miércoles, 6 de agosto de 2014

Levantamiento de la suspensión a D'Escoto es un gesto esperanzador con la impronta de la misericordia.

Continúan los gestos hacia la plena rehabilitación de la “teología de la liberación”. Visto en Secretum Meum Mihi, 05-Ago-2014.


Enrico dal Cacolo

En el periódico La Stampa, Ago-05-2014, Giacomo Galeazzi entrevista al rector de la Pontificia Universidad Lateranense, Mons. Enrico dal Covolo, respecto del levantamiento de la suspensión a divinis de Miguel D’Escoto Brockmann. Traducción de Secretum Meum Mihi.

Obispo Enrico dal Covolo, Ud. es rector de la Pontificia Universidad Lateranense. ¿De dónde viene la revocación de la suspensión?

«Es un gesto iluminado que da esperanza y que encaja plenamente dentro de la línea pastoral de Francisco marcada con la misericordia. No es una toma de posición de tipo político. La decisión nace de la atención reservada a los sacerdotes por un Papa que sabe captar las señales que llegan del animo humano».

¿Cómo se lee la decisión?

«El Papa fue interpelado y ha respondido afirmativamente al sacerdote individual con la misma atención que reserva un obispo al clero de su diócesis. Hace unos meses estuve en Perú, invitado por un buen obispo que por la noche se quitaba la cruz pectoral, se ponía el delantal y se ponía en la estufa a cocinar. Francisco no es un marciano: encarna una Iglesia que es viva y real. El carisma de Don Bosco ha dejado una impronta fundamental en su vida».

¿Y la rehabilitación de la teología de la liberación?


«Todo cristiano está llamado a ser instrumento de Dios para la liberación y la promoción de los indigentes. Pero la suspensión “a divinis” se ha revocado a una persona. No es la reescritura generalizada de una época lejana. En la “Evangelii gaudium”, Francisco pone al centro la inclusión social de los pobres: de la fe surge la preocupación por su desarrollo integral. Escuchar el grito no es una misión reservada sólo a algunos. La paz se funda en el respeto de los derechos del hombre y de los pueblos. Los necesitados tienen un puesto privilegiado en el pueblo de Dios, entonces deben ser resueltas las causas estructurales de la pobreza. Y el Papa utiliza la misericordia».