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martes, 20 de octubre de 2015

Entrevista: La ideología detrás de las autoconvocadas.


Debido a los recientes acontecimientos ocurridos en la Catedral de Mar del Plata con relación al XXX Encuentro Nacional de “Mujeres Autoconvocadas”, realizado en octubre de 2015, y de una charla que hemos mantenido con el Prof. Juan Carlos Monedero (h), decidimos hacerle esta entrevista que a continuación publicamos.
Como material complementario de lo ocurrido, recomendamos a nuestros lectores, los videos que publicamos en esta entrada (13-Oct-2015).

–Muy buenos días, estimado Juan Carlos, antes de comenzar con el tema que nos llevó a esta entrevista, contános un poco de vos. A qué te dedicás, qué edad tenés, cuáles son tus estudios…

–Soy docente en el Nivel Primario y Secundario de un colegio católico. Además, soy Profesor de Filosofía en la Universidad. Tengo 30 años, recién cumplidos. Me recibí de Bachiller en Filosofía (UNSTA) y estoy cerca de licenciarme.

–¿Hace cuánto que trabajás en la docencia?

–Desde los 22, 23 años trabajé como preceptor en colegios secundarios. Y desde el 2011 estoy frente a curso.

–¿Qué materias dictas?

–Dicto Catequesis, Formación Doctrinal, Metodología del Estudio y además soy Tutor de chicos de primaria y secundaria. En la Universidad, me desempeño como profesor adscripto de dos materias filosóficas en la carrera de Psicopedagogía. Me intereso por las temáticas vinculadas a la lingüística, la semántica, la cultura de la vida y las ideologías, entre otras cosas.

–Bien. Vayamos a nuestro tema. Fue noticia toda la semana pasada, además de que hubo mucho material rondando por las redes, el Encuentro de Mujeres Autoconvocadas y, especialmente, el ataque a la Catedral de Mar del Plata el domingo 11 de octubre por la tarde/noche. ¿Qué comentarios podrías hacernos al respecto? ¿Cómo se arman estos encuentros?

–Todavía falta mucho por salir a la luz. Sin embargo, hay algunas cosas que pueden afirmarse con seguridad. Este fue el encuentro N° 30 de una seguidilla que arrancó en 1986. Hay cosas que pasaron que se vieron por televisión e Internet, especialmente YouTube. Pero hay otros elementos, no tan difundidos ni evidentes, que son de mayor interés. El encuentro se pone en marcha y se ejecuta mediante una llamada Comisión Organizadora y digo “llamada” porque se da la paradoja de que el encuentro, al mismo tiempo que reconoce esta Comisión, se plantea a sí mismo como horizontal y sin jerarquías. En la ciudad en donde se desarrolla, distintas entidades (colegios, universidades, centros de estudio, etc.) prestan sus instalaciones para que allí tengan lugar los “talleres”. Los talleres son espacios donde se reúnen las mujeres y debaten sobre distintos temas. Suele haber unos 50 talleres por cada encuentro.

–¿Qué hacen en esos talleres? ¿Cómo trabajan?

–En teoría, los talleres son “soberanos”: el temario propuesto para cada uno es indicativo y son los participantes quienes resuelven los temas y el alcance de los mismos. Cada taller cuenta con una coordinadora designada por la Comisión Organizadora; su rol principal es impulsar la participación de todas las mujeres del taller. Se nombran dos o más secretarias que registran las opiniones y debates. En el desarrollo de la discusión prevalece la controversia, manifestándose casi siempre resentimiento y agresividad. Por eso, está prevista la acción de lo que podemos llamar “las mujeres rotativas”: chicas que ingresan sorpresivamente en un taller a pudrir la discusión. La coordinadora, junto a las secretarias y todas las chicas que lo deseen, redactan las conclusiones del taller donde se consignan las diferentes opiniones de cada tema, aún las opiniones individuales. Esta redacción debe ser aprobada por todas las participantes por consenso. No se vota. El documento final es entregado a la Comisión Organizadora el último día del Encuentro. Este es el procedimiento en teoría; en la práctica, incontables talleres no presencian una discusión que “termina” a los gritos. Presencian un griterío interminable, de principio a fin. Ni se puede llamar “debate”. Es pura agresividad verbal en el inicio y en la culminación del taller, que no pocas veces es finalizado también abruptamente.

–Si los encuentros fueron organizados por gente que, en principio, piensa lo mismo sobre un abanico de temas, ¿cómo surgen las discusiones y los debates?

–En lo que a nosotros nos interesa, abortistas y feministas presentan un frente común y monolítico. Puertas adentro, ellas tienen diferencias. Sin embargo, el punto de ignición en los debates se da por la presencia de otras mujeres, de distintas edades, que desde hace años ingresan en los talleres a fin de discutir y presentar una cierta resistencia a los planteos abortistas. Ya no pueden decir las abortistas que sus conclusiones representan a todas las argentinas. Muy por el contrario, existen incontables mujeres provida que impugnan, de plano, el aborto y todo tipo de atentado a la vida humana. Muchas de esas mujeres son conocidas y amigas nuestras, a quienes aprovecho la oportunidad para manifestar mi respeto y admiración por plantar cara a estos desórdenes mentales y morales.

–¿Dónde tienen lugar estos talleres?

–En las instalaciones que los gobiernos provinciales y locales, así como otras entidades privadas, les prestan a la Comisión Organizadora. Esto merece también un comentario aparte. ¿En qué condiciones dejan los colegios y demás instituciones que la gobernación de la ciudad pone en sus manos? En su momento, las autoridades forzaron a la Directora de un Colegio a que prestara sus instalaciones para estas mujeres. En otra ocasión, ocuparon un comedor para niños carenciados y terminaron robándose sus cosas. Ensucian, roban, destruyen, destrozan.

–¿Sólo se discute el tema del aborto?

–Es uno de los temas principales pero, hasta donde sé, no es el único. También se intenta implantar la temática de género –la famosa ideología de género–, la ideología antidiscriminatoria, la educación sexual, entre otros. En una palabra, la cultura de la muerte como la llamó el Papa Juan Pablo II. Esta presencia disonante, que se plantea en favor del orden natural y sobrenatural, explica la reacción de las abortistas. La temática oficial de un taller puede principiar –por ejemplo– en “Mujer y Turismo, Salud de la mujer, atención sanitaria, discriminación” y desembocar en el debate sobre el aborto en un abrir y cerrar de ojos.

–¿Y cómo es esa reacción de los abortistas?

–Reaccionan con la violencia verbal y física. Así, directamente. En incontables casos no resisten los argumentos y su única vía de escape es la agresión. Esto nos dice algo desde el punto de vista psicológico. La violencia no es el punto culminante del debate: el taller, como dijimos, está atravesado por la violencia. Incluso entre las mismas abortistas.

–¿Qué nos dice esto desde el punto de vista psicológico?

