Entre los errores que se dicen sobre el catolicismo, encontramos el siguiente publicado en una de las tantas páginas “evangélicas” que pululan por la web. El artículo (que no citaré) está a modo de diálogo y pretende refutar las objeciones católicas y reforzar la afirmación protestante que dice: “¿Por qué ustedes los católicos usan las imágenes, si la Biblia las prohíbe? Haciendo referencia al Éxodo 20, 4: No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay debajo en las aguas debajo de la tierra”.
Lamentablemente es muy difícil discutir con estas personas, debido a que, a partir de Lutero, niegan una de las dos fuentes de la Revelación cristiana, a saber: la Tradición apostólica no escrita. Sin ella, es muy difícil basar todo en la Biblia, pues, no todo lo que fue dicho y hecho por Cristo está, de modo explícito, en ella. El apóstol San Pablo nos dice “Jesús hizo también muchas otras cosas: si se quisiera ponerlas por escrito, una por una creo que el mundo no bastaría para contener los libros que se podrían escribir” (Juan 21; 25).
Igualmente, publicamos una defensa doctrinal escriturística que nos ha parecido interesante para tener argumentos, también basados en las Sagradas Escrituras, con respecto a este error tan difundido entre los protestantes.
¿Ídolos o Imágenes sagradas?
“Él es la imagen del Dios que no se puede ver, el Primogénito de toda la creación, ya que en él fueron hechas todas las cosas; las del cielo y las de la tierra; lo visible y también lo invisible”. Col. 1: 15s.
Imagen: Es la figura o representación física o mental en apariencia de una divinidad, persona, animales o cosas; puede ser hecha de pintura o escultura, expresión escrita o cualquier otro material que genere colores y formas perceptibles a los ojos o al entendimiento y están destinadas a provocar cierta impresión a nuestro espíritu. Ej.: cuadros artísticos, esculturas, fotografía.
Ídolo: Es cuando algo que ocupa el lugar de la divinidad, no como simple representación, sino como presencia real de su ser y poderes, lo que implica darle un tipo de adoración.
Frecuentemente los católicos somos abordados a partir de ciertos textos bíblicos que prohíben los ídolos o la idolatría: “No te harás estatua, ni imagen alguna….” (Ex 20, 4-5; Dt 4, 15s.28; Is 44, 9-20; Jr 10,1-16; Ba 6; Sb 13,10-14,31).
En estos textos Dios prohíbe construir imágenes o estatuas de falsos dioses: Ídolos. Al revelarse que hay un solo Dios es claro que se prohíba la adoración de otros dioses. Como esta revelación del Dios Único fue dada en el misterio; no es de extrañarse que Dios Diga:
“Ustedes no vieron figura alguna el día en que el Señor les habló en el monte Horeb de en medio del fuego. Por tanto no se desvíen; no hagan imagen…” (Dt 4, 15s.28)
Los católicos no pensamos que las estatuas o imágenes de Cristo y sus santos sean dioses o tengan algún poder especial; ni ponemos en ellas nuestra confianza: sino que “El honor dado a las imágenes pasa a los que en ellas se representan.” (II Concilio de ecuménico de Nicea: 24 de Sept.-23 de Oct. Del año 787).
Pero alguien podría contestar: “Aunque sean simplemente imágenes o esculturas que no representan falsos dioses ni se les da el culto debido solo a Dios; aún así la Sagrada Escritura prohíbe totalmente hacer cualquier imagen o escultura”. Esta afirmación expresada así, sólo muestra una parte de la verdad contenida en la Sagrada Escritura, pues en ella también se relata que después que Dios ha prohibido hacer imágenes, hay casos que por mandato del mismo Dios se representó por medio de una imagen algo que hay en el cielo o algo de la tierra para que condujera al pueblo simbólicamente a la salvación:
El ser de Dios en la naturaleza humana: Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza. (Gen 1, 26ª; compare: 1 Cor 11,7; St 3,9)
Ángeles sobre el Arca: “Harás también dos querubines de oro, labrados a martillo; los pondrás en las extremidades del lugar del perdón, uno a cada lado. (Ex 25,18-20)
El Arca de la Alianza: “Tú harás un arca de madera de acacia…” (Ex 25, 10-22)
La serpiente de bronce en el desierto: “Moisés habló por el pueblo y el Señor le respondió: Haz una serpiente de bronce, ponla en un palo y todo el que la mire, sanará” (Núm. 21,8-9; Leer Sb 16, 5-8)
Los Querubines gigantes en el tabernáculo del Templo: “En el lugar santísimo hizo dos querubines de madera de olivo; cada uno medía cinco metros de altura…” 1 Reyes 6,23s.
