sábado, 19 de noviembre de 2011

Soluciones financieras.


Numerosos comentaristas de cuestiones económicas están actualmente escribiendo o diciendo que el sistema financiero mundial está al borde del colapso. Ninguno de ellos está seguro del cuando, pero muchos de ellos predicen que va a ser un colapso mayor. Sin embargo, antes de la embestida de la crisis financiera en el 2008, pocas personas la vieron venir porque casi todas estaban muy cómodas en un modo de vida que parecía bien establecido y progresando por siempre. De cualquier modo, si estos comentaristas están en lo cierto, el sistema financiero está por salirse de su eje.
Todos nosotros deberíamos estar pensando que es lo que anduvo mal y como remediarlo. Aquí abajo hay una serie de propuestas prácticas adaptadas de un artículo reciente en el sitio web Burning Platform (Plataforma en fuego). Uno no necesita estar de acuerdo con cada una de ellas para empezar a visualizar alternativas para nuestro presente sistema quebrado. Hay propuestas políticas y financieras. Empecemos por las últimas:

* Nacionalizar aquellos bancos que por ser “Demasiado grandes para fracasar” pueden obligar al Estado a ir en su rescate. Dejar que todas las pérdidas subsiguientes caigan en los responsables o involucrados, no en los contribuyentes.
* Re-instituir (en Estados Unidos) el Acta Glass-Steagall para impedir que los bancos se vuelvan otra vez tan grandes.
* Re-instituir para las reglas de contabilidad la calificación  del mercado, de manera que los bancos no puedan mas pretender que sus activos valgan mucho más de lo que en realidad valen en el mercado.
* Regular el mercado de derivativos de manera tal que asimismo ninguna entidad financiera pueda llegar a ser tan grande como para  amenazar con hacer caer  todo el sistema si quiebra (como pasó en Estados Unidos con AIG).
* Simplificar el presente sistema altamente engorroso de impuestos a la renta personal, o reemplazarlo por completo con un impuesto al consumidor, y eliminar las exenciones impositivas corporativas.

Nótese como tales propuestas pueden ser explícitamente financieras, pero son implícitamente políticas, porque para ponerlas en práctica precisarían un cambio significativo en la forma de pensar política de las personas y especialmente de los líderes. La finanza depende de la política. Aquí están las propuestas más obviamente políticas, que pueden ser puestas en discusión pero al menos apuntan en la dirección correcta:

* Para combatir la corrupción de los políticos demasiado cómodos, imponer límites a sus períodos legislativos. Para combatir la corrupción en las elecciones originada por intereses especiales, suprimir todos los lobbies.
* Para cortar el poder del banco central, quitarle el control del suministro de dinero a la nación.
* Re-organizar los beneficios de la obra social estatal, que hoy en día están drenando tanto las finanzas que mañana no podrán beneficiar a nadie.
* Re-educar  a la gente para que valoren el espíritu de renuncia y acepten un nivel de vida más modesto, de manera que en lugar de llevar la sociedad a la destrucción por sus gastos, la construyan por su ahorro.
* Hacer lo que se pueda para reemplazar el crecimiento suburbano de las villas miseria por comunidades más autosuficientes.
* Renunciar al imperio mundial de manera a cortar los enormes gastos militares de los Estados Unidos, por ejemplo trayendo de vuelta miles de tropas de sus bases en todo el mundo.

Aquí nuevamente, para que tales propuestas puedan ser puestas en práctica, ellas requieren grandes cambios en la forma de pensar de la gente, especialmente en la de los líderes. Las decisiones políticas dependen de lo que la gente valora más, comparativa o absolutamente. ¿Por qué estamos vivos? ¿Para disfrutar en la tierra o para ser verdaderamente felices en la eternidad?  ¿Uno excluye al otro?  ¿Existe aún una eternidad?  Así, la política depende de la religión, o de la carencia de ella.  ¿Será que hoy aún un estallido financiero pueda llevar a algunos a lo que es razonable?

Kyrie eleison.

Mons. Richard Williamson, “Comentarios Eleison” Nº 227, 19 de noviembre 2011.