La Ciudad de Buenos Aires ha entrado ya en la mayor
corrupción, en el plano religioso y moral, que se pueda conocer, si es que aún
le toca caer más abajo. Aquí un artículo de Marcelo González editor de la
publicación Panorama Católico Internacional, que hace un resumen de la
situación actual.
¡Paz, amor y aborto!
1) El Jefe de Gabinete del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, convalidando en un gesto político con su presencia la emisión de
una partida de nacimiento y documento de identidad de un niño que
supuestamente tiene dos padres (hombres). La fotografía está en todos los
medios.
2) Mauricio Macri bendiciendo las jornadas por la
“paz” en las que participan buena parte los personajes payasescos que
circulan por el mundo bajo el título de “maestros espirituales”. Desde el
Sri Sri Raví Shankar hasta Claudio María Domínguez, a quien Odol Pregunta
le hizo tanto mal. Desde cierta incierta Suprema Sacerdotisa Maya (yo
creía que los mayas se habían extinguido antes del descubrimiento de
América) hasta no sé qué brujo, auto-titulado así, brujo.
¡Qué mal estamos!
Macri los recibe, los bendice y
consagra la ciudad de Buenos Aires a sus delirios pseudos-religiosos. Hay
que agradecer que no haya habido presencia oficial católica entre los
chamanes y consejeros de la paz allí reunidos (realmente, no se sabe por
qué, y habría que investigarlo). Los judíos fueron representados (o no)
por el Rabino Bergman, que declara que su Gran Rabino es Mons. Bergoglio…
(A lo mejor no hubo curas porque ya estaba Bergman allí…). Recordemos que
el Rabino Bergman es diputado por el PRO en la legislatura de la Ciudad
Autónoma.
2) La tercera desgracia para esta ya desgraciada
Ciudad de Buenos Aires, que supo “estar en Gracia de Dios” allá por 1934,
cuando el más grande congreso eucarístico de la historia bendijo sus
calles; la tercera y espantosa desgracia es la aprobación de un
protocolo de aborto no punible en la Ciudad, que como se sabe,
es un estado o ciudad-estado autónomo.
Maricas, chamanes y aborto, todo
en pocos días, todo legalizado e institucionalizado. Todo bendecido por
el partido de la “derecha” argentina, el PRO y su jefe indiscutible,
Mauricio Macri.
Sin querer pecar de injusticia
por meter a todos en la misma bolsa, es necesario recordar que esto,
aunque en silencio, está aceptado por los sectores “católicos” del PRO,
muy vinculados al Card.Bergoglio. Ya mencionamos al rabino Bergman, la
pata judeo-liberal del partido, “hombre” muy resistido dentro del
judaísmo tradicional, discípulo rebelde de Marshall Mayer, (recordado por
su condena por pederastía) pero rebelde para peor, lo que es decir. Por
el lado católico, Mauricio cuenta con el apoyo de Gabriela Michetti, en
cuyos equipos milita gente “muy católica”.
Leamos lo que dice Wikipedia
sobre Gabriela: Durante la campaña de las elecciones
legislativas de 2009, Michetti apoyó el matrimonio entre personas
del mismo sexo en un diálogo que mantuvo con la flogger Cumbio,
quien es bisexual
1. Cumbio: Quiero
saber qué pensás vos y qué planes tenés para los jóvenes homosexuales del
país.
2. Michetti: Mirá, yo
creo en la igualación de todos los derechos de las parejas homosexuales
con las heterosexuales, es absolutamente necesaria. Yo tengo una sola
duda y es el tema de la adopción...
3. Cumbio: Si yo te
voto Michetti, ¿me voy a poder casar con mi novia?
4. Michetti: Sí,
obviamente.
5. Cumbio: ¿Segura?
6. Michetti:
Obviamente.
Tras la decisión
de Mauricio Macri de no apelar un fallo judicial que autorizaba
un matrimonio entre dos hombres, Michetti, de estrecha relación con el
cardenal Jorge Bergoglio, sostuvo que el matrimonio
homosexual y el heterosexual no son lo mismo, y las posiciones de
Mauricio y el jefe del Episcopado, Bergoglio son incompatibles, por lo
que manifestó que ella no hubiese autorizado el matrimonio en
cuestión. Cuando le hicieron saber a Michetti del video en que declaraba
su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, manifestó: Estoy absolutamente
tranquila porque cuando le contesté que iban a poder casarse nunca se me
ocurrió otra cosa que la ‘unión civil ampliada’.
Michetti ha aclarado su
posición acerca del tema declarando que cree que el casamiento en la
pareja homosexual es la unión civil y que el casamiento en la pareja
heterosexual es el matrimonio, considerándolas como dos instituciones
jurídicas distintas que en realidad tienen como común todos los derechos
civiles para ambas parejas salvo lo que hace a la cuestión de la
adopción. En este sentido sostiene que “la discusión en cuanto a la
adopción en parejas homosexuales aún no ha sido dada, y que allí se
avanza sobre el derecho de un tercero por lo cual el Estado tiene que
previamente reflexionar profundamente acerca de estas cuestiones antes de
tomar una decisión al respecto y que, de hecho, en muchísimos países del mundo
no se ha avanzado en este sentido”. Michetti, a su vez, sostuvo: Muchas
veces escuché a parejas homosexuales decir: ‘nos casamos’ y habían hecho
una unión civil. Soy de las que creen que hay que ampliarla. De hecho es
el proyecto de nuestro bloque en diputados. Todos sabemos que los propios
gays hablan de 'casamiento' con la unión civil.
Como se ve, tiran la piedra y
tratan de esconder la mano. Y a veces lo logran. El propio Bergoglio pasa
ahora a condenar el protocolo que nunca quiso evitar, lo mismo que con
una maestría maquivélica evitó pronunciarse sobre el bautismo de
los “hijos” de un transexual “casado”, conocido bajo el alias de
Florencia de la V.
El cardenal sabe que una cosa es la realidad y otra la declaración para la gilada. En el caso del bautismo en la Basílica del Santísimo Sacramento, la piloteó con una incomprensible reconvención a los curas que se niegan a administrar el bautismo a los hijos ilegítimos. Incomprensible si no se analiza la posible, casi segura, intención: aprobar indirectamente lo actuado y amenazar al clero renuente. Al mejor estilo de Cristina Fernández, aunque con mayor sutileza, supo decir a los curas escandalizados: “no se atrevan a hacer comentarios en contra de lo que pasó”. O sea, “yo lo banco”, pasa usar su propio lenguaje.
El resultado de estas terribles
historias, aparentemente no relacionadas entre sí es la mayor corrupción
de la Ciudad, en sus instituciones y en su población. Y el lazo común es el
silencio aprobatorio, la amenaza para impedir la reacción o la
operación política de delegados del Cardenal Primado. Algo que Roma
se niega a ver, o ve y se niega a actuar. O vaya a saber qué…
Marcelo González,
en “Panorama Católico Internacional”.