólo era el Cardenal Primado- su conducta es ambigua y reclama con urgencia definiciones unívocas. Tendrá que elegir: o los adoradores de Jesucristo o los del demonio. O una iglesia evangélicamente pobre o una iglesia mancillada por los plutócratas judíos. No se puede servir a dos señores. Recemos para que Dios lo haga discernir rectamente y con prontitud. Es mucho lo que está en juego con tal discernimiento.

Si el Papa fuera ajeno a estos últimos sucesos -algo improbable, pero que no queremos dejar de considerar como hipótesis por respeto y honestidad intelectual- los que han invocado su autoridad para consumar la profanación, sumarían un nuevo escándalo. Tal sería el del falso testimonio, reprobado en el octavo mandamiento.

En cualquier caso (y teniendo en cuenta la reacción de los prelados medrosos, pidiendo perdón aquí y acullá, no por el acto profanatorio que consumaron en la Catderal, sino por el mal momento que tuvieron que pasar los judíos al haber presenciado a un puñado de rezadores de Jesucristo), es evidente que la Iglesia de hoy, en nuestra patria, no está conducida sino por las sirvientas de Caifás (Mt. 26,69). Sirvientas repugnantemente dóciles a los enemigos de Jesucristo, fámulas indignas del contubernio contra el Divino Redentor, fregonas de la Iniquidad, para cuyo repudio no sabemos hallar palabras suficientemente severas e irrevocables. El estupor es tan grande, la náusea tan creciente, la perplejidad tan dolorosa, la indignación tan inenarrable, que preferimos callar y rezar.

Un conocido pasaje del evangelio joánico (Jn.8, 57-59), recuerda el trágico momento en que los judíos apedrearon a Jesús porque este se les reveló como Dios.

Bien estará que la Iglesia quiera extender hacia ellos su perdón, y que se muestre hospitalaria con los contritos y conversos, y hasta eleve a los altares a los mejores de quienes tal camino de la metanoia plena hayan recorrido. Pero para que tal gesto conciliatorio tenga lugar y feliz desenlace, primero los judíos deberán recoger una a una esas piedras arrojadas al rostro del Salvador. Deberán soldarlas con sus lágrimas, y levantar con ellas un gran altar en homenaje a Cristo Rey, arrodillándose ante Él.

Acción santa y salvífica es que la Iglesia haya propuesto durante toda su historia la conversión de los judíos. Acción perversa es que la Iglesia quiera sumarse ahora al redil de los apedreadores, darles albergue en el mismo recinto santo e instar a los católicos a que se sientan cómodos en las sinagogas, entre cuyos muros se enseña precisamente a rechazar, a injuriar y a odiar a Jesucristo.

Queremos judíos conversos, no católicos judaizados. Bienaventurados quienes sirvan de escudos a los pedruscos blasfemos lanzados contra el Redentor. Malditos sean quienes se sumen a los arrojadores sacrílegos de cantos o de riscos.

Vista en Página Católica, 16-11-2013.

Atacan hoy durante la misa a la Iglesia mayor de la FSSPX.


En la noche del sábado al domingo, la fachada de la iglesia parisina de San Nicolás de Chardonnet (siglo XIII, reconstruída en el XVII) fue atacada con pintura roja. El mismo domingo 17, durante la Santa Misa de las 10:30, un grupo de «antifas» irrumpió violentamente en la iglesia y procedió a arrojar bombas fétidas y bengalas.
Situada en pleno centro de París, en la calle de los Bernardinos, «Saint-Nic», como suelen llamarla los fieles de Misa tradicional (a la que volvió en 1977 tras ser ocupada a iniciativa de Monseñor François Ducaud-Bourget, quien la dejó en manos de la Hermandad de San Pío X), ya sufrió un atentado con bomba en diciembre de 1978.
La indiferencia en medios políticos y eclesiásticos es total. Cabría preguntarse cuál sería la reacción si el ataque se hubiera realizado contra una sinagoga o una mezquita. O contra un templo católico durante un «acto ecuménico» profanatorio, en loor de los judíos, por ejemplo. Aunque el ataque consistiese en rezar el Rosario


Fuente: On-Line Baires, 17-11-2013 / L’Oservatoire de la Christianophobie, 17-11-2013.

Las razones del error en panfleto distribuido en la Catedral de Buenos Aires.


Por: Roberto López Geissmann H.

