Fellay: «La
situación de la Iglesia es una catástrofe»
“La Porte
Latine” entrevista al Superior de la Fraternidad San Pío X sobre el Sínodo, los
cristianos de Oriente y la beatificación de Pablo VI
MARCO
TOSATTI
ROMA
Hace pocos
días, el distrito francés de la Fraternidad sacerdotal San Pío X organizó el
acostumbrado peregrinaje a Lourdes, con la participación de más de 7 mil
peregrinos de todo el país. Después del evento, mons. Bernard Fellay, Superior
de la Fraternidad concedió una entrevista al sitio “La Porte Latine”,
en la que habló sobre el martirio de los cristianos orientales, sobre el Sínodo
de la familia y sobre la beatificación de Pablo VI. Concluyó sus reflexiones
citando la frase de su homilía que evocaba las palabras de Jesús: «no tengan
miedo».
En cuanto al
Sínodo, Fellay dijo que «no hay nada que esperar: la línea ya ha sido marcada.
Está claro. Simplemente hay que decir que se quiere llegar a banalizar la
situación de las personas que viven en el adulterio, en una verdadera situación
de pecado. Se quiere banalizar esto, y es muy, pero muy grave. Cuando se toca
la moral, se tocan los mandamientos de Dios… Hay que reflexionar sobre cómo
ayudar a estar personas, hay que reflexionar al respecto, claramente. Pero no
se les ayuda diciéndoles que hay una puerta abierta allí en donde no la hay. La
puerta que está por ser abierta es la puerta del infierno. Estos prelados que
han recibido el poder de las llaves, es decir de abrir las puertas del cielo,
están cerrándolas y abriendo las del infierno. ¡Es impensable! ¡Hay que gritar!
Hay que gritar. Y, como decía, la línea ya ha sido marcada… No es difícil
imaginar lo que se hará en el próximo Sínodo».
Fellay también
expresó duras críticas contra la beatificación de Pablo VI. «No es serio,
simplemente. Lo que se concluye es que todos pueden ser santos, sobre todo si
están a favor del Vaticano II. Todo lo que tiene que ver con el Vaticano II
ahora es santo, beatificado, canonizado. Una vez más, la banalización de la
santidad. Ya no es serio. Esto nos hace mucho daño, nos duele profundamente. Se
ridiculiza la religión. Un santo debe brillar por sus virtudes. Virtudes
heroicas, debe ser un ejemplo para los demás. No es serio lo que se ha hecho,
es triste decirlo».
Para concluir,
exhortó a los fieles a encomendarse a Dios, «en una crisis tan terrible como la
que estamos viviendo», parecería lo único que hay que hacer. «La situación de
la Iglesia es una catástrofe sin nombre, por lo que hay que temer
verdaderamente. Pero no tenemos derecho de dejarnos paralizar». Fellay no
aludió a las entrevistas con la Comisión Ecclesia Dei para llegar a una forma
de comunión más completa con Roma.