lunes, 28 de septiembre de 2015

Entrevista con el fiscal Norberto Quantín.


Recordamos al recientemente fallecido (26-Sep-2015) Dr. Norberto Quantín, católico cabal, coherente, fue uno de los primeros en apoyar la obra de Mons. Marcel Lefebvre en Argentina. Firme colaborador y sostén de la causa de la Tradición Católica. Batalló desde la Justicia con reconocida honestidad y probidad. Lo recordamos en una vieja entrevista con el fiscal Norberto Quantín aparecida en Página/12.

Como no hemos podido actualizar anteriormente nuestra página, aprovechamos para pedir a nuestros lectores, oraciones por el descanso eterno de su alma y consuelo cristiano de su familia.

Dios lo tenga en Su Reino.


CONVERSACION CON EL FISCAL NORBERTO QUANTIN

“El enemigo es el deshonesto”

Tiene la edad en que se atenúa la capacidad de asombro. Sin embargo, trabajar en las causas de Matilde Menéndez, del juez Norberto Oyarbide, de la corrupción en el Concejo Deliberante y de las extrañas muertes del capitán Horacio Estrada y Marcelo Cattáneo lo colocan al borde de la perplejidad, casi a diario. Quantín le quitó horas a su día de descanso y el domingo por la mañana, a la salida de misa, habló con Página/12 en un bar de San Telmo.

Por Susana Viau

-Usted es profundamente creyente. ¿En qué se parecen esa justicia y esta en la que trabaja?
-La otra es infalible y absolutamente justa. Esta pretende ser justa, pero es una realidad que se aleja cada vez más del ideal. Por eso suele decirse que el derecho se conforma con la "justicia legal", la que está en los libros y más allá de que quienes la aplican sepan que la verdad es diferente.

-Con sentimientos religiosos tan fuertes, ¿nunca pensó en ser sacerdote?
-Cuando uno es joven piensa en ser misionero, o héroe, una actividad de entrega y ser un sacerdote, un buen sacerdote, es una de ellas. En otros tiempos cualquier muchacho tenía un ideal relacionado con el servicio a los demás. Si era médico tenía más el objetivo de ser útil a la humanidad que en ganar puntos con los laboratorios. Yo me plantée ser sacerdote y vi que no era ésa mi vocación.

-Se lo acusa de lefebvrista...
-¿Acusa? No es un delito, por el momento.

-Tiene razón, se lo caracteriza "como".
-No hay doctrina lefebrvista, simplemente hay católicos más apegados o más refractarios a las tradiciones.

-Pero el lefebvrismo se asocia a la derecha política.
-Creo que no hay una definición clara de lo que es la derecha política. La derecha en la actualidad no tiene nada de la vieja derecha, que estaba más unida a la cultura, a la preservación de ciertos valores. Esta derecha liberal está ávida de dinero, es absolutamente materialista. La vieja derecha era popular, ésta es elitista. Además, hoy la derecha no tiene ningún gran pensador que la exprese, sus pensadores sólo hacen análisis económicos. No existe un pensamiento culto de derecha.

-¿Es cierto que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que que un rico entre al reino de los cielos?
-Dicen que en Jerusalén había una puerta estrecha a la que llamaban "la aguja". Hay quienes desmienten que fuera tan chica como se decía y sostienen, en cambio, que el camello, algo agachado, podía pasar. De todos modos, en el Sermón de la Bienaventuranza los pobres tienen asegurada la salvación y en la prédica la puerta a la que se aludía era bastante estrecha, sobre todo si el rico no comparte lo que tiene, no "comulga", que es compartir, para que haya menos pobres.

-¿Cuál es el valor que más aprecia?
--La honradez, que para mí es la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre lo que se piensa y cómo se vive. Esa es la virtud más difícil: hacer lo que se predica.

-¿Qué personaje o qué persona admira?
-En la historia argentina, a Belgrano; en la mundial, a San Luis, rey de Francia, que era un modelo de rey, de hombre justo. Entre nosotros, al día de hoy, al doctor Maradona, o, si me da otra oportunidad, al cura, que no conozco, pero hace la limpieza para los chicos en el cotolengo.

-¿Cometió alguna vez un error imperdonable?
-Errores cometí muchos, pero creo que todos se pueden perdonar.

-Que usted no pueda perdonarse, quiero decir.
-Uno siempre es muy benévolo para juzgarse a sí mismo y yo pienso que mis errores siempre fueron cometidos de buena fe, pero decir eso es una fanfarronada. Claro, nunca me senté a pensar cómo podía joder a alguien, de eso sí estoy seguro.

-¿Su mayor pecado?
-La soberbia.

-¿O el orgullo?
-En nuestro idioma el orgullo puede ser legítimo, uno puede estar orgulloso viendo crecer a un hijo. La soberbia nunca lo es. Nunca es buena. Por eso los franceses distinguen entre "l'orgueil" y "la fierté". Pero la vida me dio muchos golpes y a esta altura sería estúpido ser soberbio. La soberbia misma es estúpida.

-¿Su mejor virtud?
--Creo que no ser mezquino. Y no es una cuestión de dinero, me parece que no soy mezquino con mis cosas, con mi tiempo.

-¿Quién lo defraudó?
--Todos aquellos a los que voté.

-¿Cuál fue su día más feliz?
-Debería decir que el día que me casé. Pero la felicidad es tan pequeña, tan fugaz, tan fragmentaria. Como pequeños haces de luz en la oscuridad. Es efímera.

