N. Señora de Fátima (1917): “Si
atendéis a mis peticiones Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus
errores por el mundo promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los
buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que mucho sufrir, varias
naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo
Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo un
tiempo de paz”.
Sor Lucía dijo, en 1957, al P.
Fuentes: el demonio está librando una batalla decisiva contra la Virgen… Así
que ahora o somos de Dios o somos del demonio, no hay término medio. La
Santísima Virgen está muy triste, porque nadie hace caso a su Mensaje, ni los
buenos ni los malos. Pero, créame Padre, Dios va a castigar al mundo y lo va a
castigar de una manera tremenda.
En relación con Fátima, tenemos, entonces, dos grandes acontecimientos: el Triunfo del Corazón Inmaculado y un castigo tremendo.
En relación con Fátima, tenemos, entonces, dos grandes acontecimientos: el Triunfo del Corazón Inmaculado y un castigo tremendo.
¿En qué consistirá el triunfo del Corazón Inmaculado?
El Triunfo del Corazón Inmaculado
no se puede producir mientras no se lleva a cabo la consagración de Rusia. Este
gran triunfo de la Madre de Dios, según lo revelado por Nuestra Señora,
conllevará la conversión de Rusia, pero es evidente que no se limitará a eso.
Todo indica que ese triunfo significará el fin de la actual crisis de la
Iglesia. A dicho triunfo seguirá un tiempo de una paz nunca vista ni imaginada
en el mundo, «la Paz de María»: la Iglesia se verá libre entonces, por fin, de
la herejía modernista y de todos los elementos que el demonio ha introducido en
la Jerarquía, en los monasterios y en los conventos. La sociedad civil, por su
parte, será purificada del liberalismo reinante, porque el cuerpo (la Iglesia)
no puede ser restaurado si Cristo (la Cabeza) sigue destronado. La Paz de María
es incompatible con el liberalismo, porque el liberalismo en diabólico. Se
tiene a los comunistas como los más grandes asesinos de toda la historia con
100 millones de muertos en el siglo XX. Pues bien, los liberales demócratas son
40, ¡cuarenta! veces más asesinos que los marxistas, pues mientras éstos
mataron, en promedio, 1 millón de personas al año durante un siglo; los
demócratas asesinan, ¡hoy, 40 millones de niños inocentes al año! (fuente: OMS
y organizaciones católicas antiabortistas) y la cifra va en aumento. Por eso el
Triunfo del Corazón Inmaculado de María significará la derrota total del
liberalismo con que el demonio tiraniza hoy al mundo.
Pero, créame Padre -decía Sor
Lucía- Dios va a castigar al mundo y lo va a castigar de una manera tremenda.
¿Es la actual crisis de la Iglesia el “castigo tremendo” del
que habla Sor Lucía?
Puede ser. Esta crisis terrible
ha sido profetizada desde antiguo. Tres ejemplos:
La Didajé (libro de la Doctrina de los Apóstoles), documento del siglo I, dice: En los últimos días se multiplicarán los falsos profetas y corruptores, y se convertirán en lobos de sus rebaños, y la caridad se convertirá en odio; tomando, pues, incremento la iniquidad.
Dice San Agustín, comentando el Salmo 7, que en últimos tiempos, entre los cristianos habrá pocos con fe pura y sincera, y añade que el Anticristo se sentará en el templo, esto es, en la Iglesia, como si el pueblo de Dios estuviese formado de una multitud de impíos.
San Hipólito (mártir del siglo III) dice que la seducción llenará el mundo entero… los Prelados serán negligentes para con las ovejas… surgirán falsos doctores de perniciosas costumbres, los Pastores se tornarán en lobos.
¿Será el brazo de
Cristo lo que hará triunfar al Corazón de María? ¿Terminará la crisis de la
Iglesia y del mundo con un “castigo tremendo”, sorpresivo e inimaginado, que
será causa, al mismo tiempo, del triunfo del Corazón Inmaculado?
Es lo más probable. El “día del
Señor”, del cual habla muchas veces la Biblia, es gran castigo de Dios previo a
la segunda venida de N. S. Jesucristo. El “día del Señor” será un juicio sobre
todas las naciones, las cuales serán castigadas (Nacar-Colunga). Quedarán
sobrevivientes que invocarán con gran fervor el nombre del Señor. La Iglesia y
el mundo serán restaurados. En el transcurso de los siglos ha habido grandes
castigos y vemos que Dios los ha descargado sobre Sodoma, Babilonia, Nínive,
Cafarnaum, Jerusalén, etc…, por la incredulidad de sus habitantes… Más al fin
de los tiempos, cuando apenas haya fe en el mundo… habrá uno con carácter
social y universal, y éste será el juicio de las naciones… antes del fin del
mundo… A raíz de este castigo tendrá lugar la conversión del pueblo judío,
cesarán las guerras y vendrá una época de gran paz (P. Benjamín Martín
Sánchez).
