El error sobre la “libertad religiosa”.
“Nosotros podemos (...) hacer de la libertad de cultos un
argumento ad hominem contra aquellos que, a la vez que proclaman
la libertad de cultos, persiguen a la Iglesia (Estados laicos y socializantes),
o impiden su culto directa o indirectamente (Estados comunistas, islámicos,
etc.). Este argumento ad hominem es justo y la Iglesia no lo
desdeña, usándolo para defender eficazmente su derecho a la libertad. Pero
no se sigue, que la libertad de cultos, considerada en sí misma, sea sostenible
para los católicos como principio, porque ella es de suyo absurda e impía,
pues la verdad y el error no pueden tener los mismos derechos”.
De Revelatione
Sobre las causas que condujeron a la aceptación
generalizada de estos errores.
“¿Cómo es posible que muchas personas, después de
haber vivido cuarenta o cincuenta años en estado de gracia y recibiendo con
frecuencia la sagrada comunión, apenas den señales de la presencia de los dones
del Espíritu Santo en su conducta y en sus actos, se irriten por una
niñería, anden buscando los aplausos y lleven vida completamente fuera de lo
sobrenatural?
Todo esto proviene de los pecados veniales que, con
frecuencia, cometen sin ninguna preocupación; estas faltas y las
inclinaciónes que de ahí derivan, inclinan a esas almas hacia la tierra y
mantienen como atados los dones del Divino Espíritu, al modo de unas alas que
no pueden desplegarse.
Tales almas no guardan ningún recogimiento; pasan
inadvertidas; por eso permanecen en la oscuridad, no de las cosas
sobrenaturales y de la vida íntima de Dios, sino en la oscuridad inferior que
radica en la materia, en las pasiones desordenadas, el pecado y el error;
ahí está la explicación de su inercia espiritual”.
Fr. Reginald Garrigou-Lagrange, “Las Tres Edades de la Vida Interior”, Madrid 1985, pág. 787 y ss. Visto en Panorama Católico Internacional.