Palmas y olivos, capullos y querubines en bajo relieve que adornaban todo el muro y columnas del templo de Salomón (1 Reyes 6, 23-28; 7, 17-19, 23-51)
Los 12 toros y la forma de azucena del mar de bronce (1 Reyes 7, 23-26; 2 Crón. 4. 2-5)
Los leones, bueyes y querubines de las bases Móviles del templo (1 Reyes 7, 29).
La misma Sagrada Escritura está expresada de forma que recrea imágenes en nuestro pensamiento a través del arte del escritor inspirado para acercarnos al conocimiento de Dios:
Antropomórficas: El brazo de Dios, su rostro, etc. Características propiamente humanas aplicadas a Dios para describirlo con algo familiar al hombre.
Antropopáticas: donde el escritor describe a Dios con imágenes que se asocian a sentimientos humanos: enojo, castigo, misericordia.
Teriomórficas: Dios es descrito con imágenes de animales: Cordero degollado, serpientes sobre el asta, pez, pavorreal, pelicano, cuervo y ave. (Jn 1,29.36; Jn 3,14; Ap 5,6)
Lo que la revelación realmente ataca es que el hombre absolutice la imagen, poniendo en ella toda su confianza y creyendo que por sí mismas tienen algún poder y se ponga a adorarlas, colocándola así en lugar de Dios. Cuando esto ha llegado a suceder, Dios en su celo, las ha mandado a destruir como con el becerro de oro en el desierto (Ex 32, 4-8) y la misma serpiente que Dios había mandado a hacer en el desierto (2 Re 18,4).
Dios quiere preservar la rectitud de la fe de Israel que puede quedarse solo con la imagen y no llegar hasta aquel que la imagen representa. A nivel espiritual el hombre podía quedarse en una actitud idolátrica de querer manipular a Dios trascendente y no seguir su voluntad.
Todas estas imágenes que se usaban en el culto del Antiguo Testamento estaban destinadas a preparar la acogida de la revelación del Verbo encarnado como imagen del Dios invisible: (Col 1, 12-20; 2Cor 4,4-6; CEC cc. 447)
Así:
“La imagen sagrada, el icono litúrgico, representa principalmente a Cristo. No puede representar a Dios invisible e incomprensible; la Encarnación del Hijo de Dios inauguró una nueva “economía” de las imágenes:
En otro tiempo, Dios, que no tenia cuerpo ni figura, no podía de ningún modo ser representado con una imagen. Pero ahora que se ha hecho ver en la carne y que ha vivido con los hombres, puedo hacer una imagen de lo que he visto de Dios… con el rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor.
(San Juan Damasceno, De sacris imaginibus oraciones, 1, 16: PG 96, 1245ª.) CEC cc.1160.
“El ha hecho suyos los rasgos de su propio cuerpo humano hasta el punto de que, pintados en una imagen sagrada, puedan ser venerados porque el creyente que venera su imagen «venera a la persona representada en la imagen»” CEC 477.
“Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. (Gen 1, 26-27). Esta imagen divina, el hombre, al pecar, la mancilló tristemente en sí mismo. Pero Cristo, que es plena y perfecta “imagen del Dios invisible” (Col, 1, 15), la restauró misericordiosamente con su encarnación, muerte y resurrección. En Cristo sus discípulos se convierten en una criatura nueva (2Cor 5, 17) y, por la acción del Espíritu Santo se van trasformando en imagen del mismo Cristo” (2Cor 3,18). Bendicional n. 1091.
A partir de lo que afirma la Sagrada escritura sobre la existencia de imágenes en el culto del Antiguo Testamento y sobre todo del misterio de Cristo hecho hombre que restaura la imagen del hombre, elevándola a una vida nueva, la Iglesia ha establecido que:
“Las imágenes de Cristo, de la Virgen Madre de Dios y de los Santos, deben conservarse principalmente en los templos y debe tributárseles el debido honor y veneración no porque se crea que en ellas resida alguna divinidad o poder, por lo cual debe dárseles culto, o que a ellas haya que pedirles algo, como hacían antiguamente los paganos, que ponían su esperanza en los ídolos, sino porque el honor que a ellas se les rinde se refiere a las personas que ellas representan: de tal modo que a través de las imágenes que besamos, ante las cuales nos descubrimos la cabeza y nos inclinamos, es a Cristo a quien adoramos y a los santos, cuya representación que tienen ellas, veneramos” (Concilio Ecuménico de Trento: 3 de Diciembre de 1563).
