lunes, 27 de enero de 2014

Skorka: «Compartimos muchos sueños con el Papa».


El discurso sentimental, inmanentista y humanista del rabino Skorka sobre los “sueños compartidos” entre él y Francisco. Noticia aparecida en Vatican Insider, 15-01-2014.

Skorka: «Compartimos muchos sueños con el Papa»

Transcripción de las palabras del rabino de Buenos Aires y amigo de Francisco, que comentó ayer el Salmo 1 durante la oración vespertina de la Comunidad de Sant’Egidio en Santa María

ABRAHAM SKORKA
ROMA

Siguiendo la forma en la que Papa Francisco comenzó a hablar a los romanos cuando fue nombrado Papa, les digo: buenas tardes.

Elegí este Salmo para compartir un momento de reflexión con ustedes, queridos hermanos. Inspirado por la relación de amistad y de afecto que hemos cultivado durante muchos años cuando Papa Francisco era arzobispo de la ciudad, cuando nos encontrábamos nos mirábamos a los ojos y siempre nos decíamos: “Entonces, ¿cuál es el próximo proyecto?”. Así nació un libro de diálogos, y así también grabamos 31 programas para la televisión. Muchas veces nos preguntábamos: “¿Podremos cambiar a la sociedad argentina con todo esto?”. Y muchos me preguntan: “¿Usted cree que el Papa cambiará al mundo?”. Mi respuesta se basa en la imagen de la fe que da el Salmo 1.

¿Cuál es el verdadero premio que recibe el hombre justo? ¿Cuál es la cosa más sublime hacia la que podemos dirigir nuestras vidas? Dejar una huella. No podemos hacer que todos nuestros sueños e ideales se hagan realidad; somos falibles, nos equivocamos. Lo que podemos desear es dejar una huella, una señal.

Para realizar, para llegar a concretar cosas materiales, se deben verificar diferentes condiciones. Pero para obrar bien y para hacer lo que es justo, bueno, misericordioso, esta es una decisión propia, de cada quien. Más allá de los casos que nos toca vivir, pero a través de la bondad, de la rectitud, del amor, dejamos una huella: este es el árbol que describe el Salmo 1 y, seguramente, muchas de las cosas que nosotros no podremos ver en nuestra vida darán sus frutos en las próximas generaciones. Esta es una de las muchas visiones de la fe bíblica: que no se perderá la huella de espiritualidad y de afecto que nosotros dejemos. Quien planta un árbol sabe que dará frutos después de muchos y muchos años, frutos que tal vez no comeremos: pero tenemos la obligación de plantar el árbol.

Hay una narración rabínica en la que se habla de un joven que interroga a un anciano que estaba plantando un árbol que habría dado sus frutos tras muchísimos años; el joven le dice: “Pero, ¿para qué lo plantas, si no comerás sus frutos?”. Y el anciano le responde: “Mi padre también plantó un árbol para mí; y yo planto árboles para los que vendrán”.

Estoy seguro de que en nuestras oraciones, en las de mi querido amigo el Papa y en mis oraciones personales (porque cada vez que nos escribimos, cuando nos mandamos correos electrónicos, acabamos diciendo que rezamos el uno por el otro), estoy seguro de que compartimos esta visión del Salmo 1. Compartimos muchos sueños y algunos de ellos se han vuelto realidad. Esperamos poder seguir soñando, transformando los sueños en realidad, pero en lo profundo de nuestro ser sabemos que lo más importante es lo que no podremos ver, pero que seguramente, con la bendición de Dios, un día será realidad en la faz de la tierra. Muchas gracias.