[Vatican
Insider – 24-07-2013]
«Como San Francisco, Bergoglio
reconstruye la Iglesia»
Leonardo Boff
Entrevista con el ex-franciscano
Leonardo Boff, una de las voces de la teología de la liberación
latinoamericana, sobre el viaje brasileño de Papa Francisco
ANDREA TORNIELLI
RIO DE JANEIRO
«Tres semanas antes de la
elección de Bergoglio escribí en Twitter: “el futuro Papa será Francisco,
porque como hizo el Santo de Asís, sirve quien reconstruya a la Iglesia que ha
perdido su credibilidad...”». Leonardo Boff ya no lleva el hábito; desde las
diferencias con Roma que nacieron con sus posturas teológicas dejó la orden
franciscana y se casó. Pero la barba, blanquísima, sigue siendo la misma de
cuando era fraile. El teólogo de la liberación a quien Joseph Ratzinger no
logró “suavizar” habla con “La Stampa” sobre el viaje brasileño del primer Papa
latinoamericano de la historia.
¿Le sorprendió cómo recibió a
Francisco la multitud de Río de Janeiro?
No, es un entusiasmo que se debe
a su sencillez, a que vino sin un gran aparato de seguridad, a que recorrió las
calles de la ciudad en un coche sencillo y con las ventanillas siempre
abiertas, a que se dejaba alcanzar y tocar por la gente, a que se detenía a
besar a los niños. Se ve que es un pastor, un obispo que está en medio de su
pueblo. No es un monarca.
Francisco quiso comenzar su
viaje con una visita al Santuario de Aparecida. ¿Por qué?
Porque aquí, en 2007, los obispos
latinoamericanos publicaron un documento que vuelve a dar espacio a los pobres
y afirma que ciertos métodos para evangelizar son viejos y deben ser cambiados.
Se necesitan pastores que tengan el olor de las ovejas, más que el perfume de
las flores de los altares.
Francisco demuestra que tiene
una gran devoción mariana y una enorme atención por la piedad popular. No
parecen aspectos tan cercanos a la sensibilidad progresista...
Por el contrario, lo son; son
muy cercanos a la teología de la liberación. En Argentina esta se
desarrolló particularmente como teología del pueblo, y la sacaba adelante el
jesuita Juan Carlos Scannone, que fue maestro de Bergoglio. El Papa no
está alejado de esta teología. No es una devoción popular “pietística”,
sino una devoción que conserva la identidad del pueblo y se compromete por la
justicia social.
El Papa, a menudo, habla de
los pobres y en el hospital de Río volvió a decir que ir hacia los pobres significaba
tocar «la carne de Cristo». ¿Qué significa?
El pobre es el verdadero
representante de Cristo; en cierto sentido el pobre es el verdadero
“Papa”, y Cristo sigue crucificado en el cuerpo de los condenados de la
tierra. Cristo está crucificado en los crucificados de la historia.
¿Qué cambia en la Iglesia con
la llegada de Papa Francisco?
Creo que cambiará mucho. Francisco no
está reformando solo la Curia, está reformando el Papado. Insistir
en que es obispo de Roma, haber dejado el palacio para vivir en la residencia
de Santa Marta, significa ir hacia el mundo. El Papa explica que prefiere una
Iglesia accidentada pero que salga a la calle, más que una Iglesia asfixiada y
encerrada en el templo. Ahora se siente que la Iglesia es una hoguera de
esperanza y no una fortaleza asediada, siempre en polémica con la modernidad o
una aduana que vigila y regula la fe en lugar de facilitarla.
Hay algunos que dicen que está
desacralizando el papado...
No, no lo está desacralizando, lo
presenta en su verdadera dimensión evangélica. Es el sucesor de Pedro y
Pedro era un simple pescador. Hay que combatir la “papolatría” que hemos visto
en las últimas décadas. Los cardenales no son los príncipes de la Iglesia, sino
siervos del pueblo de Dios. Los obispos deben participar en la vida de la
gente. Y el Papa no se siente un monarca. Incluso frente a la presidenta de
Brasil, dijo: «Vengo aquí como obispo de Roma», es decir como aquel que
preside la Iglesia en la caridad y no en el derecho canónico.
¿Qué provocará en Brasil y en
América Latina un Papa latinoamericano?
Creo que Francisco se da cuenta
de que el poder debe escuchar a los pobres, debe escuchar a los jóvenes que
protestan por las calles. Su insistencia sobre la justicia social puede ayudar
a las democracias latinoamericanas y favorecer una mayor participación. La
nuestra, en Brasil, es una democracia de baja intensidad: el Papa llama a los políticos
a ser verdaderos siervos del pueblo.
¿Se ha arrepentido por haber
dejado el hábito Franciscano?
No, porque dejé el hábito
pero conservé el espíritu y me sigo sintiendo franciscano: trabajo por la
salvaguardia de la creación y para que en esta nuestra tierra nos sintamos
todos hermanos y hermanas.