Para los católicos las imágenes o estatuas de Cristo, los ángeles, los santos y ciertos personajes ilustres, sirven para honrar a las personas que representan y para acordarnos de ellas con el fin de imitar su ejemplo (2Cor 3, 18).a través de un acto de honor relativo que no es el acto de adoración debido solamente a Dios, sino de veneración, es decir, de respeto por lo que representan.
Veneración de las sagradas imágenes.
A partir de lo que afirma la Sagrada escritura sobre la existencia de imágenes en el culto antiguo y sobre todo del misterio de Cristo hecho hombre que restaura la imagen del hombre, elevándola a una vida nueva, los primeros cristianos desde los inicios de la Iglesia adornaron con frescos las catacumbas, los relieves de los sarcófagos, los lugares de reunión y luego más tarde también las basílicas. Donde: “La iconografía cristiana transcribe mediante la imagen el mensaje evangélico que la Sagrada Escritura transmite mediante la Palabra. Imagen y Palabra se esclarecen mutuamente:
“Para expresar brevemente nuestra profesión de fe, conservamos todas las tradiciones de la Iglesia, escritas o no escritas, que nos han sido transmitidas sin alteración. Una de ellas es la representación pictórica de las imágenes, que está de acuerdo con la predicación de la historia evangélica, creyendo que, verdaderamente y no en apariencia, el Dios Verbo se hizo carne, lo cual es tan útil y provechoso, porque las cosas que se esclarecen mutuamente tienen sin duda una significación reciproca. (Concilio de Nicea II: decreta, 111.) CEC cc. 1160.
Función de las imágenes dentro de la liturgia:
“Para que la liturgia no aparezca como algo árido y puramente conceptual; puede ser muy útil usar imágenes para ilustrar la homilía, para hacer visibles las intenciones de la oración universal, para inspirar la meditación.” (Directorio para la misa con niños n.36).
I. Catequética y homilética: Jesús en alguna ocasión utiliza la imagen como medio para transmitir su mensaje: “Tráiganme una moneda para verla. Le mostraron un denario, y Jesús le preguntó: “¿de quién es esta cara y lo que está escrito?”Ellos le respondieron: “del César” entones Jesús le dijo: “lo que es del César, devuélvanselo al César, y lo que es de Dios a Dios.” Mc 12, 15-17
Durante los primeros 1600 años de cristianismo, la mayor parte de la gente no podía leer ni escribir. Cada vitral, cada estatua en el templo contaba una historia. Los analfabetos podían mirar las escenas de los vitrales en las ventanas de las iglesias y comprender la historia. De modo que las estatuas y las imágenes no solamente estaban ahí por belleza y reverencia sino también porque eran muy funcionales. Los vitrales que cuentan historias bíblicas podían usarse como “soporte en imágenes” a los que el sacerdote apuntaba durante sus homilías.
Las estatuas y los vitrales eran para ellos herramientas de enseñanza para predicar el evangelio y contar la historia de salvación; anunciar la Buena Noticia y recordatorios. Aun así hasta la persona más docta entiende la imagen como un lenguaje visual escrito con colores y formas que habla y causa una impresión directa a nuestro espíritu acercándonos al contenido de la fe y al misterio de Cristo. “Imagen y Palabra se esclarecen mutuamente” CEC cc.1160.
II. En la oración comunitaria y la meditación: “La meditación es, sobre todo, una búsqueda. El espíritu trata de comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor pide. Hace falta una atención que a veces es difícil de encauzar. Habitualmente una de las ayudas con las que se logra es: las imágenes sagradas, CEC c.2705
III. En el ornato: “Estas imágenes, además, han sido realizadas a veces con gran arte y gozan de una religiosa nobleza, con lo que vienen a ser un resplandor de aquella belleza que procede de Dios y a Dios conduce” (Bendicional n.1092)
“La belleza y el color de las imágenes estimulan mi oración. Es una fiesta para mis ojos, del mismo modo que el espectáculo del campo estimula mi corazón para dar gloria a Dios.” (San Juan Damasceno, “De sacris imaginibus oraciones, 1,27: PG 94, 1268B.)”