–Que la mente de estas mujeres no es capaz de encontrar una respuesta satisfactoria a los argumentos que nuestras amigas les formulan. Que los pocos argumentos que tienen no las satisfacen y que sus almas, en vez de abrazar dócilmente la verdad –o, al menos, retirarse y dudar– reaccionan bajo el influjo del resentimiento ideológico.

–Algo lejos de lo que debería ser la atmósfera del debate…

–Exacto. En vez de prevalecer un ámbito de discusión y argumento, la atmósfera de situación se enrarece hasta volverse peligrosa. Nervios. Griterío. Agresividad. Caos. Por eso quiero destacar el sacrificio, la voluntad y el esfuerzo de nuestras chicas que se oponen a la ideología abortista. Muchas vienen de muy lejos para hacerlo, dejando atrás no sólo las comodidades sino legítimas aspiraciones.

–Los que defienden el aborto siempre argumentan que es la Iglesia la que practica la intolerancia, silenciando el disenso de quienes no concuerdan con sus enseñanzas.

–Es un argumento muy repetido, como decís. La paradoja es que los abortistas cuestionan a la Iglesia por algo que, cuando les toca a ellos, también hacen. La diferencia es que la Iglesia responde con argumentos y ellos con palos e insultos. La otra diferencia, principal, es que la Iglesia protege la vida del inocente y ellos sólo persiguen su eliminación directa. No somos lo mismo, no hay comparación.

–Entre nosotros, en el campo católico, también se sabe que no sólo las mujeres sino también los varones acompañan esta escaramuza que forma parte de la batalla cultural.

–Sí, también los varones. Mientras tienen lugar los talleres, algunos permanecen en oración. Otros, incluso, suman a esa oración la adoración del Smo. Sacramento. Jóvenes de todo el país viajan para defender la vida. Muchos custodian a las chicas cuando salen de los talleres porque saben que fuera de los mismos las abortistas suelen tomarse sus venganzas. En Posadas, la noche anterior a la defensa de la catedral varios grupos de varones salimos a hacer propaganda en defensa de la vida humana y de la familia.

–¿Sabemos algo de cómo se financian estos encuentros?

–Se sabe más de los resultados concretos y visibles. Es más fácil, a mi parecer, encarar este tema desde los efectos observables. Existe, sin duda, un enorme caudal de dinero que hace posible la logística que está a la vista de todos. Los encuentros se declaran autofinanciados. Sin embargo, reciben aportes en mayor medida de entes gubernamentales (municipales, provinciales, nacionales) como también de ciertas empresas y comercios. La verdad es que los grupos abortistas y feministas manejan muchísimo dinero.

–¿Existen antecedentes de este tipo de reuniones? ¿Cuáles son las influencias?

–Entre los antecedentes inmediatos, podemos mencionar una reunión que tuvo lugar en Kenya, 1985. Foro de ONGs. Tampoco puede omitirse la primera Conferencia Internacional sobre Mujer y Desarrollo (México, 1975); le siguen las Conferencias de Copenhague en 1980, la de Nairobi en 1985 y, por último, la de Beijing en 1995.

–¿Y qué tienen en común estas conferencias y encuentros internacionales?

–Son todas usinas e instancias internacionales ligadas a las Naciones Unidas. Ligadas en lo económico, en lo político y en lo cultural. Eso significa que promueven la ideología de los derechos humanos, el feminismo, la mentalidad anticonceptiva, el aborto y el homosexualismo político. En suma, el conjunto de falacias que desde hace más de 50 años tiene en jaque a Occidente.

–La pregunta del millón. ¿Para qué se hacen estos encuentros? ¿Qué fin se persigue? Se habla de “femicidio”, de “violencia de género”, machismo, “violencia heteropatriarcal”, “micromachismos”. ¿Qué significa todo esto?

–Estos encuentros se realizan, desde el principio, con un objetivo muy claro que no es conseguir la satisfacción de los derechos de las mujeres sino implantar la naturalización y despenalización del aborto, bajo la apariencia de que es un deseo de todas. Los términos “violencia de género” responden a la estrategia de decir una verdad para defender una mentira. ¿Cuál es la verdad? Que es absolutamente reprobable todo tipo de discriminación injusta contra la mujer; que es absolutamente reprochable que el varón le levante la mano, que cobre menos que el hombre por el mismo trabajo, etc. Pero, ¿cuál es la mentira? La mentira es que impedir un aborto sea “violentar” a la mujer. Es mentira que salvar la vida del embrión sea “violentar sus derechos” porque no hay derecho a la ejecución de un inocente.

–“Violencia de género” no es lo único que se menciona. También se habla de femicidio.

–Hablemos claro de una vez. “Femicidio” no existe. Existe el homicidio. Lo mismo lo que decías recién; hablabas de machismo, micromachismos, violencia heteropatriarcal. La verdad es que todas estas palabras son el resultado de un cambio de óptica: cosas que son naturales y propias de la buena educación –como dejar pasar primero a una mujer, cederle el asiento, ahorrarle algún esfuerzo físico, etc.– son considerados por estos grupos como “micromachismos”. Hay toda una enfermiza concepción que responsabiliza al varón, al sexo masculino, del 100% de cosas malas que le ocurren a la mujer. Se fomenta el resentimiento contra el sexo masculino de una manera absolutamente desembozada, cubriéndose de “razones” y “argumentos”. Reconocer a una mujer como diferente y tratarla distinto es “machismo”. Un acto de amabilidad en un colectivo es objeto de controversia. Están convirtiendo muchas cosas buenas en algo odioso. Estamos en un punto en que esto es demencial.

–También se habla de estereotipos de género, interrupción del embarazo, “yo decido”, etc.

–La locura ha llegado a tal punto que el hecho de regalar a un sobrino un juguete de guerra y a una sobrina una muñeca es tildado de “imposición de estereotipos de género”. Para ellos, todo es construcción. Lo social es construcción y aspiran a construir un nuevo ser humano a partir de una nueva sociedad en la que ellos serán los que decidan qué puede enseñarse, escribirse y decirse. Y qué no. Llegamos a la paradoja de que para obtener la plena libertad que ellos nos prometen en un futuro, debemos entregar nuestra propia libertad en el presente. Interrupción del embarazo es otro ‘caballito de batalla’ del aborto: abortar no es interrumpir. Abortar es matar, asesinar, destruir. El término género es parte de la ideologización de la sexualidad. Por eso es que no debemos adoptar un vocabulario que es solidario de una mentalidad que rechazamos. Me gusta mucho la frase del Profesor Jorge Ferro al respecto: “El lenguaje es un inapreciable instrumento de penetración y dominio. Es la savia misma de la vida social y cultural. Quien imponga un determinado lenguaje impondrá junto con éste un modo de entender la realidad, una cosmovisión subyacente, valores morales, culturales y políticos, pautas de conducta”.

–A la luz de los hechos, ¿qué pensar de estas mujeres que hablan y hablan y hablan contra “la violencia de género”, aún sabiendo que el término género es, como dijiste, engañoso y funcional a la ideologización del sexo?