Acabo de recibir con alegría la pública petición de disculpas del autor del panfleto repartido durante el intento de desagravio por la conmemoración ecuménica de la “Noche de los Cristales Rotos” en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. El autor del panfleto reconoce haberse equivocado en la redacción del último párrafo donde se dice: “Porque has de rendir cuentas a Dios, uno y trino, EL HIJO DE LA INMACULADA”.
Admite que fue corregido por el P. Bouchacourt, quien le presentó LAS MISMAS RAZONES QUE HE VENIDO UTILIZANDO EN ARTÍCULOS ANTERIORES. En realidad, él quiso decir: “Porque has de rendir cuentas a Dios Uno y Trino. Porque tu Juez será el Hijo de la Inmaculada”.
Este público reconocimiento de haber cometido un error y querer evitar crear confusión, es una actitud muy digna, que demuestra la caballerosidad del autor, su humildad y la ausencia de cualquier tipo de obstinación errática. Como bien he venido haciendo notar, nunca pensé que esto se tratara de error formal. Agradezco de corazón esta noble actitud, y esperaría que sirviera de ejemplo para todos nosotros que nos consideramos fieles a la Tradición católica, como muestra de la grandeza de la verdadera humildad que es capaz de admitir el error y rectificarlo. Reitero a todos, especialmente a quienes participaron en el desagravio en la Catedral, que jamás publique mis críticas con afán de hacerles daño a un grupo de católicos cuyas intenciones eran las mejores, y que como ya he dicho también, más allá de si concordemos en todo lo dicho y hecho allí, muestran un espíritu generoso y combativo, el cual nos está haciendo mucha falta en nuestras filas católicas.
Mi único objetivo fue impugnar el error material contenido en la frase final del panfleto, no desprestigiar personas. Y es mi deber corresponder a este encomiable y cristiano reconocimiento, publicando las palabras del autor del panfleto, añadiendo a ello, mi adhesión total a su noble gesto, haciendo votos para que quienes lean este texto, sepan también aceptar las disculpas que ha ofrecido. Que las experiencias vividas se conviertan para nosotros en fuente de reflexión para siempre buscar mejorar lo que nos haga falta y nos enseñen también a no ser prontos para acusar y juzgar las intenciones de las personas, sin antes permitirles justificarse o aclarase. Y si tenemos la iniciativa de refutar el error, no vaya sin en el genuino deseo de hacerlo por la defensa de la fe y la fraterna corrección del errado, sabiendo que no siempre nuestros fallos son fruto de la malicia. A continuación, las palabras mismas del autor del panfleto:

Señor López G. H:

Dado que firma su artículo le escribo; sin embargo le ruego no publique esto hasta que aclare un poco el panorama. Por supuesto, es un ruego, puede aceptarlo o no.
En primer lugar debo darle la razón, en cuanto a que lo expresado, tal como está, es un error. En segundo lugar debo decirle que el autor soy yo, y no fue supervisado. En tercer lugar debo decirle que el mismo Padre Bouchacourt me llamó la atención sobre el mismo, por razones que ud. expresa, y por otras de orden prudencial.
En descargo personal puedo decirle que yo Creo en lo que Ud. expresa, tal como bien lo corrige, porque es lo que cree la Iglesia, y lo que me enseñaron mis Sacerdotes.
El error, sin embargo, es no haber transmitido con calma lo que deseaba, y mezclar en una oración tanto que quise decir. Mea culpa: gracias por la aclaración, que nadie se mueva a error por mis dichos.
Como tradicionalista, no soy inventor de proposiciones filosóficas, solo afirmo lo que la Iglesia dice. Y no fue el caso, claro.
Tal vez nuevos errores surjan de mi aclaración, ruego dispense la intención, y me crea que leo y estudio, aunque con frutos visiblemente escasos. Debí decir: “porque has de rendir cuentas a Dios Uno y Trino. Porque tu Juez será el Hijo de la Inmaculada”.
En otro orden, al tomar el micrófono, también dije una burrada: “estos actos ofenden al mundo…” El autor de Pag. católica agrega “y a Dios”, que yo no dije.. Mi lengua jugó mal papel: “estos actos ofenden al mundo porque el castigo de Dios cae sobre él, sobre justos e inocentes”.
Dado que hoy por hoy estoy a la vista de variados ataques, los cuales acepto como consecuencia de lo hecho, le ruego nuevamente a Ud., que usa su nombre y apellido, elija el momento en que esta nota que le dirijo cause menos daño a los que protagonizamos el hecho. No contribuya con su puñal, porque el beneficio no es para la causa de Dios.
Muchas gracias

Alejandro Bunge
ACM

Visto en Ecce Christianvs, 17-11-2013.