[Información en Secretum
Meum Mihi, 23-Sep-2015.]
El Espíritu Santo
sopla en los cónclaves, seguro, ¡pero así se le echa una manito!
El card. Godfried Danneels (4° de derecha a
izquierda) acompañaba al neopontífice en la Logia de la Bendiciones aquel 13 de
Marzo de 2013, inmediatamente después de que el Card. Bergoglio saliera electo
como Papa.
La primera biografía del card.
Godfried Danneels, escrita por los historiadores Karim Schelkens y Jürgen
Mettepenningen fue presentada el martes en la Basílica de Koekelberg, revela
que el exprimado de Bélgica fue miembro de una red secreta de obispos y cardenales,
“Grupo de Saint-Gall/Sankt Gallen"
Opositor al creciente poder de Ratzinger en el Vaticano, el arzobispo de Milán Carlo Maria Martini comenzó a celebrar reuniones secretas de obispos y cardenales en Saint-Gall/Sankt Gallen en Suiza en 1996. Estas reuniones fueron conocidas vagamente por algunos especialistas, pero nunca hubo ningún informe detallado de las actividades de este grupo, según detalla la biografía de Mettepenningen y Schelkens. En 1999, Danneels se unió al grupo, el cual también conformaba el obispo holandés Adriaan Van Luyn, el cardenal alemán Walter Kasper y Karl Lehman, el británico Basil Hume y el italiano Achille Silvestrini. Para Danneels y sus compañeros se trataban de simples “vacaciones espirituales”, una forma de consuelo y apoyo mutuo en una época para ellos oscura.
Teóricamente el Vaticano envió al cardenal Camillo Ruini para investigar de qué se trataba el grupo, sin poder averiguar nada al respecto. Al mismo tiempo, el “grupo de Saint-Gall/Sankt Gallen” trataba de influir en el curso del Vaticano. La pregunta que surgió más específicamente fue: “¿Qué pasará después de Juan Pablo II, cómo evitar que Ratzinger se convirtiera en Papa?”
En el cónclave de 2005, Joseph Ratzinger demostró ser demasiado fuerte. Danneels y los otros miembros del “grupo de Saint-Gall/Sankt Gallen” apenas lograron ocultar su descepción. Pero su análisis fundamental, que el aparato del Vaticano necesitaba ser innovado y el mensaje de la Iglesia debería ser mucho más optimista, permaneció durante el pontificado de Benedicto.
La elección de Jorge Mario Bergoglio como Francisco acabó este periodo, para ellos, oscuro. “La elección de Bergoglio fue preparada en Saint-Gall/Sankt Gallen, sin duda. Y las líneas generales de su programa son aquellas que Danneels y sus colegas estaban discutiendo por más de diez años”, escriben Schelkens y Mettepenningen.
En el libro también se refiere el insignificante episodio en el que el card. Danneels fungió como encubridor de su protegido el obispo pedófilo Roger Vangheluwe, y no sabemos si también hablan de cómo trató de comprar —literalmente— el silencio de las víctimas.
¡Que no se piense mal después de haber sido invitado directamente por Francisco al Sínodo extraordinario sobre la familia de 2014 y se repitiera el mismo hecho para el Sínodo ordinario sobre la familia de 2015!