–Los hechos, que están a la vista de todos, demuestran que la consigna “contra la violencia de género” es sólo un canto de sirena. Quienes más se llenan la boca contra la violencia, quienes más patalean para erradicar la “violencia contra la mujer” son los primeros que destruyen, incendian, delinquen, maltratan, agreden, etcétera. El objetivo es que nosotros perdamos el tiempo discutiendo sus palabras cuando en realidad deberíamos tener en cuenta, en primer lugar, los hechos. La consigna de “Erradicar la violencia de género” es pura distracción. Fuegos artificiales. Lo que realmente piensan puede comprobarse observando lo que hacen. No lo que dicen.


Una de las pintadas que dejaron las feministas en Mar del Plata
–Estas mujeres se autotitulan feministas. ¿Existe un auténtico feminismo, con ideales y proyectos nobles? ¿Se puede hablar de dos feminismos, uno “bueno” y otro malo?

–Estrictamente hablando, existen verdades sobre la mujer, sobre su dignidad, sobre su femineidad. La mujer como misterio, la esencia de la mujer como algo noble, superior, llamado a complementarse y a cooperar con el varón. El feminismo, por el contrario, es la ideologización de esta verdad. La verdad de la dignidad de la mujer es tomada por la ideología feminista y puesta en contradicción con otras verdades de la misma mujer; por ejemplo, contra la verdad de la Maternidad.

–¿Hay dos feminismos?

–No. Sostener un feminismo hipotéticamente bueno y otro feminismo “malo” es hacerle el juego al único feminismo que existe. No existe un feminismo bueno como no existen un comunismo o liberalismo “sano”. Existen, ciertamente, verdades deformadas por el feminismo. Existen verdades desnaturalizadas por el comunismo y por el liberalismo. Y es cierto, como se ha enseñado clásicamente, que todo error no es otra cosa que una desfiguración de la verdad. Eso es cierto. También puede admitirse que todo error toma una verdad y la enloquece (algo de esto escribió Chesterton). Pero una cosa es reconocer esto y otra cosa es “salvar” al feminismo deslizando la existencia de un hipotético feminismo bueno. Esto hay que decirlo con toda claridad.

–Dejando de lado la cuestión semántica y volviendo al campo de los hechos noticiados. Pregunta. Los destrozos que podemos observar, ¿fueron una parte de las mujeres del encuentro o fueron todas? ¿Es una actividad prevista?

–Hay gente que considera imposible que la destrucción de la propiedad privada sea algo llevado a cabo por la totalidad de las mujeres que participaron en este encuentro. Personalmente, no me consta que el 100% de las mismas haya convalidado –directa o indirectamente– toda la gama de agresiones. No me consta ni me puede constar. Es imposible saberlo. Pero aun así, pienso: si estás a favor de matar a tu propio hijo, indefenso e inocente, en tu mismo vientre; si considerás un “derecho” eliminarlo por medio de un inyección o destrozarlo con unas tijeras, si sos capaz de derramar su sangre, ¿por qué no vas a pintar una pared de un comercio? ¿Por qué no vas a arrojar materia fecal?
Ahora bien, también vale aclarar que en otro sentido es muy cierto que esta mentalidad no está presente en todas las mujeres que participan. Pero esto no lo digo para “salvar” el encuentro. Todo lo contrario. Me consta por testimonios de amigas y conocidas que muchísimas mujeres llegan a los talleres sin tener idea de para qué se hacen. Hay chicas que llegan ahí como “en paracaídas” y lejos de pedir el aborto viajan con la esperanza de solucionar sus problemas, que son muy concretos y atendibles. En concreto, en el 2007, en el taller de “Mujer y Acceso a la Justicia” la mayoría de las mujeres estaban ahí por un motivo muy concreto: no les pegaban los alimentos y sus hijos no estaban reconocidos. Estas chicas son claramente manipuladas y llevadas para amontonar, para hacer número. Este sector no ideologizado pero vulnerable desde el punto de vista social responde a esta convocatoria dado que a cambio se les paga. Entonces, vuelvo. Sí, en un sentido muy particular, no fueron “todas” las mujeres las que estaban de acuerdo con todos los episodios ligados al vandalismo, al caos. No, no fueron todas. Hubo muchas que fueron manipuladas por los abortistas.

–Muy fuerte lo que decís.

–Es que realmente hay planteos que asombran. Porque más grave que tirar palos, botellas, encender bengalas, graffitear, etc., es el aborto. Y el que puede lo más, puede lo menos. Por eso, yo no les creo. No les creo que la responsabilidad de los incidentes sea de un grupo “minoritario”. No fue una marcha que “accidentalmente” terminó en incidentes. Fue un incidente planeado y planificado, que se repite hace años. Cuando desde los MMCC se distingue entre una gran mayoría que “no hizo disturbios”, se pretende salvar el buen nombre de los abortistas. Es propaganda “para la gilada”. En el fondo, todos coincidían en lo central: matar a un hijo es un derecho. Y frente a eso, pintar o no una pared se convierte en algo absolutamente secundario. De todas maneras, estamos hablando de delitos y contravenciones cuyos responsables no tardarían en ser detenidos si no estuviesen parapetados en estas consignas.

–Los que defienden el “derecho” al aborto sostienen, entre sus argumentos, que el ser que se gesta en el vientre no está vivo hasta tal o cual semana. O, si admiten que está vivo, reconocen que es un ser humano pero no una “persona humana”. Recuerdo un debate con una abortista que me hablaba de “parásito humano”, algo similar a la “lombriz solitaria”, al referirse al feto. ¿Qué pensás de esto?

–Tales planteos, tales giros lingüísticos, son una cosa indignante. No deben ser discutidos como posición teórica pasible de razones sino denunciados y desenmascarados como obra maestra de la perversión del lenguaje. Mientras el hombre envía una expedición a lejanos planetas y asegura que la mera posibilidad de existencia de los elementos químicos del agua sería un probable indicador de vida extraterrestre, las pruebas incontrastables de vida intrauterina se ignoran. Y si la madre tiene en su seno “una vida humana que no es persona humana”, ¿entonces qué es?

–Estamos ante algo que cada vez es más demencial.

–Sencillo: si la madre no lleva dentro una persona, entonces ni es madre ni está embarazada.

–¿Cómo explicás esta agresividad, esta violencia y este odio?

–Considero que son varias causas, es un conjunto de causas, pero deseo destacar una: la ideologización. Todo esto no sería posible sin el lavado de cerebro, cultural e intelectual, que se hace en tantas cátedras y universidades. Lo cierto es que la agresividad no fue eliminada. Cambió de objeto. Por eso, la respuesta a la agresividad no puede ser el pacifismo. La principal diferencia entre los abortistas–feministas y nosotros, los católicos, no pasa por la energía que pongamos para defender lo que creemos. Pasa por lo que creemos.

–A ver, explicate un poco más.

–Dios es Amor, ¿cierto? Es Amor Infinito. Nos creó por amor y para el amor. Sin embargo, pocos saben que unos de los efectos del amor es oponerse a aquello que atenta lo que amamos. Luchar. Oponerse. Combatir. El médico ama el paciente y odia su enfermedad; y la combate. No lograremos desentrañar este tema hasta que podamos ver con claridad que el problema del odio feminista está en que es feminista y no en que es odio. Porque, efectivamente, hay un odio legítimo.