¿Habla la Biblia sobre esto? En muchos lugares: unos 70. Por ejemplo:
Sofonías 1,14-17; 3,9: Cerca está
el día grande del Señor; próximo está y llega con suma velocidad… Día de ira es
aquel, día de angustia y aflicción, día de devastación y tinieblas… he decretado
congregar a los pueblos y juntar a los reinos para derramar sobre ellos mi
indignación… Yo daré entonces a los pueblos (sobrevivientes) labios puros para
que invoquen el nombre del Señor y le sirvan…
Zacarías 13,8-9: Y sucederá en
toda la tierra, dice el Señor, que dos partes de ella serán dispersadas y
perecerán, y la tercera parte quedará en ella. Esta tercera parte la haré pasar
por el fuego y la purificaré... Ellos invocarán mi nombre, y Yo les seré
favorable.
Isaías 13,9; 24,1-6; 66, 16.19 y
23: Ved, que va a llegar el día del Señor, día horroroso y lleno de
indignación, y de ira, y de furor; para hacer de la tierra un desierto, y
exterminar a los pecadores. He aquí que el Señor devastará la tierra y la
dejará asolada, trasformará la superficie de ella y dispersará a sus
habitantes… La tierra está profanada por sus habitantes, pues han traspasado
las leyes y violado sus mandamientos… por eso la maldición devora la tierra, y
quedará solamente un corto número. He aquí que El Señor viene en medio del
fuego…, para derramar su ira con furor y sus amenazas mediante llamas de fuego.
Porque El Señor va a ejercer el juicio con fuego y con la espada a toda carne,
y serán muchos los que perecerán por la mano de El Señor…
San Pedro (2 Ped. 3,5-7): así
como un día desapareció el mundo destruido por las aguas del diluvio, así otro
día los cielos y la tierra serán purificados con el fuego, y en ese día
perecerán los impíos.
Comentando el episodio evangélico de la tormenta calmada (Mt 8 23-27), dice Santo Tomás de Aquino en la Catena Aurea, que Nuestro Señor dará una orden a los vientos, es decir, a los demonios, y habrá una gran paz en la Iglesia y en el mundo (Pseudo-Orígenes). En la actual tormenta iniciada con el fatídico Concilio Vaticano II y que amenaza con hundir la barca de la Iglesia, ¿querrá Dios imponer una paz súbita e imprevista, como en esa ocasión?
Comentando el episodio evangélico de la tormenta calmada (Mt 8 23-27), dice Santo Tomás de Aquino en la Catena Aurea, que Nuestro Señor dará una orden a los vientos, es decir, a los demonios, y habrá una gran paz en la Iglesia y en el mundo (Pseudo-Orígenes). En la actual tormenta iniciada con el fatídico Concilio Vaticano II y que amenaza con hundir la barca de la Iglesia, ¿querrá Dios imponer una paz súbita e imprevista, como en esa ocasión?
San Vicente Ferrer (s. XIV):
Vendrá un tiempo que ninguno habrá visto hasta entonces… Se producirá un
estruendo tan grande, como ni hubo ni se espera otro mayor, sino el que se
experimentará en el juicio. Llorará la iglesia… pero la tristeza se convertirá
en gozo. El rey de reyes y el señor de los señores lo purificará y regenerará
todo. Veréis "una señal” (de un gran castigo) y no la conoceréis; pero
advertid que en aquel tiempo las mujeres vestirán como los hombres, y se
portarán según sus gustos y licenciosamente; y los hombres vestirán igualmente
como mujeres.
Beato Bartolomé Holzhauzer (s.
XVII): El Omnipotente, entonces, intervendrá con un golpe admirable que nadie
en el mundo puede imaginarse. Durante tres días, la tierra será sumergida en la
obscuridad más completa. Como antaño en Egipto, el Ángel Exterminador abatirá
todos aquellos que se han levantado con odio satánico contra la Iglesia...
San Gaspar del Búfalo (s. XIX):
Aquel que sobreviva a los tres días de tinieblas y de espanto creerá haber
quedado solo sobre la tierra, porque ella estará cubierta de cadáveres.
Fray Bernardo María Clausi (s. XIX): Las cosas llegarán al colmo, y cuando todo parezca perdido… Dios… arreglará todas las cosas en un abrir y cerrar de ojos... Vendrá un flagelo terrible y dirigido únicamente contra los impíos. Será un flagelo enteramente nuevo y como no se ha visto otro en el mundo… grandes pecadores se convertirán porque entonces conocerán a Dios. Este flagelo se hará sentir en el mundo entero y será tan terrible que los sobrevivientes se imaginarán ser los únicos que se han librado. Este azote será instantáneo, pero terrible.
