jueves, 10 de febrero de 2011

El paraíso en la Tierra.


Prometían en tiempo del Santo la felicidad en esta vida los begardos y las beguinas, así como en todo tiempo la falsa mística, y en los nuestros las herejías máximas del liberalismo, modernismo y comunismo; que son, como las famosas hijas de Elena, tres macanas distintas y un solo error verdadero.
El liberalismo inventó el dogma del Progreso Inevitable, que enseñaba que las naciones tienen que progresar por fuerza y a grandes pasos hacia un estado de prosperidad material miraculoso, y por ende a una gran santidad moral con sólo dar a la gente la Libertad. Y en cuanto a ese Paraíso en la tierra, sin guerras, sin pestes, sin hambres, sin opresión, sin tiranos y hasta sin vejez, y creo que sin muerte, no estaba lejos para los creyentes, de acuerdo a aquellos versos de Victor Hugo, que dicen:

Ya llegó el tiempo núbil de las naciones,
Va al Progreso pisándole los talones.

En lo cual quizá profetizó, sin saberlo, como la burra de Balaán, porque el tiempo de las naciones designa en la Sagrada Escritura la proximidad del fin del mundo.
El modernismo es la última evolución del protestantismo liberal y es la herejía más sutil y compleja que ha existido y puede existir, de modo que sin duda será la religión del Anticristo; porque concilia en sí las dos notas antagónicas con que San Pablo describe misteriosamente al Hombre de Pecado, y que hasta hoy parecían incompatibles: 1°, será adversario de toda religión y culto; 2°, se sentará en el templo haciéndose adorar como Dios. El modernismo deshace toda religión existente, apropiándose empero de sus formas exteriores, a las cuales vacía de contenido para rellenarlas con la idolatría del Hombre. Promete también la felicidad en esta vida, y quien quiera ver de qué delirante modo, puede leer el apocalipsis de H.G. Wells titulado The Shape of the Things to Come.
El comunismo, que es una forma del modernismo y está llamado un día a fundirse con él, sabemos cómo está impregnado de un mesianismo de raíz judía, que promete la Edad de Oro, en el día en que disponga de la Dictadura la Clase Elegida, a saber, el Proletariado. El comunismo ruso ha hecho suyos en uno de sus himnos los versos de E. Heine:

A la tierra conquistaremos
a la tierra y todos sus dones.
El cielo se lo dejaremos,
a lo ángeles y gorriones.

R. P. Leonardo Castellani, Comentarios en la Suma de Teología de Santo Tomás, el tomo V, Ed. Club de Lectores.