–¿Cuál?

–El odio al mal. Efectivamente, odiar la injusticia es bueno. Dice el salmo 97 (96): “Tú amas, Señor, a los que odian el mal, proteges la vida de tus fieles y los libras del poder de los malvados”. Esto es importantísimo. Importantísimo entenderlo, si no confundimos todo. El problema del uso de la fuerza en los abortistas está en que son abortistas y no en que usen fuerza. La fuerza es energía y se especifica en orden al fin para el cual se utilice. Un policía que defienda a una mujer de un ataque haciendo uso de la fuerza es noble. Es heroico.

–En los videos, puede escucharse que la agresividad verbal va escalando. Entre las consignas, me llamó la atención “Iglesia/basura/vos sos la dictadura”.

–Como otras, esta consigna responde a la ideologización que la izquierda viene realizando desde hace décadas. Pero no sólo la izquierda sino principalmente el oficialismo. El mismo hecho de llamar “dictadura” al gobierno militar nos dice algo. Desde que asumió el kirchnerismo en el 2003, el oficialismo no deja de abanderarse con planteos históricos que generan consignas como esa.

–¿Qué otros grupos están involucrados en esto?

–No sólo los abortistas y los feministas. También los grupos de todas las gamas de la izquierda, el socialismo y el marxismo. Todos estos grupos –y las ideas que sostienen– son causa directa de incontables muertes en todas partes del mundo. Rusia, China, Cuba. Parece que el asesinato es el hilo conductor entre las ideologías de izquierda y el aborto. Pensemos también sino en PlannedParenthood, empresa promotora del aborto en todo el mundo. PlannedParenthood, en este momento, enfrenta la situación más difícil de su existencia: sus principales líderes fueron grabados en una cámara oculta. Lo que se supo fue espantoso[1].

–Es evidente que todos participan de la misma mentalidad y producen los mismos actos. Ahora bien, volviendo a las Autoconvocadas, ¿qué pretendieron hacer estas mujeres en Mar del Plata y en las demás ciudades?

–Atacar la Catedral y profanarla. Ese era su objetivo, el cual viene siendo evitado por grupos de fieles católicos que, a lo largo de estos años, se vienen apersonando delante de los templos, poniendo –literalmente– el cuerpo. Rosario en mano y con el Avemaría en sus bocas.

–¿Qué hay de los que piensan que estar allí presentes es “una provocación”? Si no se hace la defensa, ¿igualmente habría ataque?

–Primero, en sí mismo, el argumento es una idiotez. Y digo que es una idiotez porque no resiste el menor análisis. Pero además, es falso, porque la organización de la defensa de catedral empezó tras el feroz ataque y profanación de la Catedral de Rosario, también en el marco de Autoconvocadas. En ese entonces, las feministas entraron al templo, violaron el sagrario, rompieron imágenes, etc. O sea: ya sabemos lo que son capaces de hacer.

–¿Es suficiente resistir de esa manera pasiva?

–Con esta pregunta entramos en un terreno delicado. Quiero subrayar que respeto a todos los católicos que sucesivamente y a lo largo de los años han defendido las distintas catedrales que vienen siendo atacadas. Pienso, asimismo, que en todos los casos se hizo lo mejor que se pudo con los elementos que en ese momento estaban disponibles. Lo que debemos pensar es cómo fortalecernos aún más para que, llegado el momento, tengamos más de una variante.

–¿A qué te referís?

–A que ya tenemos experiencia en lo que pasa. Y que una cosa es juntar, contra viento y marea, a 60, 100, 200, 250 personas para vernos reducidos a interponernos entre los agresores y la Catedral; y otra es trabajar sistemática y sostenidamente durante todo un año, preparar a las personas, conocerse, delinear un plan común, etc. pudiendo juntar el día de la defensa varios miles de católicos. Las posibilidades de lo que se haga el día del ataque están en directa dependencia con la calidad y cantidad del trabajo previo.

–Hay quienes piensan que la defensa no sólo puede ser pasiva sino que debe serlo.

–La legítima defensa es una “pata” de la doctrina que se conoce bastante poco y mal. Ante un ataque, existe la posibilidad legítima de defenderse. ¿Cómo? Todo depende de la magnitud del ataque. Cómo debamos los católicos defender la Catedral guarda relación con el ataque. Por eso es que, sabiendo lo que ha ocurrido, tenemos que prepararnos para lo que viene ocurriendo. Ni más ni menos. Si nos preparamos para menos, nos exponemos a reaccionar de manera deficiente. Si nos preparamos para más, nos exponemos a reaccionar de manera excesiva.

–¿Qué otros elementos habría que tener en cuenta?

–Es indispensable tener en cuenta la historia. Porque el ataque a los templos y catedrales no es algo nuevo. Pensemos en la España del 30’: los ataques a la fe en el marco de la Guerra Civil. La Guerra Cristera en México, años 20’. La misma Argentina en el 55’ con la quema de las iglesias. En todos los casos, la resistencia fue enérgica. Y siempre ella debe guardar, si quiere ser legítima, la proporción entre el ataque y la defensa. No hay que inventar nada. Tampoco preocuparse de que los MMCC nos tergiversen “si resistimos activamente”. ¡Ya nos están tergiversando!

–He escuchado que uno de los argumentos por los que se viene realizando una defensa “pacífica” de la Catedral, ante los encuentros de Autoconvocadas, es por aquello que dijo Nuestro Señor: si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra (Mt. 5, 39). ¿Qué pensas al respecto?

–Como te dije antes, guardo un respeto y un reconocimiento por quienes a lo largo de los años han defendido los templos y catedrales, cosa que no sólo tiene lugar en el marco de Autoconvocadas sino también en el marco de la “Marcha del Orgullo Gay”, llevada a cabo en Buenos Aires los primeros días de los meses de noviembre. Yo mismo he asistido a varias de esas defensas y, en concreto, estuve en la catedral de Posadas en el 2012, frente a Autoconvocadas. Por lo tanto, sé que es un momento de enorme tensión; los caminos y las posibilidades son muchas, no todas son claras; lo que debe hacerse y lo que no puede llegar a ser, en parte, discutible, hay un margen de opinión; no es todo blanco y negro. Todo eso lo he vivido y lo entiendo. En particular, esta respuesta –lo subrayo– quiero hacerla en el marco del respeto por todos los que asistieron y asisten, más allá de las lógicas diferencias que pueden llegar a surgir. Cuando Nuestro Señor habla de “poner la otra mejilla” se refería a las ofensas que nos hagan a nosotros. A las ofensas que podamos recibir en el plano personal vos y yo, Juan, Pedro, María, etc. En los ataques a las catedrales y templos, ocurre otra cosa.

–¿Qué ocurre?

