Vemos por el canal oficial del Vaticano edición
española, 06-Ene-2016, un video titulado “Intenciones
de oración del Papa de enero de 2016”, plagado del mismo relativismo
religioso que la masonería ha defendido durante tanto tiempo y que ha sido
condenado por el Magisterio.
A continuación, un artículo
aparecido en AdelanteLaFe,
07-Ene-2016, comentando este video.
Escandaloso vídeo del Papa Francisco: el Niño Jesús y Su Iglesia
humillados
Aún no he salido de mi asombro.
He tenido que ver el vídeo de intenciones de oración del Papa Francisco un par
de veces, les puedo asegurar que la primera vez que lo vi pensé que era un
burdo montaje, pero no, señores, es absolutamente verídico.
¿Qué mensaje se está
transmitiendo en él? Creo que es evidentísimo y requiere poca explicación:
todos somos Hijos de Dios, y pues todas las religiones no son más que
expresiones “diversas” mediante las cuales los hijos se comunican con el Padre,
cada una con su forma y modo, pero igualmente válidas. La supuesta
realidad de que el Padre nos escucha a todos, independiente de la religión
que profesemos, debe ser un punto común de unión entre todo el género humano
para obtener la paz y el amor universal soslayando lo que nos separa. En la
práctica, como conclusión del mensaje, todas las religiones, en tanto que
tales, se convierten en medios válidos para llegar a Dios, lo cual se
escenifica con las imágenes del niño Jesús junto a Buda y similares.
¿Es esto nuevo? No, venimos
soportando este discurso sincrético-indiferentista desde el Vaticano II y
se ha explicitado en múltiples documentos y actos públicos (Asís), pero al
menos, a donde me llega la memoria, la doctrina subyacente a todo esto no se había
explicitado de una forma tan expresiva como en este vídeo. ¿Es esto católico?
Digámoslo sin bagatelas: rotundamente NO. Seguro que muchos se sorprenderán por
esta afirmación, pues el conocimiento del catecismo y la doctrina católica ha
caído a unos límites glaciales. Algunos recordatorios:
Partiendo de la base de que la
filiación divina no se consigue sino por el Bautismo [1], nadie va al Padre
sino por Jesucristo y su única Iglesia, la Iglesia católica.
“Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre, sino por Mí”
(Juan 14, 6).
“El que
no está conmigo está contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama”
(Mt 12, 30).
“Y les
dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que
creyere y fuere bautizado, se salvará, más el que no creyere se
condenará” (Mc 16, 15-16).
“El que
me odia a mí, odia también a mi Padre” (Jn 15, 23).
“Si no
hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no
tienen excusa de su pecado” (Jn 15, 22).
“Vosotros
(judíos) tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos de
vuestro padre. Él es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad
porque la verdad no estaba en él” (Jn 8, 44).
“El que es
de Dios oye las palabras de Dios; por eso vosotros no las oís, porque no
sois de Dios” (Jn 8, 47).
“No todo
el que dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos” (Mt 7,
21).
¿Les queda
alguna duda?
En Mortalium Animos [2], el
papa Pío XI parecería haber visto el triste vídeo y anticipadamente nos
advertía sobre aquellos que “convencidos de que son rarísimos los
hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello
esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de
otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de
algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal
fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no
escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a
infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron
miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su
Persona o misión”.
Y, continúa el Santo Padre Pío
XI:
“Tales
tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos,
puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las
religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de
distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y
nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos
obedientemente su imperio”.
Me pregunto, ¿alguien con dos
dedos de luces y que no haya renunciado por completo al razonamiento puede
pensar que lo que se expresa en este vídeo no es EXACTAMENTE lo que Pío XI
considera como que “no puede, de ninguna manera obtener la aprobación de los
católicos”. No se trata de mi juicio, de mis consideraciones, es la propia
iglesia la que ha condenado anticipadamente lo que aquí se está haciendo y
diciendo.
Pero no termina aquí, dejemos
seguir a Pío XI:
“Cuantos
sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la
verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a
parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos
se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la
religión revelada por Dios”.
No estamos ante un tema baladí,
estamos, digámoslo sin contemplaciones, ante pura apostasía y herejía. Es
absolutamente escandaloso como en el vídeo se iguala al Niño
Dios en el pesebre con Buda y otros fetiches idolátricos. Pura blasfemia.
Sinceramente parece que vamos
cuesta abajo y sin frenos. Espero de corazón que algunos se decidan de una vez
por todas a hablar con todas las letras, esto es gravísimo y no es admisible en
modo alguno ya contemporizaciones, diplomacias ni miedos. O con Cristo, o
contra Él, no hay punto intermedio.
“¡Ojala fueras frío o
caliente! Así, porque eres tibio, y ni caliente ni frío, voy a vomitarte de mi
boca” (Apocalipsis 3, 16)
[1] Sobre este tema véase el
fenomenal estudio de Denzinger-Bergoglio
[2] Pueden leer la
encíclica completa en este enlace