martes, 4 de diciembre de 2012

Reflexiones del mártir cristero Anacleto González Flores.


Vale la pena meditarlas y aplicarlas a nuestro comportamiento.

Desde el primer número, lanza en ristre, La Palabra se vuelve ariete contra la prensa “impía”: Los católicos que compran la prensa impía están pagando porque se haga la guerra a Dios y a su Iglesia. Esas publicaciones eran, entre otras. El Gato, El Radical, Redención Obrera. El Occidental y El Diario de Jalisco.
En segundo lugar, arremete contra la masonería [El protestantismo en nuestro país es una avanzada, quizá la más peligrosa, del imperialismo yanqui], el espiritismo, el ateísmo, el liberalismo y el socialismo, en especial, el de los socios de la Casa del Obrero Mundial.
Pronto, el director de La Prensa da un giro a su argumentación, haciéndola descansar en principios más claros, que aparecen en dos recuadros de la portada a partir del número seis: En vano edificaréis iglesias, fundaréis escuelas, proveeréis misiones, si no manejáis y hacéis mejorar al propio tiempo las armas defensivas y ofensivas de la prensa católica, leal y sincera. La frase es de San Pío X. Y luego esta otra, de Woard: La obra de la buena prensa es la primera que estamos obligados a crear y sostener, porque ninguna obra católica puede florecer sin católicos y no habrá católicos dignos de este nombre sin una prensa que los alumbre, los dirija y los anime. Estos principios regirán La Palabra.
En este tono moderado y propositito, expondrá sus inquietudes: …lo que necesitamos es que las clases directoras estudien de veras nuestras enfermedades y comprendan que nuestros  problemas se resumen, se compendian, se encarnan, en lo que todos los sociólogos desde León XIII hasta Carlos Marx encontraban la gran cuestión, o sea, el desquiciamiento social (L.P. Nº 2, p. 1).
la cuestión social, más que una cuestión de hechos, es una cuestión de principios y que sus aspecto económico es no el problema total, sino una de sus fases, si se quiere la que más impresiona y más fuertemente se hace sentir (L.P.Nº 3, p.1).
El problema que es preciso estudiar y resolver a la mayor brevedad posible, es el que los sociólogos llaman la Cuestión Social. El socialismo es la negación de Dios, de la autoridad, de la propiedad y del orden social (L.P. Nº 6, p1).

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También hay en sus páginas atención para los círculos de estudio: Se llaman así unas agrupaciones formadas de quince o veinte personas que se reunen con el objeto de procurar su mejoramiento intelectual y moral. Los círculos de estudio contribuyen poderosísimamente a la formación del criterio y del carácter, es decir, ponen en condiciones de juzgar con más exactitud y verdad acerca de la vida humana y de sus orientaciones y de la firmeza grande en la voluntad para ir erguidamente y sin vacilaciones por el camino del deber (L.P.Nº 22, p.2)
Urge la prensa católica:…hay que colocar al lado de Don Quijote la encíclica RERUM Novarum; al lado de Homero, Virgilio, Coloma, etc., las producciones soberbias de Mun, Winhorst.

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A los padres de familia y a la sociedad en general, recomendamos la lectura de lo siguiente: 

¿Qué es la Enseñanza sin Religión?

Tienen la palabra para contestar entre otros muchos, los siguientes personajes, que no podrán ser recusados por los racionalistas y librepensadores.
Víctor Hugo decía en el Asamblea Nacional Francesa: “Deben ser llevados a los tribunales aquellos padres que envían a sus hijos a las escuelas en cuya puerta está escrito: ‘Aquí no se enseña Religión’. La segunda enseñanza religiosa es, en mi concepto, más necesaria hoy que nunca. A medida que el hombre se desarrolla, más debe creer. Quiero, pues, sinceramente, diré más: quiero, ardientemente la enseñanza religiosa”.
DIDEROT.- “El primer conocimiento esencial a la juventud debe ser la RELIGIÓN, base única de la moral. La RELIGIÓN debe ser, pues, la primera lección, y LA LECCIÓN DE TODOS LOS DÍAS”.
Y este filósofo del siglo de Voltaire, nada sospechosos a los racionalistas e impíos, indicó también cuál era el libro en que se debía aprender, lecciones diarias de moral.  “Mucho he buscado para encontrar libros donde enseñar a mi hija querida, y no encontré ninguno mejor que el Catecismo de la diócesis. Sí, no os alarméis, me valgo del CATECISMO y lo encuentro el mejor tratado de pedagogía”. “¿Qué fundamento más sólido puedo dar a la educación de mi hija?
GIRARDIN.- “Sin instrucción religiosa no hay buen sistema de educación. No basta enseñar la religión a los que deben profesarla; es menester enseñarla a los que la deben practicar; esto es, A TODO EL MUNDO. Crear escuelas industriales sin enseñanza religiosa, ES ORGANIZAR LA BARBARIE Y LA PEOR DE LAS BARBARIES”.
DISRAELI, estadista de Inglaterra.- “Tengo por cierto que un sistema de educación nacional no basado sobre el conocimiento de la Religión, producirá un desastre nacional MAS FUNESTO PARA EL ESTADO que para la Iglesia”. 

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El cine es peligroso. 