–Ocurre la ofensa a Dios y a sus recintos. Y la ofensa a nosotros sólo en cuanto somos personas que nos identificamos o queremos identificarnos con la fe católica y con Cristo. Cuando nos insultan y agreden, no lo hacen en tanto personas con tal nombre y tal apellido; de hecho, no conocen nuestro nombre ni nuestro apellido. Nos ofenden en tanto somos representantes de la Iglesia Católica. Nadie está ahí para representarse a sí mismo. Por tanto, si es lícito defender los templos porque ellos son un signo de Cristo donde Él habita, también es lícito defenderse a uno mismo. Porque también, uno mismo, es, por la gracia, recinto de Cristo.

–¿Podrías darnos un ejemplo que nos ayude a entender mejor esto?

–Sí. Me gusta mucho el ejemplo de la conversión de San Pablo. Cuando leemos en Hechos de los Apóstoles, cap. 9, que Saulo, “al acercarse a Damasco”, es alcanzado “de improviso” por “una luz que venía del cielo”, envolviéndolo “con su resplandor”, ¿qué le dice Cristo? Son palabras antológicas. Cristo le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hc. 9, 4). El que persigue a los cristianos, persigue a Cristo. Las abortistas y feministas persiguen a los cristianos. Luego, persiguen a Cristo. Por eso es que cabe distinguir entre ser pacífico y pacifista. El pacifismo, como dijo el Papa Pablo VI, “no es ni cristiano ni católico”. Mientras que sí hay una Bienaventuranza para los pacíficos, que es algo muy distinto. En conclusión, la defensa de las catedrales y templos no puede ser pacifista.

–¿Qué es necesario para lograr esa defensa?

–Ante todo, prepararla. En esta oportunidad, en Mar del Plata –la verdad sea dicha–, los católicos que defendieron la Catedral hicieron lo que pudieron con el poco tiempo que disponían. Me explico: según el testimonio de personas radicadas en Mar del Plata, el obispo de la ciudad, Antonio Marino, había prometido que el día de la marcha la Catedral estaría custodiada por la Policía, la Infantería y la Prefectura. Incluso, suspendería las tres misas que se dan ese día, modificaría el lugar de su celebración, a fin de no exponer a los asistentes. Tres horas antes –me consta, como dije, por testimonio de un amigo que estuvo en la defensa el pasado 11 de octubre–, apenas tres horas antes, los católicos se enteran de que el obispo: 1) No había llamado a la Policía; 2) No había llamado a la Infantería; 3) No había llamado a la Prefectura; 4) Autorizaría la celebración de las tres misas. Aun sabiendo todo esto, hubo un grupo de católicos que, exponiéndose, se apersonó en la catedral. La resistencia que, con todo en contra, impidió la profanación del templo se formó en apenas 3 horas. Ni al obispo ni al párroco se los vio en los peores momentos de la defensa de la Catedral.

–¿Hubo heridos en la defensa?

–Hasta donde yo sé, hubo 7 personas nuestras heridas. Por eso conviene remarcar y destacar que todo lo que se ha visto en cámara son delitos y contravenciones que no serían toleradas si fuesen realizadas por otras personas. En un partido de fútbol, por ejemplo, por mucho menos se arrestan a los que generan disturbios. Parece que la defensa del aborto es la carta de la inmunidad, es el escudo legal para delinquir sin ser molestado. Y no se trata solamente de este encuentro. También hubo heridos en los anteriores. Por testimonios de personas que estuvieron presentes, tengo que decir que, en Mar del Plata, la agresión fue de tal magnitud que pudo haber habido algún muerto.

–Tanto el encuentro como la marcha se proponen, entre otras cosas, erradicar la “violencia de género”. Hay gente que se sorprende que un reclamo que, en principio, sería bueno, termine en estos actos delictivos y vandálicos.

–Bajo la capa de la erradicación de la llamada violencia de género se busca instalar, primero, el debate por el derecho al aborto. Aunque no parezca, muchos abortistas se conforman con el simple hecho de debatir este tema. Ni siquiera con imponer su posición: simplemente, debatir.

¿Por qué?

–Porque saben que si el ser humano termina debatiendo ésto, tarde o temprano, lo aceptará. Es una estrategia que se compone de pequeños pasos. Cuando se empieza por debatir lo obvio, lo obvio deja de ser obvio. Por eso, hace años, somos testigos en la Argentina de un permanente cuestionamiento de lo evidente, que paulatinamente deja de ser considerado tal: “¡Eso no es un ser humano, es un embrión, es un conjunto de células!”. El efecto propio de este poner “en tela de juicio” lo obvio es naturalizar la negación de lo básico. A toda costa nos quieren acostumbrar a escuchar –simplemente escuchar– que la vida del niño por nacer puede ser objeto de debate.

–Me parece muy importante enfatizar que uno de los objetivos es instalar el mero hecho de “debatir”.

–Es que al principio, ni siquiera nos exigen que aceptemos, de plano, el aborto. Sólo nos exigen que aceptemos “el debate”; esto es, que admitamos que “habría razones” en ambos lados. Bajo el temor de ser señalado como “cerrado”, la gente termina aceptando debatir cualquier cosa aunque su sentido común, su elemental honestidad y hasta su vergüenza se vean ultrajadas hasta la náusea. Ahí tenemos el nudo de la batalla cultural: el sentido común. Debemos decir con todas letras que existen cosas que no están sujetas a discusión. Cosas que no deben ser objeto de controversia intelectual.

–“Cambiar el sentido común” es Gramsci puro.

–Así es. Hay que alterar la percepción que el hombre tiene naturalmente de las cosas. Por eso es que, hoy por hoy, las ideologías han convertido la mente humana en una arena de combate. El agresivo ariete de los abortistas impacta en el intelecto antes que en el templo. Por eso no debe sorprender a nadie que estos encuentros terminen con tal grado de violencia. La violencia yace en la mente, antes que en la mano. La violencia se gesta primero en la conciencia, antes que en el puño.

–¿Qué grado de aceptación tiene este tipo de encuentros, definitivamente signados por la violencia?

–Gracias a Dios, todavía queda mucha gente que advierte que el caos y la defensa del asesinato no son el camino. Puedo contar por testimonios de amigos y conocidos que hubo pueblos en donde las personas se negaban a colaborar con estas mujeres en cuanto las identificaban. Tal cosa pasó en Tucumán, por ejemplo; remiseros que no las trasladaban, confiterías que no las atendían, almacenes cerrados para no abastecerles de nada, etc.

–¿Hubo alguna declaración, antes o después, por parte del obispo de Mar del Plata o de algún jerarca de la Iglesia?

–Sí, hubo declaraciones. Pero las palabras pueden decirle algo a quien no conoce la realidad más de cerca. Cuando sabés lo que ocurrió dejás de atender a las palabras y discursos para concentrarte en los hechos. Y todo se vuelve claro aunque también doloroso e indignante. Más allá de lo que puedan haber dicho, la verdad es que la Catedral quedó absolutamente desprotegida, a merced de los enemigos de la fe. Cero Policía, cero Prefectura y cero Infantería. Y no sólo la Catedral sino principalmente el grupo de católicos que, en un acto de testimonio de la fe, se apersonaron para no dejar solo el Sagrario.