Todas “las cosas destinadas al culto sagrado” deben ser: “dignas, decorosas, y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales… y que sirvan al esplendor del culto con dignidad y belleza” (SC 122). “búsquese mas una noble belleza que la mera suntuosidad.” (SC 124)
IV. Piedad popular: Entraña actitudes cristianas hondas manifestadas, entre otros, en un elemento significativo como el uso de la imagen sagrada. Y es un modo de prolongación de la vida litúrgica de la Iglesia. Cf. CEC 1674s.
Ambientes propicios para exposición y qué imágenes se pueden:
Teniendo así claro que veneramos a quienes en esas imágenes son representados y no a la imagen. (Cf. CEC 1192)
“Expónganse las venerables y santas imágenes, como también la imagen de la preciosa y vivificante cruz, tanto las pintadas como las de mosaico u otra materia conveniente, en las santas iglesias de Dios, en los vasos sagrados y ornamentos, en las paredes y en cuadros, en las casas y en los caminos: tanto las imágenes de nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo, como las de nuestra Señora inmaculada la Santa Madre de Dios, de los ángeles y de los santos y justos”. (Concilio de Nicea II: DS, 600.)
“Expónganse, sin embargo, con moderación en el numero siguiendo una colocación que establezca un justo y debido orden que respete la centralidad absoluta del misterio de Cristo y luego cumplido en sus santos. También hay que cuidar la gradualidad de importancia entre la totalidad de los signos litúrgicos: primero el pan y el vino eucarísticos, luego la palabra, la persona del presidente, la comunidad, el altar y luego las imágenes sagradas. Para que no causen extrañeza al pueblo cristiano ni induzcan a una devoción menos recta y no distraigan la atención de los fieles de la celebración comunitaria.” “Por tanto en las nuevas Iglesias no deben colocarse en exposición sobre el altar imágenes de Santos u reliquias para la veneración de los fieles”. (Ritual de dedicación de Iglesias y altares n.10; SC n.125 Cf. CIC 1186); No haya más de una imagen del mismo santo. En general, la ornamentación y disposición de la Iglesia en lo referente a las imágenes procure ayudar a la autentica piedad de toda la comunidad”. (Ordenación General del Misal Romano n.278).
Sólo es lícito venerar con culto público a aquellos siervos de Dios que hayan sido incluidos por la autoridad de la Iglesia en el catalogo de los santos y beatos. El Ordinario del lugar puede permitir que figuren pintadas en los muros de los edificios sagrados o en sus vidrieras imágenes de personas no canonizadas o beatificadas, con tal que no parezca en modo alguno que se les tributa alguna veneración religiosa.
Para evitar cualquier extremismo en el uso y desuso de las imágenes sagradas es necesario “observar religiosamente los antiguos decretos de la iglesia acerca del culto de las imágenes de Cristo, de la Santísima Virgen y de los santos”. (LG 67).
Consideraciones al contemplar imágenes.
La iglesia ha tenido conciencia que:
“El honor dado a las imágenes pasa a los que en ellas se representan.” (II Concilio de ecuménico de Nicea)
“Para que los fieles puedan contemplar más profundamente el misterio de la gloria de Dios, que fue reflejada en la faz de Jesucristo (Col 1,15) y que resplandece en sus santos, y para que estos mismos fieles sean “luz del Señor” (Ef 5,8), la madre iglesia los invita a venerar piadosamente las imágenes sagradas”. (Bendicional n.1092).
“Deben conservarse principalmente en los templos y debe tributárseles el debido honor y veneración no porque se crea que en ellas resida alguna divinidad o poder, por lo cual debe dárseles culto, o que a ellas haya que pedirles algo, como hacían antiguamente los paganos, que ponían su esperanza en los ídolos, sino porque el honor que a ellas se les rinde se refiere a las personas que ellas representan: de tal modo que a través de las imágenes que besamos, ante las cuales nos descubrimos la cabeza y nos inclinamos, es a Cristo a quien adoramos y a los santos, cuya representación que tienen ellas, veneramos” (Concilio Ecuménico de Trento).