Fray Bernardo María Clausi (s. XIX): Las cosas llegarán al colmo, y cuando todo parezca perdido… Dios… arreglará todas las cosas en un abrir y cerrar de ojos... Vendrá un flagelo terrible y dirigido únicamente contra los impíos. Será un flagelo enteramente nuevo y como no se ha visto otro en el mundo… grandes pecadores se convertirán porque entonces conocerán a Dios. Este flagelo se hará sentir en el mundo entero y será tan terrible que los sobrevivientes se imaginarán ser los únicos que se han librado. Este azote será instantáneo, pero terrible.
Venerable Fray Jacinto Coma (s.
XIX): La Providencia tiene reservado un medio imprevisto, que hará de un solo
golpe lo que habría demorado mucho tiempo siguiendo el curso normal de las
cosas.
Nuestra Señora de la Salette (1846): La naturaleza clama venganza para los hombres, y, esperando lo que debe ocurrir a la tierra manchada de crímenes, se estremece de pavor. Tiembla, tierra, temblad vosotros… Al primer golpe del rayo de su espada, las montañas y la tierra entera temblarán de pavor puesto que los desórdenes y los crímenes de los hombres traspasan la bóveda de los cielos… muchas grandes ciudades serán sacudidas y engullidas por terremotos: se creerá que todo está perdido; sólo se verán homicidios, sólo se oirán estrépito de armas y blasfemias. Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, sus penitencias y sus lágrimas subirán hasta el Cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia, y pedirá mi ayuda y mi intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de su justicia y de su misericordia, ordenará a sus ángeles que todos sus enemigos sean ejecutados. De pronto, los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres entregados al pecado perecerán, y la tierra será como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres. Jesucristo será servido, adorado y glorificado; en todas partes florecerá la caridad.
Nuestra Señora de la Salette (1846): La naturaleza clama venganza para los hombres, y, esperando lo que debe ocurrir a la tierra manchada de crímenes, se estremece de pavor. Tiembla, tierra, temblad vosotros… Al primer golpe del rayo de su espada, las montañas y la tierra entera temblarán de pavor puesto que los desórdenes y los crímenes de los hombres traspasan la bóveda de los cielos… muchas grandes ciudades serán sacudidas y engullidas por terremotos: se creerá que todo está perdido; sólo se verán homicidios, sólo se oirán estrépito de armas y blasfemias. Los justos sufrirán mucho; sus oraciones, sus penitencias y sus lágrimas subirán hasta el Cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia, y pedirá mi ayuda y mi intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de su justicia y de su misericordia, ordenará a sus ángeles que todos sus enemigos sean ejecutados. De pronto, los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres entregados al pecado perecerán, y la tierra será como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres. Jesucristo será servido, adorado y glorificado; en todas partes florecerá la caridad.
Nuestra Señora de Akita, Japón
(1973): Si los hombres no se arrepienten y no se enmiendan, el Padre mandará un
terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo más grave que el diluvio,
como jamás ha habido otro… y aniquilará una gran parte de la humanidad… Las
únicas armas que nos quedarán entonces serán el Rosario y el Signo dejado por
mi hijo.
Podríamos citar varias decenas más de revelaciones acerca de lo mismo.
Podríamos citar varias decenas más de revelaciones acerca de lo mismo.
Los devotos del rosario y del Corazón Inmaculado de María
nada deben termer.
Termino citando nuevamente a Sor
Lucía en su conversación con el P. Fuentes: Padre, el demonio está librando una
batalla decisiva contra la Virgen… Mi misión es indicarles a todos el inminente
peligro en que estamos de perder para siempre nuestra alma si seguimos
aferrados al pecado… Que cada uno de nosotros comience por sí mismo su reforma
espiritual; porque tiene que salvar no sólo su alma, sino salvar a todas las
almas que Dios ha puesto en su camino... Padre, la Santísima Virgen… me dio a
entender (que estamos en los últimos tiempos)… porque me dijo que dos eran los
últimos remedios que Dios daba al mundo; el Santo Rosario y la devoción al
Inmaculado Corazón de María… Los medios para salvar al mundo son la
oración y el sacrificio... y luego, el Santo Rosario y la devoción al Corazón
Inmaculado de María, Madre Santísima; como sede de la clemencia, de la bondad y
el perdón; y como puerta segura para entrar al cielo.
Y en otras ocasiones agrega: La
decadencia que existe en el mundo, es, sin ninguna duda, consecuencia de la
falta de espíritu de oración. Que la gente rece el Rosario cada día -Nuestra
Señora lo ha repetido en todas sus apariciones- para fortalecernos en estos
tiempos de desorientación diabólica, para que no nos dejemos engañar por falsas
doctrinas. Como el Rosario es, después de la (Misa), la oración más apta para
preservar la fe en las almas, el diablo ha desencadenado su lucha contra él… El
Rosario es el arma más poderosa para defendernos en el campo de batalla.
¡Ave María Purísima!
Un sacerdote de la
Fraternidad San Pío X.