Chanchos y avestruces.
Kierkegaard dice que en la
religión lo esencial no es el objeto sino el modo. Esto parecería
eliminar toda la dogmática. Las palabras del Danés son: “El que adore un
fetiche como si fuera Dios, adora realmente a Dios; pero el que adora a Dios
como si fuera un fetiche, no adora realmente a Dios”. Es la teroría del “cómo”.
Según eso parecería que es lo mismo creer en Jesucristo, o en Júpiter, o en
Mahoma, o en Mumbo Jumbo, con tal de creerlo de cierto modo. El mundo actual está demasiado
dispuesto a aceptar esto, sobre todo el mundo protestante: la indiferencia o no
importancia de los dogmas: lo que vale es la buena voluntad; “la unidad en la
caridad”, dicen. El mundo católico al contrario pone toda la fuerza de la
unidad rigurosa en la doctrina, aunque sea sin mucha caridad: la unidad en la
fe. Con ninguna de las dos cosas solas se puede conseguir la unidad que Cristo
mandó, en la fe y en la caridad.Muchos menos con esa mazamorra
sin fe ni caridad que llaman ahora “ecumenismo”; o sea una especie de arreo
general de ovejas, cabras, vacas, avestruces y chanchos, como los que hacen en
la iglesia de Fátima [o como los que hacen en el Vaticano o en Asís].
Leonardo Castellani, visto en The
Wanderer, 11-Sep-2014.