A raíz de los ya conocidos acontecimientos en la Catedral Metropolitana el 12-Nov-2013, el diario Clarín reportea al Superior del Distrito de Sudamérica de la FSSPX. Noticia aparecida en Clarín, 01-Dic-2013.
Fraternidad San Pío X:
Quiénes son y qué piensan los católicos que desafían a Francisco
Hace dos semanas irrumpieron en la
Catedral para oponerse a una ceremonia interreligiosa. Ordenan sacerdotes,
celebran los sacramentos y dan la misa en latín. “Queremos un Papa y no un
párroco”, dicen sobre Bergoglio.
“Nos pintan como unos locos pero esta es la misa más seria. Si
vas a la de Monserrat hay dos veteranas en pantalón hablando por el micrófono y el
cura sentado atrás. Acá vienen jueces, gente pituca, tan equivocados no
podemos estar ...”, dice a Clarín un cuidador de la capilla de Venezuela 1318 ,
de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X; algunos de sus miembros i rrumpieron
en la Catedralhace dos semanas para impedir una ceremonia de católicos y
judíos por el aniversario de “La Noche de los Cristales Rotos”.
El domingo pasado, la misa tradicional
celebrada en latín, como se realizaba antes del Concilio Vaticano II, convocó a
alrededor de setenta fieles de la Fraternidad. Algunos de ellos concurrieron en
familia con sus hijos, otras parejas jóvenes y también mujeres solas, que cubrían
la cabeza con una mantilla.
La mayoría de ellos seguía la homilía con
un libro en español y cantaban la música sagrada en latín.
La misa mayor duró casi dos horas. El
padre Rubio mencionó el Apocalipsis, el Anticristo y alertó sobre “la apostasía
de las naciones”, como solía hacerlo monseñor Marcel Lefebvre, el
fundador de la Fraternidad (ver El dogma ...), para referirse al
espíritu laicista y ateo en países que antes eran católicos. La Fraternidad ve
ese riesgo incluso en el interior de la Iglesia católica postconciliar.
“La Iglesia está demasiado muda. Tiene
miedo de decir las cosas. Poco a poco, l a gente se va alejando, sin
persecución, sin nada. Se abandonan los dogmas, se abandona la moral católica”,
dirá dos días después en la entrevista con Clarín el padre
Christian Bouchacourt,Superior de la Fraternidad en la Argentina, en su
capilla de Martínez.
Los lefebvrianos argentinos consideran
tres males heredados del Concilio Vaticano II: la libertad religiosa, la
libertad de conciencia y el diálogo interreligioso, heredados del Concilio
Vaticano II y una de lasfuerzas motrices del Pontificado del Papa
Francisco. Además de la defensa de “la misa en latín”, que catalizó las
críticas de los conservadores a las reformas conciliares.
Después de la celebración, muchos
feligreses permanecieron atentos a las novedades parroquiales de la cartelera,
el picnic, el campamento en Uspallata, Mendoza, las fechas de los retiros
espirituales de fin de año, la donación en la alcancía para los colegios de la
Fraternidad. Otros pasaron a la librería a revisar las novedades y la mesa de
ofertas, un material variado, que incluía a J.R.R. Tolkien, Lucio
V. Mansilla, muchos libros sobre la guerra de las Malvinas y el clásico “Un
obispo habla”, una recopilación de exhortaciones y epístolas de Marcel
Lefebvre. Cuando se le consultó a uno de los feligreses por qué no
aceptan la reforma de la liturgia que hace más comprensibles y
participativos los oficios religiosos, respondió: “En la misa hay
claridady eso es muy importante. El latín es un idioma sagrado. Ayuda a respetar
el Misterio”. Entre los miembros del Poder Judicial que participan en las
misas, suelen encontrarse el ex fiscal Norberto Quantin y el titular de la
Cámara de Casación Penal Federico Domínguez. En la Argentina, la Fraternidad
gestiona dos colegios, uno en La Reja y otro en Godoy Cruz, Mendoza. Tienen 25
sacerdotes ordenados y alrededor de 2.500 fieles Ya en enero de 2009 el
lefebvrismo local había generado una convulsión mundial cuando el
sacerdote inglés Richard Williamson, entonces director del seminario
de la Fraternidad en La Reja, comentó a la televisión sueca: “Yo creo que las
pruebas históricas están en contradicción con la idea de que seis millones de
judíos hayan sido asesinados en las cámaras de gas, debido a una orden de Adolf
Hitler.
Creo que las cámaras de gas no han
existido”.