–¿En qué sentido la actitud del obispo influye en el comportamiento de los fieles?

–Los obispos son la jerarquía de la Iglesia. Con respecto a estos temas, su comportamiento es determinante. Generalmente, la actitud oscila entre el silencio y una suerte de pacifismo humanista y tolerante, el cual termina desgastando a los fieles que sienten que deben defender el templo. En España, a pesar de su gobierno laicista y de izquierda, realizar un atentado similar a lo que hacen estas mujeres, es equivalente a años de cárcel; por eso no ocurren estas cosas allá, a pesar de que crece el ambiente hostil al catolicismo. Hay excepciones, sin embargo. Y creo que es justo consignarlas. En el año 2006, Mons. Palentini estaba en primera fila frente a la Catedral, en la defensa. Había custodia policial y sin embargo él estuvo allí rezando con los fieles que se apersonaron para defender el templo. En Tucumán, Mons. Villalba convocó a toda la diócesis a defender la vida; se notó muchísimo, me han contado. La participación en los talleres fue notable. Mons. Aguer también propicia la participación para resistir a estos planteos abortistas. Deseamos mucho más. Corresponde mucho más.

–¿Cómo relataron los MMCC estas noticias?

–En general, predominó la distorsión. Tal es el hilo conductor entre publicaciones tan diversas como Clarín, La Nación y Página/12. El colmo de este engaño puede leerse en la acusación que reproduce –con estudiado candor– el diario La Nación[2]. Es tramposo el retrato de la noticia. Leemos que el encuentro “culminó en enfrentamientos entre manifestantes y la policía bonaerense”, razón por la cual la Comisión “acusó a las fuerzas de seguridad de ‘reprimir’”. ¿Se puede mentir tanto? La verdad es: estas hordas hicieron todo el mal que pudieron –todo: insultar, golpear, escupir, arrojar materia fecal, quemar, destruir propiedad privada, etcétera– y en un momento era tan pero tan obsceno y absurdo permitirlo que la Policía reaccionó. Reaccionó tarde, muy tarde. Y esas se quejan incluso de eso. ¿Por qué? Porque están tan sumergidas en la ideología y en el resentimiento que no quieren verse a sí mismas. Y es más fácil blandir la carta de la represión que reconocer lo propio, ¿no es así? La mejor defensa es un buen ataque. Quien desee apreciar la cantidad de mentiras que se dijeron, no tiene más que comparar los videos con las notas periodísticas. Está todo al revés: los delincuentes acusan a las fuerzas de orden.

Decía Chesterton que “llegará el día en que se blandirán espadas por demostrar que las hojas son verdes en verano”. Creo que hemos llegado a ese día. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto?

–Ante nuestros ojos se despliegan ejércitos de sofistas, de manipuladores, de apologistas de asesinos. Todos tienen en común una cosa: la tergiversación de la palabra. Y por tanto de la verdad. Es exactamente ahí donde debe librarse la batalla: en el terreno del lenguaje. Hablar bien. Decir verdad. Señalar lo que es natural y lo que no. Afirmar la legitimidad de discernir, distinguir, discriminar. Defender a capa y espada la vida del niño inocente. Atestiguar la condición creatural del hombre: como soy creatura, no soy dueño absoluto de mí mismo. Dar testimonio de la verdad, en el Nombre de Cristo. Esto es así. Hasta que no tengamos el coraje de decir las cosas como son, las cosas nunca serán lo que deben ser.

–Muchas gracias, Juan Carlos.

–Gracias a vos.

martes, 30 de abril de 2013

Violencia de Género: Decir una verdad para defender una mentira.



Un folleto arrojado en la vía pública –y que llegara a nuestras manos al advertir su tema: Violencia de género– ha disparado este artículo. Porque, efectivamente, creemos que la retórica de la agresividad sufrida por las mujeres –de la forma que sea– es sólo una pantalla que enmascara intenciones y objetivos mucho más oscuros.
Con ésto no se quiere negar la existencia de esta agresividad sino objetar la legitimidad de ese discurso. Y si pretendemos objetarla es porque bajo esos términos puede entenderse muchas cosas. Algunas, por ejemplo, son malas: el acoso verbal hacia una mujer, la humillación a la esposa por parte del marido, la agresividad física para con ella e incluso la trata de personas. Otras no, aunque nos las quieran vender como si lo fueran. Por éso, para no ser cómplices de la confusión, debemos hacer las siguientes aclaraciones.

1. La reprobación de estas agresividades sólo es “la punta de lanza” de la propaganda del pensamiento de género. Debe saberse que el rótulo de “violencia de género” encubre otras cosas que son muy buenas. Se dirá que llevar a término un embarazo no deseado es violencia de género, justificando el aborto; que el oficio de ama de casa también lo es, plantando la sospecha en el hogar; que la vocación de madrees violencia contra la mujer, sembrando la semilla de pensamientos anticonceptivos.
El plan es sencillo: el descrédito de las cosas malas debe proyectarse sobre las buenas, ensuciándolas. La fuerza de esa indignación frente al mal –ese montar en cólera ante la injusticia– será conducida –mejor dicho: utilizada– contra el bien. Se condena la agresividad hacia las mujeres a los efectos de manipular esa adhesión. Se dice una verdad para defender una mentira.

2. Fue pretextando estos casos que se sancionó –el 11 de marzo del 2009– la ley 26.485, denominada “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”. Con semejante título, parecería que quien osara criticar la ley justifica la violencia contra la mujer. Así, de un lado, las mujeres luchando por “ser respetadas”. Del otro, arrinconados, los malvados varones a quienes sólo se nos permite asentir servilmente con la cabeza.

3. Como era de esperar, los diarios se hicieron eco de esta terminología nada inocente. Por ejemplo, Clarín –que para algunos “ahora es bueno” porque pelea contra el gobierno– tiene una sección denominada Violencia de Género, en donde notas tales como la muerte de una mujer a manos de su ex marido –antes ubicadas en la sección Policiales– ocupan ahora esa plana.
La noticia recibe, por el peso mismo de esta palabra, una determinada “lectura”: antes, se trataba de un atentado contra la justicia; palabra que, por sí misma, nos remitía a la verdad. Ahora, el marco ha cambiado. Son problemas de género. El marco en el que se leen y se comprenden este tipo de noticias es la perspectiva de género; y luego, la falsa disyuntiva: ¿condena usted el hecho sucedido?
Si decimos sin más que lo condenamos, habiendo aceptado esa palabra talismán, nos obligarán a aceptar también toda la galaxia de ideas que gira en torno a esa palabra. Pero si –en cambio– decimos que no lo condenamos en los mismos términos que ellos, astutamente nos acusarán de justificar la violencia contra la mujer. Es la falacia de las muchas preguntas; en efecto, se habla de varias cosas que pasan como si fueran una y la misma.

