La “creación” de la fe evolucionista.
El hombre aparece por “evolución de la mónera y el mono”.
Continuando con nuestros comentarios al “credo del incrédulo”, seguimos con los primeros artículos referidos a la fe naturalista del evolucionismo. La teoría de la “evolución” es un postulado indemostrable científicamente, como afirman varios científicos, y me refiero a varios científicos de gran nombre y defensores del darwinismo, lo que llamaríamos “obispos pertenecientes a la iglesia darwinista”. De ahí que constituye una fe para los incrédulos.
Una cosa es cuando un científico evolucionista habla para los medios de divulgación, para las “masas”. Ahí se toma todo como un hecho ya demostrado y se dan por supuestas muchas cosas acientíficas, no demostradas y pertenecientes al campo de lo especulativo. En definitiva, mucha “fantaciencia” y poca realidad. Pero situación muy diferente es, cuando estos científicos “divulgadores” tienen que hablar para medios especializados. Allí, las afirmaciones tienen otro peso, ya que se habla a un público preparado en las ciencias, a los especialistas y científicos. Además, se encuentra en juego el honor y el prestigio profesional y científico del autor. Veamos que dicen algunos de los “popes” del evolucionismo y otros autores que han estudiado el tema.
El evolucionismo, como postulado científico, es indemostrable (I), cuyo punto de partida es la negación de la “creación especial”, la acción de un Dios creador (II), tratándose, básicamente, de una fe naturalista sin verdadera base científica empírica (III).
La mayoría de las citas y el esquema general de éste artículo, están tomadas de la erudita obra del Dr. Enrique Díaz Araujo “Evolución y evolucionismo”, editado por la Universidad Autónoma de Guadalajara, Jalisco, México, año 2000. Agregué dos citas más, que me han parecido muy claras, del premio Nobel de medicina Jean Rostand, defensor del evolucionismo.
I. Postulado indemostrable:
1. Sería un “hecho” que nadie ha observado y que no se puede reproducir ni está sujeto al método experimental de las ciencias naturales.
Rostand, Jean, “Les grands courants de la Biologie”, París, Gallimard, 1951, p. 178; Dobzhansky, Th., Science, vol. 127,1958, p. 1091; Geneitics and the Origin of Species, N. York, Col. Un Press., 1951, p 11; Montalenti, Giuseppe, La Evolución, Barcelona, Martínez Roca, 1976, p 113.
2. Aunque “nadie ha producido siquiera una especie por la selección de micromutaciones”, se la juzga “como un hecho para el cual no hacen falta más pruebas”.
Goldschmidt, Richard B., “The Material Basic of Evolution”, New Haven, Conn., Yale Univ. Press., 1940; cf. La Evolución vista por un genético, en: Arbor, Madrid, 1951, n 19, p 241-243.
3. Es decir que: “la evolución se ha hecho tan incierta, que en lo sucesivo no necesita demostración”.
Gilson, Etienne, “De Aristóteles a Darwin (y vuelta)”, Pamplona, EUNSA, 1976, p 205.
II. Cuyo punto de partida es el anticreacionismo:
“Yo estoy absolutamente convencido de que uno es o no es transformista, no por razones obtenidas de las ciencias naturales, sino por opiniones filosóficas”.
Delage, Ives, “L’héredité et les grands problémes de la biologie générale”, 2a ed., París, 1903, p 204.
“La de la Evolución es una teoría muy aceptada no porque pueda probarse como valedera por evidencia lógicamente coherente, sino porque es la única alternativa a la de la creación especial”.
D.M.S. Watson, en: Nature, usa, v 124, 1929, p. 233.
“Todo el valor filosófico del transformismo está sacado de la consideración siguiente: puesto que no hay creación de las especies y que la vida no puede ser engendrada más que por la vida, lo seres actuales deben necesariamente descender de otros seres diferentes que vivieron en épocas geológicas anteriores”.
Perrier, Edmond, “La formation des organismos”, cit., por: Bertrand Serret René, La superstition transformiste, París, Bordas, 1962. p 20.
“La teoría evolucionista proporcionaba al desarrollo de la vida una base racional y causas naturales y poco importaba que fueran falsas o sin contenido real; lo importante era que... la vida tuviera que renunciar a su transcendencia y a toda finalidad”.
Sermonti, Giuseppe, “Requiem por Darwin”, en: II Tempo, Roma, reproducido por AICA, Bs. As., año XXI, n 1023, 29-VII-76, p 22.
“La biopoiesis o evolución química natural de la vida a partir del mundo inorgánico es una teoría atractiva, pero ninguna prueba hay, ningún hecho que la imponga. Hay únicamente el deseo del científico de no admitir una discontinuidad en la naturaleza y no aceptar un acto creador, inasequible a nuestra comprensión que formó la vida para siempre”.
Graffon, H., en: “Tax, Sol, Evolution after Darwin”, Chicago University Press, 1960, t I, p 45.
III. Se trata básicamente, de una fe naturalista:
“Nadie sabe cómo pudo ocurrir... ineludiblemente es una cuestión de fe”.
Leakey, Richard E, y Lewin, Roger, “Los Orígenes del Hombre”, Madrid, Aguilar, 1980. P 84.
“Las reconstituciones filéticas son puramente imaginarias; ellas son legítimas, en cierta medida, solamente si uno cree en un origen común de los seres vivientes”.
Guyénot, Emile, “L’Origine des espéces”, París, Presses Universitaires de France, 1947. P 103.
“El Monismo, lazo entre la religión y la ciencia; profesión de fe de un naturalista”.
Título del libro de: Haeckel, Ernst. Trad. esp. F. Granada y Cía., Barcelona, sf. 8a ed.
“Yo creo en la Evolución... es una fe más allá de toda experiencia, es necesario forzar y superar las apariencias”.
Teilhard de Chardin, Pierre, cit., por: Vernet, Maurice, “La grande Ilusión de Teilhard de Chardin”, París, Gedalge, 1964, p 43.
“En cuanto a la realidad de la evolución orgánica, mi creencia es inquebrantable. No deja de ser verdad que las explicaciones clásicas de la génesis de las especies están lejos de contentar todos los espíritus. De mí parte yo las considero todas como cuentos de hadas para uso de adultos... es preciso tener el coraje de reconocer que ignoramos todo sobre ese mecanismo”.
Rostand, Jean, “Ce Que Je Crois” (“Lo que yo creo”), Graset, Paris, 1953. Op. Cit. Orlando Fedeli y equipo, “Evolucionismo: ¿Dogma científico o tesis teosófica?”, en Ed. Asociación Cultural Montfort
(http://www.montfort.org.br/).
(http://www.montfort.org.br/).
“deja sin respuesta deliberadamente la formidable cuestión del origen de la vida y... sólo propone soluciones ilusorias al problema, no menos formidable, de la naturaleza de las transformaciones evolutivas” (...) “estamos todavía esperando una sugestión suficiente con respecto a las causas de las transformaciones de las especies” (...) “cuando hablamos de evolución suponemos la existencia de una naturaleza imaginaria, dotada de poderes radicalmente diferentes de todo lo que nos es conocido científicamente” (...) “Creo firmemente (...) que los mamíferos proceden de los lagartos y los lagartos de los peces pero (...) prefiero dejar en la vaguedad el origen de estas escandalosas metamorfosis a añadir a su inverosimilitud la de una interpretación ilusoria”.
Rostand, Jean, citado por Salet, Cfr.: Salet, G, “Azar y certeza”, Alhambra, tr. J. Garrido, Madrid, año 1975, pág. 450.
Jean Rostand fue Premio Nobel de Medicina y defensor del evolucionismo