Fueron muchos los fieles que
conservan la fe católica que, luego del triunfal y mundano viaje pontificio a
los Estados Unidos, se reconfortaron cuando se
filtró la información que el papa había recibido durante 15 minutos en la
Nunciatura Apostólica a la jueza Kim Davis que había sido encarcelada por
negarse a celebrar un matrimonio entre personas del mismo sexo. En la ocasión,
Bergoglio la había reconfortado y alentado a que se mantuviera firme en sus
convicciones.
Era raro y yo, que soy malo, me
olí que algo se vendría. Y se vino nomás. Hoy nos enteramos que el pobre P.
Lombardi tuvo que salir, nuevamente, a explicar lo
que realmente el Papa hizo: debido a la amabilidad y apertura características
del Sumo Pontífice, recibió a muchas personas en la nunciatura en Washington,
entre las cuales estaba Kim Davis, pero a la que apenas saludó sin saber
siquiera de quién se trataba. Ese saludo, aclara Lombardi, no debe entenderse
como un apoyo a su postura contraria al matrimonio gay.
No albergo dudas de que, efectivamente,
Bergoglio recibió, saludó y alentó a Davis. Como buen peronista, le dijo lo que
la pobre mujer quería escuchar, y al día siguiente dijo e hizo lo contrario. Ya
está más que demostrado que es una persona que no tiene la menor inhibición
moral para la doblez y la mentira, como buen jesuita.
Pero aquí entra a tallar otro
factor. La
noticia que explotó ayer a través de Marco Tosatti, informadísimo periodista
especializado en temas vaticanos: un grupo de 30 sacerdotes, la mayoría de
ellos jesuitas, con la presencia de un argentino (Mons. Tucho Fernández) y
liderados por el P. Spadaro, cercanísimo consejer de Bergoglio y director de La
Civilttá Catolica, se están reuniendo desde hace algunos días en una
residencia romana de la Compañía a fin de redactar el documento final del
Sínodo sobre la Familia. Es decir, el documento final, que será aquel que el
firme el Papa, ya está escrito, y en él se tratan los temas más complejos:
segundas bodas de divorciados y su comunión sacramental, y unión de personas
del mismo sexo.
Hoy acaban de aparecer las
disposiciones que reglamentarán el funcionamiento del Sínodo, es
decir, el modo en el cual el cardenal Baldisseri, su Secretario General,
manipulará la asamblea. Llama la atención, por ejemplo, que se mencione que el
Santo Padre ha insistido en que “el Sínodo debe ser un espacio protegido, para
que pueda actuar el Espíritu Santo, de modo que los Padres tengan la libertad
de expresarse con parresía”. Y, por este motivo, los fieles conoceremos
solamente un briefing al final de la jornada con lo acontecido
en el aula sinodal, reseña que será elaborada, por cierto, por Lombardi y la
oficina de prensa de la Santa Sede. Es decir, no sabremos qué dicen y qué
opinan los obispos. Sabremos solamente el “relato” que el Papa quiera que
sepamos.
Preparemonos porque se vienen
días difíciles.
Visto en Wanderer,
2-Oct-2015.