“Todos los signos de la celebración litúrgica hacen referencia a Cristo: también las imágenes sagradas de la Santísima Madre de Dios y de los santos. Significan, en efecto, a Cristo que es glorificado en ellos. Manifiestan “la nube de testigos” (Hb 12, 1; Rm 8, 29) que continúan participando en la salvación del mundo y a los que estamos unidos, sobre todo en la celebración sacramental. A través de sus iconos, es el hombre “a imagen de Dios”, finalmente transfigurado “a su semejanza”, quien se revela a nuestra fe, e incluso los ángeles, recapitulados también en Cristo”. CEC 1161.
La contemplación en la exposición de las sagradas imágenes debe ir “unida a la meditación de la Palabra de Dios y al canto de los himnos litúrgicos, formando así parte de la armonía de los signos de la celebración para que el misterio celebrado se grabe en la memoria del corazón y se exprese luego en la vida nueva de los fieles”. CEC cc.1162
En la Sagrada Escritura se prohíben ciertos gestos si son con el deseo de adorar: Hechos 10,25-26; Ap 22,9; pero no los prohíbe si solo es con intención de expresar una simple veneración y respeto: Gn 17, 3; Gn 42,6; Gn 43 26-28; Gn 44,14; Ex 18,7; Ex 25, 22; Ex 34,8; Jos 7,6; 1 Sam 24,8; 1Rey 2,19; 1Rey 18,7; 2Reyes 2,15; Daniel 8, 15-18; Mt 14,33; Mt 28,9; Lucas 24, 4-5. Teniendo en cuenta que El honor dado a las imágenes no es a la imagen en sí, sino que “pasa a los que en ellas se representan.” Por eso la Iglesia afirma que:
“…A través de las imágenes que besamos, ante las cuales nos descubrimos la cabeza y nos inclinamos, es a Cristo a quien adoramos y a los santos, cuya representación que tienen ellas, veneramos” (Concilio Ecuménico de Trento).
Beso: se acostumbra darlo como signo de saludo, respeto y aprecio o por devoción.
Descubrirse la cabeza: Cf. CEC 1159 “Con el rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor”
Inclinarse: Hay muchas formas de inclinarse: Inclinación sencilla: de la cabeza hacia adelante a la manera oriental. Inclinación profunda del tronco del cuerpo hacia delante hasta formar ángulo recto.
Doblar rodillas: (Genuflexión): solo una rodilla (sencilla), doblando las dos rodillas (doble)
Inciensar: Se permite cuando es por rendir respeto y honor: 2 Cor 2,15; Ex 30, 1-10; Lv 2, 1. 15-16; 1 Rey 10; Is 60,6; Mt 2, 11; Lc 1, 8; no se permite cuando es por idolatría.
Conclusiones:
En la vida práctica tanto cristianos católicos como cristianos protestantes usamos de las imágenes para:
-La fotografía se usa en documentos de identidad ciudadana, películas. Una foto de un familiar que está lejos o ha muerto la usamos para adornar nuestras casas y mirarla recordando a nuestros seres queridos y se les trata con respeto por lo que representan: cuando yo contemplo la foto de mi abuela que ya ha muerto, no significa que amo el trozo de papel y los colores, sino que ese trozo de papel me la recuerda. Sé que no es la abuela, y sin embargo, me hace recordar su rostro, su modo de ser y hablar. Cuando un papá o mamá reciben una carta de su hijo o hija que está estudiando lejos en la universidad y se paralizan por la emoción, no propiamente el papel el que les causa emoción.
-En los lugares públicos hay estatuas a grandes héroes (Andrés Castro, Bolívar etc.) o algún símbolo patrio y les colocamos coronas de flores y exaltamos sus virtudes en los discursos.
-En los libros y revistas se grafican con imágenes de los personajes bíblicos, civiles para que el lector los aprecie y admire.
-Los medios de comunicación social electrónicos utilizan inmensamente la imagen
Está claro que la Sagrada Escritura no prohíbe propiamente la imagen sino la idolatría y que El honor dado a las imágenes no es a la imagen en sí, sino que “pasa a los que en ellas se representan.” ¿Por qué no podemos representar lo que nos recuerda a Cristo, a la Virgen, a los ángeles y a los santos? Viendo las sagradas imágenes, nos acordamos de las personas que representan; y tratamos de conformar nuestra conducta a sus enseñanzas y ejemplos.
R. P. Ramiro de Jesús Avendaño, From the desk of: Father Ramiro de Jesús Avedaño. Muchas gracias al Padre Avendaño por su aportación a B&T.
Edición digital de Biblia y Tradición.
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