4. Debe comprenderse lo siguiente: la verdadera intención de estos ideólogos y de sus propagandistas no es eliminar las injusticias que la mujer pueda padecer. Ésa es sólo una pantalla. En realidad, pretenden legitimar tanto la promiscuidad sexual como el aborto, dos pilares de la mentalidad anticonceptiva.
Que no nos confundan con estadísticas imposibles de comprobar. Que no nos confundan con su palabrería vana y su griterío desaforado. Las palabras “violencia de género” son un anzuelo: por ellas, se subordina la vida del niño por nacer a la elección de su madre. Y si la madre decide quitarle la vida “interrumpiendo su embarazo”, todo aquél que busque salvar al hijo ejercerá una inaceptable violencia contra su supuesta “libertad reproductiva”. Ésto no es una deducción nuestra ni una proyección arbitraria. Está en la ley mencionada, cuyo decreto reglamentario (1011/2010) es aún más explícito. Dice la ley:

“Artículo 6°. Modalidades. A los efectos de esta ley se entiende por modalidades las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos, quedando especialmente comprendidas las siguientes: (…) d) Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos…”.

En una palabra: afirmar que la vida del hijo no es objeto del capricho de su madre, será violencia de género. Ésto es lo que buscan; si definen los términos del debate, definen asimismo el pensamiento que determinará el resultado de ese debate.

5. ¿Cómo escapar de este callejón sin salida?

El camino para evitar estos males está en la inteligencia, “aquello que Dios más ama en el hombre”, según expresión de Santo Tomás. Sólo el cultivo permanente del discernimiento y la vigilancia constante del lenguaje puede impedir que caigamos en la confusión. De lo contrario, seremos víctimas de la guerra de las palabras, hoy desatada sin filtro alguno en nuestra sociedad. Que Cristo, Palabra Encarnada, se haga presente en nuestras gargantas para que nuestra voz sea un eco de la Voz. Si por nuestro testimonio salvásemos una sola vida, valió la pena.

Juan Carlos Monedero (h), 27 de abril de 2013.

domingo, 8 de julio de 2012

La ideología de género, arma de destrucción social.

El Dr. Jorge Scala habla resumidamente sobre la ideología de género y cómo destruye la familia, el matrimonio y hasta la misma concepción natural de los sexos.


Visto en Haste Oir.

jueves, 10 de mayo de 2012

“Identidad de género” tiene sanción definitiva.



Con 55 votos a favor y 1 abstención el Senado aprobó anoche “identidad de género”.

El debate:

Ada Itúrrez de Capellini (Frente Cívico, Sgo. del Estero): “Tuvimos la posibilidad de escuchar a todos los que quisieron expresarse”. “Estamos en la búsqueda incansable de una sociedad menos desigual que quiere otorgar más derechos, reconocer más derechos y nunca cercenarlos. Los principios de inclusión y de diversidad son directrices fundamentales que deben estar presentes en toda administración pública”. “Esta ley fortalecerá la profunda convicción de una persona en su sentir. Le garantizará que, desde el Estado, será tratada y tutelada como lo que siente que es y seguramente, con el devenir de los tiempos, gozará del normal empoderamiento que necesite.”

Eugenio “Nito” Artaza (UCR, Ctes.): “La comunidad de transexuales y travestis es una de las más vulnerables históricamente”. “Hoy estamos subsanando esta cuestión con esta ley, o es el comienzo de un camino. Toda esa marginación, esa represión, esa persecución, la discriminación permanente que se ha hecho sobre este sector no son compatibles con la democracia y con el Estado de derecho”. Finalmente y en calidad de integrante de uno de los tres poderes del Estado le pidió perdón a la comunidad trans.

Aníbal Fernández (FpV. BsAs): “décadas de discriminación y dolor enmarcan la lucha por conquistar derechos de las características de los que vamos a sancionar hoy”. Dijo que en Ministerio del Interior había trabajado con la CHA y la FALGBT y que habían logrado modificar los códigos de faltas de 9 provincias.

Sonia Escudero (PJ, Salta): “es un momento en donde vamos a reparar la falta de acceso a derechos que son declamados universalmente, pero de los cuales no está gozando un colectivo de nuestro país”. “Hay senadores que tienen algunas objeciones a que se incorpore en el plan médico obligatorio el acceso a los tratamientos, a la intervención quirúrgica, a tratamientos hormonales, pero me parece que lo menos que podemos conceder es este derecho”. “En términos económicos el impacto es ínfimo, pero en términos de acceso a los derechos, el impacto es enorme”.

Inés Blas (FpV, Catamarca): “El principio de igualdad se plantea justamente para evitar la discriminación, los criterios injustos, estigmatizantes y persecutorios, y al ejercicio de nuestros derechos como ciudadanos”. “La tolerancia significa respeto y consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aun cuando no coincidan con las nuestras; reconoce el derecho del que piensa y siente distinto de nosotros. Y de eso se trata, del reconocimiento a un modo de sentir diferente de su naturaleza biológica”.

Norma Morandini (Frente Cívico, Cba.): “No está mal que en este recinto se insista y se repita, para que quede internalizado de manera cultural, que los derechos humanos no se otorgan. No son la concesión de ningún gobernante bueno; no dependen de este. Lo que nosotros tenemos que hacer es garantizar los derechos que son intrínsecos a la condición humana. Esta es una idea que viene a cambiar completamente”. “Hoy venimos a consagrar el derecho a la identidad de género, esto es, la subjetividad más íntima y profunda de la persona para elegir una identidad que no necesariamente coincide con su anatomía”.

Beatriz Rojkes de Alperovich (FpV, Tucumán): "lo que tienen en común las identidades y expresiones de género trans no es lo que comparten como características, sino el destino social final al que son sometidos. Este destino es la expulsión del hogar a temprana edad, el trabajo sexual en la adolescencia, el riesgo temprano y continuo del VIH/SIDA y otras infecciones, la violencia, el hostigamiento, la persecución, la violencia y la tortura policial, los crímenes de odio por transfobia, y los malos tratos en oficinas públicas o dependencias de distinto tipo. Todo esto ocurre frente a nuestros ojos”.

Osvaldo López (ARI, T.del Fuego): “una verdad que puede parecer de Perogrullo pero no por eso menos importante: el sol sale para todos. Por eso creo que esta iniciativa va a permitir a muchos rostros tomar luz, salir de la oscuridad, aparecer. En definitiva, a partir de mañana, nada menos que un grupo numeroso de personas de nuestro país va a liberarse de una cárcel o de una carga importante, de la mochila de la existencia misma, de poder andar por la calle con la frente alta, poder exigir y hacerse respetar con convicción y con orgullo en su identidad”.

Ruperto Godoy (FpV, San Juan): “este sector que ha sido estigmatizado, perseguido y humillado. En definitiva, muchos fueron condenados a la prostitución, porque no tenían otra fuente de trabajo, otra manera de acceder a un empleo digno y por eso han sido discriminados y marginados”. “Estamos en un tiempo donde ampliamos, reparamos y restituimos derechos.”