Nadie desconoce la fuerza de aquel dicho: la palabra seduce y el ejemplo arrastra; y el Cine no es otra cosa que la enseñanza práctica de cuantas, inmoralidades se conocen. No es esto un peligro, un inmenso mal.
A los que sueñan con la ruina de las sociedades, estorba la santidad del matrimonio, y en dramas sin número se representan escenas en que el marido hace de la esposa un juguete o un adorno de casa, al paso que ella trafica con la delicadeza de que debe ser dechado la esposa que quiere ser la honra del hogar. Los amores ilícitos son frecuentemente el argumento que mantiene en esa expectación a los que asisten a las funciones: allí aprenden los jóvenes a ver en la mujer un objeto de deleite, un pasatiempo en el amor, y las púdicas doncellas además de los coqueteos y del arte de engañar, copian en sí mismas la lujuriosa vanidad y la desvergüenza de las divinas protagonistas de aquellos cuadros, como les llaman los culpables empresarios. No hay algo de inmoral en esto.

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¿Qué es la Enseñanza sin Religión?

GUIZOT.- “Todos reconocen que la instrucción primaria debe ser ESENCIALMENTE RELIGIOSA; pero no basta que esto se diga y se considere como una vulgaridad; es necesario más: es preciso que llegue a ser una realidad práctica. Ahora bien ¿en qué consiste una verdadera instrucción religiosa y popular? No consiste únicamente en la recitación del Catecismo, ni en la explicación del dogma y de los principios fundamentales del Cristianismo: se requiere la presencia constante y siempre activa de la fe y de las influencia religiosa en las escuelas; debe ser una educación popular dada en medio de una atmósfera y en presencia de una vida esencialmente religiosa. (Circular a la Dirección de Instrucción Pública de Francia).
“Para que la instrucción primaria sea VERDADERAMENTE BUENA Y SOCIALMENTE UTIL, ha de ser profundamente religiosa…Es menester que la educación popular sea dada y recibida en el seno de una atmósfera religiosa: que las impresiones y los hábitos religiosos la penetren por todas partes” [Memoires t. III].

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Los malos libros.

Un libro bueno, siempre y cuantas veces queramos, se abrirá ante nuestros ojos para mostrarnos sus tesoros de verdad y de bien; en él encontraremos preciosas enseñanzas y hermosos ejemplos de virtud, quien tales libros lee, esté seguro de haber encontrado en cada uno de ellos un verdadero amigo; ¿porqué pues, un libro malo, que enseña la maldad y el error, que diviniza el placer y fomenta los vicios no ha de ser peor enemigo? Y claro está, porque todo lo que vemos, lo que oímos o leemos, deja en nuestra alma una impresión más o menos profunda que contribuye indudablemente a proporcionarla o deformarla: “la educación es al hombre lo que el molde al barro: le da forma” y en la educación del hombre no hay cosa que contribuya tanto como la lectura y si se ha hecho en libros malos, mala tendrá que ser”.
Es indudable que cada uno piensa según los libros que lee; porque es lo mismo que si se rodeara de otros tantos individuos que serían sus consejeros, y si son malos, no les aconsejarán por cierto cosas buenas; dice el proverbio: “dime con quién andas y te diré quién eres” y si esos libros son sus compañeros, fácilmente podrá decirse quien es el que los lee.
La gran importancia que se ha dado a la prensa nos prueba la poderosa influencia que ejerce la lectura de los escritos que han de moralizar o corromper a los hombres y por medio de estos a las sociedades y a la humanidad entera.
De hecho, gran parte de la corrupción ha que han llegado los pueblos y la humanidad, es obra de malos libros y peor prensa; aquellos a más de la labor de perversión que han llevado a cabo directamente entre los lectores, han extendido su campo de acción de una manera asombrosa por medio del teatro y del cine; y ahora aquellas obras malas que en pocos lugares eran conocidas por muy reducido número de personas, circulan por todos los puntos de la tierra grabadas en una película pasando por la pantalla a los ojos de una multitud; sembrando así su semilla hasta entre los analfabetas, que no habrían podido leerlas.
En vano se dirá que pueden leerse estos libros, como lo hacen algunos, so pretexto de “Saber de todo”  como si el sólo deseo de leer una novela obscena no entrañara desde luego el placer de saborear su contenido, y luego dicen cándidamente: “al cabo ya sabe uno qué modo debe portarse” como si fuera posible respirar el aire fétido que exhala el fango sin que se introduzca a los pulmones los microbios de que está saturado”. Otros dicen: “a mí me gusta leer éste o aquél lector; pero nomás por admitir la belleza literaria de sus obras; que en cuanto a religión y a lo demás ya se bien a que atenerme”, ¡insensatos! El autor, generalmente más inteligente que el que lee, sabe perfectamente la manera de aprovecharse de esa debilidad del corazón humano y su inclinación al mal y con mucha delicadeza lo introducen por sus obras que adornan con una literatura más o menos buena; de esta manera no les es muy difícil engañar, no sólo a aquellas personas crédulas, a las que carecen de conocimientos sobre este punto, sino hasta aquellas que creen poder discernir entre una obra buena  y una mala”.

Anacleto González Flores, selección de textos por el Padre Boniface, tomado del Blog Exurge Domine.