miércoles, 13 de enero de 2016

Carta de lectores enviada a La Nación: Problemas de la teoría de la evolución.


Carta de lectores enviada a La Nación el 10-01-2016 (no fue publicada).

En respuesta al artículo “En la trinchera de la ciencia, un cruzado contra la religión. Richard Dawkins” (ver aquí), de Martín De Ambrosio, publicado el 10-Ene-2016, en el Suplemento Ideas del diario La Nación.

Problemas de la teoría de la evolución

Sr. Director:

A propósito del artículo “En la trinchera de la ciencia, un cruzado contra la religión. Richard Dawkins”, publicado este domingo en su Suplemento Ideas, quisiera hacer algunas puntualizaciones a fin de contribuir al debate sobre la teoría de la evolución. El desarrollo gradual –postulado por el neo-darwinismo, del cual Dawkins es apóstol principal– tiene sus dificultades. Por ejemplo, tomemos la “excelente pregunta” del científico evolucionista Stephen Jay Gould, mencionado en el artículo de marras: ¿De qué sirve el 5% del ojo?

Pensemos la evolución del ojo humano: hasta formarse por completo, este órgano pasaría por sucesivas etapas evolutivas. Antes del 100%, sería el 70, el 30, el 5 y en algún momento habría sido solamente el 1% de su estructura final. Ahora bien, el ojo humano necesita para su pleno funcionamiento que todas las partes del mismo estén perfectamente formadas. Esto significa que en la casi totalidad del proceso evolutivo que, paulatina e infinitesimalmente, iría transformando un ojo menos complejo en otro más complejo, este semi-ojo no funcionaría. Sería inservible en más momentos (muchos más) que en lo que sería útil. El problema es que la teoría sostiene que la evolución mira a la utilidad de los órganos.

La Paleontología tampoco respalda la teoría de la evolución, dado que esta disciplina documenta de manera positiva: 1) La ausencia de formas intermedias (los eslabones perdidos); y 2) El hallazgo de especies fósiles muy complejas que aparecen repentinamente en el registro, especies imposibles de conectar con formas anteriores mucho más simples. El problema consiste en que, según la teoría, los eslabones perdidos deberían ser una cantidad inconcebible, dado que la evolución ocurre muy lentamente. Pero los eslabones, que debieran ser innumerables, no aparecen; la teoría de la evolución predice además que las especies no pueden dejar de cambiar. Pero la Paleontología registra en todas partes y en todo lugar formas fósiles que no cambian a lo largo de cientos de miles y millones de años.

Juan Carlos Monedero (h)

DNI 31.915.771