El mensaje golpeó dentro de los muros del
Vaticano. Justo esa misma semana el Papa Benedicto XVI estaba por revocar la
excomunión a los obispos “cismáticos” lefebvristas consagrados en 1988 por el
fundador de la Fraternidad San Pío X sin permiso pontificio. Era el primer paso
para regularizar su situación canónica, luego de la suspensión a
divinisdel eclesiástico francés Lefebvre en 1976. Entre los obispos estaba
Williamson. El Papa, finalmente, les levantó la excomunión. Pero el sacerdote
inglés, declarado “persona no grata”, fue expulsado de la
Argentina.
Para el padre Cristian
Bouchacourt, Superior de la Fraternidad en el Distrito, nacido en Francia,
el “caso Williamson” es un mal recuerdo. “A partir de esa declaración, ya no
está más con nosotros ...”, explica. Y se preocupa por aclarar: “No
somos nazis.
Yo soy sacerdote, no soy historiador.
Hubo un montón de judíos muertos. “La noche de los cristales” fue un horror”.
-¿Usted apoyó la irrupción en la
Catedral?
-No. Supe de algo en la vigilia. Me
pidieron apoyo y les dije que no. Fue un acto estúpido, estéril. Estuve en
contra. Pero no estoy de acuerdo en una celebración entre religiones cristianas
poniéndolas todas al mismo nivel. Eso no nos convierte en nazis ni en
antisemitas. La Iglesia católica tiene que convertir, sin coerción física, a
todos.
-¿Usted defiende el deicidio, que
imputaba a los judíos la muerte de Jesús, como era la visión de la Santa Sede
antes del Concilio?
-El pueblo judío no cometió el deicidio.
Creo que la religión judía no aceptó a nuestro Señor como el Redentor y pidió
la muerte de nuestro Señor.
-¿Cuál es la relación que debe mantener
la Iglesia con otras confesiones cristianas, o con los que no creen, según la
Fraternidad?
-El que no cree en Dios tiene un peligro
para su alma. Nosotros dijimos que no existe la libertad religiosa. El Concilio
puso la conciencia por encima de la Verdad. Nuestro deseo es que un judío, un
musulmán, un evangelista, un protestante se acerquen a la religión católica,
que es el depósito de la Verdad.
-En un párrafo del libro “Del ecumenismo
a la apostasía silenciosa: 25 años de Pontificado”, editado por la Fraternidad,
se menciona que el ecumenismo “no lleva la marca de Cristo” sino la del diablo.
¿Es así?
-El ecumenismo incide para que la gente
abandone los dogmas, la moral católica. La iglesia protestante es muy liberal
respecto a la moral y a la doctrina más todavía. Y la gente piensa, poco a
poco, “no importa tanto la Iglesia católica, sólo hay que tener un buen
corazón”. Pero no. Eso no es suficiente. Hay que vivir la fe católica.
¿No es enriquecedor el diálogo con el
otro?
-Hay que diferenciar las personas de las
otras religiones. La unión podría hacerse en la Verdad y la Verdad es la
Iglesia católica. Nosotros debemos convencer a los otros, con paciencia, con
caridad, de manera pacífica. No pertenecer a la Iglesia católica es un riesgo
para el alma.
El último martes se conoció la
exhortación apostólica de Francisco, “Evangelii Gaudium, “La alegría del
Evangelio”, que promueve el diálogo interreligioso como “una condición
necesaria para la paz en el mundo. De hecho, como cardenal, Bergoglio había
rezado junto a los evangelistas en el Luna Park y recibió la bendición de sus
pastores. El Superior de la Fraternidad ve esa práctica ecuménica como “un
peligro” para los católicos.
-¿Qué opinión tiene de los mensajes del
Papa en las homilías?
-Nosotros rezamos cada día por el Papa
Francisco. Reconocemos la autoridad de la Iglesia católica. Hay homilías que me
parecen excelentes. Es un párroco que da consejos a sus fieles. No está mal.
Pero queremos que el Papa esté más por encima. No es un párroco. Es el jefe de
la Iglesia. Y todos esperamos que nos comunique la Verdad y nos ayude a vivir
como buenos católicos.
-¿Cree que Francisco no lo hace?
-Podría hacerlo más.
-¿Se disculpó con el arzobispo Mario Poli
por la irrupción de los fieles en la Catedral?
-Le mandé una carta diciéndole que me
gustaría dialogar. Estoy esperando su respuesta. Pero no sé si la carta le
llegó (se ríe).