El blog Wanderer,
10-Nov-2014, comenta y responde al artículo del supernumerario
del Opus Dei Roberto Bosca.
La Nación toma Bosca
Lamentablemente, en este caso no
se trata de don Luigi, autor de los excelentes vinos mendocinos, sino de algo
bastante más desagradable y asombrosamente miserable. Me refiero al artículo que
publicó hoy en La Nación el Dr. Roberto Bosca, ex-decano de la
Facultad de Derecho de la Universidad Austral, propiedad del Opus Dei, y él
mismo miembro supernumerario de la Prelatura.
Coincidentemente, la columna de
Bosca aparece apenas tres semanas más tarde de que Mons. Mariano Fazio, vicario
del Opus Dei en Argentina, estuviera reunido durante más de una hora con el
papa Francisco en Santa Marta.
Es notable que una persona
inteligente como Bosca pueda escribir tamaños sofismas en un diario de
circulación nacional y pretender que cualquier católico medio pueda aceptarlos
sin chistar. No cabe duda que lo suyo ha sido no más que un acto de obediencia
debida a su superior quien, a su vez, habrá recogido alguna sugerencia
pontificia. En esto de acomodarse a los signos de los tiempos, el Opus Dei
tiene harta experiencia.
Pareciera, además, que Bosca lee
con cierta frecuencia a este blog, y que lo toma como la expresión de la
resistencia católica al papa Francisco.
¿Vale la pena responderle a
Bosca? Es como si nos preguntáramos si vale la pena responderle a Elizabetta
Piqué. Se responde a quienes proponen argumentos sólidos, que pueden ser
debatidos a partir de la doctrina teológica de la Iglesia. Yo me niego a
responder a quien utiliza argumentos mediáticos y que es capaz, por ejemplo, de
decir:
"Es así que (y a veces, no
sin cierta soberbia) estos cristianos experimentan el síndrome del hijo
pródigo, al reproducir la actitud del hermano que reacciona y alega un trato
injusto. El que se portó bien se siente desmerecido cuando el padre recibe con
gozo al descarriado. La parábola muestra las disfunciones, pero la enseñanza es
la misericordia".
Nosotros sufrimos del síndrome
del hijo pródigo… Ay, Bosca, Bosca...: el Padre recibe con gozo al descarriado que
se arrepiente. A ninguno de nosotros nos molestaría sino que, por el
contrario, nos alegraría enormemente que el Santo Padre recibiera, por ejemplo,
a Marcelo Tinelli o a Wanda Nara luego de que los mismos se
arrepintieran de su vida de pecado y escándalo público. El Hijo Pródigo
primero se arrepintió antes de volver a la casa del Padre. Es bastante
elemental.
Insisto. Asombra la torpeza de
Bosca. Afirma refiriéndose a un “sitio tradicionalista”, que sin duda alguna es
el Wanderer: “Los ejemplos se multiplican con rasgos elocuentes: "Sentí un
escalofrío aterrador", se ha animado a confesar sin eufemismos, al
recordar ese momento, el columnista de uno de los numerosos sitios de Internet
donde se parapeta -como en las catacumbas- el núcleo duro tradicionalista”. Aquí
está la publicación original.
¡El representante del Opus Dei
nos coloca en las catacumbas! ¿Qué mejor lugar para un católico? Quien haya
recorrido las catacumbas romanas no habrá dejado de sentir la profunda emoción
que despierta caminar esos túneles interminables donde los primeros cristianos
enterraban a sus muertos, muchos de ellos martirizados. Nunca olvidaré el
profundo impacto que me produjo ver la imagen mármol de Santa Cecilia, la
bellísima virgen degollada, en un rincón de las catacumbas de San Calixto.
Pero, si nosotros estamos en las catacumbas, es porque estamos perseguidos y,
según la lógica de Bosca, quien nos persigue es el papa Francisco… Bosca,
Bosca, estás hablando como la burra de Balaam.
Por cierto, Bosca ha aprendido de
Bergoglio a la perfección la característica más rampante de la misericordina,
la estigmatización efectista, insultante y sloganera.
Así, en este libelo que exalta al
“Amor como quintaesencia del cristianismo”, no se priva de calificar a los
contradictores de las audacias de Francisco (seguramente incluirá a las decenas
de cardenales y obispos que se han manifestado) como portadores de
"patología" e "ideología separada del mensaje evangélico",
"beligerancia", "soberbia", "hermanos Mayores del Hijo
Pródigo", "catolicismo hierático e intransigente que gustaba
imponerse a machamartillo" (by the way, ¿sabrá este buen hombre la
significación de "hierático"?), "franquistas" (el colmo de
la caradurez, sin duda), ganados por la "tentación del guetto y del
bunker".
Nosotros, que sostenemos la
condena a la separación del Logos y del Amor no condescenderemos a interpretar
las actitudes del Sr. Bosca a la luz de su nota, de su carrera académica o
científica o del carrerismo eclesial, aunque nos parece evidente la conexión.
Juzgue el lector. Pero de la sabiduría y de la misericordia de Bosca, líbrenos
el Señor.
Pero hay que ser honestos. En ese
enorme vertedero de basura y clichés mediáticos que es el escrito del conspicuo
miembro del Opus Dei, asoma sí la perlita de una idea: la pretendida
superioridad del “amor” sobre la “verdad”. Como si decirles a los gays que
sigan tranquilos o darle la comunión a los adúlteros no fuera una monstruosa
falta de amor porque violación de la verdad. Como si San Pablo no hablara de la
“caridad de la verdad”. Como si Amerio no pusiera como raíz de la herejía
moderna la preterición del Ágape sobre el Logos. Pero esto excede los límites,
desgraciadamente no etílicos, de este Bosca avinagrado al cual sólo le da para
oponer verdad y amor. Que Dios se apiade de esta inteligencia extraviada.
Definitivamente, no vale la pena
responder. Y, además, es suficiente lo que ya le dijo el excelente blog Infocáotica.