Juan  Carlos Romero (PJ, Salta): “me convenció una salteña, a través de un medio de comunicación escrito, que en su relato periodístico en una entrevista, me hizo advertir muchas cosas”. “Más allá del tema del derecho, de todos los otros legítimos reclamos, estaba la cuestión de que la comunidad trans en la Argentina es un grupo que sufre la discriminación. Y eso me hizo pensar en ese momento y decidir, llegado el tiempo de tratarse este proyecto aquí, que lo iba a apoyar”.

Pablo González (FpV, Sta. Cruz): Destacó los principios de Yogyakarta. Sostuvo que “actualmente la violencia, el acoso, la discriminación, la exclusión, la estigmatización y el prejuicio son conductas dirigidas en contra de personas en todo el mundo debido a su orientación sexual o su identidad de género”. “Este proyecto de ley es una continuidad de la política del gobierno nacional en materia de Derechos Humanos como inclusión social”.

Samuel Cabanchik (CC, Cap.Fed.): “el concepto es muy importante, porque trata de ajustar lo interno en relación a la apariencia y que todo ello pueda ser expresado en la identidad civil; y al mismo tiempo genera la posibilidad de que haya asistencia médica cuando se lo requiera y sea cubierta por obra social o empresa de medicina prepaga”.

Alfredo Martínez (UCR, Sta. Cruz): “no interesa si los derechos son para minorías o para las mayorías; son derechos que tienen que consagrarse”. “Teníamos una pequeña diferencia respecto de la incorporación en el PMO de determinado tipo de prácticas. Pero me terminó de convencer la senadora Escudero de que es saludable hacer una discriminación positiva respecto de aquellos que han sufrido tanta discriminación”.

Elena Corregido (Frente Justicialista, Chaco): “hace muy poco tiempo en la provincia del Chaco, Úrsula Sabarece tuvo la satisfacción de que un fallo le permitiera la reasignación de su identidad”. “Hoy, con esta iniciativa, estas historias, estos recursos, estos amparos se terminan y empezamos a darle a la sociedad este claro derecho.”

Graciela Di Perna (Frente por al Integración, Chubut): de aprobarse este proyecto de ley tal como ha sido sancionado por la Cámara de Diputados, se van a estar generando más problemas que soluciones para la sociedad argentina”. “Este proyecto propone la adulteración de un documento público, como es la partida de nacimiento.  “No se puede alterar el genotipo de sexo de un individuo presente desde la concepción, en el núcleo de cada célula del organismo”. “El problema más grave, es el que se plantea respecto de niños y adolescentes, vulnera la protección a la infancia. El Estado debe proteger a los menores de edad”.

Mirtha Luna (FpV, La Rioja): “ser travesti, transexual o transgénero, en la Argentina y, especialmente, en el interior del país, implica las más de las veces estar condenado o condenada a diversas prácticas de persecución sistemática, represión, discriminación y exclusión, instrumentadas de manera directa a través de códigos de contravención y complementadas indirectamente con un gran dispositivo de exclusión, marginación, discriminación social y cultural, representado por los prejuicios sociales”.

Ernesto Sanz (UCR, Mendoza): “como ex alumno de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional del Litoral, siento un gran orgullo por el proyecto "Diversidad sexual y Derechos Humanos, desafíos y estrategias de inclusión ciudadana", elaborado por la mencionada Facultad. Ese fue el proyecto que estableció en todo el país un espacio progresista y de vanguardia en relación con esta cuestión”.

Marina Riofrío (FpV, San Juan): “La sociedad argentina está hoy encaminada a una construcción social en la que se incorporan categorías, conceptos y modelos y se amplían derechos”. “Subsanar siglos de marginalidad, violencia, exclusión y discriminación sistemática no es tarea sencilla; demanda promover nuevos dispositivos o acciones afirmativas que permitan la incorporación de todos los que fueron quedando a los márgenes del sistema. El proyecto que estamos considerando es, sin dudas, uno de esos instrumentos”.

Gerardo Morales (UCR, Jujuy): “debe reivindicarse el desafío cultural que están llevando a cabo los legisladores de cara a la sociedad desde hace bastante tiempo: la recuperación y concreción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, a través de las leyes que sancionamos; la lucha por los derechos de la mujer; la lucha por los derechos de las comunidades originarias; el tema del matrimonio igualitario, el tema de la muerte digna, que acabamos de tratar y, ahora, la cuestión de la identidad de género”. “Todas esas iniciativas forman parte de una matriz del cambio cultural”.

Ana María Corradi de Beltrán (Santiago Viable): “Creo que para poder avanzar, conocer y sentir la convicción de que hay que cambiar y asegurar o garantizar los derechos de las personas, tenemos que colocarnos en la situación de estas personas que hoy ven vulnerados sus derechos y leer expresiones o testimonios de vida de estas personas”. “Hablar de género no es un tema de órganos sexuales. Es cuestión de identidad”.

Marcelo Fuentes (FpV, Neuquén): “He visto con suma preocupación dos episodios. El primero, con motivo de la asunción al poder del Partido Popular, en España, la promesa del primer ministro Rajoy de rever los avances en materia de legislación igualitaria, como consecuencia de la presión de la Iglesia Católica en España. El segundo, hace pocos días, la reunión de un plenario de obispos donde ya mencionan advertencias en torno a la facultad de reformar la legislación civil argentina”. “Vivimos las presiones con motivo de la discusión del matrimonio igualitario; presiones de obispos, presiones de púlpito. El síndrome del púlpito. La extorsión de la religión.” “El derecho es una construcción autónoma; no son la religión ni los dioses los que deben determinarlo”.

Luis Juez (Frente Cívico, Cba.): “esto no es una conquista de un gobierno ni la picardía de algún legislador sino la consecuencia de organizaciones que se movieron con un coraje, una valentía y una decisión encomiables”.

Rubén Giustiniani (PS, Sta.Fe): “Esta es una ley que sienta un precedente para el mundo, y no estamos exagerando, ya que solamente Uruguay y México tienen leyes de estas características. Esta ley, que reconoce la vía administrativa para la rectificación registral del sexo y cambio de nombre en los documentos de identidad, es el primer paso de vital importancia para empezar a revertir la realidad de discriminación y violación constante de los derechos humanos por razones de identidad de género. Con esta ley, se concreta el derecho a ser”.

Luis Petcoff Naidenoff (UCR, Formosa): “creo que con este proyecto, el Estado argentino da un gran paso en el reconocimiento de la dignidad intrínseca de los propios ciudadanos, y esta es una conquista significativa en el marco de la propia comunidad”.

Miguel Ángel Pichetto (FpV, Río Negro): “el verdadero derecho humano es el derecho a la felicidad, a tener la identidad sexual que cada persona quiera, a no ser marginado ni excluido de la sociedad. Detrás de cada persona diferente, hay mucha gente que sufre, y me parece que esta norma es reparadora, como lo fue la ley de matrimonio igualitario”.

Lic. Mónica del Río, “Notivida”, Año XI, Nº 825, 10 de mayo de 2012.