Francisco y Mons. Víctor “Tucho” Fernández
Mientras por un lado se plantean sanciones y “excomuniones” para los católicos tradicionales, por el otro, se continúa con el plan de darle la comunión en pecado mortal a los divorciados en nuevas nupcias. Visto en Secretum Meum Mihi, 26-Oct-2014.
No se olviden: “Seguimos pensando en la posibilidad de que puedan comulgar”
Si lo ha dicho esa especie de lugarteniente del Papa Francisco por algo será...
Nos referimos a Mons. Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina, hecho arzobispo por Francisco, quien estuvo en el reciente Sínodo extraordinario sobre la familia, pero no como cualquier participante sino como miembro de la comisión que redactó la Relatio Synodi y el mensaje conclusivo. Mons. Fernández, con esas credenciales, concedió una entrevista al periódico La Nación, Oct-21-2014, págs 1 y 2, y es en ella que dijo la frase entrecomillada del título de esta entrada.
-Hay sectores que definen el sínodo como “una derrota” para Francisco justamente porque no tuvieron la mayoría necesaria requerida para ese párrafo y otros dos párrafos sobre los divorciados vueltos a casar, aunque sí tuvieron mayoría absoluta. ¿Usted qué opina?
-De ninguna manera es una derrota. Lo que el Papa espera es una mayor apertura pastoral de ministros “con olor a oveja”, capaces de sufrir con la gente. Él nunca propuso una solución concreta, pero aceptó que el tema se planteara y se buscara una solución. Además, si tenemos en cuenta que los párrafos sobre los divorciados vueltos a casar tuvieron un 60% de votos a favor, eso no es una derrota. Pocos años atrás eso era impensable, y yo mismo me sorprendí por ese nivel de aprobación. Dado que esos párrafos representan a más de la mitad, el Papa pidió que sigan siendo parte del documento que se discutirá a partir de ahora. Es decir, tengamos claro que no serán retirados, aunque no hayan alcanzado los dos tercios de los votos. Nadie quiere negar la indisolubilidad del matrimonio y a todos nos interesa alentar a los matrimonios a ser fieles, a superar sus crisis, a volver a comenzar una y otra vez, pensando especialmente en el sufrimiento de los hijos. Pero muchos han insistido en las segundas uniones que llevan muchos años, que viven con generosidad y que han tenido hijos. La mayoría considera que sería cruel pedirles que se separen, provocando un sufrimiento injusto a los hijos. Por eso seguimos pensando en la posibilidad de que puedan comulgar, teniendo en cuenta que, como enseña el Catecismo, donde hay un condicionamiento que la persona no puede superar su responsabilidad está limitada. Sin embargo, es un tema que debe ser mejor profundizado, y no conviene apresurarse. No hay que olvidar, por otra parte, que el Mensaje del Sínodo asume que en esta primera etapa se comenzó a reflexionar “sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión”. Si bien la minoría más dura pedía que esto no se mencionara en el mensaje, para cerrar el tema, ese pedido no fue escuchado y el 95% de los miembros aprobó el mensaje.
¿“Seguimos pensando” son quiénes? Además está en presente continuo, o sea, la acción sigue su desarrollo.
¿De verdad creen que la cosa terminó con la finalización del Sínodo? Por favor, no lo olviden.
¿De verdad creen que la cosa terminó con la finalización del Sínodo? Por favor, no lo olviden.