-¿Y, como contraposición, el más triste?
-El 14 de junio.

-... Perdón, pero ¿qué pasó el 14 de junio?
-Fue el día de la rendición en las Malvinas.

-La verdad, yo creí que me iba a contestar que su día más triste había sido el de la muerte de su madre.
-Lo pensé, ¿sabe? Iba a contestar el 28 de junio pero no sabía cómo decirlo, porque es algo muy personal. Ese sí fue un día triste. Yo estaba dando exámenes en el Liceo Naval y había unas separaciones para evitar que nos copiáramos. Uno de los oficiales me miraba todo el tiempo y daba vueltas. Yo me imaginé que era porque sospechaba que me estaba copiando. Al ratito me llamó y me dijo: "Cadete: tengo la obligación de comunicarle que murió su madre. Prepárese y vaya a su casa". Así nomás. Y a lo mejor no hay otra forma. Nunca voy a olvidarme de ese viaje hasta mi casa. El año que pasé en el Liceo, saliendo sólo los fines de semana y sabiendo que ella estaba enferma fue muy duro, de los peores de mi vida.

-¿Es más cómodo el lugar del fiscal que el de juez, o de defensor?
-Dada la altísima ineficiencia de la Justicia hoy, el rol más cómodo es el de defensor y si se tiene la suerte de pertenecer a ciertos estudios "con llegada" no sólo es el más cómodo sino el mejor remunerado.

-¿En qué caso grande le hubiera gustado intervenir?
-A mí me gustan dos tipos de casos: los homicidios donde hay que jugar una especie de ajedrez para investigar o los grandes casos de corrupción en los que la Justicia puede ser útil para corregir la situación.

-¿Qué falta no les perdonaría a sus subordinados?
-Pasarse al enemigo.

-¿Y quién es el enemigo?
-El bando de los deshonestos, usar un cargo que la comunidad paga para encubrir la corrupción. Eso es imperdonable, cruzarse a la vereda de enfrente. No tiene retorno. Podría perdonarlo personalmente pero nunca como hombre de la Justicia. Tuve un empleado, un ordenanza, acusado de corrupción de menores. Lo visité en la cárcel, le llevé algunas cositas pero nunca hubiera movido un dedo para mejorar su situación.

-¿Por cuál de sus colaboradores pondría las manos en el fuego?
--Por todos.

-¿Son muchos?
-Quince.

-¿Qué circunstancias lo harían abandonar la Justicia?
-Si advirtiera que los fracasos superan netamente los aciertos.. O que en algún momento se me impidiera hacer libremente mi trabajo, o que el grado de corrupción lo hiciera irrespirable. O si se me da la gana y quiera ser mago, nada más, o tener todas las vidas que uno no ha podido tener.

-¿Qué insulto lo ofende más?
-El que pone en duda la honestidad.

-¿Y cuál es el que usa con mayor fervor?
-Tengo una amplia variedad para cada ocasión. Cuando me pongo loco digo cualquier cosa. En ese sentido mi cultura está bastante enriquecida.

-¿Un pintor?
-El Bosco. El Bosco y Brueghel. Yo viví dos años en Madrid y tenía entrada gratis a El Prado. Habré ido casi cien veces y sin embargo conozco poco el museo porque me costaba salir de esa planta baja. Ahí me explotaba la imaginación. Algo que también me pasa frente a El entierro del conde de Orgaz. Puedo quedarme una hora delante de él, en Toledo, imaginándome qué pasaba por la cabeza de cada uno de esos hombres. Y Monet, la delicadeza de Monet. En el primer caso es un interés intelectual; en el segundo, religioso. En el caso de Monet, la experiencia estética.

-¿Un libro?
-Y... Albert Camus. La peste. Es el libro de este siglo que más me impresionó.

-¿Una música?
-Tengo un tapón en la oreja, pero Mozart me gusta, claramente.

-¿Una ciudad?
-Lisboa. Es muy cosmopolita y muy portuguesa. Muy melancólica también. Lisboa es la ciudad más hermosa del mundo.

-Siendo usted mago no puedo dejar de preguntarle por un truco preferido.
-Uno de cartas. Se llama "Fuera de este mundo" y era el preferido de Churchill. En plena guerra levantaba reuniones para que Paul Curry se lo hiciera, por enésima vez, y poder descifrarlo.

-¿Y en qué consiste ese metafísico "Fuera de este mundo"?
-El mago da un mazo de cartas al espectador, que tiene que dividirlas, siempre boca abajo y sin verlas, por color. Cuando las da vuelta, el espectador ha acertado: están todas las rojas juntas y las negras con las negras.

-¿Una figura importante en su vida?
-Margarita, mi mujer. Es mi brújula. Cuando aflojo, ella me marca el rumbo con total generosidad. Digo generosidad porque sabe que ese rumbo es el que no trae ni honores ni dinero y sí algunas amarguras. En eso es inflexible.

-¿Qué deuda tiene con usted mismo?
--Convertirme.

-¿Cómo dijo?
-Convertirme , un cristiano siempre debe convertirse para ser un buen cristiano. Y esa deuda no se paga hasta el último día.

-Y en un plano más terrenal, ¿qué se debe todavía?
-A mí la vida me dio mucho. Pero, a lo mejor, volver a pasear por ciudades que me dan mucha nostalgia y poder tener más tiempo con la familia y con los amigos. Disfrutar más de todo eso. Que no es poco.