miércoles, 9 de enero de 2013

La carta dónde se excomulga a San Atanasio por su aparente desobediencia al Papa.




El mundo despertó arriano y San Atanasio fue uno de los pocos obispos católicos que tuvo la clarividencia de resistir al arrianismo en toda su integridad.
San Ireneo decía que “jamás se vence el error con el sacrificio de un derecho cualquiera de la Verdad”. Y San Atanasio resistió con firmeza a pesar de sus destierros y expulsiones, sin firmas a los documentos de fórmulas “pacíficas” que, junto a la ambigüedad de textos que intentan unir dos credos diferentes con la omisión de verdades que pueden comprometer la “paz”, puedan poner en riesgo a la verdad integral de la doctrina de la Iglesia.
Luego, la historia habló a favor del Santo Doctor. Mientras, la carta que lo excomulgaba injusta e  inválidamente:


Carta «Studens paci» del Papa Liberio a los obispos orientales, en la primavera del año 357.

En el compromiso por la paz y la concordia de las Iglesias, después de haber recibido la carta de vuestra caridad sobre la persona de Atanasio y de los demás, dirigidas a la persona del obispo Julio de buena memoria, siguiendo la tradición de los predecesores, mandé desde aquí a Lucio, Pablo y Heliano, presbíteros de la ciudad de Roma, a Alejandría al mencionado Atanasio, para invitarlo a venir a la ciudad de Roma, a fin de que en su presencia fuera establecido respecto a él lo que se ha desarrollado como disciplina de la Iglesia. Mandé a él por medio de los mencionados presbíteros también una carta en que se explicaba que, si no viniese, supiera que quedaba excluido de la comunión con la Iglesia romana. Al regresar, pues, los presbíteros refirieron que no quería venir. Entonces he seguido la carta de vuestra caridad, que nos habéis mandado a propósito del mencionado Atanasio, y saber por medio de dicha carta, mandada a fin de mostrar unanimidad con vosotros, que estoy en paz con todos vosotros y con todos los obispos de la Iglesia católica, mientras el susodicho Atanasio queda excluido de la comunión conmigo, o sea con la Iglesia romana y de la conformidad de los escritos y de las incumbencias eclesiásticas.

Denzinger – Hünerman, El Magisterio de la Iglesia”, Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, nº 138.