Mons. Dr. Juan Straubinger, Comentario a I Cor. 8, 2.“En cambio el que ama, o sea el que tiene la caridad que edifica, ése es conocido de Dios.Y esto es lo que importa: lo que Él conoce; porque la realidad es lo que sucede ante Dios y no lo que ocurre en el campo de la mente nuestra, sujeta a error y que puede ser víctima de la imaginación.Por eso es que las emociones propias no tienen tanto valor en la vida espiritual”.